Volumen 32 Nº 3 (julio-septiembre) 2023, pp. 130-140

ISSN 1315-0006. Depósito legal pp 199202zu44

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.8272876

El humanismo en relación con los problemas actuales: análisis y perspectivas1

José Eriberto Cifuentes Medima*, Carlos Enrique Grande Núñez** y

Andrea Catalina Bustamante Parra***

Resumen

La disertación se enmarca en la relación dinámica entre el humanismo y las humanidades en su concordante estudio de los problemas contemporáneos de diversos órdenes en un posible acercamiento a los de naturaleza conexa al ser humano. Si el humanismo es una peculiar y específica actitud e inclusive una aptitud del espíritu cultivado, la cultura resulta ser un sistema de valores en constante evolución y perpetuamente amenazados. O como tan profundamente lo define Alfred Weber “la forma de expresión y de liberación de lo anímico en una época dada y dentro de la substancia existencial, material o espiritual, que se le ofrece”. La relación humanidades y humanismo es la que existe entre una serie de disciplinas intelectuales y propiamente estéticas y la actitud de quienes la consideran como fundamental para el hombre culturizado y para la sociedad a que pertenece. Los “studia humanitatis” o abreviadamente, “humanidades”, consisten en el estudio de las lenguas clásicas y de las obras maestras de la literatura greco-romana. Es por ello que, Bruni (1444) manifestó que “los studia humanitatis así se llaman porque llevan al hombre a su completo perfeccionamiento”, y Picino (1499) afirma que “las humanidades fecundan al hombre, porque le permiten ser original y ser creador”. El presente manuscrito del humanismo y humanidades en su relación con los problemas sociales del presente no puede ser fecundo sino se formula la cuestión: ¿En el tiempo presente, necesitamos de un humanismo clásico, mejor de un neo-humanismo?

Palabras clave: Humanismo; Humanidades; Problemas sociales; Educación

*Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja,  Boyacá, Colombia. E-mail: joseeriberto.cifuentes@uptc.edu.co. ORCID: 0000-0001-5702-620X

**Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja,  Boyacá, Colombia. E-mail: carlos.grande@uptc.edu.co ORCID: 0000-0001-7128-7844

***Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Duitama, Boyacá, Colombia. E-mail: andrea.bustamante@uptc.edu.co ORCID: 0000-0002-1387-866X

Recibido: 08/01/2023 Aceptado: 22/04/2023

Humanism in relation to problems: analysis and perspectives

Abstract

The dissertation is framed in the dynamic relationship between humanism and the humanities in their concordant study of contemporary problems of various orders in a possible approach to those of a nature related to the human being. If humanism is a peculiar and specific attitude and even an aptitu of the cultivated spirit, culture turns out to be a system of values in constant evolution and perpetually threatened. Or as Alfred Weber defines it so profoundly “the form of expression and liberation of the soul in a given time and within the existential, material or spiritual substance that is offered to it. The humanities-humanism relationship is the one that exists between a series of intellectual and strictly aesthetic disciplines and the attitude of those who consider it fundamental for the cultured man and for the society to which he belongs. The “studia humanitatis” or, for short, “humanities”, consist of the study of classical languages and the masterpieces of Greco-Roman literature. That is why Bruni (1444) stated that “the studia humanitatis are so called because they lead man to his complete improvement”, and Picino (1499) affirms that “the humanities fertilize man, because they allow him to be original and to be creative”. The present manuscript of humanism and humanities in their relationship with the social problems of the present cannot be fruitful if the question is formulated: In the present time, do we need a classical humanism, better than a neo-humanism?

Keywords: Humanism; Humanities; Social problems; Education

Introducción

¿Son las humanidades y el humanismo el ocaso cultural en la actualidad? ¿O el humanismo puede ser una defensa de los valores de la tradición occidental? ¿Cómo la Universidad ha de buscar en la rama de las Humanidades no sólo un campo abierto para lograr la madurez de la persona humana, sino introducirla gradualmente en el conocimiento y la acción liberadora de las riquezas del mundo que la rodea para integrarla en el proceso evolutivo del mundo y del hombre que lo dirige, hasta lograr el máximo perfeccionamiento del hombre a través de la calidad de una vida digna en su comprensión hermenéutica, ontológica y pragmática?

