Universidad del Zulia
Facultad de Humanidades y Educación
Centro de Estudios Filosócos
“Adolfo García Díaz”
Maracaibo - Venezuela
Esta publicación cientíca en formato digital
es continuidad de la revista impresa
Depósito legal pp 197402ZU34 / ISSN 0798-1171
Dep. Legal ppi 201502ZU4649
99
2021-3
Septiembre-Diciembre
I. ÉTICA, GLOBALIDAD CRÍTICA Y BIENESTAR HUMANO
II. DIMENSIÓN EPISTÉMICA Y DESARROLLOS CULTURALES
III. LA EDUCACIÓN EN CONTEXTO INTERCULTURAL Y
DECOLONIAL
IV. REPENSAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR: TEORÍAS Y
PRÁCTICAS
Revista de Filosofía
Vol. 38, N°99, (Sep-Dic) 2021-3, pp. 160 - 178
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
Violencia en los totalitarismos contemporáneos ante la familia
como lugar de humanización
Violence in contemporary totalitarianisms before the family as a place of
humanization
Loreley Mejia Gonzalez
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0096-020X
Universidad de La Guajira-Colombia
lpmejia@uniguajira.edu.co
Yuly Inés Liñan Cuello
ORCID: http://orcid.org/0000-0003-3911-8586
Universidad de La Guajira-Colombia
ylinanc@uniguajira.edu.co
Sileny Estella Cujia Berrío
ORCID: http://orcid.org/0000-0002-1262-9776
Universidad de la Guajira-Colombia
scujiab@uniguajira.edu.co
Resumen
La siguiente investigación analiza la violencia presente en los Estados totalitarios
contemporáneos como estrategia de control sociocultural. Describe la imposición del
miedo con el fin de emplear los haberes sociales en favor de suscitar la explotación
humana, mecanismo que permite la utilización del trabajo en beneficio de la acumulación
de capital. Frente a esto, anteponemos las coordinaciones sociales como forma de cortar
las alienaciones, especialmente desde los vínculos afectivos sucedidos en el seno familiar.
Anteponemos la humanización como cancelación de las enajenaciones aplicadas. Depende
la libertad de la capacidad comunal de manifestar convivencia a través de los consensos. Se
trata de una indagación bibliográfica desde el enfoque racionalista-deductivo.
Palabras Clave: Violencia; Estado Totalitario; Solidaridad Familiar; Humanización para
la Libertad.
________________________________________
Recibido 19-06-2021 Aceptado 15-09-2021
Este trabajo está depositado en Zenodo:
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5644099
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 161
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Abstract
The following research analyzes the violence present in contemporary totalitarian states as
a sociocultural control strategy. It describes the imposition of fear in order to use social
assets in favor of causing human exploitation, a mechanism that allows the use of work for
the benefit of capital accumulation. Faced with this, we put social coordination first as a
way to cut alienations, especially from affective ties that occurred within the family. We put
humanization first as cancellation of applied disposals. The freedom depends on the
communal capacity to express coexistence through consensus. It is a bibliographic inquiry
from the rationalist-deductive approach.
Keywords: Violence; Totalitarian State; Family Solidarity; Humanization for Freedom.
Introducción
Es incongruente e incompatible abogar por derechos del hombre si se aprueban
exclusivamente ante el mercado con características totalizantes. Cuando el mercado es
libre, la especulación lo es; ante esta los derechos humanos quedan obnubilados,
silenciados ante la hegemonía del mercado.
Así, la crítica a la hegemonía del mercado como abierta forma de totalitarismo
contemporáneo significa defender los derechos humanos frente a las coacciones. Pensar
que el mercado opera como entidad que se autorregula con la finalidad apodíctica de lograr
un lugar más justo de vida es sufrir seriamente de ceguera y dogmatismo, remite esto a
pensamiento mágico-religioso; como tal, sofisma. Dussel indica:
Smith sostiene el siguiente supuesto: no es verdad que tengamos una
virtud de la benevolencia o caridad, cada ser humano es egoísta, piensa
en sus propios intereses. Pero acontece de pronto que el egoísmo se
suma, y resulta en cambio la riqueza de las naciones, sale un bien. Sin
embargo el pensamiento de Smith es un tanto cínico, porque él
afirmaba con esto que la ética tradicional queda disuelta y además es
contradictorio. Es el egoísmo el fundamento del bien.
1
El mayor derecho es el que autoriza desarrollar vida digna en comunidad, esto no
puede subsumirse a los intereses del totalitarismo actual. Pues, la ganancia, la eficiencia y
eficacia se colocan por encima de los derechos. Bajo la hegemonía del mercado se justifica
que quien no posea para pagar servicios muera.
1
DUSSEL, E. (1998). La Resistencia Ética al Neoliberalismo. http://www.psicosocial.net/grupo-accion-
comunitaria/centro-de-documentacion-gac/filosofia-y-teoria-comparada/ensayos-y-reflexiones/532-la-
resistencia-etica-al-neoliberalismo/file. Recuperado en agosto de 2021.
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El sistema se encarga de autovalidarse a través de dispositivos de control. Estas
estrategiasadmitenlas indiferencias e las injusticias que se manifiestan cuando es el
mercado quien regula la vida. Tratamos con la mayor forma de violencia contemporánea,
reproducción de los adoctrinamientos que el totalitarismo necesita para desfragmentar las
comunidades, las familias en beneficio de sustentar la autoridad.
Tratamos con la distribución del miedo a través del castigo, de la administración de la
escasez como característica compartida por los totalitarismos. Pues, el ejercicio de la
violencia le permite funcionar al desarticular los hilos que tejen humanidad.
Explica esto el rompimiento familiar, la desarticulación de las comunidades; pues la
sobrevivencia de la organización contraética depende siempre de la falta de solidaridad y
compasión entre los seres humanos. Las indiferencias que el egoísmo produce dejan
indemnes a las comunidades ante la violencia que el Estado ejerce.
En tal sentido, las emancipaciones pasan necesariamente por admitir humanidad a
través de la expresión de la solidaridad y compasión que los seres humanos se reconocen.
Consecuentemente, el seno familiar se presenta como muro de contención de la violencia
que el Estado totalitario administra al admitir relaciones humanas basadas en el
reconocimiento de la otredad como portador de dignidad.
