Universidad del Zulia
Facultad de Humanidades y Educación
Centro de Estudios Filosócos
“Adolfo García Díaz”
Maracaibo - Venezuela
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Depósito legal pp 197402ZU34 / ISSN 0798-1171
Dep. Legal ppi 201502ZU4649
99
2021-3
Septiembre-Diciembre
I. ÉTICA, GLOBALIDAD CRÍTICA Y BIENESTAR HUMANO
II. DIMENSIÓN EPISTÉMICA Y DESARROLLOS CULTURALES
III. LA EDUCACIÓN EN CONTEXTO INTERCULTURAL Y
DECOLONIAL
IV. REPENSAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR: TEORÍAS Y
PRÁCTICAS
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Revista de Filosofía
Vol. 38, N°99, (Sep-Dic) 2021-3, pp. 65-80
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
La fragilidad humana de lo global: Biocentrismo, logoscentrismo,
bioética y Bien Integral Humano
The Human Fragility of the Global: Biocentrism, Logoscentrism, Bioethics
and the Integral Human Good
Salvador Cazzato Dávila
Universidad del Zulia
Maracaibo Venezuela
scazzatounica@hotmail.com
Camilo Vargas Machado
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0993-358X
Universidad Militar Nueva Granada
Bogotá - Colombia
Resumen
La fragilidad de la humanidad en el presente es analizada y enfocada desde herramientas
interdisciplinarias como la Ética de Aristóteles, la ratio, techné, el ethos humano, el bien integral
humano y otros aportes interpretativos analíticos de determinados autores de la realidad
contemporánea. Básicamente, la Bioética y otras disciplinas de las ciencias humanas nos permiten
precisar como desde el biocentrismo determinadas problemáticas de la actualidad nos exhortan a esa
búsqueda humana como fin intermedio de las acciones de los sujetos sociales, momento que ha
puesto en escena y en debate académico actual frente a nuestra apatía por el planeta y nosotros
precisando un estado de juicio reflexivo permanente. De ahí que la fragilidad humana es la fragilidad
racional donde las desigualdades sociales e inequidades ontológicas no consagran ni le brindan el
papel primordial que ocupe la premisa de lo biocéntrico y del límite de lo humano expuesto. En lo
metódico, se acudirá a solo algunos aportes interdisciplinarios para el desarrollo crítico del trabajo
que genere planos de reflexión y concienciación de los caminos filosóficos ontológicos que no sigan
validando los ejes del logoscentrismo exacerbado por la acentuada modernidad impuesta e
inconmensurable en sus alcances desproporcionados.
Palabras clave: Biocentrismo; logoscentrismo; bioética; el bien integral humano.
_______________________________
Recibido 14-04-2021 Aceptado 11-08-2021
Este trabajo está depositado en Zenodo:
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5639693
Cazzato, S., Vargas, C. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 65-80 66
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A modo de Introducción
En su Ética a Nicómaco, Aristóteles describe al principio las características de la
acción humana entre los hombres, la acción humana se construye a partir de un saberse y
hacerse a mismo del hombre en la acción Víctor Martin
1
. Es la acción, el motivo
determinante y la fuerza de las dinámicas que el sujeto emprende, pues la acción junto a
otras actividades lo definen como hombre en su ser.
De manera que para él: “El saberse es saber de la acción humana (praxis) en la que el
hombre "
2
. Cabe afirmar que la acción humana sin un fin, es un sinsentido, no existe
como praxis para la cognición de Aristóteles (Ética a Nicómaco, I 6, 1096 b 30 ss.).
Al respecto Víctor Martín destaca que
Toda acción y toda búsqueda humana tiene como fin algún bien, es decir,
persigue lo que es bueno para el hombre. El fin, la meta, debe ser humana,
humanamente realizable por medio de la acción: en esta medida el bien
mueve al hombre."
3
.
A partir de la cita, éste concluye que el bien es el fin de los hombres y abarca una
infinidad de situaciones y planteamientos, una vez que los fines o las metas están claras
para los individuos en sociedad, la búsqueda cobra sentido para los grupos humanos
porque se aboca a un bien-estar humano.
De lo anterior se desprende, cómo a partir de la búsqueda del bien se requieren
condiciones concretas para su realización, y de diferentes actividades emprendidas por el
individuo se derivan los saberes y los conocimientos empíricos según Pierre Aubenque
4
. Se
trata de conocer a través de la experiencia con el fin de acercarnos a una inteligencia
práctica
5
. En efecto, el individuo que se aboca a experimentar es inteligente, es práctico, es
sabio de acuerdo al pensamiento aristotélico; cuando supone los actos y/o cualidades del
acto de conocer.
6
.
1
MARTIN, V. (1989), Ética, retórica y política en la antropología aristotélica en Revista de Filosofía Vol. 8
nro. 13, de la Universidad del Zulia, p. 32.
2
MARTIN, V. (1989), articulo: “Ética, retórica y política en la antropología aristotélica” en la Revista de
Filosofía Vol. 8 nro. 13, de la Universidad del Zulia, p. 33.
3
MARTIN, V. (1989), “Ética, retórica y política en la antropología aristotélica” en Revista de Filosofía Vol. 8
nro. 13, de la Universidad del Zulia, p. 32.
4
Cfr. AUBENQUE, Pierre. (1999). La Prudencia en Aristóteles Traducción: María José Torres). Barcelona.
España, Editorial Crítica. p. 181.
5
Aristóteles citado por Aubenque Pierre, Ob. Cit, p. 181.