En presencia de un cambio social y económico que revoluciona necesariamente todo un universo conceptual ¿Se puede seguir pensando que la cultura clásica greco-latina proporciona la base a la hora de la integración espiritual del hombre del presente y el futuro y, concretamente en el sistema Educativo? Surgen diferentes interrogantes como: ¿Es posible que el humanismo pueda constituir de suyo una estrategia intelectual para la defensa de los valores tradicionales? ¿Cómo es la relación del humanismo-humanidades y en especial de su reflexión desde la Educación? ¿Cuál es el impacto del humanismo en el sistema educativo?

Luego de los interrogantes. se considera conveniente reflexionar acerca del problema social, sintetizado en el artículo: Las dos caras de Colombia, del sociólogo Jesuita, Zuluaga (1988), que manifiesta: “La Colombia de los que viven en una economía de subsistencia: la de los desnudos y hambrientos, los tugurios y chozas, los analfabetos reales o funcionales, los caminos de herradura, los barrizales o las vías polvorientas, de las noches sin bombillos, de los que afrontan la enfermedad, de los que venden su voto al mejor postor” en contraposición de los que disfrutan: “de los bienes y servicios de las sociedad de consumo: de los bancos, los supermercados, las redes de transporte, los hilos telefónicos, el fluido eléctrico, los teatros, a televisión, las viviendas higiénicas, los servicios médicos, las visas de comunicación, los colegios y las universidades”. Ahora, además, de los máximos niveles y equipos de alta gama en tecnología y uso de las redes sociales

En Colombia humanidades-humanismo, progreso intelectual y ayuda al otro, patrimonio cultural compartido, son condición para un progreso equilibrado y, se constituyen en uno de los antídotos a la crueldad, al egoísmo, la guerra, la violencia, al desprecio de la vida del otro. Por ello, el cultivo del humanismo funda un nuevo estilo para dignificar la vida de los seres humanos.

Colombia ha sufrido fuertes convulsiones, ha visto su suelo salpicado por sangre de seres humanos, es teatro de grandes injusticias sociales, lucha por dar trabajo a millones de brazos qué cada año aumentan el potencial laboral y sobre todo ve surgir millones de inteligencias ávidas de saber, ansiosas por compartir una cultura que va dejando solo el privilegio de pocos, marcando la brecha sin fin. Hay otra lucha tal vez más fuerte, utilizar los medios de comunicación para generar cultura, contribuir a hacer el hombre más humano, donde se cultiven los valores más altos y no solo se queden en un simple esparcimiento de imaginación que olvida la esencia de la curiosidad y la creación en pro de un ser humano más justo y consecuente en la dignidad de la vida propia y del otro.

Consideraciones teóricas

La humanidad vive en un tiempo difícil, se evidencia una “crisis silenciosa” del humanismo y las humanidades en donde se opaca el verdadero sentido del cultivo de la humanidad, la vida espiritual e intelectual del hombre a causa de los problemas sociales históricos acentuados y emergentes que derivan de la dinámica cambiante de la sociedad actual a nivel mundial y en Colombia no es la excepción.

La educación en los diferentes niveles, tiene el reto de reflexionar en sí misma desde un proceso hermenéutico e interpretativo para proponer una salida a los problemas sociales cruciales en la medida que se viable formar a la juventud hacia un diario perfeccionamiento a pesar de la complejidad de la sociedad actual. El camino es largo y no fácil de recorrer, pero posible de avanzar con paso seguro para enfrentar los retos y desafíos para la educación en las diferentes modalidades presencial, distancia, virtual o en línea con el uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación. Para avanzar hacia una posible interpretación del reto de las humanidades y el humanismo principalmente desde la educación conviene escudriñar desde algunos autores y postulados del espectro teórico.

Aproximación a las Humanidades

Nussbaum habla de la “Crisis silenciosa” por la cual están pasando las Humanidades y afirma que:

“estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de enorme gravedad a nivel mundial. No, lo me refiero a las crisis económicas globales que comenzó a principios del año 2008… me refiero a una crisis que, con el tiempo, puede llegar a ser mucho más perjudicial para el futuro de la democracia: la crisis mundial en materia de educación” (2005, 19).

La propuesta para restablecer las humanidades, transciende con Nussbaum, en el texto: “Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las Humanidades” (2010); en el texto: “El cultivo de la Humanidad: una defensa clásica de la reforma en la educación liberal ” (2005) el anhelo de Nussbaum, no solo es denunciar la “crisis silenciosa” de las humanidades sino también la proposición de salida a la situación a través del cultivo de la humanidad y la posibilidad de: Crear capacidades, propuesta para el desarrollo humano (2012).