Las emancipaciones ocurren al quebrar los egoísmos y las indiferencias que los
totalitarismos procuran. En tanto, la violencia se reconoce como categoría administrada
por el poder para identificar, limitar, perseguir, anular a quienes enfrentan las
imposiciones.
Son las comunidades que al expresar libertad se permiten categorizar la violencia
como haber que contraviene los derechos humanos fundamentales. Por consiguiente,
reconoce la violencia del Estado como reducciones de las propias posibilidades. La
disminución de la violencia que administra el Estado se traduce en la expresión de los
derechos humanos.
Esta investigación tiene el propósito de analizar la violencia que dispone el Estado
totalitario contemporáneo como mecanismo que favorece la imposición de los basamentos
que le sustenta. Aporta justificaciones sobre la expresión de la solidaridad y compasión en
las comunidades humanas, específicamente la familia como entidad que corta
lascontraéticas. Promovemos la emancipación como reconocimiento en la otredad de
diversa forma de ser humano, desde esta posibilidad organizar formas de vida habitables.
Desarrollo
El totalitarismo del Estado policial
Afirmamos junto a Foucault que el Estado liberal está caracterizado por el racismo;
por tanto, se presenta como abierta forma de totalitarismo. Se clasifican los seres
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humanos; segregan según su capacidad de reproducir el sistema mercantil. Partimos del
hecho que en el Estado liberal priva la razón económica sobre la razón política; por lo cual,
quien no reproduce al Estado es víctima de violencia.
El pobre, el sexodiverso, quien prefiere una opción política que cuestiona al sistema,
quien el fenotipo muestra un tipo humano que dista del modelo estético validado, es
víctima de la reducción de sus derechos. Entonces, reconocemos como característica que
define al totalitarismo la exclusiva autorización de quienes copian las estructuras que
sustentan al Estado. Este haber define el fascismo que demuestran los totalitarismos.
consideremos que:
Históricamente, esta hegemonía geopolítica y biopoder se orientaron al
control de los cuerpos y las poblaciones que, como sujetos subjetivados
por las interacciones culturales producidas por efectos de las
vinculaciones globales dominantes, fueron concebidos como objetos de
estudio cosificados de acuerdo con las disposiciones teoréticas
contenidas en los grandes relatos configurados en los corpus científicos
propios del sistema-mundo. A su vez, tales relatos constituyen los
dispositivos de dominación reconocidos como acciones de docilización
entre los colectivos sociales. Las subjetividades sociales, protagonistas
de esa red de poderes, fueron emplazadas sobre los cuerpos dóciles;
producidos por las destrucciones creadoras que buscaban reducir la
comprensión del mundo a la comprensión occidental del mundo, en
nombre de proyectos civilizadores.
2
La Modernidad está caracterizada por la hegemonía de mercado; quien queda al
margen del sistema ve menoscabados sus derechos. Para lograr administrar los derechos
debe clasificar, segregar a los seres humanos; el Estado se constituye policía. La vigilancia
y control poblacional es imprescindible en el Estado totalitario. Vigila y controla los
individuos, las comunidades, las familias.
La estandarización de la conducta le sirve al totalitarismo para identificar las
desviaciones suscitadas. Por consiguiente, las imposiciones buscan generalizar la conducta
aprobada. Las variaciones asienten fácilmente identificar, segregar y controlar al infractor.
Entonces, la violencia que el Estado ejerce se manifiesta al endilgar la violencia a quienes
muestran modos de ser disímiles a la normalización de los actos aprobados. El Estado
violento endosa la violencia a quien trasgrede la igualación de la conducta.
Si el propósito del sistema es crear cuerpos dóciles que lo reproduzcan, quien no
manifiesta la condición es segregado. Por esto el Estado totalitario presenta el panóptico
como modelador del control sociocultural. El policía administra la represión; vigila sin ser
visto; controla. La ritualización de la violencia controla las emancipaciones al vincular la
escasez a la vida que se limita.
2
PÉREZ, C y VÁSQUEZ, B. (2011). Miradas Histórico-Epistemológicas para una Cartografía de la
Gubernamentalidad en Venezuela. Fundación Centro Nacional de Historia, Editor., p. 75.
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En los totalitarismos contemporáneos la educación se presenta como entidad que
sirve para cimentar el sistema mercantil. La escuela se constituye en lugar de
adoctrinamiento, donde los dispositivos epistémicos son inoculados en los instruidos con
la finalidad de modelar los cuerpos sometidos. Frente al hecho que:
La educación como realidad que relaciona diferencias culturales exige
espacios donde debe primar el diálogo, con la finalidad de lograr los
acuerdos necesarios para que la educación se presente como evento
liberador. Caso contrario, sobre los diálogos se impondrán las
hegemonías, se silencian las voces bajo la dirección de una exclusiva
voz totalitaria. Esto corta toda posibilidad de libertad de expresión de
los derechos humanos.
3
La escuela se convierte en el sitio predilecto donde se interioriza el racismo de
Estado. Los programas educativos presentan las asignaturas que sirven para expresar el
mercado y menosvaloran aquellas disciplinas que promueven la conformación de seres
críticos. Las indiferencias que se promueven provocan el desconocimiento entre los seres
humanos. Esta enajenación de desvincula la familia como lugar que expresa
humanización. Las fragmentaciones enfrentan a quienes deben construir libertad en
cuanto empleo del otro en beneficio de sí.
Entonces, el desconocimiento de la condición de dignidad presente en toda vida
acontece como autorización de la violencia cuando la indiferencia corta los hilos afectivos.
Media el interés como contraética que presenta las relaciones humanas como servilismo al
sistema totalitario. Justamente, en los conocimientos humanos priva la posibilidad de
subsistencia de los totalitarismos.
Se presenta la educación como entrenamiento para la competencia, como
autorización al desconocimiento de la condición humana en la vida del otro. Es así como la
ética, la política y la estética se convierten en el recitar de fechas, nombres y doctrinas sin
intentar hacer consciente al hombre de sus posibilidades. Fechas, nombres y doctrinas
ocupan el lugar las nociones dignidad, vida, solidaridad, compromiso y compasión.
Desde la desfragmentación de los reconocimientos humanos primarios se teje la
violencia como entramado social. Se estructura y presenta la sociedad alienante como
pujanza permanente hacia la despersonalización. La competitividad, el empleo del otro, la
indiferencia asiente los egoísmos que cristaliza la sociedad enajenada; locus donde la
satisfacción media a través del consumo privado de los objetos.
