Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de Sociología Vol.27 No.2 (abril - junio, 2018): 121-132
Alejandro Noboa y Mariano Suárez Elías*
El artículo de corte ensayístico recorre los conceptos centrales de la teoría crítica especialmente las posiciones de Habermas, con vistasa ponerlos en diálogo con los componentes de la complejidad teniendo como objetivo valorar las características principales que describen a los profesionales de las ciencias sociales en cada caso. La idea de profesional activista en pro de la transformación social más vinculado a la teoría crítica con fuertes acentos en la ética de la emancipación social del sistema capitalista, investigador crítico y militante con objetivos éticos concretos, sostenedor de intereses claros en favor de los oprimidos, y por otro lado, un profesional co-actor de la investigación trabajando en conjunto con las poblaciones, facilitador, que pone en diálogo saberes de distintos orígenes y que están latentes en la realidad social, generado por la visión compleja. En el artículo prima la visión metodológica en una teoría y en otra buscando observar los impactos que estas teorías tienen en el saber hacer profesional, cual es el acento en cada caso y sus consecuencias en la práctica.
participativas; perfiles profesionales.
Recibido: 06-12-2017 / Aceptado: 21-02-2018
Universidad de la República. Litoral Norte, Salto. Uruguay.
Email: anoboa@unorte.edu.uy marianodoc01@unorte.edu.uy
Connections between Critical Theory, Complexity and Participatory Methodologies of social research
The article goes through the main concepts of critical theory with Habermas’s ideology, leading them in dialogue with the components of complexity with the objective of assessing the main characteristics that describe the social science professionals in each case . The idea of professional activist in favor of social transformation more linked to critical theory with strong thoughts in the ethics of social emancipation of the capitalist system, critical and militant researcher with concrete ethical objectives, supporter of clear interests in favor of the oppressed. On the other hand, a professional co-actor who take part in research working together along with the populations, a facilitator, that pursue a dialogue knowledge of different origins knowing them as latent in the social reality, generated by the complex vision. In the article, the main theory is to preserve the methodological vision and the other is looking for observe the impacts that these theories have on professional know-how, which is the accent in each case and its consequences in practice.
methodologies; professional profiles.
Las metodologías participativas de investigación social se nutren actualmente de la influencia de la teoría crítica y de la perspectiva de la complejidad. Ambos cuerpos epistemológicos permiten dar sustento a las prácticas profesionales con ligeros matices según se poyen más en una u otra tradición de pensamiento. Si bien existen autores que beben de ambas tradiciones y están planteando nuevas versiones de teorías críticas, más complejas, aún es posible rastrear perfiles profesionales diferentes.
En este artículo se propone analizar los principales componentes de ambas perspectivas para luego plantear la hipótesis de la existencia de dos modelos teóricos de perfiles profesionales inspirados en ambas tradiciones.
El análisis de las posturas metodológicas de la Escuela de Franckfurt y en especial la adoptada por Jürgen Habermas resulta pertinente, especialmente en el entendido
de que estos autores han desarrollado su pensamiento más en el campo teórico y en
algunos casos filosófico.
Una de las obras representativas de la investigación de esta escuela es “La personalidad autoritaria” de Adorno y Horkheimer. Es allí donde su propuesta se ha orientado más hacia el campo empírico logrando un producto excepcional y sellando el precepto de que la ciencia social se construye en esos dos ámbitos: el teórico y el empírico.
En cuanto a Habermas su reflexión teórico – metodológica está plasmada en varios trabajos, se rescata particularmente la “Lógica de las ciencias sociales” (2007). La iracunda crítica al positivismo especialmente en lo que hace a la incompetencia de la Ciencia para juzgar sobre los fines que persigue alcanza y deja al desnudo y sin argumentos válidos a dicha tradición más unida al positivismo hegemónico. La tan manida objetividad y neutralidad de la Ciencia cae bajo la artillería demoledora de los argumentos sostenidos por Habermas, centrando su mira en las implicancias éticas que tiene todo trabajo científico, alejándolo de la neutralidad y de la objetividad reivindicada por los positivistas.