Por lo tanto, el cultivo de la humanidad, es una propuesta valiosa de alto impacto y largo alcance y se ve reflejado en el libro del mismo nombre y escrito por Nussbaum (2005), en donde se plantea tres grandes valores, cualidades o habilidades. Las tres habilidades las ha de desarrollar el ser humano a fin de superar la crisis y fortalecer los principios de la esencia y existencia humana y, superar quizás en parte los problemas sociales existentes y emergentes en la sociedad que atraviesa coyunturas impredecibles por y para la misma humanidad.

Tres habilidades básicas para el cultivo de la humanidad y la construcción de una mediación de los problemas sociales contemporáneos: La primera es la capacidad de hacer un examen crítico de cada persona y de sus propias tradiciones, es decir, cuestionar toda forma de dogmatismo e imposición de las creencias y los conocimientos. La segunda, es preciso que las personas se sientan miembros pertenecientes -ciudadanos- de una gran comunidad que abarca a todos los seres humanos, más allá de nuestras identificaciones regionales, étnicas, religiosas o de cualquier otro tipo. Y la tercera indica que, el cultivo de la humanidad implica la capacidad de situarse en el plano de otras personas, de comprender las emociones, sentimientos y aspiraciones de otros.

Tabla 1. Habilidades del ser humano

HABILIDAD

BREVE DESCRIPCIÓN

1. Examen crítico de uno mismo

La razón construye la personalidad de las personas de un modo muy profundo modelando sus motivaciones y su lógica. Vivimos en un desordenado, desconcertante y complicado donde no existe nada que remplace la activa búsqueda de cada cual. Como se evidencia en las cartas de Seneca sobre la educación liberal

2. Ideal del ciudadano del mundo

Ser ciudadano del mundo no exige que dejemos de lado el juicio crítico hacia otros individuos y culturas. Es de vital importancia que todo se investigue y se argumente con mucha precisión. Una educación es verdaderamente adecuada para la libertad si produce ciudadanos libres. Que quieran expandir sus conocimientos en ellos y en las demás personas, esperando de este modo evolucionar.

3. Desarrollo de la imaginación narrativa

Es necesaria en el ser humanos la fantasía y la maravilla por ello los relatos enseñan a los niños como recipientes de sentimientos y moral. Que haya respeto por el ser humano. También es necesario que hay desarrollo de aspectos complejos, que al narrar se sienta compasión por el personaje y que brinde beneficios a la sociedad. La literatura es una representación de las personas ya que gracias a los libros que se lean se estará influenciado en quienes son y llegaran a ser los seres humanos.

Fuente: Nussbaum (2005)

En los planteamientos de Nussbaum (2005) se establece un interesante “enganche” entre las ideas de la Educación Antigua y los problemas que tiene que afrontar la Educación Superior Contemporánea. Así que, Nussbaum aborda aspectos como la forma de trabajar con los estudiantes universitarios la reflexión autocrítica, el lugar que debe ocupar la fantasía y la literatura en los currículos, qué aportes nos brindan los estudios de la mujer y los problemas relativos a la diversidad cultural y religiosa.

Nussbaum propone que “la educación superior debe tener por meta crear una comunidad de personas que desarrollen el pensamiento crítico, que busquen la verdad más allá de las barreras de clase, género y nacionalidad, que respeten la diversidad y la humanidad de otros” (2005, 47).

Eso creían Sócrates y Séneca. Eso creían los fundadores del sistema universitario norteamericano, que ofrece, más que carreras específicas, una preparación general para llegar a ser un buen ciudadano. Y eso cree Nussbaum, quien aquí establece los tres valores primordiales de lo que entiende por educación liberal: el examen crítico de uno mismo, el ideal del ciudadano del mundo y el desarrollo de la imaginación narrativa. Mediante el análisis de cursos, currículos y prácticas institucionales, El cultivo de la humanidad quiere mostrar hasta qué punto estos valores están presentes en facultades y universidades, tras instaurarse diversas reformas tendentes a la integración de estudios multiculturales y de minorías.