La familia, las comunidades, las asociaciones se desarticulan en favor del individuo
como entidad separada de los demás. La condición escindida hace que el ser humano
oriente los esfuerzos en adaptar la conducta para que el totalitarismo acontezca. Así,
3
CÁRDENAS FRAGOZO, DÍAZ ARRIETA, RAMÍREZ RODRÍGUEZ. (2021). Educación Intercultural:
integración diferencial como estrategia pedagógica. Revista de Filosofía. N Especial. 2021., pp. 169-182., p.
176.
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impedir para la violencia que el Estado administra. La condición de estar debidamente
integrado al sistema que el Estado presenta se da como condición para que sea posible el
acceso a los bienes y servicios.
La conducta subsumida a la producción del Estado totalitario tiene el propósito,
subrayamos, por un lado estar al refugio de la violencia; por otro, procurar la realización a
través de los valores que la sociedad privilegia. Seguidamente, las conductas copian la
estandarización promovida por la estructura enajenante.
En el totalitarismo actual el ciudadano se transfigura en empresario de sí, es cliente y
vendedor de bienes y servicios; comercia con lo que produce y posee: telas, carne, zapatos,
su cuerpo. Quien comercia es incapaz de distinguir entre servicios, bienes, cuerpo y vida.
Se comercia vida, cuerpos, tiempo, producción y plusvalor. Es así como la sociedad se
configura en asociación de mercaderes. La corporación de marchantes genera excluidos.
Por supuesto, la razón económica se coloca sobre la razón política invalidando las
deliberaciones.
El totalitarismo aboga por la desaparición del consenso como entidad normativa de la
política. Ciertamente, la capacidad de realizarpraxis políticas desaparece ante la eficiencia
productiva del Estado. Irónicamente, un Estado productor de deuda y escasez. La razón
económica del Estado se cimenta sobre el crédito como modo de explotación. El crédito se
convierte en duda; quien debe nada posee.
El crédito como mecanismo de control de la violencia se expresa en la forma
bancarizada del totalitarismo. La deuda permite manejar el acceso a los objetos que el
individuo enajenado solicita. Se evidencia el control de los impulsos humanos a través del
miedo que la escasez presenta.
Consideramos la violencia como un haber que bajo condiciones precisas se expresa a
través de la manifestación abierta de fuerza. Más bien, el poder se presenta como
entramado porque es capaz de distribuir el temor a través de las relaciones humanas.
Los individuos desfragmentados son incapaces de reconocer la humanidad presente
en el otro, adquiere validación de en la medida que es capaz de consumir. En tanto,
dispone las fuerzas y capacidades para que sea posible la apropiación de la vida como
capacidad de comprar y consumir objetos. Frente a esto, el Estado dispone los medios y las
formas para aplazar, condicionar la adquisición de las cosas mediando la conducta
solicitada.
La bancarización de la vida expele las ritualizaciones requeridas. Los individuos
manifiestan las conductas, los esfuerzos y tenacidades exigidas. Se entiende entonces la
competitividad que caracteriza la sociedad totalitaria hoy. Los individuos que compiten
son incapaces de considerar el bienestar de la otredad.
Sobre las indiferencias se desconoce el hecho que no hay posibilidad de buena vida
mediada a través de la pérdida de las condiciones habitadas por los otros. Esta alienación
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es el mayor acto de violencia de la sociedad totalitaria precisamente porque cancela la
humanización que las comunidades son capaces de aprobarse.
Por supuesto, tratamos con sociedades patológicas y patologizantes porque por un
lado desvincula las relaciones humanizantes en las diferentes comunidades que los seres
humanos crean. Por otro, y mucho más específicamente, desliga al ser humano de sí
mismo.
La patología contemporánea simula los animales de caza que son alumbrados para
poder darles muerte; las luces paralizan la capacidad de humanización. La educación
condicionada, la publicidad alienante, la desinformación como condición de las noticias,
son tabiques que imposibilitan los diálogos y consensos; impiden la deliberación como
coordinación de las mejores formas de vida posible.
La violencia ocupa todo el entramado de la vida cotidiana al impedir la
humanización. Diferenciamos la noción de vida auténtica de la inauténtica. Se produce
vida auténtica cuando se disponen las formas y recursos para provocar los diálogos y
consensos que habilitan la vida común. Debe considerarse que:
El consensualismo se muestra como emergencia en las relaciones
humanas. Pues, el consensualismo desdeña cualquier forma de
imposición, al representar esto la negación de la otredad. La
validación del Sujeto Político necesita solidaridad, puesta a
disposición hacia el otro, su escucha y entendimiento.
4
Muy lejos están estos permisos de recibirse como dádivas del Estado totalitario, se
conquista en la medida que se reconocen los seres humanos como entidades portadoras de
dignidad. Desde estos reconocimientos cristalizar derechos humanos.
La vida inauténtica impide la consideración de la dignidad contenida en la vida del
otro; entonces se disponen las maneras para emplear la otredad como medio para
conseguir los fines promovidos por la publicidad enajenante. Se quiebra la familia como
lugar de encuentro humano, nicho que consiente la humanización de las relaciones. Las
rivalidades presentan los desencuentros que impulsa la competencia.
El consumo material de los recursos se exhibe como medio que la vida inauténtica
faculta para concretar la realización de sí. Mas, las distancias entre los esfuerzos y el
consumo de objetos son abiertos por la sociedad totalitaria con la finalidad de presentar la
violencia de la escasez como mecanismo de control sociocultural. Necesariamente, estas
enajenaciones enfrentan toda sociedad libre.
El entramado de la violencia
4
Ibíd., p. 171.
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El horror del totalitarismo contemporáneo remite a su ontología. El capitalismo se
fragua con las invasiones europeas a Asia y América, se forja en el saqueo, pillaje, robo, en
la muerte. Subsiste por el hurto diario a la plusvalía de los que trabajan. Se mantiene
porque las estrategias de extracción se multiplican cada día. La rapacidad es la mayor
amenaza para la continuidad de la vida sobre el planeta; pues, pronto llega el punto donde
todo es saqueado, consumido, devorado. A esto se deben las crisis permanentes que el
sistema exhibe.