6
Pfr. AUBENQUE, Pierre. (1999). La Prudencia en Aristóteles, p. 178
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Son las condiciones concretas de la búsqueda del bien arriba mencionadas, las que conducen a los
hombres a conocer a través de la praxis inteligente; una actividad propiamente humana. Potter
sostiene "La humanidad tiene necesidad urgente de una nueva sabiduría que provea el
'conocimiento de cómo usar el conocimiento' para la supervivencia del hombre y el
mejoramiento en la calidad de vida"
7
. Aun cuando sabiduría acá no denota ni se conecta
con la phrónesis en el sentido aristotélico, en buena parte esta cita connota valores
atribuidos al conocimiento empírico y a la inteligencia práctica elaborada por este filósofo
griego.
Es motivo de profunda reflexión, cómo el uso del conocimiento radica en la
búsqueda de la dotación de esa prudencia a nivel personal, donde el conocimiento
empírico se emplea a modo de llegar a un fin: el bien de todos. Potter pone énfasis en este
significado (supervivencia) para la vida y no pretende desdeñar de los avances alcanzados,
sobre todo, por la Biología, disciplina científica que él propone como marcaje imperativo al
momento de buscar el uso adecuado de tal(es) conocimiento(s).
Potter expresa: "Cada uno de los grandes avances en la biología, como la genética
mendeliana o la evolución darviniana, estaban basados sobre años de experimentación y
observación"
8
, resulta manifiesto el papel fundamental de la Biología y otras ciencias en el
uso de los conocimientos avanzados obtenidos en los últimos años.
El conocimiento empírico, en lo respecta al cómo usar ese conocimiento debe estar
particularmente puesto al servicio del mejoramiento de la calidad de vida y el bien-estar de los de
los seres humanos. Dada la experiencia adquirida desde tiempos anteriores, nos somete a
un examen acerca de la razón de ser de tales conocimientos; y de qué forma como a éstos,
no pueden dárseles la espalda en tanto los avances científicos trastocan o afectan las fronteras y
dimensiones de nuestra calidad de vida.
Despejar la razón de ser de una serie de conocimientos que nutren la posibilidad de
controlar disciplinas de la acción humana de diversa índole, entre las cuales sobresalen la
biomedicina, la biología, la genética molecular, etc. incide en la condición humana de
realizar el bien, sin llegar a obviar la base empírica de la phrónesis como guía de acción de
cada decisión gestada por quienes conviven e interaccionan en sociedad.
Entre tanto, el ser humano siempre gesta todo un entramado compuesto de gruesos
dilemas y decisiones que le muestran desafíos cotidianos dentro de un mundo cambiante en
todos los sentidos pensables, máxime si el mundo de la tecnología moderna es fruto de un
consentimiento histórico por demás justificado desde la cuidadosa interpretación
occidental contemporánea.
7
POTTER citado por LLANO E, Alfonso, (2001) "¿Qué Es Bioética?" En: Colombia 2001. ed:3R
Editores v. 1 pág. 27. (negrillas nuestras).
8
Ídem.
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La salida tecnológica, entendida como racionalidad unívoca, no da lugar en concreto
a la frónesis, encuentra oportuno y conveniente omitir o saltar ese párrafo que le resulta
engorroso cuando confronta la interrogante de sobrevivir o generar bienestar para hoy.
Porque, Ciertamente, las funciones cognitivas imbricadas a la phrónesis en decir de Pierre
Aubenque
9
, no impide persistir, ni rebasar las fronteras adscritas a la episteme consistente
con el desarrollo tecnológico, pues la misma no constituye tema de debate alguno dentro
del sustrato cientifícista-mecanicista.
Sea cual fuere la problemática a enfrentar, dilucidar el papel esencial de dicha
frónesis implica revisar la obra del hombre desde su mismo ser y hacer, y avistar que toda
acción humana iniciada sin comprender las nociones fundamentales del 'conocer' origina
interrogantes advenedizas que le aterran o sencillamente le son indiferentes.
Aun cuando es una tarea previa desentrañar las interrogantes
de esa índole, el sujeto contemporáneo, envuelto en la velocidad de los cambios del
presente, las evade, con el fin de permitirse el cómo usar ese conocimiento sin medir las
consecuencias de sus actos mediatos e inmediatos sobre el planeta que habitamos.
Para dotarse de prudencia como un fin central, significa re-evaluar la decisión de conocer el
cómo usar esa episteme tecnológica que lo condiciona a un solo sendero unívoco e
irremediablemente divorciado de las nociones básicas -de Aubenque- para saberse vivo y en
armonía junto al resto de los seres vivos.
En virtud de lo expuesto, Llano Escobar categoriza el Bien Humano Integral
(BHI), el cual es un
"...criterio completo para valorar objetiva y adecuadamente la conducta
humana, ni la ética pura, ni tampoco la ciencia sola resultan suficientes. Se
debe identificar el bien propio de cada una de las cuatro operaciones
principales de humano: sentir, extender, experimentar y obrar; tratar de
integrarlos en uno solo: el Bien Humano Integral.
10
.
La modernidad tecnológica: Motivo de Verdadera reflexión Ética
Primero, es necesario definir el concepto de Modernidad acá utilizado, el cual según
José Ramón Fabelo
11
:
"Es una época de evolución de la humanidad caracterizada entre otras cosas
por la introducción y fomento de una gran asimetría en los niveles de
9
AUBENQUE, Pierre. (1999). La Prudencia en Aristóteles, p. 181
10
LLANO Escobar, Alfonso, (2001) "¿Qué Es Bioética?" En: Colombia 2001. ed:3R Editores v. 1 pág. 146
11
FABELO, J. (2000). Notas sobre modernidad y modernización. El Cuervo publicado por la Universidad de
Puerto Rico en Aguadilla nro. 23, págs. 17-18
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desarrollo económico, tecnológico y de bienestar social entre diferentes partes
de la humanidad".