Y, en el temor de algunos, al relativismo moral que creen que se expandiría con estas reformas, Nussbaum (2005) asegura que estudiar y aprender sobre un tema no tendría por qué correr nuestro juicio moral sobre él. La importancia de preparar, sembrar y cultivar la humanidad del ser humano es tanto, como adentrarlo al mar de la hermenéutica de la racionalidad y para ello la educación desempeña un papel preponderante para la sociedad. Y es precisamente en esta perspectiva extensa en la que se sitúa Nussbaum al hacer pensar sobre las metas que, en ningún caso, se han de olvidar en la formación de los estudiantes y que, básicamente, coinciden con las propuestas por la cultura clásica, que no son otras que aquellas que conducen al cultivo de la humanidad.

El humanismo con relación a los problemas sociales actuales

Sin duda alguna, el tema del humanismo ocupa un lugar de privilegio entre las preocupaciones de los intelectuales de los tiempos actuales, de los que quieren sembrar a semilla de la cultura y esperan cosechar frutos de madurez ideológica del ser humano. De seguro, cada vez se entiende y comprende el profundo sentido de esta actividad filosófica que ha sido el razonamiento de la investigación intelectual y cultural de todos los tiempos.

A un ingenio paulatino en los misterios del hombre y en lo que el hombre hace y puede hacer se le llama con toda razón humanismo. El humanismo es la investigación y el estudio de las posibilidades y realizaciones del hombre en todos los campos. Humanismo es la identificación del hombre con el hombre, un acercamiento de los individuos entre sí y una comprensión de los problemas que son comunes a los miembros de la sociedad que según Libio (1998) “Soy hombre y nadad de lo que es humano me es extraño”. Humanismo es la liberación de todas aquellas cadenas que nos impiden andar a paso igual con nuestros semejantes; es el rompimiento de los velos que no nos dejan apreciar a los demás en su verdadera dimensión; es la destrucción de la mordaza intelectual del dogmatismo obscurantista que nos imponen las falsa tradiciones y los absolutismos ideológicos; ser humanista en una palabra, tener una visión exacta del hombre real y vivir con él maravilloso mundo de sus realizaciones diarias, ordinrias o sublimes, pero al fin de cuentas humanas.

Para lograr este noble objetivo de un humanismo genuino se impone el estudio de las Humanidades, cuyo significado también es hoy mejor comprendido; las Humanidades ya no tienen el restringido sentido renacentista de cultivo de las letras clásicas; modernamente, las Humanidades son las Ciencias de lo humano, con todo lo extenso que están tienen, y que abracan las disciplinas morales y políticas; y por ciencias morales se entienden que no solamente es la Ética o teorías normativas de la conducta humana, sino con el sentido amplio del vocablo latino “mores”, costumbres, y aún más, de todo lo insólito y original que hay en el hombre.

Ortega y Gasset (1925) ha insistido en darle a la palabra “Humanidades” un sentido amplio y expresivo de “Disciplinas que se ocupan de los hechos exclusivamente humanos”. Es más, se pueden llamar Humanidades a las investigaciones sobre las actividades del hombre y a estas mismas actividades intelectuales. Es este el fin y el objetivo de toda cultura bien orientada. Según sea la actividad intelectual a que el hombre se dedique, se puede llamar humanística puesto que el último término la hace el hombre y para beneficio del hombre.

Unas ciencias se llamarán por derecho propio Humanidades, como la política, filosofía, sociología, sicología, literatura e historia, pero las demás tendrán también importancia en la medida que se relacionan con la noción humanística ya descrita. Así todas las ciencias conformaran ese tesoro intelectual y cultura que necesita el hombre para cumplir su misión histórica. El humanismo y las Humanidades así entendidas serán el mejor baluarte para defender todo ese conjunto de valores que conforman la civilización y cultura, y que sólo serán tales si conservan en el sello de lo humano.

De finales del siglo XX y ahora en el siglo XXI administrado más por la tecnología y la técnica que por el hombre, existe el peligro de tergiversarse los valores y de darle más categoría a los que se debe estar en segundo plano; el hombre está abocado a ser sorprendido por la máquina y a convertirse en esclavo de aquello que él debe dominar; esto sería el fin de la actual civilización. El progreso tecnológico en vez de liberar al hombre coetáneo lo ha colocado en una difícil situación de miopía espiritual y le ha hecho más cruel su angustia contemporánea.

La única manera de salvar al hombre y de liberarlo es este innecesario sacrificio es volviendo la atención y la mirada hacia el Humanismo mediante el estudio de las Humanidades, que deben integrarse con los estudios profesionales de todas las carreras en actitud estrictamente formativa. Solo así se puede decir que la Humanidad progresa y que el hombre conserva el puesto que le corresponde en el universo, sin perder de vista el conjunto de valores autóctonos que le circunscriben en pro de una genuina humanidad humana.

