Universidad del Zulia
Facultad de Humanidades y Educación
Centro de Estudios Filosócos
“Adolfo García Díaz”
Maracaibo - Venezuela
Esta publicación cientíca en formato digital
es continuidad de la revista impresa
Depósito legal pp 197402ZU34 / ISSN 0798-1171
Dep. Legal ppi 201502ZU4649
99
2021-3
Septiembre-Diciembre
I. ÉTICA, GLOBALIDAD CRÍTICA Y BIENESTAR HUMANO
II. DIMENSIÓN EPISTÉMICA Y DESARROLLOS CULTURALES
III. LA EDUCACIÓN EN CONTEXTO INTERCULTURAL Y
DECOLONIAL
IV. REPENSAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR: TEORÍAS Y
PRÁCTICAS
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Revista de Filosofía
Vol. 38, N°99, (Sep-Dic) 2021-3, pp. 179 - 189
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
La violencia como fenómeno social:
Dimensiones filosóficas para su evaluación
Violence as a Social Phenomenon:
Philosophical Dimensions for Evaluation
Jaidith Eneth Vidal
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2225-3717
Universidad de La Guajira - Colombia
jvidal@uniguajira.edu.co
Loreley Mejia González
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0096-020X
Universidad de la Guajira - Colombia
lpmejia@uniguajira.edu.co
Rebeca Yaneth Curiel Gómez
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8586-6943
Universidad de la Guajira - Colombia
rcuriel@uniguajira.edu.co
Resumen
La violencia es un fenómeno social que ha tenido presencia a lo largo de la historia
humana. Sus precisiones conceptuales son múltiples y sus enfoques multimodales, lo que
le convierte en un tema de interés para la filosofía, en particular para la antropología
filosófica, dada las incidencias sobre sujetos reales en contextos divergentes. Por esta
razón, definir la violencia resulta altamente complicado; sin embargo, no se pude perder
de vista los factores coyunturales que llevan a condicionarla como parte de un sistema
hegemónico en crisis, dando como resultado la presencia de anomalías sociales, tales como
el patriarcado, el sexismo, la violencia intrafamiliar, la delincuencia, el alcoholismo, el
feminicidio, entre otros. Ello responde a una lógica global que promueve la exclusión y la
injusticia social, al igual que la presencia de una cultura del miedo, mientras se
enmascaran nuevas formas de ejercer violencia en la región latinoamericana.
Palabras clave: violencia; globalización; exclusión; marginación; delincuencia.
________________________________________
Recibido 20-07-2021 Aceptado 12-10-2021
Este trabajo está depositado en Zenodo:
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5644261
Vidal, J., González, L., Curiel, R. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 179 - 189 180
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Abstract
Violence is a social phenomenon that has been present throughout human history.
Its conceptual clarifications are multiple and its approaches multimodal, which makes it a
topic of interest for philosophy, particularly for philosophical anthropology, given the
effects on real subjects in divergent contexts. For this reason, defining violence is highly
complicated; however, one cannot lose sight of the conjunctural factors that lead to
condition it as part of a hegemonic system in crisis, resulting in the presence of social
anomalies such as patriarchy, sexism, domestic violence, crime, alcoholism, femicide,
among others. This responds to a global logic that promotes exclusion and social injustice,
as well as the presence of a culture of fear, while masking new ways of exercising violence
in the Latin American region.
Keywords: Violence, Globalization, Exclusion, Marginalization, Crime.
Introducción
La violencia es un tema de interés para la filosofía, en particular para la antropología
filosófica, cuyo objeto de estudio es la totalidad de los asuntos humanos. Su abordaje no
puede darse de una forma netamente teórica, sino que necesita de la vinculación con otros
campos del saber, lo cual hace de ella una categoría amplia, que requiere de enfoques
multimodales.
