Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de Sociología Vol.27 No.2 (abril - junio, 2018): 121-132


Conexiones entre Teoría Crítica, Complejidad y Metodologías Participativas de la investigación social

Alejandro Noboa y Mariano Suárez Elías*


Resumen

El artículo de corte ensayístico recorre los conceptos centrales de la teoría crítica especialmente las posiciones de Habermas, con vistasa ponerlos en diálogo con los componentes de la complejidad teniendo como objetivo valorar las características principales que describen a los profesionales de las ciencias sociales en cada caso. La idea de profesional activista en pro de la transformación social más vinculado a la teoría crítica con fuertes acentos en la ética de la emancipación social del sistema capitalista, investigador crítico y militante con objetivos éticos concretos, sostenedor de intereses claros en favor de los oprimidos, y por otro lado, un profesional co-actor de la investigación trabajando en conjunto con las poblaciones, facilitador, que pone en diálogo saberes de distintos orígenes y que están latentes en la realidad social, generado por la visión compleja. En el artículo prima la visión metodológica en una teoría y en otra buscando observar los impactos que estas teorías tienen en el saber hacer profesional, cual es el acento en cada caso y sus consecuencias en la práctica.

Palabras clave: Teoría crítica; complejidad; metodologías

participativas; perfiles profesionales.



Recibido: 06-12-2017 / Aceptado: 21-02-2018

El interés técnico produce una racionalidad instrumental, o sea, útil para la manipulación y control del mundo físico y social. Para Habermas es una ideología que encubre la dominación y explotación del mundo material y humano y es propia del sistema capitalista de producción. Reduce los asuntos morales y estéticos a problemas técnicos, o sea, cambia por qué se hacen las cosas a la discusión del cómo se hacen, y centra su objetivo en ello, olvidando los interrogantes principales que deben guiar el trabajo científico.

El único conocimiento válido es el experimentado por los sentidos y aquel que busca la explicación, la predicción y el control, imprescindibles para el mantenimiento del sistema. La acción individual no va a ser el resultado de la reflexión iluminada por los principios y valores sino inexorablemente será el producto de las leyes invariantes que rigen el mundo de lo social, determinando un terrible condicionamiento para la acción humana y anulando toda pretensión de transformación, solamente hay lugar para el sostenimiento del modelo de dominación.

El interés práctico, produce una racionalidad comprensivista, es decir, con ella

aprendemos los significados de las acciones sociales. Esta comprensión implica empatía y


aceptación. El mundo del sentido de las cosas para el otro se nos esclarece por su similitud con el nuestro. Esta es una función ineludible de la ciencia social pero no la única, se remite a una mera descripción de la realidad y de los significados que los hombres dan a su acción. Para la construcción de la Ciencia Social Crítica se hace necesario acompañarlo además el interés emancipatorio que libere en su accionar (científico) a los sujetos sojuzgados y manipulados.

El interés emancipatorio, produce un conocimiento crítico y orientado a la acción. Se esfuerza por comprobar cuando los enunciados teoréticos captan leyes invariantes de la acción social y cuando reflejan relaciones de dependencia ideológica. El discurso de la ciencia deberá ser aclaratorio del sistema de dominación ideológico, deberá poner en evidencia las maniobras del sistema para manipular y controlar a los hombres.

Si emerge la dependencia o dominación la Ciencia Social Crítica buscará hacer a los seres humanos más conscientes de sus propias realidades y más críticos de sus posibilidades y alternativas. Propenderá a desatar su potencial creador e innovador para la transformación social. (Habermas, 1982)


La Complejidad en las ciencias sociales

En las Ciencias Sociales, la situación es aún más favorable a esta interpretación donde de la sociedad humana expresa la pluralidad de ideas y la riqueza de interacciones entre individuos proporcionan una mejora en las posibilidades de respuesta del colectivo frente a situaciones nuevas.

La ventaja original, que cuentan las Ciencias Sociales y sostenida por Max Weber (1921), de que el investigador forma parte del objeto de conocimiento y donde comparten ambos, sujeto congnoscente y sujeto a conocer el mismo campo del fenómeno, donde la totalidad de la realidad sea social o natural, incluye a los sujetos cognoscentes dentro de ella y inhibiendo la posibilidad de adoptar una postura externa de observador neutro y ajeno a sus propias modificaciones. En otras palabras, como observadores estamos en el mundo y el mundo cambia y nos modifica mientras intentamos conocerlo.