La sociedad contemporánea de consumo

Entre los problemas contemporáneos se evidencia el consumo o quizás híperconsumo y es por ello es la forma como se mueve la sociedad actual a nivel general, que para este caso se da bajo del denominador llamado consumo, por ello el hombre de hoy es de derroche y además es light, tanto es que “el consumismo contemporáneo arruinó aquella herencia de la cultura literaria universal, pretendiendo establecer como sustituto una sociedad literaria de consumo, o de consumo literario, lo que se manifiesta mediante la oferta de los best seller…” (Mejía; 1990. 5). Así que, se ofrecen toda clase de productos en vitrinas y en todos los medios de información que señala los productos más vendidos del mes, de la semana y del año.

La promoción y la oferta fortalecen el consumismo que de paso invade a todos los seres humanos, que por cierto la moda no es de lectura, escritura y reflexión de la cultura, sino que está desviando del contexto real y conduciendo a un mundo superfluo y se está logrando a través de la alianza de las redes vortuales en donde han atrapado no para reconocer la esencia de su ser, sino donde se puede considerar que los han sumergido, tan profundo que están olvidando de existencia inmersa en una sociedad del ser humano consumido y consumiendo sin aforo ni precaución alguna.

Todo indica, que en “nuestros tiempos de consumo, la sociedad universitaria parece haber desplazado de la institución universitaria, esa sustancia de la educación superior, por aquello que escribía Gilson, acerca de que hoy por hoy, el conocimiento se vende en grandes temas…” (Mejía; 1990, 6). Según los gustos y las necesidades de los seres humanos que también impactan en los estudiantes en el nivel de educación, en donde hace análisis de los problemas entre ellos el del consumismo; ya no desde una reflexión propia de la mesura y la esencia humana sino desde la praxis real y en la cual se sumergen incluso, desde la teoría pero más en la práctica.

En el sistema educativo de manera especial en educación superior se pregunta por las ciencias empíricas y técnicas, pues interesa proporcionar dicho conocimiento en su formación. Pero no inquieta en el quehacer universitario de enseñanza, es necesario advertir que las Humanidades han quedado relegadas o proscritas, tal parece que sufren el exilio en los espacios de la educación en el siglo XXI.

El estudio enlazado de la filosofía como el “amor a la sabiduría” y las ciencias que profundizan acerca del ser-esencia el hombre y la sociedad, no ocupan su lugar de supremacía; pues se evidencia que el estudio de Dios y de la trascendencia no es ocupación en los escenarios educativos; ante todo el maestro ha de ser neutral y no tomar partido de ninguna índole: religiosa, política, ideológica y demás como bien la constitución de 1991 lo afirma en conllevar a; la libertad, libertad de culto, expresión, desarrollo, cátedra; pero corresponde ser interpretada de modo que no se llegue al máximo nivel del escabrosidad deshumanizada de una sociedad confundida y sin horizontes lógicos a causa de los problemas sociales existentes y emergentes que impregnan la esencia del ser humano y las ciencias que se ocupan de su estudio y reflexión en madurez sin monomanía.

Sociedad humanista

Se han abordado en la disertación los problemas sociales contemporáneos haciendo énfasis en el consumo, híper consumo; además se presentan problemas políticos, sociales y económicos, incluyendo la corrupción, la violación de los derechos humanos, el narcotráfico, entre otros en la sociedad actual a nivel de Colombia pero que los mismos problemas se entrelazan en los escenarios nacionales e internacionales que irradian un contexto particular pero también global. Trabajar en la solución de dificultades en realidad es una tarea conjunta por parte del educador y del estudiante con fines de construcción de conocimiento humano en pro de una sociedad humana del presente y consecuente futuro y que en parte se puede germinar desde el aula.

Según Mejía al referirse al apoyo necesario por parte del sistema educativo y el rol de los maestros para superar los problemas contemporáneos por los cuales atraviesa la humanidad, “esa lucha de cada día, contra el error y la ignorancia, muestra el dinamismo de la educación superior y está bien significada como una aventura en busca de maestros” (1990, 34). Entonces para significar y representar lo que se acaba de decir, a través de una parábola o analogía: “así como como el suelo necesita quien lo cultive, enseña Leo Strauss, la mente necesita de maestros” (Mejía, 1990, 35). Por ello se requiere de la enseñanza de las humanidades, con maestros y estudiantes humanistas, para establecer una discusión sana, pero crítica y de carácter intelectual, capaz de hacer del hombre más humano entre los humanos.