A partir de esta noción conceptual, y desde una reflexión ética, es plausible plantear
cómo
"La tecnología moderna es objeto importante para la ética, acaso uno de los
más importantes para la actualidad. Tal afirmación, que en ningún modo
pretende ser original ni novedosa, debe justificarse y para ello podemos
comenzar señalando que la acción humana, desarrollada y ampliada por la
tecnología, debe ser objeto de reflexión ética, en tanto y en cuanto es sobre
todo acción; y toda acción del hombre es susceptible de evaluación moral y ética
1
'
12
.
Por encontrarnos imbuidos en la concepción filosófica de la modernidad, todo cuanto el
individuo inicia mediante acciones humanas (praxis) es transformado en su totalidad, porque origina
situaciones de cambio que revelan pautas de orden práctico esparcidas a través de los
múltiples ámbitos penetrados por la acción del hombre. Esta vez en el sentido pragmático
acotado por Habermas.
La ‘idea del bien’, entendida partir de la modernidad, se traduce de acuerdo a la
vasta concreción por él mismo al actuar epistémicamente en los contextos que le rodean. Ya
que el empleo indiscriminado de la episteme (saber científico-teórico) en los distintos ámbitos
humanos, es considerado un fin último a bien utilizar, en la medida que la reflexión ética nos
señala como el sentido (aristotélico) de la Sofia (sabiduría) y la phrónesis (prudencia) se
encuentran disociadas de la responsabilidad moral de lo que este planteamiento implica
para todos.
Lezama pone en tela de juicio 'toda acción del hombre', y sólo es afirmativa siempre y
cuando sea puesta en una perspectiva evaluativa y revisionista desde la mirada ética y una
moral integral; incluso nutrida por los aportes de Aristóteles desde sus principios de sofia y
frónesis habitual; aun cuando éstos se adscriban a la sociedad occidental.
Por otra parte, y como producto del dominio epistémico obtenido ‘la acción del
hombre', la tecnología moderna ha rebasado los límites "espacios-temporales que
comprometen las "inmensas" responsabilidades del hombre moderno, éste durante los
últimos decenios ha sobrepasado los escenarios creados, por él mismo, en el planeta. Y los
espacios que él ha creado, han sido alterados o destruidos en nombre del mundo
moderno-tecnocrático.
El planeta, como eje del espacio transformado por el individuo, es el escenario sobre
12
LEZAMA citado por FANDOS. Tesis Doctoral: Formación basada en las Tecnologías de la Información y
Comunicación: Análisis didáctico del proceso de enseñanza-aprendizaje de Universitat de Rovira i
Virgili del Departamento de Pedagogía. España. p. 18 (cursivas del autor).
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el cual el ser moderno ha influido mediante la indisoluble interrelación entre ciencia y
tecnología, cuyos sustratos modernos previamente se dan por sentado a través de un
modus vivendi que se ha caracterizado por ser el epicentro de la globalidad en las
mentalidades adscritas a la sociedad occidental.
Claro está, la ciencia y tecnología resultan admisibles a partir de una epistemología
entendida como un modus vivendi de fenómenos que rebasan las expectativas y sospechas
manifestadas por el hombre y la mujer desde hace pocos decenios. La edificación de estos
espacios y expectativas provienen de la imperiosa mirada formulada a raíz de ese
cientificismo palpable, sobre todo en las ciudades modernas.
Dado que el vínculo entre ciencia y tecnología es una de las admisiones más
observables en Occidente, es necesario destacar que los espacios urbanos, como parte de
este trasfondo, provienen de una voluntad racional de acuerdo al pensamiento de Jürgen
Habermas, quien las formula a partir de una mirada de axiomas palpables orientadas desde
el cientifícismo, que por entonces es recurrente y arropa toda acción alusiva a la falsación del
afamado progreso moderno contemporáneo.
Resulta ilustrativa la cita de Carmen Dyna Guitián al subrayar:
Edificios, plazas, parques, calles, avenidas, autopistas, iglesias, fábricas,
centros comerciales, aeropuertos, estaciones de transporte terrestre,
expendios de combustible, museos, escuelas, galenas de arte, centros
comunales, polideportivos, aserrador» puestos ale buhoneros, hospitales,
ambulatorios, estaciones de bombero...cárceles, cementerios todos son lugares
con los que identificamos de inmediato la vida urbana moderna
contemporánea" (2001: 92).
Es denotativo cómo los espacios de la 'vida moderna' configuran nociones elementales
percibidas desde este sustrato moderno, cuyo fin tecnológico es un modus vivendi -y a su
vez- un modus faciendi, pues dichos lugares denotan una interpretación unívoca en lo que
respecta a su concepción, ya que la misma está fundada e instaurada en una praxis
caracterizada por la voluntad racional de los hombres; seguida por su esmerada razón
instrumental mientras es aplicada a toda costa y a cualquier costo.
Sin duda, el homo faber de hoy es la representación inacabada de esa razón
instrumental que ha inundado profusamente los ámbitos y contextos de la diversidad
humana, como fruto denotativo de esa voluntad racional que Habermas acota como saber
de la acción humana: la praxis.
La acción humana, formalmente aceptada es una actividad y un logro tecnológico per
se, la cual nos obliga a revisar los criterios ético-ontológicos que sostienen tal voluntad, por lo que
dilucidar oportunamente dichos criterios a la luz de los razonamientos potenciales del ser
humano resulta imperioso.