En este sentido, y analizando el planteo de Ibáñez (1989), luego de transitar la etapa de la creación y validación empírica del Grupo de discusión, se incorpora la necesidad de que el proceso de investigación incluya y legitime el conocimiento del sujeto a conocer y su propia cosmovisión y un criterio central que es reconocer la reflexividad de las entidades observadas, y esto no es sólo para las ciencias sociales sino para todas las ciencias.

El campo epistemológico complejo, da pistas para pensar y construir el mundo de una manera radicalmente diferente de como se venía haciendo hasta el momento. Varias son las características que lo definen, una de ellas es lograr una visión global, integradora, que busca ajustarse más a la realidad y permite mejores soluciones a los problemas que esta plantea. Este modelo incluye en su construcción otros componentes a la estructura de explicación científica tradicional basada en la relación causa – efecto. Abandonando, de esta manera, el simplismo mecanicista que resuelve los problemas a partir de una


solución especializada, integrando otras perspectivas que mejoran el conocimiento como las posibilidades de intervención en la realidad.

Por el otro lado, se refiere a un sistema complejo, que es un sistema compuesto de partes interrelacionadas que como un conjunto exhiben propiedades y comportamientos no evidentes a partir de la suma de las partes individuales. La propiedad reflexiva se refiere a la relación Sujeto cognoscente – Sujeto a conocer, la propia relación de conocimiento genera en los dos transformaciones que debemos conocer y reflexionar y que hacen, incluso, más impredecible el proceso de conocimiento y sus consecuencias.

La mirada de varias disciplinas a la vez sobre un mismo fenómeno parte de la visión holística propugnada por la perspectiva sistémica y compleja, obligando al diálogo con otras disciplinas. La idea es que la problemática es múltiple y no basta una sola mirada para comprender el fenómeno, de ahí los conceptos de inter y transdiciplinariedad.

Por otro lado, el énfasis que pone Morin en la referencias a la ética son un argumento de convergencia entre teoría crítica y complejidad siempre entendiendo que esta última es una construcción más ambiciosa y de mayor calado que la teoría crítica cuyo campo se reduce a las ciencias sociales.1

Ahora bien ¿cuáles son los conceptos de la complejidad a que se refiere el artículo?

La idea de autoorganización que es propuesta por Maturana y Varela (1986) en la biología y por Prigogine (1997) en la física a partir de lo que concibe como estructuras disipativas de materia y de energía, que lejos de destruirse o deteriorarse, se recrean y se transforman en nuevos sistemas de forma autónoma.

En el mismo sentido, pensar que la realidad propone certezas y estabilidad se torna obsoleto frente a la variabilidad e incertidumbre de los hechos, aspecto también descubierto por Prigogine (1997) para las ciencias de la Física, el predominio del azar y la no linealidad, contradice la relación causa – efecto direccionada y estable en el tiempo. Pero además, en sus estudios, el citado autor concluye que la autoorganización y las estructuras disipativas no son privativas del mundo vivo, sino que encontramos en la naturaleza inanimada variedad de éstos, todos ellos caracterizados, al igual que ocurre con los seres vivos, por la formación autónoma de nuevas estructuras ordenadas.

La estructuración autoorganizada procede de una transformación en la que azar y determinismo compiten y/o cooperan, por ello, en los sistemas complejos no es fácil predecir la evolución o el resultado en una transición y ello los hace inciertos en su devenir. El propio Prigogine recupera en la segunda mitad del siglo XX, el Principio de incertidumbre de Heisenberg (1927) que establece que es imposible conocer simultáneamente la posición y la velocidad de un electrón, y por tanto, es imposible determinar su trayectoria. Para

1 Otro cuerpo teórico que se comenzó a gestar a principios del siglo XXI y que tiende puentes entre la complejidad y la teoría crítica es la llamada Epistemologías del Sur, cuyo principal exponente es el portugués Boaventura de Sousa Santos. El autor propone a través de la Sociología de las Ausencias sustituir cinco monoculturas de la ciencia (incluso de la ciencia crítica) por cinco ecologías que expandirán el presente haciendo emerger estas ausencias. Se trata de una versión de la teoría crítica aún en construcción en donde se reconoce el carácter diverso del mundo social y la necesidad de reconocer esta ecología para evitar la creación intencionada de ausencias que esconden formas de dominación: norte-sur, ciencia-conocimiento cotidiano, etc. (de Sousa, 2009)


conocerlo se envía un fotón de luz al mismo y éste reacciona modificando su posición ante

ello, impidiendo detectar su ubicación.