Lo que la Modernidad presenta como democracia dista de manifestar los principios
que enarbolan. Las democracias hoy son lugar de reproducción de la violencia, son
democracias inauténticas, llamadas liberales. La democracia es labor a construir por los
sujetos, por las comunidades de base. La democracia liberal es una franca forma de
totalitario, esencialmente racista. Gibler precisa:
El Estado “democrático” nunca ha existido, o solamente ha existido en
el sentido racista donde el concepto de “ciudadano” ha escondido y
todavía esconde el concepto de blanquitud, que es decir que el concepto
de “ciudadano” marcaba siempre la existencia del “no-ciudadano” que
no gozaba de los “derechos” de la ciudadanía; en otras palabras, el
concepto de “ciudadano” siempre ha escondido la justificación racista
de la muerte y la muerte social de los “no-ciudadanos”. Creo que hemos
visto, en los últimos años, que tal desarticulación del Estado al servicio
de las trasnacionales no fue el caso. Sí, han habido cambios, y muchos.
El Estado se ha reconfigurado para adaptarse a las condiciones de la
evolución del capitalismo, pero siguen siendo inseparables.
5
Por supuesto que el capitalismo genera racismo y patriarcado, necesita de estas
formas de violencia para subsistir. El marco operativo de esta realidad es la estructura a
través de la cual se le roba plusvalía al trabajador. Pretender combatir el racismo o el
patriarcado como entidades escindidas entre sí y a la vez separadas del sistema capitalista,
es un sinsentido. Pues se estaríapeleandocontra las consecuencias y no las causas.
En la raíz tanto del patriarcado como del racismo encontramos la explotación
humana como causa. Al ser el sacrificio humano el gran relato de las opresiones
contemporáneas, debe desestructurarse. No se debe renunciar a promover acciones que
detengan el racismo y patriarcado como crímenes de odio. Sin embargo. Gibler indica:
El racismo y el patriarcado nacen dentro de y se reproducen dentro del
Estado/capitalismo, no los individuos, más bien, los individuos
producidos por el Estado/capital implantan el racismo/patriarcado en
nuevos individuos, o sujetos. Entonces, sin combatir el capitalismo,
siempre habrá nuevos individuos y grupos racistas, aún y cuando
algunos grupos de elites de las personas que más sufren el racismo, los
5
GIBLER, John. (2017). Las Economías del Terror. En Pensamiento Crítico, Cosmovisiones y Epistemologías
Otras, para enfrentar la guerra capitalista y construir autonomía. Cátedra Interinstitucional Universidad de
Guadalajara. CIESAS. México., p. 95.
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negros, los indígenas, alcanzan posiciones de poder dentro del mismo
capitalismo y del Estado.
6
El Estado violento tiene que ejercer control, vigilancia y represión sobre la población.
Con la finalidad de justificar la presencia policial en las calles acusa la lucha contra el
narcotráfico, la extorción, el contrabando, el secuestro. La presencia policial aumenta
constantemente; junto a esto, los delitos no disminuyen, parecen multiplicarse sin cesar.
No pocas veces, entre mayor presencia policial mayor extorción, secuestro y contrabando.
Se evidencia cómo los represores suman delincuencia como otra estrategia de control.
Resalta el hecho que las cárceles están repletas de pobres. Ante esto, una supina
ingenuidad estaría tentada a afirmar que la violencia es haber exclusivo de los pobres. Un
análisis más profundo de las causas de la violencia demuestra lo contrario.
Las cárceles se llenan de pobres debido a la estructura del totalitarismo que se
habitan. Un escenario articulado desde la condición de ciudadanía circunscrita a la
condición de propietario, despoja de derechos a quien no posee bienes materiales.
Entonces, el derecho a la educción, la seguridad, al empleo, salario justo, son posibilidades
de quienes son clasificados en el estanco ciudadanía. Los desposeídos son tales porque
precisamente carecen de los refugios y haberes que los ciudadanos se endosan.
Seguidamente, la delincuencia como atentado contra la propiedad aumenta justamente en
el sector que habita la violencia de la desposesión.
Junto a esto, se cuentan los privilegios jurídicos de quienes poseen mejores y mayores
oportunidades. En los restoranes de lujo no se hacen redadas, no se allanan los hogares de
la clase media y alta sin justificación demostrada, permiso del juez; no se revisan los
antecedentes de quienes detentan cierta fisonomía.
Las violaciones a la privacidad, la manifestación de vigilancia y control sólo se limitan
a los desposeídos. Por lo menos en Nuestra América las estadísticas demuestran que rara
vez quienes se clasifican en la clase A y B van a la cárcel; y cuando lo hacen generalmente
se condiciona las dinámicasdel enfrentamiento entre facciones políticas en pugna.
Repetimos, es un hecho, las cárceles están llenas de pobres.
El miedo le sirve al Estado totalitario pues funciona como tabique que separa. Las
personas sienten recelo de estar en las calles, de reunirse públicamente. Se aíslan en sus
casas, en las habitaciones; se multiplican los inmensos muros que cuidan pequeñas
parcelas de terreno.
Un sujeto aterrorizado es incapaz de hablar con otros, de elaborar estrategias
emancipadoras; corta los hilos asociativos con la comunidad, la familia y consigo mismo.
El miedo es conveniente para el Estado totalitario porque escinde a los seres humanos; es
la estrategia predilecta para crear el hombre unidimensional.
6
Ibíd., p. 126.
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Con el propósito de infundir el terror en la población, los medios de comunicación de
masas se encargan de hacer recuento minucioso de las víctimas de la violencia callejera. Se
relata cómo se degolló a este o a aquel, cómo mutilaron a aquellos. Para que no se sospeche
indiferencia por parte del Estado, inmediatamente se informa de la activación de fuerzas
de seguridad pública en la región. Insistimos en el contrasentido que entre mayor
presencia policial aumenta el número de delitos en el Estado totalitario.
La policía vigila el hacer de cada uno de los sujetos y del conjunto. Reporta las
costumbres diarias, sabe a cuál hora salen del hogar la familia y a cuál retorna. Conoce los
accesos a las casas. Sabe el número de bienes y pertenencias de cada uno, si hay presencia
de mascotas. La vida, el convivir de los sujetos es minuciosamente registrado. Por
supuesto, las nuevas tecnologías de comunicación amplían las posibilidades de vigilancia y
control en el Estado policial.
El Estado totalitario tiene la necesidad de vigilar y controlar a quienes explota, pues
le teme a la rebelión. Es la fuerza policial la encargada de desaparecer, extorsionar y
asesinar cuando hace falta. Alarma la inmensa cantidad de fosas comunes que en
Latinoamérica se descubren constantemente. ¿Quiénes están ahí enterrados? Quienes al
Estado le convenga que estén.