De manera que un logro tras otro constituye un criterio reforzador y una actividad
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constante que el individuo en su conjunto se ha propuesto concretar día a día, para ello es
menester equiparse de saberes y técnicas que tienden a ser motivos inexcusables cuando se
plantean los cientos de desafíos inherentes al desarrollo científico y tecnológico actual.
Lezama subraya "La tecnología moderna, como impulso definitivo hacia delante y
hacia arriba, puede ser considerada actualmente, entonces, como la empresa más
importante del hombre de hoy. Este aspira a superarse a mismo avanzando hacia cosas más
grandes, más complejas"
13
. Eventualmente desde este punto de vista, el hombre, en calidad de
homo sapiens transita y evoluciona hacia un ser que crea, sabe, hace y usa herramientas, vale decir,
un homo faber, cuyo dominio sobre el mundo objetivado le permite almacenar técnicas y
conocimientos propios de su naturaleza.
Es por ello que la tecnología origina como episteme central el desafío complejo de retos y éxitos
por alcanzar como si fuesen las únicas herramientas coherentes frente a un perfil de códigos y rasgos
difusos que se difuminan en este competitivo planeta; visto con la lupa de una empresa más por
consolidar.
Es materia de reflexión cómo el efecto acumulativo proveniente de la tecnología moderna
configura el "legado imperecedero" del hombre moderno a las futuras generaciones, cosa que, a
largo plazo, según consideraciones de Lezama registra dimensiones éticas
indeterminables
14
hasta ahora desatendidas o escasamente revisadas por los estudiosos del
tema.
El planeta y los "límites espacios-temporales" objetivados por el hombre moderno,
no sólo son ámbitos de por sí, ya que también representan pautas de la vida social de índole
cualitativa, pues los límites acotados arriba deben ser perfilados y revisados a partir de su significado de ser
una cualidad auténticamente humana.
Junto con estos límites se advienen una multiplicidad de significados como el del
ethos, que visto desde su sentido más arcaico designa “morada o guarida”; pero por su
misma extensión también significa lugar de resguardo o refugio
15
. Es por ello que la
connotación de habitar o morar es intrínseca al ethos humano.
16
El ethos remite a la idea
13
LEZAMA citado por FANDOS. Tesis Doctoral: Formación basada en las Tecnologías de la Información y
Comunicación: Análisis didáctico del proceso de enseñanza-aprendizaje de Universitat de Rovira i
Virgili del Departamento de Pedagogía. España. p. 37 (cursivas del autor).
14
LEZAMA -citado por FANDOS MANUEL, Ob. Cit. 2003- apunta: que a largo plazo la acumulación del
conocimiento tecnológico es un legado “cuestionable”, por cuando el riesgo concomitante de sus
dimensiones éticas suele ser consideradas a la ligera cuando se trata de caracterizar la modernidad p. 38.
15
GONZÀLEZ, JULIANA, (1997). Ética y Libertad. Fondo de Cultura Económica de la UNAM. México. P. 10
16
Categoría rescatada por JULIANA GONZÀLEZ, por cuanto filosóficamente había caído en desuso en
función de la acérrima percepción moderna, y cuyo ruido finisecular se permite obviar la etimología de
vocablos atribuidos a pretéritos inútiles para el presente. En el texto Ética y Libertad. Fondo de Cultura
Económica de la UNAM. México. P. 12
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de morada interior, refiérase a un lugar humano de seguridad
17
, el cual se torna habitual,
acostumbrado, etc. Por lo que ethos también remite a una forma habitual de
comportamiento según González.
De manera que el ethos es fruto de la acción humana, es una conducta del ser en el
tiempo, es un modo habitual y una persistencia temporal a la vez, puesto que la
consistencia de este vocablo reside en su tamiz multívoco. Es así, que es patentado por cada
acción espacial de los hombres, revelándonos una "... disposición, actitud o forma de estar
ante el mundo
18
.
Es esa inminente condición espacio-temporal" de los hombres lo que asiste al ethos
humano como disposición y conducta frente al mundo externo conceptuado como
"morada", como lugar de habitar y estabilizarse. El homo faber ha creado condiciones que
reiteran maneras propias del ser humano, consiste en prácticas habituales de espacios
que adquieren significaciones y pertinencia temporal de acuerdo al contexto cultural que le
tocase.
Es decir, las condiciones mencionadas develan una disposición cualitativa del
hombre, aunque a veces se perciba "encadenado" desde su forma de estar ante el mundo;
desde esa nueva naturaleza denominada ethos. Sensible a todo cambio, este ethos es un
nuevo orden de pertenencia proveniente de sus mismas acciones; pues sobrepasa la mera
naturaleza mediante sus "hábitos" siempre insertos a los límites espacio-temporales
construidos por éste.
Y ya que el Homo es Humus, la ética humana reconoce la tierra, lo terrenal. El humanismo
es un sentido de pertenencia, e implica "fidelidad al sentido de la tierra"
19
.
El ethos-hábito es ciertamente parte de su nueva naturaleza, cuya consistencia existencial
viene dada por la memorable necesidad de representarse a través de su voluntad racional, pero
acompasada de criterios éticos cambiantes, toda vez que estos cánones pretenden justificar la
consecución de sus acciones, y cuando menos que sea entendido desde la morada habitual de todos:
el planeta.
La vida moderna es un ethos-hábito, es una acción humana condicionalmente
aceptada de acuerdo a los parámetros que se dicten en la racionalidad, pero no es el único; y
por ello desde un principio afirmamos que es forma de estar en el mundo (González,
2007), es su relación de ser con el mundo externo y con sí mismo.