Cuando hablamos de ella, nos referimos a toda una cultura que se ha desarrollado como
constructo simbólico, pero que, tangiblemente, afecta a la sociedad, dado que el
desenvolvimiento de los individuos está definido a través de ideales patológicos,
comportamientos extremos, creencias distorsionadas, entre otros aspectos. En pleno siglo
XXI, las secuelas de la modernidad eurocéntrica permanecen vivas, entre las que destacan
la exclusión social, la explotación humana, la instrumentalización de la naturaleza y una
serie de condicionantes que tensan las relaciones sociales.
El fenómeno de la globalización impulsa los ideales de la modernidad, teniendo efectos
tangibles en seres concretos y materiales, enmascarando la violencia política, epistémica y
ontológica, que permite el avance de una sociedad construida sobre un sistema
hegemónico, con profundas connotaciones capitalistas. En base a lo anterior, el presente
artículo analiza la dimensión filosófica de la violencia, sin perder de vista el impacto social
de la misma, así como la influencia de la globalización en la creación de anomalías sociales,
como la violencia de género, la xenofobia, la violencia intrafamiliar, el maltrato infantil.
I. la violencia como categoría filosófica
La violencia es una categoría filosófica que tiene incidencia en la vida y
comportamiento humano. Designa una serie de situaciones, efectos y diversas
significaciones; en otras palabras, la violencia puede conceptualizarse dentro de su
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dimensión filosófica, pero implica una serie de variables y una realidad palpable, la cual
no podemos pasar desapercibida. De esta forma, la violencia engloba diferentes acciones,
diversos actores y numerosas víctimas que trascienden la reflexión teórica
1
.
Estos escenarios pueden verse en la cotidianeidad. Ejemplo de ello son la violencia de
género, la explotación laboral, la subalternizarnización de identidades, la creación de
subculturas que se rigen bajo sus propias normas, fomentando la delincuencia y patrones
sociales anormales. Esto pone en evidencia que la violencia es un hecho humano, que se
define como la acción de forzar la voluntad de otros de forma consciente o inconsciente.
Esta realidad se presenta en acciones microsociales y macrosociales; va más allá de la
agresión física, involucra acciones autoritarias y el control como mecanismo de coacción
2
.
Por consiguiente, puede afirmarse que la violencia es un elemento que determina a la
humanidad y a la sociedad; tiene un vínculo intrínseco con la historia. Empero, hay que
tomar en consideración que el desarrollo de la violencia no ha sido igual dentro de las
sociedades, sino que ha funcionado como una serie de supraestructuras que se posicionan
sobre otras, dando origen a nuevas formas de violencia social
3
.
Al ser una cualidad humana, representa el dominio de la naturaleza animal, pasional y
patológica del hombre sobre su racionalidad. Es una contra-cultura inherente a la especie,
siempre presente en su evolución social. Visto de este modo, la violencia es una patología
cultural en la cual la sociedad se encuentra inmersa, sin poder dejar detrás una serie de
actos ilícitos que se emplean para fomentar las agresiones; de esta manera, la violencia se
institucionaliza y cobra otras dimensiones con la aparición del Estado moderno
4
.
El nacimiento del Estado moderno y el avance del mercado, se configuran como
dispositivos de poder occidental, a través de ellos se ha buscado dar presencia a la
violencia, con la finalidad de aplastar cualquier racionalidad y forma de vida diferente. Sin
embargo, a pesar de que la violencia ha querido ser judicializada y racionalizada, esta toma
cada vez más espacio dentro de la sociedad. Hace presencia a través de la guerra, del
totalitarismo, de la división del trabajo, de la explotación sexual, la agresión intrafamiliar,
el patriarcado, creando identidades periféricas, socialmente violentas, cuya realidad está
condicionada por la hegemonía occidental
5
.
De acuerdo a esto, no se puede limitar el estudio de la violencia a las agresiones físicas.
La violencia opera siguiendo una serie de elementos coyunturales que derivan en actos
vandálicos y deshumanizados. Sin lugar a dudas, la violencia altera el orden moral,
jurídico y político. Más que un acto momentáneo cargado de pasionalidad e irracionalidad
1
Cfr. HERNÁNDEZ, Tosca. “Des-cubriendo la violencia”. En: BRICEÑO LEÓN, Roberto (Compilador).