En ese sentido el positivismo se descubre como aparato teórico de dominación, que bajo su supuesta objetividad y neutralidad de la técnica, sólo va a esconder un sistema de dominación que oprime y explota a los sujetos observados, ahogando y manipulando sus conciencias y sus intereses. En tal sentido la Ciencia no deja de ser ideología e ideología de la sociedad capitalista, que pretende esconder la estructura de dominación bajo el nombre de la neutralidad y de la objetividad.
“El proceso de investigación organizado por los sujetos pertenece, a través de los actos de conocimiento, al contexto objetivo que se busca conocer”. (Habermas; 1990: 22)
En otras palabras, no se puede hacer ciencia social y dejar de pertenecer al mundo de lo social del cual se es parte, o sea, no se puede obviar la forma de pensar, la forma de sentir, las aspiraciones, etc. En tanto sujeto cognoscente es imposible abandonar las posiciones sobre el “objeto” del cual se es parte, e igualmente no es viable dejar de lado los principios respecto a un sistema que explota y aliena. Por tanto, no se puede dejar aparte los propósitos que se persiguen con el trabajo de investigación que no pueden ser otros que aquellos iluminados por la ética del cambio social, o sea, la liberación de los hombres sojuzgados por el sistema de dominación capitalista.
La realidad no está “dada” sino que es construida y transformada por la acción humana. La ética no está ajena al conocimiento científico, sino que debe formar parte de él. La objetividad no es una prueba empírica sobre el objeto, sino que es un acuerdo de puntos de vista fundamentado en un argumento discursivo, es decir, un discurso que explica la realidad y no a la inversa.
La Ciencia como actividad humana no puede dejar de lado los aspectos éticos que bajo su falsa neutralidad y objetividad deja ocultos, la Ciencia sólo puede ser una herramienta de cambio social si adopta la acción comunicativa:
“racionalidad dada por la necesidad de entendimiento entre sujetos capaces de lenguaje y acción. Acción que desvela los argumentos ideológicos de los discursos de dominación volviéndolos transparentes y posibles de ser comprendidos en
libertad”. La acción comunicativa es un proceso cooperativo de entendimiento, claro
está si dos personas están de acuerdo sobre algo eso no significa que ello es verdad.”
“Las referencias valorativas son metodológicamente inevitables y sin embargo (para el positivismo) no vinculantes objetivamente. Estamos, pues (si aceptamos tal cosa), obligados a hacer explícita la dependencia de nuestros enunciados descriptivos respecto de nuestros presupuestos de contenido normativo (necesariamente teóricos y valorativos).” (Habermas; 1990: 74)
Concebir una Ciencia Social sin valores es taparse los ojos frente a las hojas que impiden ver el bosque, es reducir el trabajo científico a su carácter instrumental, es pretender que la realidad hable por sí sola, sin el ineludible estímulo de la curiosidad científica motivada por los afanes de realización y liberación humana. El conocimiento de lo social tiene además raíces históricas y sociales y está sujeto a los intereses humanos jerarquizados en la estructura social de dominación social. Los intereses van a organizar la percepción y el conocimiento de la realidad observada, si los mismos están estructurados en un orden social a él responderán y eso es lo que ocurre con la Ciencia Social.
Incluso más, Habermas sostiene que la organización del trabajo científico constituye una burocracia idéntica a la organización industrial base estructural de la sociedad capitalista, por tanto se hace acreedora de las mismas críticas. La división social del trabajo científico reproduce la organización del sistema capitalista que se estratifica en dominantes y dominados, dividiendo drásticamente la organización del trabajo científico entre quienes piensan y planifican y quienes ejecutan la tarea de investigación, y ni que hablar del mantenimiento enajenado a los sujetos estudiados.