Por esta razón, el ethos-humano es multívoco, es una persistencia temporal cualitativa
que cobra interés en la medida que dista de ser una interpretación unívoca como
racionalmente se ha instaurado. Pero mientras se perciban dentro de la vida social otras
"formas de estar ante el mundo”, resulta acertado revisar los razonamientos habituales en
17
Ídem.
18
GONZÀLEZ, JULIANA, (2007). Ética y Libertad. Fondo de Cultura Económica de la UNAM. México. p. 11
19
SAVATER, F. 1991, Ética para Amador. España. p. 29
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torno a las condiciones de los espacios temporales registrados a través de la paradójica
experiencia de horror y fascinación que precede el dominio tecnocientífico
20
.
El modo objetivante más palpable de este dominio racional tecnológico son los
espacios humanos, el ethos en sí, convirtiéndose en una interpretación uniforme que
sacraliza una posición ética, mas no bioética. Vale decir que los cuestionamientos urgentes
a partir de la reflexión de la bioética no soportan una sola lectura de los Ethos; y menos
aún del uso epistemológico infinito que se le ha brindado a las ciencias básicas.
De manera que la ciencia de la bioética es un modo de develar las cualidades
humanas de los individuos desde la vida en coexistencia, es una perspectiva práctica
dispuesta a preservar las experiencias irrepetibles de convivir; sin la tensión de los desafíos
implícitos e ilimitados de la modernidad. Esta constituye una disciplina reflexiva acerca de
las 'tantas maneras propias del ser humano', en torno a ella se avistan serios
planteamientos de conciencia sobre los lugares habitables que deben preservarse para
todos, siempre y cuando se oriente, por medio de esta disciplina, la memorable
identificación de los hechos que atentan globalmente contra la humanitas.
La humanitas, ahora de orden global, nos obliga a reconsiderar los desafíos
modernos, debido al peso histórico que conlleva proseguir ‘modernamente’ ante el deber
ser dentro de la conciencia que se cierne sobre los espacios intervenidos por los individuos
en sociedad desde hace milenios; es decir, el ethos en sí.
Pues, es en nombre del bien común (Bienestar) que se han erigido espacios menos
humanos, y tendientes a satisfacer los intereses de diversos sectores creyentes en un
individualismo exacerbado y abocado a tiempo completo. El peso global de la humanitas es
una condición sine qua non para la sobrevivencia de todos los que habitamos este planeta.
Es indispensable apuntar que el bienestar es el norte de la humanitas, y los
ethos-hábitos no deberían escapar a esta premisa, ya que los espacios habitables en virtud
de una calidad de vida; es decir, desde la visión biocentrista, resulta primordial en tanto se
construye una imagen en sí.
Ahora bien, la imagen que tiene el hombre de repercute en las necesidades éticas
que implica el desarrollo de la llamada razón instrumental de Habermas, y una voluntad
racional ‘más adelante y más arriba’ como indica Lezama. De ahí que el carácter cualitativo
-en el trasfondo de dicha imagen- no es fácil de reconocer, pues ocupa la mayor de nuestras
atenciones en relación con el desafío corporativo de producir una infinidad de técnicas que
persiguen logos y éxitos en cuanto a la imperiosa realidad de la racionalidad tecnológica
exigente.
20
Brussino, SILVIA (2005). Bioética, racionalidad y principio de realidad. Artículo en: Logos Cuadernos.
Recuperado de http://alcazaba.unex.es/~mgarcia/doctrina2.htm, p. 1
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A través de dicha racionalidad se pregonan las necesidades de llevar a logros,
alcanzar éxitos, la optimización del desarrollo instrumental como dominio tecnocientífico
presente en todo cuando hace el hombre en la socialidad (contexto social) que Michel
Maffesoli esboza en su libro “En el Tiempo de las Tribus”
21
.
Una vez que la tecnología moderna es transformada y es entendida bajo la vigente
concepción de un continuum acumulativo, resulta esclarecedor notar cómo la misma es
generadora de un ‘Bienestar’ que goza, en pocas palabras, de una serie de privilegios
vitalicios, dado que se basa en una prerrogativa de infinitud siempre precisada en las
distintas formas del pensamiento social occidental.
Es la idea de finitud lo que cobra sentido en la medida que nos adentramos en las
temáticas de la bioética, el individuo ocupa un límite en un continuum espacio-temporal
determinado, gravitando en la prerrogativa de la finitud desde el instante que nace. De
manera que el bienestar, el dominio tecnocientífico, la techné y la ratio son consideraciones
insertas en el carácter de ese infinito que éste ha sustentado a través de la racionalidad
lógico-central.
Bioética y Biocentrismo
La bioética es una de las disciplinas científicas que solicita la mayor de las atenciones
en la actualidad, las consecuencias éticas que el hombre y la mujer deben arrostrar hoy día
contienen dimensiones indeterminables de diversa índole, pues sin llegar a denegar muchos
de los avances tecnológicos logrados con ahínco y convicción sistemática por la humanidad,
lo que se pretende en el presente continuo de Occidente es integrar categorías como la de progreso
y bienestar, las cuales indisolublemente se han sido instaladas en nuestra vida.
No puede perderse de vista la perspectiva de la condición acumulativa que se ha
generado históricamente a través del conocimiento y aprendizaje de los saberes precedidos
de un desarrollo cultural ‘privilegiado’, donde poseer la capacidad de agrupar y aplicar tales
conocimientos le otorga facultades acumulativas.
En la realidad cotidiana que nos ha tocado, resulta vano e iluso pretender volver
atrás, intentar “revivir” una sociedad sustentada en valores comunes e ideales compartidos
es poco factible, es como levantar ruinas morales de sociedades que fueron, pero ya no son.