Violencia, sociedad y justicia en América Latina. CLACSO, Buenos Aires, 2001.
2
Cfr. BERGA, Ana. “La violencia: ¿problema o síntoma? Una mirada sociológica”. Educación Social, N° 23.
3
Cfr. ZULUAGA, Jaime. “Violencia y sociedad”. Revista Colombiana de Psicología, N° 2, 1993.
4
Cfr. JIMÉNEZ MAGGIOLO, Roberto. “Filosofía de la violencia”. Revista de Filosofía, Vol. 8, N° 13, 1989.
5
Cfr. RODRÍGUEZ MONTENEGRO, Gina. “La conjura de la violencia en Occidente”. Inmanencia, 3,
2014.
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humana, es un cúmulo de elementos y de consecuencias mantenidas en el tiempo,
fomentadas por una sociedad global, que denigra la condición humana
6
.
La violencia occidental determina la presencia de identidades patológicas, subjetivadas
por la realidad inherente; viven en la periferia social, se constituyen sujetos criminales,
sujetos trágicos que han padecido violencia y, en su afán de subsanar su realidad,
configuran una nueva realidad, atentando contra la vida de otros. Estos sujetos encuentran
en la violencia la forma de dirimir sus problemáticas, ejerciendo presión sobre la sociedad
y sobre mismos. La modernidad ha adoptado nuevos mecanismos de control, decisiones
totalitarias y la segregación de identidades para poder ejercer disciplina en la sociedad,
creando cuerpos dóciles para la vida social
7
.
Ante esta realidad, señala Foucault
8
, la sociedad comienza a funcionar como un
instrumento disciplinario, que configura el ejercicio del poder sobre el cuerpo. La sociedad
hace uso de diversos dispositivos que orientan el accionar humano; entre ellos destacan la
sanción, las jerarquías, la vigilancia, entre otros
9
. Por ello, las instituciones sociales han
servido como maquinarias de vigilancia y represión, que tienen como objetivo observar y
encausar al ser humano. Este tipo de violencia se ve legitimado como forma de garantizar
la convivencia social.
Ahora bien, según Girard
10
, los dispositivos de control judicial operan de acuerdo a una
forma racional de violencia o venganza, convirtiéndola en una técnica eficaz de curación y
de prevención en contra de los actos criminales en la sociedad; de esta manera, opera en
conjunción con el sistema político para lograr preservar el orden ciudadano. Las
sociedades crean instituciones, estas, a su vez, regulan la convivencia humana,
permitiendo el ejercicio de la violencia controlada, sin que se llegue a la disolución del
vínculo social
11
.
Empero, el desarrollo de las técnicas de control y represión del Estado moderno, no han
logrado llevar a la paz social, a la vez que instaurarían un sistema económico global, cuyas
consecuencias repercuten en la aparición de nuevas formas de violencia criminal. Este
proceso se da a través del desplazamiento de identidades, de la visión utilitarista de la
realidad, de instrumentalización de la naturaleza y de cosificación de los individuos. Esto
ha dado pie a nuevas formas de violencia, a nuevas lógicas, cargadas de sentimientos
patológicos y de formas de ser y actuar letales
12
.
II. violencia social
6
Cfr. JIMÉNEZ MAGGIOLO, Roberto. “Filosofía de la violencia”. Op. Cit.
7
Cfr. RODRÍGUEZ MONTENEGRO, Gina. “La conjura de la violencia en Occidente”. Op. Cit.
8
Cfr. FOUCAULT, Michael. Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Biblioteca Nueva, España, 2012.
9
Cfr. SANTIAGO MUÑOZ, Ana. “La sociedad de control: una mirada a la educación del siglo XXI desde
Foucault”. Revista de Filosofía, N° 73, 2017.
10
Cfr. GIRARD, René. La violencia y lo sagrado. Universidad Central Venezuela, Caracas, 1975.
11
Cfr. ZULUAGA, Jaime. “Violencia y sociedad”. Op. Cit.