El sistema produce los criminales que pretende contener. Es una máquina fabricante
de hampa, con el fin de validar las intervenciones. Ofrece las drogas en los mercados para
que existan los consumidores y quienes se lucran con el negocio. Es más, protege la
delincuencia para que esta a su vez reprima a la población. El hampa es uno de los
correlatos más efectivos en el Estado policial. Gibler aclara:
Los afroamericanos nunca han sido una mayoría de consumidores ni de
microempresarios de las drogas, ni en números absolutos ni
porcentuales, pero siempre han sido la gran mayoría de las personas
asesinadas o encarceladas por hechos relacionados al mercado ilegal de
las drogas.
7
Ahora bien, recordemos que para Foucault el racismo es una tecnología que busca
mantener el poder sobre los cuerpos. En la dinámica de control el racismo funciona con la
finalidad de distribuir la muerte, haciendo posible la violencia por parte del Estado.
El racismo permite que la agresividad sea aceptada. Así, el derecho y el hecho de
asesinar se inscriben en la estructura del Estado. Nos hace saber esto que el racismo es
parte indisoluble del Estado totalitario. Entendemos ahora la razón por la cual en las
llamadas democracias liberales se multiplican constantemente las expresiones de racismo.
Foucault indica:
El delincuente se convierte en individuo a quien conocer. Esta exigencia
de saber no se ha insertado, en primera instancia, en el acto judicial
7
Ibíd., p. 134.
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mismo, para fundamentar mejor (255) la sentencia ni para determinar
realmente la medida de la culpabilidad. Es en cuanto condenado, y a
título de punto de aplicación para unos mecanismos punitivos, por lo
que el infractor se ha constituido como objeto de saber posible.
8
Foucault como uno de los analistas más lúcidos de los mecanismos de control, nos
informa que el Estado Moderno es variante del Estado del Soberano. Por lo cual, adopta
para la administración de la vida y de la muerte. Requiere de cuerpos dóciles para
mantener el control. La docilidad se consigue a través del funcionamiento de los
dispositivos de control.
Los dispositivos son múltiples y variados, desde lo que se enseña en las escuelas,
pasando por la estructura de las cárceles, los hospitales y psiquiátricos; también las
policías y los ejércitos, como el brazo armado del Estado. El control acontece al operar
mitemas que impiden la solidaridad. Por consiguiente el extrañamiento funciona en la
organización social. El extrañamiento escinde la familia, cada una de las asociaciones
humanas que tienen la capacidad de humanizar la convivencia.
Los extraños son tales porque están incapacitados para mediar entre ellos la
solidaridad. Se desarticulan las sociedades como lugar donde acontecen los diálogos en
procura de consensos. Los seres unidimensionales orientan cada uno de los esfuerzos en
procura de lograr la reivindicación de sí a través del consumo material, repetimos.
El propósito de la operación de los mecanismos de control busca que el Estado se
sirva de los cuerpos para mantener el poder. Significa esto el sacrificio de la vida en favor
de la muerte. Así, el Estado funciona a modo de máquina deseante que emplea para los
esfuerzos, posibilidades y haberes de los desfragmentado, con el propósito que las élites
mantengan la posibilidad de administrar poder.
9
De esta manera, el Estado ocurre como estructura que persistentemente se justifica a
. Por supuesto, reivindica permanentemente la apropiación del poder político y
económico a una muy reducida cantidad de personas, quienes se convierten en élites.
Considerado de esta manera, es esa la característica principal del Estado a lo largo del
tiempo; la capacidad de validar continuamente a quienes tienen la potestad de administrar
el poder.
Debido a esto, resaltamos la capacidad autovalidante de las estructuras de poder
como entidad que organiza el Estado. A continuación las emancipaciones pasan por el
hecho de subvertir las imposiciones como autorización del Estado totalitario.
Visto de esta manera, los cambios que en la organización del Estado se ha suscitado a
lo largo del tiempo se deben a reacomodo de la ordenación con la finalidad de ampliar los
8
FOUCAULT, Michel. (2003). Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores. Argentina., p.
232.
9
GUATTARI, F. (2017). La Revolución Molecular. Errata Naturae. Madrid. España.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 171
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controles sobre la población. Lejos está de negar esto la libertad como posibilidad humana.
Pues, se evidencia la pugna y puja permanente entre los gravámenes que el poder asigna y
la expresión de la libertad como distintivo de la condición humana. Insistimos en el hecho
que todas las emancipaciones ameritan la expresión de actos humanizantes.
Se entiende la razón por la cual en los totalitarismos son indispensables la operación
de dispositivos de control, a través de la implementación de múltiples dispositivos. La vida
tomada para la reproducción depoder del Estado se subsume a la producción de bienes y
servicios; que en última instancia no tienen la función de brindar bienestar a la población;
sino multiplicar el capital acumulado para usufructo de las élites. Escribe Foucault:
El poder viene a deslizarse sobre toda la superficie de contacto entre el cuerpo y el
objeto que manipula; los amarra el uno al otro. Constituye un complejo cuerpo-arma,
cuerpo-instrumento, cuerpo-máquina. Se está lo más lejos posible de aquellas formas
de sujeción que no pedían al cuerpo otra cosa que signos o productos, formas de
expresión o el resultado del trabajo. La reglamentación impuesta por el
poder es al mismo tiempo la ley de construcción de la operación. Y así
aparece este carácter del poder disciplinario: tiene menos una función
de extracción que de síntesis, menos de extorsión del producto que de
vínculo coercitivo con el aparato de producción.
10
Denota Foucault que el poder ya no opera de igual manera como lo hizo en el Estado
Soberano; no se ejerce de manera directa y vertical. Ahora funciona a modo de entramado
contenido dentro de los intersticios sociales. Funciona de manera ascendente, pero
también de forma horizontal. Busca contener a los sujetos sin que tomen consciencias de
las amarras que portan. Este encarcelamiento se hace aprisionando la consciencia
emancipadora.
La finalidad es el amarre que se le hace a los sujetos al poder. En síntesis, se busca la
mera reproducción del poder empleando los recursos que ofrece la capacidad intelectual y
muscular de los sujetos. A modo de simples manivelas, tornillos y engranajes.