Una manera bastante difundida de interpretar este Principio consiste en imaginar lo que sería la medida de la posición y velocidad de un electrón: para realizar la medida (para poder “ver” de algún modo el electrón) es necesario que un fotón de luz choque con el electrón, con lo cual está modificando su posición y velocidad; es decir, por el mismo hecho de realizar la medida, el experimentador modifica los datos de algún modo, introduciendo un error que es imposible de reducir a cero, por muy perfectos que sean nuestros instrumentos.

Todos estos elementos sacuden profundamente el campo de las ciencias y entre ellas las ciencias sociales, dejando obsoletas sus formas de actuar y sus metodologías.


Las Metodologías Participativas

Tanto para los postulados centrales de la teoría crítica como para los conceptos básicos de la complejidad, era necesario pensar un diseño de investigación social que se correspondiera con ellos, ahí es donde vienen en auxilio de ellas las metodologías llamadas participativas, las cuales facilitan, con un criterio riguroso, la incorporación de los conceptos centrales de la complejidad, como incertidumbre, autoorganización y reflexividad, dotando al investigador social de herramientas que inscriben el impacto de estos conceptos.

Volviendo a la teoría crítica, y desde una postura convergente, sin duda que los fundamentos teóricos aportados por Jürgen Habermas están ligados a la investigación acción participación (IAP) desde sus inicios. Es decir, aquellas propuestas que pretenden recuperar para la ciencia los discursos y las percepciones de los sujetos en proceso – de – desarrollo/ liberación.

A partir de la Escuela de Frankfurt lo central en este tipo de metodologías va a ser el rescate que ellas hacen de la creatividad social, en este sentido, Tomás Rodríguez Villasante (1995: 399) afirma:

“(…) se trata de cómo los movimientos populares están aportando técnicas, metodologías y hasta posicionamientos epistémicos para el uso de las ciencias sociales.” “En suma hay un diálogo muy fecundo, que trataremos de reflejar, de aportaciones básicas para cualquier investigador, y sobre todo de gran operatividad social (que al fin y al cabo es para lo que se hace la investigación).”

En igual sentido reflexionan Carr y Kemmis (1986) en su propuesta para la investigación educativa, incorporando la dialéctica como proceso central de construcción del conocimiento y transformación de la realidad. No es posible pensar desde una ética de la liberación, de la superación de situaciones jerárquicas en ignorar el vínculo entre teoría y práctica. El conocimiento de la realidad sólo es posible y deseable si se acepta la posibilidad de transformarla, de actuar sobre ella.


Sin duda, hoy que la complejidad de lo social es aceptada, y la no recursividad de los fenómenos sociales también, estas metodologías están llamadas a cumplir un papel central en la investigación social.


Los correlatos profesionales de las Ciencias Sociales

En este apartado se planteará a manera de hipótesis la existencia de dos modelos (ideales) de profesionales que confluyen en el quehacer de la investigación acción pero con matices diferentes de acuerdo a la tradición epistemológica que los orienta. Por su puesto, que en tanto modelos no existen como tales en la realidad pero pueden tener utilidad a la hora de analizar el trabajo profesional de los actores reales.


  1. Ciencia social crítica y profesionales

    Para definir el modelo teórico se partirá de las condiciones postuladas por Habermas

    (2007) para la construcción de la Ciencia Social Crítica:

    1. La teoría debe rechazar las nociones positivistas de racionalidad, objetividad y verdad, ellas son una construcción ideológica;

    2. La teoría debe admitir la necesidad de utilizar las categorías interpretativas de los sujetos estudiados, esa es una imposición ética;

    3. En la teoría hay que buscar los elementos para suministrar los medios que permitan diferenciar interpretaciones ideológicamente distorsionadas de aquellas que no lo están y ella debe proporcionar alguna orientación acerca de cómo superar los autoentendimientos distorsionados;

    4. La teoría debe preocuparse de identificar aquellos aspectos del orden social existente que frustran la persecución de fines racionales, es decir, aquellos fines que apuntan a la liberación de los hombres;

    5. La teoría necesariamente debe ser práctica, en el sentido de su necesaria conexión con la ética y con la transformación social.

    En síntesis, la Ciencia Social Crítica debe abogar por poner en claro los diferentes factores que conforman la realidad social, desentrañar su significado para los grupos humanos en estudio y cooperar a la transformación social.

    “Para el discípulo de Rickert (Weber) una ciencia de la cultura no puede agotar su interés en la investigación de las regularidades empíricas (meta principal del positivismo científico). Sus preguntas se dirigen no sólo al análisis de la condicionalidad de los fenómenos culturales, sino también a hacer visible su significado.” (Habermas; 1990: 71)

    En términos más estrictamente metodológicos los grupos sociales implicados en el proceso de intervención social van a elaborar, experimentar, evaluar y redefinir su proyecto de cambio social acompañados por el profesional sociólogo. Importa lo que los sujetos investigados piensen y creen, lo que los sujetos aspiran para desde una mirada profesional y en una fase de reflexión colectiva repensarlo, criticar y transformar la realidad injusta.