Es, sin duda, un pasado de una “realidad” que se ha fragmentado, donde el individualismo
moral y la racionalidad (ratio) según Touraine
22
, pilares de apoyo de la modernidad ya no
poseen ese encanto envolvente para unos, y claro está, ha perdido vigencia o sienten
21
Maffesoli, M. (2004) citado por Eduardo Weiss en el Dossiè: Más allá de la socialización y de la
sociabilidad: jóvenes y bachillerato en México publicado en: Educação e Pesquisa, vol. 41, núm. spe,
pp. 1257-1272, 2015. Faculdade de Educação da Universidade de São Paulo FEUSP. P. 3
22
TOURAINE, Alain. (1998) ¿Podremos vivir juntos? Igualdad y Diferencia. FCE. México. P. 62
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rechazo hacia ellas para otros.
Los pilares de la modernidad, entre los cuales sólo hemos citado algunos, han sido
valores e ideales compartidos en una historicidad que nos subyuga a una sociedad
tecnológica sin par, donde el progreso por alcanzar una meta particular lo es todo, donde las
fronteras ya no son tales; y el individualismo moral es pregonado hacia los cuatro puntos
cardinales, siempre avalado por una pericia tecnocientífica que deslumbra más de lo que
ilumina a esa humanitas.
En este sentido, el impulso definitivo de la tecnología es una panacea indeleble en
nuestras vidas, no se trata de desvirtuar o ensalzar esta perspectiva y modo de pensamiento,
sino de identificar y reconocer cuánto esmero hay por dar alcance a esa carrera sin fin
denominada modernidad, entendida ésta como el paradigma que ha tenido su máximo
esplendor hasta hace poco tiempo y que lleva a cuestas cuestionamientos onerosos desde las
presunciones críticas de la "postmodernidad".
Simpson desmiente acerca de la prometedora categoría de progreso, al señalar que
"Hasta la actualidad su categoría particular de progreso ha sido autolimitante y
evidentemente nos lleva en el futuro a un callejón sin salida”
23
. Él, sin mucho aspaviento,
condena el destino de la modernidad al fracaso.
Por otra parte, el dominio de la techné le otorga una secuencia particular de cómo
percibe la vida el individuo, cómo ha actuado a través de ella; y a su vez, mo el progreso
ha sido la reacción más palpable de esa ambición por conseguir u obtener la optimización
de todo cuanto se interviene en el globo.
Su categoría de progreso tecnocientífico ad infinitum amerita cuestionarnos la
veracidad de los avances logrados hic et nunc, puesto que tras tres siglos de revoluciones
maquinistas, industriales, tecnológicas y biogenéticas que nos preceden en la
contemporaneidad, la sociedad humana no ha sido el centro o el eje de las vastas
transformaciones sucedidas en esta prolongada temporalidad moderna.
El logoscentrismo como razón instrumental
24
es un dominio que históricamente ha
justificado los avances sistemáticos e ilimitados planteados por los hombres y las mujeres,
quienes se han trazado razones como éstas; para sustentar posturas particulares que J.
Beriain categoriza como paradigmas de revolución
25
, pero cuyos cambios se reducen a una
23
SIMPSON citado por LEZAMA, JOSE. R (2002) Antropología, Bioética Ingeniería Genética. Análisis sobre
algunos de los presupuestos antropológicos de la bioética. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. P. 113
24
ESPARZA, JESUS. (1996) articulo: Genealogía del Pensamiento Ético Moderno en la Revista FRONESIS
Número Especial junio de 1996, Universidad del Zulia. Maracaibo p. 100
Josetxo Beriain. (1999) La noción de progreso: una ilusión colectiva, p. 34
Revista anthropos: Huellas del conocimiento, ISSN 1137-3636, 206, 2005 (Ejemplar dedicado a: Zygmunt
Bauman : teoría social y ambivalencia : una perspectiva crítica), págs. 141-159
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diversidad de programas y aplicaciones de índole funcionalista y/o modernista que
persiguen un por/venir que no termina por arribar.
Ciertamente los cambios o transformaciones esperadas se han reducido
indefectiblemente a un mundo instituido de significaciones que suministra formas, pero
no cuestiones de fondo en decir de Beriain
26
. Si se admite que este mundo está conformado por la
presencia constante del cambio, tampoco es indebido inferir que la globalidad como
fenómeno es un orden coyuntural colmado de significaciones contrarias a los intereses
expresados en la categoría de Bien Humano Integral.
Al cabo de tener en cuenta tantos fenómenos globales, la bioética como marco
interpretativo, pone en tela de juicio estos escenarios de cambios materiales, sobre el cual
se despejan los intereses referidos a la humanitas y la phronésis con la finalidad de
proveer de un bien común a todos, toda vez que la racionalidad y la techné se encuentran
adscritas al paradigma de la revolución ilimitada del pensamiento occidental.
La bioética es una disciplina que pone en perspectiva la aceleración de tales cambios,
intenta poner en orden las prioridades y los intereses globales relativos a la convivencia social
como escenario central de una axiología subordinada al consenso de 'todos', somete a la
reflexión las premisas básicas cotidianas, e insta la revisión de su capacidad argumentativa,
que hasta hoy es dada por verdad absoluta partiendo de la modernidad.
Detengámonos un tanto en las premisas de ese dominio tecnocientífico que todo lo
vale, pues la acción epistemológica que establece la bioética como marco reflexivo, viene
acompañado de un sentido dialógico de conciencia y consecuente en lo que respecta a la
toma de decisiones acerca de dichas transformaciones mundiales.
