Alonso Reynoso, Carlos (2018)
Este escrito forma parte de una investigación mayor que intenta dar cuenta de diversos movimientos en México que están buscando defenderse y encontrar alternativas. En este esfuerzo se ubican los seguimientos que he hecho al movimiento de Ayotzinapa. Ahora toca tratar lo que se ha denominado Autodefensas. Conviene aclarar que estos movimientos no pueden entenderse sino en el contexto de la guerra del capitalismo hacia los diversos abajos de la sociedad en su afán de asegurar el despojo y aumentar la desigualdad. Habría que llamar la atención de que la desigualdad crece descomunalmente cada día por la voracidad del despojo capitalista. Si bien una organización social como Oxfam Internacional en su informe de inicios de 2016 decía que sesenta y dos personas poseían la misma riqueza que la mitad del planeta, con la información que recopiló durante ese año cayó en la cuenta de que la situación era aún más alarmante y que ocho personas poseían una riqueza igual a la mitad de la población.1 De acuerdo con otro informe, el de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el 20% de las personas con menores ingresos apenas concentra 6.5% de los ingresos de Mexico, pero el 20% más rico posee un 38% de los ingresos. No habría que olvidar que una de las ocho personas más ricas del mundo es un mexicano (CEPAL, 2016). La violencia va en aumento en el mundo y de manera particular en México, no se pueden desvincular de las estrategias de despojo. Las crecientes movilizaciones sociales en México en 2017 correspondían a un hartazgo ante las medidas antipopulares y despojadoras por parte de una clase política corruptay dispendiosa. Los pueblos originarios en ese año impulsaron un intenso movimiento de organización para repeler las agresiones de que eran objeto. Aquí se destaca lo relativo a las Autodefensas armadas en diversos puntos del país, principalmente a lo que ocurrió en la región michoacana en el primer lustro de la segunda década de este siglo.
La llamada guerra contra el narcotráfico inició con el sexenio calderonista. Aparecieron dos libros que con datos contundentes dieron cuenta del fracaso de esa estrategia gubernamental. Mostraron que las razones para justificar dicha guerra eran falsas y que la supuesta solución había agravado el problema. (Castañeda y Aguilar, 2009 y 2012) El gobierno de Peña insistió en los mismos errores, pero con peores resultados sobre todo en lo relativo a los derechos humanos. El descabezamiento de grupos delictivos ha multiplicado el número de esos grupos y elevado los niveles de violencia. Quienes han analizado el paradigma prohibicionista y punitivo adaptado por la comunidad internacional hace medio siglo, presionada por el gobierno de Estados Unidos, han mostrado que ha sido un fracaso para los fines que dice tener (Aguilar, 2016). Sin embargo, para apuntalar el despojo, dicha guerra ha sido un elemento importante.
La situación de violencia en México ha ido en ascenso. Comparando los números con la guerra de Vietnam, allá los muertos estadounidenses fueron de sesenta mil. En México la cifra oficial de muertos en los últimos años triplicaba esa cifra. Pero lo más estrujante es la impunidad prevaleciente ante esa situación (Reyes Heroles, 2016). Los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública para diez años de esa guerra contra el narcotráfico implicaban 186 9 mil homicidios dolosos y más de treinta mil desapariciones. A eso habría que agregarle los cerca de 150 mil desplazados. Conectado a esto ha estado la problemática de la inseguridad, seis de cada diez encuestados en México consideraron en 2016 que el tema de mayor preocupación era la inseguridad (INEGI, 2016). En enero de 2017 esto había aumentado, y un 74% decía que donde vivía era inseguro.2 En respuesta a la inseguridad han ido emergiendo algunos movimientos importantes en los últimos tiempos.
Durante 2014 irrumpió en el estado de Michoacán un movimiento en el que grupos civiles se armaban para erradicar el predominio de un cártel de las drogas que había hartado por sus abusos a la mayoría de la población. En enero de 2014, ante la proliferación de grupos de Autodefensas en el estado de Michoacán, el Gobierno Federal designó un comisionado (para la paz, seguridad y desarrollo integral) para esa entidad federativa que se encontraba por encima de los poderes constitucionales de la misma. Después de una cuestionada actuación fue removido de ese cargo, el cual también desapareció, en enero de 2015. Michoacán había caído bajo el dominio de un grupo delictivo autodenominado Los Caballeros Templarios. Era un poder a veces paralelo, y a veces por encima de las instancias estatales. Frente a sus abusos, en varias regiones de dicha entidad surgieron grupos armados que se presentaron como Autodefensas. La población se estaba armando para defenderse de la opresión económica, política y social del grupo delincuencial Los Caballeros Templarios. El cometido del comisionado con nombramiento presidencial fue la creación de una Fuerza Rural en la que debía integrar a las Autodefensas. Después de un año de gestión la crisis de inseguridad no había sido resuelta, y para que la actuación de este comisionado no lesionara los intereses del partido gobernante que se enfrentaba a elecciones en 2015 se produjo su remoción. Ante el fracaso de la estrategia federal y la continuidad de control por parte de grupos criminales que se infiltraron en esa Fuerza Rural2, el descontento entre muchos pobladores alentó que se planteara el regreso a las Autodefensas. Cuando un Estado se muestra incapaz de garantizar la vida de los habitantes de territorios a su cuidado, estos se ven en la necesidad de buscar por sus propios medios la defensa de su vida, de sus propiedades y de su quehacer cotidiano. Conviene examinar con profundidad el proceso que se generó en Michoacán en torno a las Autodefensas. Un Estado debe tener el monopolio de la violencia legítima, cuando otra fuerza armada lo desplaza y sectores de la población tienen que acudir a las armas para defenderse se muestra el fracaso de la función primordial estatal y se propicia que surjan formas al margen del Estado. La pregunta de investigación es por qué en los últimos meses en el estado michoacano surgieron sectores que se armaron para defenderse de un poder paralelo criminal. La hipótesis es que ante las graves crisis estatales la población busca remediar por sus propios medios los problemas considerados como más apremiantes.
Se hizo un rastreo de los principales hechos en torno a las Autodefensas michoacanas. También, se consultaron artículos que fueron estudiando este fenómeno. Se realiza una descripción del mismo y se hace un primer acercamiento analítico, para poder apreciarlo en su justa medida, este fenómeno se contrasta con la experiencia de policías comunitarias. Se tuvieron en cuenta las noticias tanto de las Autodefensas michoacanas como de las policías comunitarias en Michoacán y en Guerrero entre enero de 2014 y diciembre de 20173.
Consultar la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana en la página del INEGI.
Se buscó la información en las siguientes páginas electrónicas: http://www.jornada.unam.mx; http:// www.reforma.com; http://www.eluniversal. com.mx; http://www.elfinanciero.com.mx; http://www. excelsior.com.mx; http:// www.lacronica.com; http://www.lavozdemichoacan.com.mx; http://www. cambiodemichoacan.com.mx; http://www.proceso.com.mx; http://www. rebelion.org; http://www. sinembargo.mx; http://www.youtube.com; http:// desinfromemonos.org; http://contralinea.info; htpp:// aristeguinoticias.com; https:// es-es.facebook.com/pages/Autodefensa-Michoacan; https://vanguardia. com.mx; http://es-wikipedia.org/wiki/Grupos_de_Autodefensa_Comunitaria.
Vol 27, N°4
Esta revista fue editada en formato digital en diciembre de 2018 por su editorial; publicada por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
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