    Apropiarse del conocimiento y crítica son dos pasos para la construcción de la Ciencia Social Crítica.

    Cuál es el papel que cabe al profesional: va contra la enajenación y la dominación, el profesional en ese sentido es un militante social; respeta las voluntades de los sujetos, deja que sean forjadores de su propio destino; propone la implicación y participación de los sujetos estudiados en los procesos de transformación imprescindibles para su liberación.


  2. Complejidad y profesionales

Los desarrollos desde la complejidad impactan sobre la forma de ser profesional y en ese sentido reclaman un científico ético que trabaja bajo la ética humanista. Por otro lado, debe comportarse como un artesano, es decir emplear las metodologías y las técnicas combinándolas originalmente en cada caso, no se trata de recetas preconcebidas, sino de adaptar el herramental a la situación que se pretende estudiar sabiendo que ella es cambiante, que es incierta y que las sociedades humanas son reflexivas, es decir comprenden y estudian los efectos del investigador y de la investigación, adaptando sus comportamientos a ellos.

A su vez, el profesional deberá ser versado en diferentes disciplinas o contar con apoyos en distintas disciplinas, la visión compleja requiere esa fortaleza. Quiere decir esto que no se puede investigar desde la disciplina, no. Se necesita de un enfoque holístico global y contar con la posibilidad de apelar a otras ciencias para abordar el problema.

Comprometida/o éticamente, es un criterio convergente con la teoría crítica, en ambos casos resulta de un carácter intrínseco de la investigación social, en la teoría crítica como respuesta a la dominación capitalista y al sistema social, y en la complejidad, como una muestra de respeto hacia el ambiente donde viven los seres humanos, animales, vegetales y minerales.

El investigador de acuerdo a la versión compleja debe ser versado en métodos y técnicas que pondrá a disposición de las poblaciones que está trabajando. El investigador es un facilitador del desarrollo de las comunidades y para ello debe conocer las herramientas que puede eventualmente disponibilizar o utilizar en conjunto con la población, participativamente.

Así como se pide la visión interdisciplinaria, se requiere el trabajo en equipo, El investigador deberá estar dotado de capacidades sociales de apertura de criterios que permita incorporar al equipo de trabajo a científicos de diferentes disciplinas y o técnicos que colaboren en la realización de la investigación.

Siempre dispuesto a cambiar de rumbo, el científico de la complejidad deberá estar dispuesto cambiar de rumbo en función de las transformaciones que los sujetos, incluido él mismo, sufren en el proceso de investigación social. Entre otros el efecto reflexivo que se analizó más atrás es un componente ineludible para esta aptitud, la realidad cambia reflexivamente y obliga a adoptar otras posiciones a los investigadores. Por otro lado, debe contar con las habilidades para poner en diálogo distintos saberes existentes en la sociedad,


respetuoso tanto de su conocimiento como del conocimiento construido por los demás en pie de igualdad, activo defensor de la ecología de saberes presentes en las comunidades.


Reflexiones finales

Tanto el paradigma de la complejidad como la teoría crítica han venido a dar respuesta a las múltiples desconexiones con la realidad que se venían observando en el paradigma hegemónico de la ciencia, el positivismo. La teoría crítica puso énfasis en la tarea de transformación social y para ello deberá poner en evidencia las estructuras de dominación.

Se han expuesto aquí dos perspectivas epistemológicas que dan respuestas a diferentes aspectos que se venían evidenciado como problemáticos del hegemónico paradigma positivista. Ambas perspectivas promueven la conexión entre teoría y práctica, y en ese sentido, son dos formas de llegar hacia el diseño de investigación acción. Se plantea como hipótesis, sin embargo, que se pueden diferenciar perfiles profesionales diferentes según el paradigma que inspira la práctica. Por un lado, la idea de profesional activista en pro de la transformación social más vinculado a la teoría crítica con fuertes acentos en la ética de la emancipación social del sistema capitalista, investigador crítico y militante con objetivos éticos concretos, sostenedor de intereses claros en favor de los oprimidos, y por otro lado, un profesional co-actor de la investigación trabajando en conjunto con las poblaciones, facilitador, que pone en diálogo saberes de distintos orígenes y que están latentes en la realidad social, generado por la visión compleja.


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Vol 27, N°2


Esta revista fue editada en formato digital en junio de 2018 por su editorial; publicada por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela


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