Puesto que las capacidades argumentativas de la mayoría de las premisas modernas
se erosionan con prontitud cuando se trata de pasar por el tamiz de sus propias consecuencias,
las cuales, como ya se acotó, han traído consigo la desenfrenada propuesta por los recientes
defensores de la biotecnología, biomedicina y ciencias afines.
Cuestionar dichas premisas modernas no remite obligatoriamente a la producción
postmoderna como propuesta teórica-cultural establecida de antemano. Más bien se trata
de un fenómeno de desmodernización en el que vivimos ahora, tal como bien lo sostiene A.
Touraine en ¿Podemos vivir jjuntos?
27
.
En efecto. Touraine insiste en que se deben desmodernizar tas prácticas e ideas que
sostienen esta base de pensamiento. Al respecto Pérez Hermida asegura que:
"Hay que desmontar el concepto de Política de Maquiavelo, la ciencia natural
propuesta por Bacon, la teoría del conocimiento elaborado por Descartes, la
concepción de poder en Hobbes, la reducción de la experiencia sensible según
26
Beriain, J. Ibídem, p. 43
27
Touraine, A. (1996) ¿Podemos vivir Juntos?, P. 34
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Hume, el análisis de la sociedad económica propuesto por Smith, la
fundamentación racional de la Moral de Kant, el progreso de la humanidad para
Comte y sobre todo la proclamación de la razón por los ilustrados ".
28
Es por ello y otros argumentos que el camino de la relación entre progreso y modernidad es
indisoluble y contiene procedimientos y significados posicionados en los cimientos de la
sociedad occidental como se expresó anteriormente. Es notorio que no es una tarea fácil,
evaluar v enjuiciar las transformaciones de un universo cultural predominante y asentado
con el paso de los siglos, y más aún cuando se funda en verdades absolutas.
De nuevo Pérez Hermida acota cómo "La onda expansiva de la modernidad ha
venido alcanzando al mundo entero, conforme la cultura del Occidente moderno lo ha
hecho".
29
. De modo que desmodernizar también consiste en colocar coto a esta onda con el
propósito de poner en perspectiva esa cantidad de saberes y significados que representan el
universo occidental.
Según Touraine este proceso -el de desmodernizar- posee como marco de análisis el
reemplazo del orden por el cambio, puesto que la acción social para él, es indetenible, y su
nuevo orden es un conjunto cambiante de posibilidades, oportunidades y riesgos que se suscitan
en la complejidad ad infinitum de los sujetos
30
.
No podemos olvidar que la biotecnología forma parte de ese entramado de reflexiones
epistemológicas, puesto que desmodernizar implica replantear los ethos humanos
a construirse, implica asumir el cambio como una forma cotidiana de la complejidad humana que
no responde de por sí a la ratio y la techné prevaleciente en el ahora, también implica re-evaluar el
papel de los hombres como actores de cambio social en función de convivir material y
espiritualmente entre sí.
Es aquí, y gracias al debate bioético, que es factible pensar en desmodernizar ese orden
científico impuesto desde la razón instrumental
31
(Habermas, 1991: 59), y así deconstruir una
racionalidad elaborada desde la modernidad con el fin de reconstruir una pluralidad de
perspectivas biocéntricas, donde el hombre y la mujer protagonicen el papel principal de la
conciencia ética como eje trascendental de la vida en sociedad.
En la capacidad de co-existir en verdadera comunidad lo que materializa una
perspectiva biocéntrica a partir de la cual la bioética procura representar el sentido de una
sociabilidad posible, la bioética no es una disciplina ceremonial, pues atiende
problemáticas concretas de ingeniería genética, biotecnología y muchas otras que nos
atañen con certeza y premura a todos por igual.
Se trata de que a partir de la bioética se colocan límites axiológicos a la conciencia
28
Pérez Hermida, S. (1999), p. 220
29
Pérez Hermida, S. Ibídem, pp 220-221
30
Cfr. Touraine, A. (1996) Ibidem. P. 35
31
Cfr. Habermas, (1991), p. 59
Cazzato, S., Vargas, C. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 65-80 78
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unívoca moderna que resulta importante revisar y desmontar como mención aparte, ya
que el ser humano es un ser relacional ligado a miradas y perspectivas culturales distintas
que desarrolla en tanto expande uno de sus mayores tesoros: la diversidad cultural de sus
formas de pensamiento.
Tomar conciencia de los cambios socio-globales percibidos hasta los momentos,
significa conjugar las diversas perspectivas acotadas, relacionándolas con la finalidad de
establecer y esclarecer los límites bioéticos que presuponen el firme sentido intencional de
coexistencia, donde los hombres admitan sus limitaciones en función de convivir, es decir,
la autoaceptación de ser humano, de ser en el límite
32
.
Convivir e interactuaren el límite es el desafío que la autoaceptación nos ofrece
como dimensión biocéntrica, al testificar -Nosotros- necesidades como éstas en nuestro presente,
resulta menester exhortar hacia la construcción de una ética pluralista y secularizada
33
que
cuenta ale la diversidad de perspectivas, como parte de la urgente necesidad de sobrevivir
globalmente.
A modo de conclusión
De acuerdo a la Ética a Nicómaco de Aristóteles, la acción humana sin un fin, no existe,
pues” Toda acción y toda búsqueda humana tiene como fin algún bien" según el Dr. Victor
Martín. Las diferentes actividades humanas emprendidas por los sujetos, a través de sus
acciones, generan saberes y conocimientos básicos en función de su propio bien, el mismo
abarca una infinidad de situaciones y planteamientos. Es el uso de esos conocimientos lo que
nos interesa destacar en este artículo.
