Martelo, R., Marrugo, Y., Franco, D. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 602 -612 603
Abstract
Citizenship education has been a subject of notable interest for the social sciences,
especially in the current context, determined by notable patterns of exclusion,
marginalization and asymmetries existing in the peripheral regions of the planet. For this
reason, an education for a global, intercultural and sustainable citizenship is presented as
the opportunity to think in imaginary different from those imposed by modern rationality,
determined by human and natural exploitation, as well as by an economic, political and
economic model based on economic liberalism, giving an accentuated preponderance to
individual and private interests, over the common goods of humanity. Faced with this
reality, the creation of a citizenship education becomes synonymous with the struggle for
the consolidation of an educational model in accordance with the objectives of sustainable
development, the promotion of intercultural dialogue and progress towards the universal
recognition of diversity and diversity human dignity.
Keywords: Citizenship; Modernity; Citizenship Education; Globalization;
Interculturality; Sustainable Development.
Introducción
A partir del siglo XX, el avance de la globalización, acompañado de los efectos
adversos de la misma sobre poblaciones, la naturaleza y la ciudadanía, han codificado la
existencia humana, sus formas de comunicación y la dimensión axiológica que acompaña
los asuntos cotidianos. Expresado en otros términos, nos encontramos en presencia de un
fenómeno macro social, con efectos en todos los ámbitos de la vida ciudadana. Estos
supuestos conceptuales, conducen a la necesidad de orientar la educación hacia la
deconstrucción del saber, al rompimiento con paradigmas eurocéntricos que cosifican la
naturaleza, las identidades y soslayan la divergencia.
Por este motivo, rescatamos la necesidad de pensar en una educación
comprometida con la descolonización epistémica, con la creación de espacios e imaginarios
otros, donde la vida ciudadana esté caracterizada por un talante ético evidente. Desde esta
perspectiva, la academia debe cuestionar su propia racionalidad y propósito dentro de la
construcción de una sociedad más justa e inclusiva. Alcanzado este objetivo, será posible
asumir la educación como un fin en sí mismo, donde la formación para el ejercicio de la
ciudadanía global, intercultural y sustentable, sea el telos que oriente el accionar político,
epistémico y ontológico de los asuntos académicos.
La praxis ciudadana apunta a la construcción de un mundo diferente, a patrones de
convivencia, al establecimiento de vínculos humanos, así como a la capacidad de
cooperación recíproca en un entorno enriquecedor, desarrollando las capacidades
humanas; es decir, atreverse a pensar la realidad fuera de los lineamientos instrumentales
impuestos por la modernidad. Empero, la lógica aplastante de Occidente dificulta alcanzar
las utopías del pensamiento crítico latinoamericano, los cuales aspiran lograr, a través de
la educación, una sociedad equilibrada, sustentada en la, justicia, solidaridad y respeto.