12
Cfr. RODRÍGUEZ MONTENEGRO, Gina. “La conjura de la violencia en Occidente”. Op. Cit.
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La violencia hace referencia a cualquier acto coercitivo con un impacto social sobre los
individuos y la comunidad. Según Carmona
13
, adoptan diversas formas y manifestaciones,
entre las que destacan:
Violencia intrafamiliar.
Violencia en espacios públicos.
Violencia delictiva.
Violencia institucional.
Violencia política o estatal.
Discriminación racial, étnica, sexual, religiosa.
Desigualdades sociales y exclusión social.
Negación de los derechos humanos.
Censura en medios de comunicación.
Violencia ontológica.
Violencia epistémica.
Estos tipos de violencia invaden los escenarios sociales, afectan las acciones humanas y
derivan en una serie de conflictos sociales de diversa índole, donde el Estado juega un
papel preponderante, al convertirse en instrumento de control y opresión social. Pero, más
allá de esto, el uso de la fuerza (física, mental, institucional, religiosa), contra una persona
o comunidad, tiene consecuencias y repercusiones que se prolongan en el tiempo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de un millón
seiscientas mil personas pierden la vida por prácticas violentas como las antes descritas,
siendo la principal causa de muerte en la población de edad comprendida entre los quince
y cuarenta y cuanto años de edad. La violencia social es fomentada por el quiebre del
modelo civilizatorio occidental, donde las economías endebles sufren cada año, reportando
un déficit cada vez mayor en la atención de estratos sociales desfavorecidos y
empobrecidos
14
.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
15
afirma que no existe un único factor que
explique la violencia social. No obstante, existe un número considerable de atenuantes que
influyen directamente sobre el desarrollo de la misma, como son los factores biológicos,
sociales, culturales, económicos, políticos. A partir de esto, la OMS plantea un modelo, a
través del cual estudia cómo la violencia puede incidir dentro de la sociedad:
A nivel individual: indaga cómo los factores biológicos y la historia personal
amplían la probabilidad de que una persona ejerza acciones violentas, teniendo en
consideración atenuantes como la edad, nivel de escolarización, ingresos, trastornos
físicos o psíquicos y antecedentes de maltrato o abuso.
13
Cfr. CARMONA SUÁREZ, Mayra. “Violencia y sociedad”. Adolescencia y Salud, Vol. 1, N° 1, 1999.
14
Cfr. ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS). “Informe mundial sobre la violencia y la salud”.
Disponible en:
https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/en/abstract_es.pdf
15
Cfr. Ibíd.
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A nivel relacional: explora cómo las relaciones intrafamiliares, sexuales,
interpersonales influyen en la presencia de comportamientos violentos, teniendo en
consideración los mismos atenuantes que a nivel individual, como lo son el
maltrato, abuso, familias disfuncionales, entre otros.
A nivel comunitario: examina las relaciones sociales dentro de la escuela, el
trabajo, la comunidad y se trata de identificar los riesgos de los actos violentos, así
como la influencia que tiene la pobreza, la población, la residencia, la movilidad, los
escenarios poco favorables dentro del individuo.
A nivel estructural: define cómo las normas sociales contribuyen a generar o
controlar los contextos de violencia; investiga cómo las políticas públicas ayudan a
reducir la violencia o, por el contrario, contribuyen a mantener las brechas sociales
y la creación de identidades patológicas y antisociales.
Si bien es cierto, estos elementos no son nuevos dentro de la sociedad, en el siglo XXI
afrontamos graves problemas en el ámbito ciudadano: la violación de derechos humanos,
la falta de valores, el creciente aumento de la delincuencia, desigualdad social, injusticia, la
intolerancia, la inequidad, prejuicios, estereotipos y otro tipo de contextos que fomentan la
violencia en los espacios ciudadanos. A raíz de esto, se perfila una nueva racionalidad,
sustentada en la cultura del miedo y la represión, dando lugar a la implementación de
nuevos mecanismos de control a través del Estado
16
.