En el mismo sentido, el autor analiza tres tipos de intereses asociados a diferentes formas de la Ciencia:
interés técnico, vinculado al hipotético deductivismo (neopositivismo); b. el interés práctico, vinculado a la hermenéutica; y c. el interés emancipatorio, asociado a la dialéctica productora de la Ciencia Social Crítica.
El interés técnico produce una racionalidad instrumental, o sea, útil para la manipulación y control del mundo físico y social. Para Habermas es una ideología que encubre la dominación y explotación del mundo material y humano y es propia del sistema capitalista de producción. Reduce los asuntos morales y estéticos a problemas técnicos, o sea, cambia por qué se hacen las cosas a la discusión del cómo se hacen, y centra su objetivo en ello, olvidando los interrogantes principales que deben guiar el trabajo científico.
El único conocimiento válido es el experimentado por los sentidos y aquel que busca la explicación, la predicción y el control, imprescindibles para el mantenimiento del sistema. La acción individual no va a ser el resultado de la reflexión iluminada por los principios y valores sino inexorablemente será el producto de las leyes invariantes que rigen el mundo de lo social, determinando un terrible condicionamiento para la acción humana y anulando toda pretensión de transformación, solamente hay lugar para el sostenimiento del modelo de dominación.
El interés práctico, produce una racionalidad comprensivista, es decir, con ella
aprendemos los significados de las acciones sociales. Esta comprensión implica empatía y
aceptación. El mundo del sentido de las cosas para el otro se nos esclarece por su similitud con el nuestro. Esta es una función ineludible de la ciencia social pero no la única, se remite a una mera descripción de la realidad y de los significados que los hombres dan a su acción. Para la construcción de la Ciencia Social Crítica se hace necesario acompañarlo además el interés emancipatorio que libere en su accionar (científico) a los sujetos sojuzgados y manipulados.
El interés emancipatorio, produce un conocimiento crítico y orientado a la acción. Se esfuerza por comprobar cuando los enunciados teoréticos captan leyes invariantes de la acción social y cuando reflejan relaciones de dependencia ideológica. El discurso de la ciencia deberá ser aclaratorio del sistema de dominación ideológico, deberá poner en evidencia las maniobras del sistema para manipular y controlar a los hombres.
Si emerge la dependencia o dominación la Ciencia Social Crítica buscará hacer a los seres humanos más conscientes de sus propias realidades y más críticos de sus posibilidades y alternativas. Propenderá a desatar su potencial creador e innovador para la transformación social. (Habermas, 1982)
En las Ciencias Sociales, la situación es aún más favorable a esta interpretación donde de la sociedad humana expresa la pluralidad de ideas y la riqueza de interacciones entre individuos proporcionan una mejora en las posibilidades de respuesta del colectivo frente a situaciones nuevas.
La ventaja original, que cuentan las Ciencias Sociales y sostenida por Max Weber (1921), de que el investigador forma parte del objeto de conocimiento y donde comparten ambos, sujeto congnoscente y sujeto a conocer el mismo campo del fenómeno, donde la totalidad de la realidad sea social o natural, incluye a los sujetos cognoscentes dentro de ella y inhibiendo la posibilidad de adoptar una postura externa de observador neutro y ajeno a sus propias modificaciones. En otras palabras, como observadores estamos en el mundo y el mundo cambia y nos modifica mientras intentamos conocerlo.
En este sentido, y analizando el planteo de Ibáñez (1989), luego de transitar la etapa de la creación y validación empírica del Grupo de discusión, se incorpora la necesidad de que el proceso de investigación incluya y legitime el conocimiento del sujeto a conocer y su propia cosmovisión y un criterio central que es reconocer la reflexividad de las entidades observadas, y esto no es sólo para las ciencias sociales sino para todas las ciencias.