Muchos autores dan por descontado que la racionalidad del desarrollo tecnológico
constituye la única vía de transitar hacia el por/venir, nada más lejos de argumentar, pues frente
a una realidad moderna variadísima, y cuyo marco referencial es la inconsistente
epistemología de un orden racional frente al caos que el mundo contemporáneo evidencia,
desmiente tal afirmación.
Es por ello que debe considerarse el Bien Humano Integral (BHI) como un criterio
completo para valorar objetiva y adecuadamente la conducta humana, el cual no sólo consiste
en enfocar ética v científicamente una situación o un conflicto, sino considerar las cuatro
operaciones principales del ser humano: sentir, extender, experimentar y obrar según
Llano Escobar.
La bioética es una de las disciplinas científicas que solicita la mayor de las atenciones
en la actualidad, puesto que la misma nos exhorta a reflexionar acerca de los contenidos
axiológicos y ontológicos de las acciones humanas del hombre en sociedad y su razón de ser
per se.
32
Peter, R. (1997). Pp. 95-97.
33
Brussino, S. (2005), p. 5
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Desde la socialidad occidental se evidencian rasgos unívocos de un orden que está en
tela juicio llamado modernidad, cuya ratio y techné ofrecen respuestas, que cuando no son
parciales son tergiversadas, frente a una realidad caracterizada más por su complejidad que por
su orden racional.
A través de la Modernidad, la ética racional en la historia del pensamiento es un principio
legitimador de las acciones humanas, es una verdad universal fundada en el logoscentrismo
expresado unívocamente mediante dicha techné y el progreso preestablecido.
La bioética no se inscribe necesariamente en la corriente de la postmodernidad, ni tampoco
se adscribe a meros vericuetos de una modernidad tildada de tardía, es una condición de
compromiso crítico y matrices epistémicas que progresivamente va ganando terreno hacia
un presente definido por el verdadero bienestar humano (bien propio) que, ante la urgente
dinámica de recurrir a conductas más sensibles, se explican por solas las atrocidades
cometidas hasta ahora en el globo terráqueo.
Es posible entender la bioética como disciplina si ésta se inscribe en el bien común, si
a la misma se le considera una identidad social que no descarte ningún cambio global en
virtud de obrar con prudencia y sabiduría frente a un marco referencial de crisis que nos
agobia con sus diferentes dominios (techné, ratio, voluntad racional, tecnocientífico, etc.).
La bioética es una disciplina moral que nos autoidentifica con los principios
defensores de un desarrollo con límites específicos en lo espacio-temporal, si se alberga la
posibilidad de que los individuos, en su quehacer, cometen imprecisiones y paradojas desde
sus ciencias exclusivas basadas en leyes infalibles (ciencia).
La bioética consiste en delimitar públicamente, pero con perfiles humanos y siempre
en alianza con la naturaleza y no en contra de ella
34
, sus propósitos no devienen
indispensablemente en prerrogativas corporativas ni políticas de empresas a convenir por
Grupos de Directivas. Es una disciplina, más bien, de cercanías que intervienen en todo
cuanto acto o verbo se pueda desdibujar la parcialidad de intereses privados o la dialéctica
del poder como práctica unívoca.
Por una parte, ésta -la bioética- es una condición esencial que origina debates e
interpretaciones reflexivas entre todos los que co-habitamos aquí, y por otra, genera un
repertorio de morales contrario a la fallida concepción moderna de coexistir en armonía; en
vez de ello, se ha tornado inconsistente, encabezando los mismos tópicos al obviar temas
como la eutanasia, la reproducción asistida, etc. que han sido objeto de firmes
interpelaciones y polémicas en el escenario de la opinión pública global.
Se trata acá de cuestionar una suerte de acumulación de saberes, que por más que
varíe de 'formas', aún sostiene la misma tesis de intereses particulares y privado de un
conocimiento distinto que esta vez esté sesgado por una sensibilidad social más humana,
34
Cfr. Brussino, Ibídem, p. 1
Cazzato, S., Vargas, C. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 65-80 80
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pero eminentemente menos moderna.
La bioética re-plantea la interacción de los individuos desde un sentido relacional,
provisto de límites axiológicos que preservan sensibilidades y sociabilidades dignas entre las
personas que poseen la firme intencionalidad de coexistir con su entorno y el resto de sus
semejantes. Ya que El límite es el lazo que sujeta toda realidad asevera Peter
35
.
Es la aceptación del límite lo que nos conduce a desmodernizar las prácticas e ideas
imperantes que subyugan cualquier perspectiva que no se ajuste al progreso, la ratio o la techné como forma de
pensamiento actual. Y son los límites espacio-temporales que como marco de análisis nos permiten
comprender el reemplazo del orden por el cambio, entendiéndose éste dentro del proceso de desmodernizar la
complejidad de la realidad bioética que nos rodea.
Significa que en el debate bioético, desmodernizar implica deconstruir el carácter
exclusivo de producir ciencia y soluciones factibles sólo a partir de la univoca mirada de
Occidente, prescindiendo de la riqueza de perspectivas que intervienen en las intenciones y
sensibilidades de las interacciones humanas al relacionarse.
De manera que este tipo de debates fundamentan perspectivas que delimitan la
intervención de los hombres, puesto que ser en el límite es la autoaceptación de ser
humano, es sopesar razones más humanas sin excesos de egocentrismo para dar libre
acceso a reflexiones biocéntricas que demandan relaciones y respuestas más equilibradas
que "modernas".
35
Peter, R. Ibídem, p. 73
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REVISTA DE
FILOSOFÍA
Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en octubre de 2021, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Nº 99-3