El fenómeno de la violencia se extiende hasta todos los espacios de la vida social,
teniendo nuevas expresiones que crean procesos de ruptura con la ciudadanía. Los factores
que determinan esta realidad son el auge de la delincuencia, la inseguridad, las agresiones
físicas, maltrato, la xenofobia, entre otros aspectos
17
. La violencia se relaciona
directamente con la presencia del crimen y la delincuencia y estos, a su vez, por factores
estructurales como la pobreza, la desigualdad social, la falta de empleo, de educación y la
burocracia en las entidades gubernamentales
18
.
Por esta razón, la violencia social puede ser definida como un fenómeno complejo,
multidimensional y sistemático, que obedece a factores económicos, políticos, culturales,
sociales y psicológicos. Al ser un problema humano, se convierte en un problema social,
pasa del individuo a la familia, luego a la comunidad, la sociedad y, finalmente, a ser un
problema político e institucional. Tiene consecuencias reales que afectan el orden
ciudadano
19
.
En los últimos años, la violencia ha alcanzado nuevos niveles, quebrando las bases
que definen el funcionamiento de la sociedad, aumentando el gasto público, para satisfacer
las necesidades de protección ciudadana. De igual forma, la delincuencia y la inseguridad
16
Cfr. BARREIRA César (Coordinador). Conflictos sociales, luchas sociales y políticas de seguridad
ciudadana. Universidad Autónoma del Estado de México, 2013.
17
Cfr. Ibíd.
18
Cfr. FERNÁNDEZ, Isabel. “Violencia social en América Latina”. Papeles, N° 94, 2006.
19
Cfr. BUVINIC, Mayra; MORRISON, Andrew; ORLANDO, María Beatriz. Violencia, crimen y desarrollo
social en América Latina y el Caribe”. Papeles de Población, Vol. 11, N° 43, 2005.
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crean inestabilidad dentro de la sociedad y en la cultura política de América Latina.
Expresado en otros términos, la región latinoamericana ha pasado de una violencia pública
a una violencia social, que se ve reflejado en los altos índices de delincuencia,
marginalización ciudadana, pauperización de la sociedad, violencia doméstica e
intrafamiliar, acoso escolar, violencia sexual, por citar algunos. Estos conflictos van más
allá de la dimensión teórica de su análisis, son víctimas reales de políticas públicas
ineficientes, que han teniendo una incidencia negativa en nuestro tiempo
20
.
América Latina registra un elevado índice de desigualdad social. Esta disparidad no
obedece sólo a motivos económicos, sino que afecta a poblaciones enteras por su raza y
etnia. Estas asimetrías son elementos claves para comprender el auge de la violencia en el
contexto social. Cabe señalar que, si bien la pobreza o la raza no son causas directas de la
violencia, la deshumanización de la vida, la inequidad social, sumado a otros factores
socioculturales, pueden incidir en la aparición de la delincuencia y de otros escenarios
sociales poco alentadores
21
. Entre las diversas manifestaciones de la violencia se incluyen
el robo, el homicidio, el secuestro, la violencia de género e intrafamiliar, estos elementos se
constituyen un quiebre con la convivencia social y un obstáculo para el desarrollo social de
la región
22
.
III. violencia y globalización vs. globalización de la violencia
La violencia es un tema de interés para la reflexión filosófica; no obstante, no
responde a un hecho teórico, sino que tiene sus manifestaciones en la cotidianidad y no
precisamente en hechos aislados. La violencia es un instrumento capaz de suplantar el
poder; configura las relaciones políticas y sociales del presente, ejerciendo domino sobre
los colectivos.
La sociedad latinoamericana está caracterizada por el creciente número de brechas
sociales, estereotipos raciales y prejuicios de todo tipo. La globalización ha llevado a
formas de exclusión social, con impactos negativos sobre las políticas de Estado, que han
provocado el nacimiento de nuevos conflictos sociales y de nuevas formas de ejercer la
violencia.