Importa mantener la operatividad de la máquina productora de capital; esto,
involucra no sólo el sacrificio de la libertad de los sujetos, también de sus vidas. Además,
la penalidad perfecta que atraviesa todos los puntos, y controla todos los instantes de las
instituciones disciplinarias, compara, diferencia, jerarquiza, homogeniza, excluye. En una
palabra, normaliza.”
11
Es precisamente en el requisito de vigilar, controlar, clasificar y
segregar, el aparato policial del Estado muestra la eficiencia. Afirmamos que el Estado
totalitario necesita del racismo como mecanismo biopolítico.
Refiere a la específica forma de contener, represar, anular las pretensiones de los
sujetos en comunidad de comunicación. Por esto, los totalitarismos coartan la posibilidad
de consenso. Se presenta la figura del ciudadano como la aprobación de los requisitos que
10
FOUCAULT, Michel. (2003). Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores. Argentina.,
pp. 141,142.
11
Ibíd., p. 170.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 172
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el Estado imputa. Ciudadano siempre y cuando tenga la aprobación del aparato represor,
tras demostrar la capacidad de reproducir al sistema. Es notable que los derechos que
acceden la ciudadanía se circunscriban estrictamente a los límites de comportamiento que
el sistema tolera. Dado el caso que la conducta no sea la aprobada, inmediatamente se
enciende el mecanismo de represión.
Al afirmar esto muy lejos estamos de permitir el vandalismo como acto para la
libertad; de eso no se trata. Aseveramos que las categorías de seguridad pasan
necesariamente porque se permita la comunicación, el consenso entre los ciudadanos; la
capacidad de deliberar para decidir las mejores maneras a habitar. Menciona Foucault:
¿Qué es el racismo? En primer lugar, el medio de introducir por fin un
corte en el ámbito de la vida que el poder tomó a su cargo: el corte entre
lo que debe vivir y lo que debe morir. En el continuum biológico de la
especie humana, la aparición de las razas, su distinción, su jerarquía, la
calificación de algunas como buenas y otras, al contrario, como
inferiores, todo esto va a ser una manera de fragmentar el campo de lo
biológico que el poder tomó a su cargoEsa es la primera función del
racismo, fragmentar, hacer cesuras dentro de ese continuum biológico
que aborda el biopoder.
12
Reiteramos, el totalitarismo exige vida para mantener su permanencia a lo largodel
tiempo. Como las crisis que produce son cada vez mayores, debe adaptarse a ellas. La
manera de ajustarsesignifica hacerse cada vez más violento, endureciendo los mecanismos
de control, convirtiendo su brazo policial en administradores a discreción de la barbarie.
Debemos saber que:
La condición del esclavo es, por tanto, el resultado de una triple
pérdida: pérdida de un “hogar”, pérdida de los derechos sobre su
cuerpo y pérdida de su estatus político. Esta triple pérdida equivale a
una dominación absoluta, a una alienación desde el nacimiento y a una
muerte social (que es una expulsión fuera de la humanidad). […] La
vida del esclavo es, en ciertos aspectos, una forma de muerte-enla-
vida.
13
En América la noción de raza es impuesta con la finalidad de dar legitimidad a la
opresión emanada por el conquistador.
14
Se transfigura en el criterio que discierne los
rangos y roles a ocupar en la sociedad. Demuestra esto las contradicciones y falencias que
condicionan y limitan en occidente la expresión de los derechos humanos en el marco
categórico republicano.
12
FOUCAULT, Michel. (2001). Defender la Sociedad. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.
Argentina., p. 230.
13
Ibíd., p. 202.
14
TINOCO, Antonio. (2007). De un Determinismo a otro: 2500 años de prejuicios sociales. Altos Estudios de
Frontera (ALEF). Universidad Simón Bolívar, Cúcuta, Colombia.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 173
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Al ser la noción de raza uno andamiajes conceptuales que se presentan con el fin de
someter a la población; se exterioriza como correlato determinante en todas las relaciones
humanas. Más allá, desautoriza las validaciones personales al presentar el racismo como
límite de sí. El racismo interiorizado es sin duda la mayor falencia de la sociedad violenta.
Pues, bajo este sesgo los individuos se desvinculan de las posibilidades emancipadoras que
contienen.
La noción de raza en occidente permite la fragmentación territorial para ejercer la
soberanía. Sirve como andamiaje conceptual que produce espacios violentos; con el
consecuente resultado de población desplazada, la ocupación de los lugares que sirven para
la vida.
El racismo configura las acciones represoras del aparato policial del Estado. El
racismo es una categoría de pensamiento que necesariamente asesina; su existencia
involucra la aparición de la no-vida. Bajo el amparo de la categoría contraética se
consienten las violaciones a los derechos humanos.
En el momento que se asocia el racismo con la noción de clase se configura una
sociedad altamente violenta al autorizar las segregaciones que el sistema demanda.
Seguidamente, los estancos sociales permiten asignar derechos, roles, deberes y
restricciones; configura la distribución de la violencia en el sistema.
Estamos frente al mecanismo que define la violencia que ejerce el totalitarismo. Más
precisamente, salta el hecho que las exclusiones que el racismo consientese amplían desde
la concepción del fenotipo individual y colectivo a otras distinciones. De esta manera, los
excluidos también son quienes piensan y actúan de manera disímil al modelo humano que
el sistema consiente.Ahora bien, escribeGibler:
La guerra contra las drogas es y ha sido una tecnología que busca disfrazar la
tecnología del racismo y permitir a la administración de la muerte de la policía en los
Estados Unidos. Policías encubiertos parecieron materializarse de la nada, descender
como del aire sobre y asesinar a Eric Garner en la ciudad de Nueva York cuando él
estaba parado en la esquina de una tienda vendiendo cigarrillos sueltos. Cinco policías
lo sometieron violentamente. Garner dijo “no puedo respirar” once veces antes de
perder el conocimiento y, después, morir.
15
Constata la impunidad con las cuales se cometen las acciones de odio, sin que estas
acarreen penas. La impunidad sirve para la reproducción del control. Por ejemplo, con la
desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, el Estado busca atemorizar a los opositores,
perpetuar el mantenimiento del totalitarismo.
Deja ver esto que la instauración de instituciones que afirman de servir para la
manifestación de los derechos humanos en la sociedad totalitaria, trata de mera fachada.
