Iguarán, M., Jaimes, J., Jaramillo, Y. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 547 – 557 548
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universidades, así como desde la comprensión y encuentro ontológico del hombre con la
naturaleza. El trabajo se aborda desde el enfoque hermenéutico-documental, no
pretendiendo ser conclusivo, sino servir de aporte a esta amplia discusión.
Palabras clave: Educación medioambiental; naturaleza; antropocentrismo ecológico;
civilización occidental; biocolonialidad.
Abstract
At present, environmental education is constituted as a necessary space for the
reflection of various interdisciplinary academic groups, whose interest is the promotion of
the responsible exercise of citizenship in the face of the ecological environment. It
responds to the ethical interest of preserving the continuity of life on the planet, by
pointing out the moral dimension of nature, as well as the need for its care and protection.
However, the Western civilizing discourse, supported by anthropocentric educational
proposals, continues to live in our time, manifesting itself in colonial ways of perceiving
the environment. Faced with this reality, biocoloniality arises, understood as the
coloniality of nature, a way of exercising power and control, masking colonial postulates in
educational spaces and in environmental legislation; For this reason, it is necessary to
decolonize environmental education, dismantle modern Eurocentric patterns, promoting
educational policies and changes in ecological laws, insisting that they must come from
communities, schools and universities, as well as from the understanding and ontological
encounter of the man with nature. The work is approached from the hermeneutical-
documentary approach, not pretending to be conclusive, but to serve as a contribution to
this broad discussion.
Key Words: Environmental Education; Nature; Ecological Anthropocentrism; Western
Civilization; Biocoloniality.
Introducción
Los efectos de la modernidad siguen visualizándose en el siglo XXI. Su alcance
trasciende los aspectos económicos, llegando a trastocar el medioambiente y la
relacionalidad ontológica hombre/naturaleza. La dimensión de esta problemática no
pueden medirse cuantitativamente; sin embargo, tiene un pronunciado impacto social, que
se deja ver en la explotación de los recursos naturales, el desplazamiento de pueblos
originarios, la extinción de especies, el calentamiento global, entre otros aspectos que
definen la realidad actual.
En la era de la globalización, mantener el desarrollo y los estándares de progreso,
son indispensables. La civilización occidental queda encadenada a criterios de desarrollo
impuestos por la economía de mercado, por políticas educativas eurocentradas y por el
avance del sistema mundo moderno; consecuentemente, América Latina ve frenado su
crecimiento humano, debido a la explotación de sus riquezas naturales, lo cual acentúa las
desigualdades y asimetrías sociales.