En la actualidad, el tema de la violencia ha tomado otras dimensiones,
naturalizando su uso, enmascarando patrones coloniales de acción social. La sociedad
global enmascara la exclusión, destaca y reitera los patrones coloniales de poder, ser y
saber, mientras omite otras formas de control, presión social y violencia doméstica, sexual,
escolar, entre otros. La globalización fomenta la normalización de la violencia cotidiana y
las actitudes dominantes frente a ella. En consecuencia, ciertos hábitos y formas de ser,
como el machismo, el sexismo, la intolerancia religiosa, el racismo, se encuentran
20
Cfr. Ibíd.
21
Cfr. Ibíd.
22
Cfr. Ibíd.
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respaldadas por la visión ciudadana, en cuyo sistema de valores normaliza este tipo de
prácticas
23
.
Esto puede verse en las estadísticas proporcionadas por la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), donde señalan que aproximadamente 470.000 personas
mueren cada año, víctimas de homicidio, del cual el 38% corresponden a feminicidios. A
nivel global, una de cada tres mujeres ha padecido violencia de género o sexual, 58% de los
niños y adolescentes ha experimentado abuso, al igual que el 12% de las personas de la
tercera
24
.
La permanencia de estos esquemas a través del tiempo, responden a la ineficiencia
del mundo occidental a la hora de salvaguardar los derechos humanos fundamentales; de
igual forma, de no poder establecer políticas inclusivas y efectivas, que velen
permanentemente por la condición de los individuos que han sido víctimas y oprimidas
por el sistema hegemónico y violento impuesto por la globalización. A raíz de esto, se
fomenta el crecimiento de las desigualdades sociales, a la vez, lleva a la formación de
identidades distorsionadas, que buscan la satisfacción de sus necesidades básicas a través
de la violencia.
Por ello, se puede afirmar que la violencia es consecuencia del avance del fenómeno
de la globalización neoliberal, en cuyos principios fundamentales encontramos la lucha por
el poder. El ejercicio del poder global no toma en consideración la identidad cultural, la
condición humana, las diferencias raciales y étnicas, el entorno humano y natural, sino que
tiende a implementar programas y políticas económicas impositivas, generando el
desequilibrio político, económico, ecológico y social, que llevan a la violencia y a patrones
sociales adversos. La violencia es un reflejo de la globalización económica, no es algo
improvisado, tienen antecedentes y muestra la crisis del mundo occidental
25
.
El quiebre del modelo civilizatorio occidental ha legado altos niveles de violencia en
la región, promoviendo una globalización de la violencia en nuestros pueblos, con grandes
índices de maltrato infantil, violencia de género, patriarcado, racismo, robo, secuestro,
explotación laboral, entre otros aspectos. Estas asimetrías generan tensión social, la cual se
ve incrementada con la creciente desigualdad de ingresos en la región, la falta de educación
en la población y la distorsión de los valores familiares
26
.
A nivel intrafamiliar, el estrés, el desempleo, la exclusión social hacinamiento,
pueden desatar conductas violentas, las cuales son principalmente vistas en ciudades que
registran altos niveles de pobreza. Otro factor importante a considerar es la escolarización
de los individuos, dado que los grupos más propensos a la violencia doméstica, al
23
Cfr. CARMONA SUÁREZ, Mayra. “Violencia y sociedad”. Op. Cit.
24
Cfr. ORGANIZACIÓN PANAMÉRICANA DE LA SALUD (OPS). “Prevención de la violencia”. Disponible
en: https://www.paho.org/es/temas/prevencion-violencia
25
Cfr. LÓPEZ SERRANO, Jesús. “Globalización y violencia”. Estudios Políticos, N° 26, Sexta Época, 2001.
26
Cfr. BUVINIC, Mayra; MORRISON, Andrew; ORLANDO, María Beatriz. “Violencia, crimen y desarrollo
social en América Latina y el Caribe”. Op. Cit.
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homicidio, al hurto, está focalizado en aquellas personas que no han tenido acceso a la
educación y cuyos ingresos económicos son limitados
27
.