15
GIBLER, John. (2017). Las Economías del Terror. En Pensamiento Crítico, Cosmovisiones y
Epistemologías Otras, para enfrentar la guerra capitalista y construir autonomía. Cátedra Interinstitucional
Universidad de Guadalajara. CIESAS. México., p. 148.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 174
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Sucede que el mito del progreso necesita sacrificios; estos se cometen en nombre de los
derechos humanos.
Frente a esto, las contenciones que derogan los totalitarismos pasan a través de
fortalecer los compromisos humanos. Las comunidadeshumanas se presentan como los
nichos de enunciación de soberanía en la medida que se multiplican los hilos asociativos
entre quienes las conforman.
Seguidamente, la familia irrumpe las represiones que la realidad imputa. La
subversión se precia en las asociaciones solidarias que cada miembro dispone. Mucho más
allá de conformar la familia como entidad que reproduce la violencia, las sociedades
emancipadas se sustentan sobre los permisos, autorizaciones que la solidaridad manifiesta.
Lejos está esto de producir el modelo familiar que el machismo expresa. Se
desautoriza el machismo como contención de la familia cuando los miembros no asumen
los roles que el Estado endilga. Acontece la liberación cuando los compromisos ocurren al
reconocer la vulnerabilidad en la vida del otro.
Frente a la expresión de vulnerabilidad del otro se admiten las acciones que solventan
las premuras, urgencias que se presentan. La disposición hacia la otredad impulsa las
acciones que producen vida. Por tanto, ser madre, padre, hermano, tío deja de
circunscribirse a la norma que se atribuye. Los roles sociales y familiares se configuran por
el compromiso ante la condición de vulnerabilidad que la otredad manifiesta.
La solidaridad exige el hecho de reconocer en la capacidad de subsanar las
necesidades que los alternantes presentan. Desde esta condición se impulsan las acciones
que buscan resolver las urgencias. Inmediatamente, la realización de acontece al
reconocerse capaz de aliviar los apremios ajenos. Estos, se reconocen también como
propios al considerar que la única posibilidad de llevar buena vida se da cuando esta se
comparte.
La sociedad solidaria quiebra las pretensiones y acciones de los totalitarismos al
presentar la ética de la corresponsabilidad como organizador de las relaciones humanas.
Se impiden los egoísmos que impulsan la sociedad de consumo; suscita las formas
humanas de ser.
Por supuesto, otorga salud a la psicopatología contemporánea. Se consume lo
humanamente necesario sin exceder los límites de lo posible. La urgencia del placer
mediado a través de las sensaciones que el consumo otorgan se substituye por la expresión
de vida digna compartida. Cortamos los mecanismos alienantes de la sociedad violentaal
condicionar las prácticas a la condición de evidenciar vida digna. Entonces, es inoperante
la propaganda enajenante, la educación alienante; se inhabilita la competencia como
mediador de los utilitarismos. Consideramos que:
Educar como servicio a la liberación está estrechamente relacionado al
hecho de hacer saber a quienes se educan que las propias condiciones
de vida pasan siempre por las situaciones que Los Otros habitan.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 175
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Hacer saber que no existe posibilidad de vida digna cuando Los Otros
son violentados en los derechos de reproducir vida equitativa y justa.
16
Tratamos con sociedades compasivas que disponen los medios para reconocer los
valores implícitos en la vida, sin condicionar los accesos a determinados haberes; como
preferencia sexual, religiosa, política, fenotipo. Las articulaciones sociales prestan las
herramientas para servir a cada uno de los individuos a realizar vida habitable. En la
disposición de sí hacia el otro se concede las autorizaciones para concretar sociedades
habitables al ser más equitativas.
La emancipación como humanización muy lejos está de ser idealismo o ingenuidad.
Así como a lo largo de la historia se reconocen las violaciones a los derechos humanos,
ocurren las disposiciones humanizantes. Resaltamos el hecho que sin las acciones
solidarias y compasivas la vida hubiera dejado de ser posibilidad hace mucho.
Ante los pesimismos que alienta el totalitarismo, pues ladesesperanza impide las
emancipaciones; el pensamiento emancipador es altamente realista al reconocer en las
sociedades humanas las virtudes, propiedades, posibilidades que permiten expresar
libertad. Por supuesto, reconocemos las relaciones entre emancipación, solidaridad y
compasión, al ser los valores humanos que consienten la libertad.
Consideraciones finales
El totalitarismo contemporáneo adjudica la condición humana al consumidor.
Igualmente, la adquisición de los derechos se relaciona con el poder de compra.La
sociedad se encuentra estructurada por la producción, distribución y consumo de
mercancías. Estamos frente a una sociedad que le resta vida a los seres humanos para
dársela a los objetos. En esto se basan los mecanismos alienantes que se establecen.
Las decisiones y privilegios políticos son capital exclusivo de las élites. En las
sociedades totalitarias las comunidades no tienen la potestad de decidir los modos de vida
que habitan. La restricción a la que se somete políticamente al comprador lo desvincula de
la totalidad de sus capacidades.
Se organizan sociedades abiertamente violentas porque por un lado vigila y controla a
través de los mecanismos de biopoder, con la finalidad de emplear los recursos y fuerzas
para multiplicar un sistema que se autoriza permanentemente. Por otro lado, la violencia
que administra el Estado tiene el propósito de contener las emancipaciones.
16
SOTO MOLINA, RODELO MOLINA, JAY VANEGAS. (2021). La Educación Dialógica en la Pedagogía de la
Confianza como Estrategia de Emancipación Contemporánea. Revista de Filosofía. Nº Especial., pp. 152-
168., p. 159.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 176
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Salta entonces el hecho que la sociedad totalitaria adjudica los actos de violencia a
quienes desea contener. Se trata de la administración delcrimen como mecanismo
biopolítico que consiente la violación de los derechos humanos.
Junto a esto, el consumo remite cierta sensación de comodidad, de saciedad. La
obnubilación causada por el placer del consumo pretende cortar los hilos asociativos que
las comunidades humanas se dan. De esta manera, la antropología que el totalitarismo
promueve se sustenta en la contraética del desconocimiento, de la enajenación de como
incapacidad para coordinar asociaciones emancipadoras con otros.
El consumidor es incapaz de producir consenso porque está imposibilitado de verse
en la vida del otro; más allá, reconocer a la otredad en sí. De esta manera, el consumidor
dispensa la búsqueda de sensaciones, de confort. Es incapaz de ver que lo que a otros se
hace se realiza a sí. Está imposibilitado de reconocer que el asesinato es suicidio.