Se ha de enseñar las humanidades, como el “conjunto de estudios relativos al hombre como ser intelectual y creador, constituyen la esencia de la educación liberal, dan a conocer la historia del progreso humano e impulsan al individuo a salir del estrecho límites impuestos por el tiempo y el espacio” (Romanos. 2000. 22). Por ello la educación en las humanidades han de fortalecer este proceso de formación de los seres humanos aún con mayor fuerza desde el sistema educativo, con el fin de preservar y desarrollar las artes y habilidades que encuentran su expresión en los grandes objetos, problemas y valores de beneficio humano.

Las humanidades han de regresar al sistema educativo, a los planes de estudio, a las aulas de clase para su reflexión, a la vida de cada maestro y estudiante en pro de su ejercicio como futuro profesional, en la medida “que volver a las Humanidades es volver a vivir, con esa verdadera vida, la única que a la postre en este mundo, y la que construye una preparación magnifica para la del otro mundo: la vida intelectual” (Mejía; 1990. 40). En la medida que las ciencias humanas que acogen a las humanidades, vuelvan a tener su lugar se restablecerá y restituirá la dignidad del ser humano y sacudirá la insensibilidad de la deshumanización.

La progenie humana hace parte de la sociedad, de carácter natural y se considera a la familia como una empresa únicamente en cuanto que coincide con ésta en ser una sociedad, aunque con un trabajo distintivo y, de entre las sociedades es la primera de todas. En acrecimiento, favorecer y educar en y a la familia, es trabajar e invertir en el futuro positivo de la empresa y de la nación. El pueblo o nación, es una gran comunidad humana o una sociedad que apoya a la familia como empresa, más aún, las comprende como partes integrantes de una constitución humana en donde ha de prevalecer la consistencia de la calidad humana.

El humanismo como defensa de los valores tradicionales

Se estima axiomático el que, el humanismo se constituye de suyo una estrategia intelectual para la defensa de los valores tradicionales. Se considera que estos valores se encuentran amenazados no solo por clasificar la cultura dentro de la tradición occidental, sino porque al respecto obran ciertos factores de transculturación, que modifican profundamente la trayectoria cultural y social de cada contexto que se venía recorriendo paulatinamente en el siglo XIX, XX y XXI.

No corresponde por el hecho de la cultura de América Latina pertenezca en sentido de herencia a la tradición occidental y que esté amenazada. En algún sentido si lo está, ante todo, por la aceptación pasiva e indiscriminada de usos, procedimientos, conceptos, técnicas y valores de raíz anglosajona. Esto resulta especialmente visible a la altura del ámbito universitario en el ambiente educativo, en el que se discurre en teoría y práctica de las ambivalencias y consternaciones de la herencia y la tradición desde el estudio de las diferentes áreas, disciplinas y profesiones.

Nos se trata de oponer la cultura a la técnica, lo que constituye un absurdo, toda vez que la segunda está implicada y presupuesta en la primera. Tampoco de rechazar experiencias, colaboraciones y ayudas positivamente apreciables, sino adecuarlas a nuestro psiquismo colectivo, a la propia e irreductible entidad humana, individual y colectiva en pro de humanismo natural para un colectivo de humanos consecuentes con su naturaleza inherente.

Para que, una tradición resulte fecunda y contribuya a afianzar y robustecer el carácter de un pueblo, y a conducirlo a una meta ambicionable, es preciso eliminar de esta tradición lo que conlleve a una aparente redundancia y contradicción que no es propiamente tradición, sino que puede ser habitual. Esto, porque tradición fecunda es aquella que evoluciona, que, sin perder su esencia, se adapta paulatinamente a nuevas condiciones de vida, a nuevas perspectivas filosóficas, al hecho ineludible de los avances científicos y el cambio socio económico conllevan la necesaria rectificación de muchos valores y postulados tradicionales.