En cuanto al tema de la violencia de género, el mismo responde a los abusos de
poder contra la mujer. Puede ser de tipo sexual, física, psicológica y económica, afectando
la esfera pública y privada de la vida. Constituye una violación a los derechos humanos,
tratándose de un problema social que pone en riesgo la vida. La misma se deja ver a través
de la manipulación, coacción o coerción. Afecta tanto a niñas como mujeres, sobre todo,
aquellas desplazadas por diversos fenómenos sociales, como la migración o el embarazo
precoz
28
.
La violencia contra la mujer se ha venido agravando tras el confinamiento sanitario
y las restricciones de movilidad para enfrentar la pandemia. Este tipo de violencia afecta
todos los escenarios sociales: privados, laborales, educativos, políticos y comunitarios.
Según la CEPAL, en el año 2019 se registraron 4.640 casos de feminicidio en América
Latina y el Caribe, siendo un claro indicador de la presencia de violencia de género,
derivados del patriarcado, la discriminación sexual, la prostitución y de nuevas formas de
explotación y esclavitud social
29
.
Por otro lado, el maltrato infantil es un tema recurrente en América Latina,
invadiendo todos los espacios cotidianos, como el hogar, la escuela, la comunidad, la calle.
Pone en riesgo la integridad física e intelectual de los infantes y adolescentes. Esta
situación no se da de forma aislada, es producto de los altos niveles de desigualdad y
exclusión social. Es algo reiterativo y suele ser ejercida por parte de los padres, en forma de
bullyng escolar o agresiones entre compañeros de la misma edad.
De esto se derivan conductas antisociales, que ponen en riesgo la vida ciudadana y
la seguridad pública, al ser un fenómeno en escalada. La delincuencia juvenil se da sobre
todo en los espacios más pobres de la región latinoamericana, sin dejar de señalar que
también puede ser posible en otros escenarios económicos. Es producto de múltiples
factores, entre los que destaca el avance de la sociedad global, que deja a diversas
poblaciones incapaces de adaptarse a los cambios y ritmos de vida, teniendo que optar por
la delincuencia como camino a la supervivencia. La delincuencia juvenil se encuentra
íntimamente ligada a otras realidades sociales, como el alcoholismo, la drogadicción,
teniendo todos en común la crisis del mundo occidental, la falla del sistema económico
capitalista, la desintegración de las familias, la pobreza, la falta de acceso a la educación,
entre otros factores asociados.
Como se puede notar, la violencia no ha sido ajena a la vida diaria en América
Latina. El contexto social está caracterizado por la violencia doméstica, explotación
27
Cfr. Ibíd.
28
Cfr. AGENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS REFUGIADOS. “Violencia de género”. Disponible
en: https://www.acnur.org/violencia-sexual-y-de-genero.html
29
Cfr. OBSERVARTORIO DE IGUALDAD DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.
“Feminicidio”. Disponible en: https://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio
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humana, delincuencia, homicidio, represión, acciones militares y paramilitares. Se trata de
una globalización de la violencia social, que tiene sus mecanismos de acción en los núcleos
de la sociedad, en las ciudades, en las zonas pobladas y marginalizadas por el sistema
económico
30
.
Un rasgo característico de la globalización de la violencia social es la exclusión de
diversos grupos ciudadanos. La clase media-alta ve en las clases pobres una amenaza a su
seguridad. Si bien es cierto, la clase media-alta sufre violencia y agresiones, debido a la
criminalidad, quienes padecen mayor violencia son los pobres, víctimas y excluidos por los
procesos hegemónicos de la globalización
31
. Se trata de una forma de violencia que atenta
contra la dignidad de las personas. Promueve la marginación y la creación de nuevos focos
violentos y guetos que conducen al quiebre social
32
.
A raíz de esto se da paso a la cultura del miedo, a la sensación de temor constante en
la población. Se generaliza el terror, de modo que los ciudadanos restringen su libertad
para no ser víctimas de actos violentos. Esta es una constante que va desde los sitios de
mayor humildad en América Latina hasta las grandes capitales de la región. Este temor
recurrente tiene incidencia negativa en el desarrollo social e influye en el nacimiento de
nuevos patrones de violencia y de crímenes sociales, los cuales tienen en común la
letalidad por sobre los conflictos interpersonales. En efecto, no se trata de dirimir
conflictos ciudadanos, sino de ejercer violencia de forma letal
33
.