Al estar anonadado en sí, reconoce a otro como condición para lograr acceso al
placer. Por tanto, el empleo del otro como modo de multiplicación del placer egoísta es la
característica prima de la psicología del hombre escindido de . Esta mutilación, pretende
la nulidad de los consensos; con el propósito que la política se sirva como imposición.
Sabiendo que la política como emancipación acontece cuando los seres humanos son
capaces de reconocer la dignidad presente en la vida de la otredad, se busca cortar este
reconocimiento. Es así, como se fomenta la presencia del consumidor. El Homo consumen
se exhibe como sujeto escindido de la otredad en función de multiplicar el placer dado por
la compra, uso y transformación de los objetos.
La idolatría del consumo compone la sociedad violenta al desvincular los seres
humanos de y otros. Pues, son las asociaciones humanizantes quienes tienen la
posibilidad de subvertir las injusticias en sociedades libres. Pues, la libertad media como
posibilidad en el momento que los seres humanos son capaces de reconocer la dignidad
que está implícita a la vida. Condición insacrificable si se desea multiplicar las validaciones
de la libertad.
Conociendo que la “nación cuya vocación primera consiste en aniquilar la
individualidad de sus ciudadanos no puede desembocar en un Estado de derecho.”
17
Se
debe enfrentar la sociedad totalitaria como embestida a la condición de humanidad en el
ser humano.
Sabemos que el hombre nace con la predisposición a la humanización. Esta
posibilidad sucede siempre junto y para otros. Los valores humanizantes por excelencia
son la humildad, la solidaridad y la compasión. Estos, representan los medios que facultan
los reconocimientos humanos. Por tal, la condición humana estriba en saber que
habitamos los mundos que los otros también viven; ser es siempre ser junto a otros.
17
FINKIELKRAUT, Alain. (1990). La Derrota del Pensamiento. Anagrama. Barcelona., p. 5.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 177
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Las comunidades se humanizan en la medida que son capacesde multiplicar los
consensos entre los seres humanos. Es, basándose en la capacidad de humanziación que
los proyectos de emancipación son posibles. La sociedad humanizada manifiesta
mecanismos de expresión e integración humana. Es por eso que se dispensan las
autorizaciones del haber cultural que el otro porta, para que sean posible la escucha y el
diálogo. Ser humano es consentir habitarse por otros al disponer los encuentros.
De esta manera la política sucede como hacer compartido en las sociedades
humanizadas. Son los seres humanos capacitados para el reconocimiento quienes generan
acciones políticas emancipadoras, en función de la expresión y realización humana. Ante
las violencias totalitarias el fortalecimiento y expresión de las posibilidades y haberes
humanos se presenta como contención y expresión de la libertad.
Aquí la aceptación de la diversidad, la apreciación del otro como distinta forma de ser
yo se presenta como la simiente del hacer democrático. Afirmamos que “el rasgo
verdaderamente esencial de lo que llamamos la sociedad humana es su asombrosa
diversidad.”
18
Es esencialmente aquí donde los totalitarismos aplican las tenazas para desarticular
la sociedad humana. Separar los seres humanos con el propósito de cancelar el consenso
como acción conjunta. Más aún, el ser separado sólo es capaz de verse, pero no registrar
como ser humano; como entidad que comparte valores, temores, anhelos y urgencias con
otros. El ser escindido es un ser alienado al encontrarse separado de sí. Media para
exclusivamente la capacidad de compra.
En esto, se evidencia la importancia de la familia como el locus donde se tejen
emancipaciones. La familia se exhibe como el lugar primario de los diálogosy consensos
humanos. La familia como lugar de emancipaciones está en la antípoda de producir
machismo como simiente del patriarcado porque dista de emplear la fuerza para la
cohesión.
Entre las relaciones familiares, cada vez más, se asume y aceptan
valores como: la igualdad, la participación, la corresponsabilidad, la
negociación, la tolerancia, el respeto a la intimidad, la
confidencialidad, que se exterioriza en la redefinición de los papeles
familiares, en la reorganización de las relaciones intrafamiliares y, de
manera más concreta, en el reparto del trabajo doméstico.
19
Resalta la estrecha relación entre el totalitarismo y la familia disfuncional. La
sociedad violenta es tal porque la coerción opera en cada uno de los niveles del entramado
colectivo; siendo la familia el primer lugar donde se evidencia la fuerza como herramienta
18
GELLNER, Ernest (1997). Antropología y Política, revoluciones en el bosque sagrado. Gedisa. Barcelona.,
p. 47.
19
PÉREZ-BRAVO, Adriana. (2012). La Ética Conyugal, Eslabón Invisible de la Pareja Frente al Tiempo.
Revista de Filosofía. Nº 72. 2012-3., pp. 87 106., p. 94.
Mejía, L., Liñan, Y., Cujía, S. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 160 - 178 178
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de control. En la familia desfragmentada la cohesión se logra a través del ejercicio y
distribución de la fuerza.
Justifica esto el machismo como cimiente del patriarcado que el totalitarismo
promueve. Pues, la familia como organización basada en el miedo presenta los favores para
la forja de individuos temerosos, insatisfechos, vacíos, incompletos. Estas carencias son
solventadas, por lo menos la sociedad violenta así lo exhibe, a través del consumo de
objetos.
Desde la familia como núcleo de la represión, la violencia se expande a través del
conjunto social. Ocurre la continuidad de los temores, las limitaciones, las represiones, en
la sociedad violenta. La disposición del biopoder como contención de la libertad provoca
los quiebres psíquicos que impulsa las enajenaciones. El ser humano escindido de y los
otros produce sociedades violentas. Ante esto, subrayamos la solidaridad y compasión
como los valores predilectos que autorizan lograr libertad. Estos, suceden al abolir la
violencia en favor de la familia como comunidad que posibilita la emancipación.
No hay posibilidad de irrumpir en la sociedad violenta manteniendo los cánones,
limitaciones, fragmentaciones de la familia patriarcal estructurada bajo los lineamientos
del machismo. Romper la sociedad alienante, la que produce seres separados de y de
otros en función de producir el consumo, es posible al evidenciar la familia como el nicho
de las liberaciones.
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REVISTA DE
FILOSOFÍA
Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en octubre de 2021, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Nº 99-3