La disertación no trata de volver a plantear la querella que dividió a tradicionalistas e innovadores, pero realiza un esfuerzo por recordar cuál es, en su legítima acepción, la importancia de una tradición en cuanto tiene de fundamental y auténtico. Además, lo esencial de las disciplinas humanísticas que conlleva la tradición cultural, tiendan a integrar al hombre y, para integrarlo es necesario relacionar diversos campos del conocimiento. Si las humanidades, y su estudio, no desembocan en una auténtica integración cultural, no se ve cuál pueda ser su transcendencia, ni cuál su calidad formativa del ser humano para transcender en lo más humano.

Los fenómenos se estudian y se describen por partes, pero existen en manera de continuidad. Lo aislado no se da ni en el espíritu ni en la naturaleza. El aislar un objeto de acción o de conocimiento no es más que una operación transitoria y provisional, cuando la inteligencia como agente unificador sobre su propia sustancia, produce la cultura. Para el estudio de las humanidades, en Colombia, se orientan haca una visión integrada de la cultura, lo cual no quiere decir que esta visión deba ser enciclopédica, sino que pretende defender todo lo que de auténtico y de positivo existe en la tradición nacional.

Para dinamizar la tesis objeto de estudio se realizará a través de un ejemplo, mediante el que resulta más importante hacer que se comprendan las íntimas relaciones que en la tragedia griega imperaban entre la poesía, la música y la danza, que atenerse escuetamente al examen y comentario literario de una tragedia de Sófocles o de Esquilo. Más importante sería, de otra parte, aprovechar un curso o estudio de humanidades para estudiar el pensamiento filosófico griego en función de la historia de los pueblos helénicos, que limitar la actividad de catedra a explicar un tanto semejante a un dialogo platónico o a un tratado renacentista. Que en el terreno de las humanidades relacionar es integrar, porque las diversas manifestaciones de la cultura se interpretan y se iluminan mutuamente.

Consideraciones finales

Los cambios sociales, ideológicos y culturales están a la orden del día, lo mismo sucede con la era actual; sin embargo, lo que sí hace la diferencia entre una y otra es el papel y la actitud que se asume ante ella. El rol que juega hoy por hoy la educación es el resultado de un compromiso adquirido, quizás de una manera consciente o circunstancial, de convertirse en un medio que no sólo transmita conocimientos o forme hábitos, sino que nutra lo suficiente a todos los seres humanos involucrados en el proceso educativo como un acto humano de socialización.

El rol que tiene la educación actualmente; ser el medio que equilibre los avances científicos y la esencia de lo humano, promoviendo así, individuos íntegros conscientes de su desarrollo y evolución, por lo tanto, responsables con las nuevas generaciones. Y para lograrlo es indispensable contar con profesionales que sean creadores y promotores de este nuevo perfil de cambio, que sean capaces de definir sus objetivos, así como la forma de llegar a ellos; que sean referentes congruentes con el ser y el pensar, pero, sobre todo, sembradores de esperanza. El desafío está planteado y no es menor; los cambios son profundos e imparables y requieren de una visión analítica y reflexiva para no poner en juego el futuro de las generaciones venideras sociedad humana.  

Precisamente una de las grandes tareas del hombre es mantener viva la imagen de lo que buscaron generaciones que ya no existen. La tradición viene el pasado y se hace presencia en la hora actual y se proyecta hacia el futuro. Un pueblo sin tradición es sencillamente el regreso a la barbarie y al mundo neolítico del hacha y al grito en la caverna.

Es Colombia la patria profunda que muy pocos hombres quieren ver. Atareados en un afán mercantilista cambian monedas de gitano en un aduar sin tener en cuenta que a la arquitectura es acaso la forma más pura para reunir a la familia humana y hablarle de las cosas del alma. El humanismo tiene que penetra profundamente a las zonas las escondidas de la actividad intelectual. Pero no solamente la mente humana, sino la conducta, el trabajar con esperanza en el ámbito de la libertad.

El humanismo entendido como una levadura emocional salvara la tradición occidental hija de Grecia y de Roma, cuya axiología de valores ha llegado hasta nosotros para darnos un lugar en el combate ente el ángel y el demonio. Corresponde continuar en la misma línea de las reflexiones que en efecto incumben a una forma de mantener a dignidad, la justicia, la nobleza en las acciones y la dignidad también en el idioma. Y es necesario comprender la eternidad en el espíritu y este se nutre en el humanismo.

Referencias bibliográficas

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1 El artículo deriva del proyecto titulado “Formación interuniversitaria para la investigación en Educación en América Latina. Segunda Versión Seminario Permanente de investigación/2022” con código SGI 3347”