Conclusión
Uno de los efectos más debatibles sobre la globalización occidental es el creciente
número de asimetrías sociales que deja a lo largo y ancho del planeta, desplazando
identidades y generando una cultura del olvido y de la exclusión, cuyo efecto práctico
puede encontrarse en el aumento de la tasa de criminalidad a nivel internacional. Se trata
de un fenómeno invisible, pero con incidencias reales y con una criminalidad real, que
funciona a través de actores y agraviados reales.
Dichos actos responden a todo un trasfondo cultural, familiar, sexista, patriarcal, de
abusos, transgresiones de los derechos humanos, donde la lógica del capital ha impulsado
la creciente mundialización de este fenómeno, enmascarando el apoyo a dichas prácticas
patológicas. En consecuencia, se ve el declive de la sociedad, aumentan las prácticas
discriminatorias y la agresión hacia la alteridad. Expresado en otros rminos, nos
encontramos ante nuevas formas letales de ejercer la criminalidad, en condiciones de
anormalidad, en un mundo cada vez más dependiente de los avances de la sociedad global.
30
Cfr. BRICEÑO LEÓN, Roberto. “Introducción: La nueva violencia urbana en América Latina”. En:
BRICEÑO LEÓN, Roberto (Compilador). Violencia, sociedad y justicia en América Latina. CLACSO, Buenos
Aires, 2001.
31
Cfr. BRICEÑO LEÓN, R.; CAMARDIEL, A. y ÁVILA, O. 1998 “¿Quiénes son las víctimas de la violencia en
Caracas? Un análisis social del riesgo de la violencia no fatal”, Tribuna del Investigador, Vol. 5, N° 1.
32
Cfr. BRICEÑO LEÓN, Roberto. “Introducción: La nueva violencia urbana en América Latina”. Op. Cit.
33
Cfr. Ibíd.
Vidal, J., González, L., Curiel, R. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 179 - 189 189
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Paradójicamente, un mundo caracterizado por la interconexión, por la
aproximación entre ciudadanos del mundo, vive en la ley del terror global, infringido por
las desigualdades sociales que se acrecientan, por la hambruna, por la desesperanza, por
las diferencias sociales, la poca escolarización. Esto deja una profunda crisis en los
cimientos de la sociedad, genera pérdida de credibilidad en las instituciones modernas,
que, como señalaba Foucault, pasan a ser instrumentos para la disciplina y el control sobre
el cuerpo.
A pesar de avanzar en tema de discusión sobre derechos humanos, derechos de las
mujeres, derechos de los niños y adolescentes, derecho a la diversidad, derechos
medioambientales, nos encontramos cara a cara con desigualdades crecientes, con
violencias físicas, epistémicas, ontológicas y políticas que, a pesar de ser negadas en el siglo
XXI, forman parte del diario vivir del latinoamericano. En este sentido, las instituciones
garantes de preservar el derecho, han fallado a la hora de hacer frente a los desafíos de la
globalización de la violencia.
Los nuevos avances de la comunicación, del internet y de las redes sociales, brindan
un espacio para expresar nuevas formas de globalidad, pero a la vez, de violencia,
impulsando la aparición de nuevas víctimas y de entidades criminales en el escenario
social. Por tal razón, resulta sumamente importante sumarse a campañas de prevención
contra la violencia, contra la discriminación, contra las desigualdades sociales y contra la
victimización de subjetividades. Esto incluye promover la cultura del debate, señalar las
acciones sociales de injusticia, la arbitrariedad y el abuso del poder.
Estas pequeñas acciones permiten hacer frente a la ley de explotación promovida
por la globalización y pensar en imaginarios distintos, en realidades posibles y en la
concienciación social sobre el fenómeno de la violencia.
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REVISTA DE
FILOSOFÍA
Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en octubre de 2021, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Nº 99-3