El campo epistemológico complejo, da pistas para pensar y construir el mundo de una manera radicalmente diferente de como se venía haciendo hasta el momento. Varias son las características que lo definen, una de ellas es lograr una visión global, integradora, que busca ajustarse más a la realidad y permite mejores soluciones a los problemas que esta plantea. Este modelo incluye en su construcción otros componentes a la estructura de explicación científica tradicional basada en la relación causa – efecto. Abandonando, de esta manera, el simplismo mecanicista que resuelve los problemas a partir de una
solución especializada, integrando otras perspectivas que mejoran el conocimiento como las posibilidades de intervención en la realidad.
Por el otro lado, se refiere a un sistema complejo, que es un sistema compuesto de partes interrelacionadas que como un conjunto exhiben propiedades y comportamientos no evidentes a partir de la suma de las partes individuales. La propiedad reflexiva se refiere a la relación Sujeto cognoscente – Sujeto a conocer, la propia relación de conocimiento genera en los dos transformaciones que debemos conocer y reflexionar y que hacen, incluso, más impredecible el proceso de conocimiento y sus consecuencias.
La mirada de varias disciplinas a la vez sobre un mismo fenómeno parte de la visión holística propugnada por la perspectiva sistémica y compleja, obligando al diálogo con otras disciplinas. La idea es que la problemática es múltiple y no basta una sola mirada para comprender el fenómeno, de ahí los conceptos de inter y transdiciplinariedad.
Por otro lado, el énfasis que pone Morin en la referencias a la ética son un argumento de convergencia entre teoría crítica y complejidad siempre entendiendo que esta última es una construcción más ambiciosa y de mayor calado que la teoría crítica cuyo campo se reduce a las ciencias sociales.1
Ahora bien ¿cuáles son los conceptos de la complejidad a que se refiere el artículo?
La idea de autoorganización que es propuesta por Maturana y Varela (1986) en la biología y por Prigogine (1997) en la física a partir de lo que concibe como estructuras disipativas de materia y de energía, que lejos de destruirse o deteriorarse, se recrean y se transforman en nuevos sistemas de forma autónoma.
En el mismo sentido, pensar que la realidad propone certezas y estabilidad se torna obsoleto frente a la variabilidad e incertidumbre de los hechos, aspecto también descubierto por Prigogine (1997) para las ciencias de la Física, el predominio del azar y la no linealidad, contradice la relación causa – efecto direccionada y estable en el tiempo. Pero además, en sus estudios, el citado autor concluye que la autoorganización y las estructuras disipativas no son privativas del mundo vivo, sino que encontramos en la naturaleza inanimada variedad de éstos, todos ellos caracterizados, al igual que ocurre con los seres vivos, por la formación autónoma de nuevas estructuras ordenadas.
La estructuración autoorganizada procede de una transformación en la que azar y determinismo compiten y/o cooperan, por ello, en los sistemas complejos no es fácil predecir la evolución o el resultado en una transición y ello los hace inciertos en su devenir. El propio Prigogine recupera en la segunda mitad del siglo XX, el Principio de incertidumbre de Heisenberg (1927) que establece que es imposible conocer simultáneamente la posición y la velocidad de un electrón, y por tanto, es imposible determinar su trayectoria. Para
1 Otro cuerpo teórico que se comenzó a gestar a principios del siglo XXI y que tiende puentes entre la complejidad y la teoría crítica es la llamada Epistemologías del Sur, cuyo principal exponente es el portugués Boaventura de Sousa Santos. El autor propone a través de la Sociología de las Ausencias sustituir cinco monoculturas de la ciencia (incluso de la ciencia crítica) por cinco ecologías que expandirán el presente haciendo emerger estas ausencias. Se trata de una versión de la teoría crítica aún en construcción en donde se reconoce el carácter diverso del mundo social y la necesidad de reconocer esta ecología para evitar la creación intencionada de ausencias que esconden formas de dominación: norte-sur, ciencia-conocimiento cotidiano, etc. (de Sousa, 2009)
conocerlo se envía un fotón de luz al mismo y éste reacciona modificando su posición ante
ello, impidiendo detectar su ubicación.
Una manera bastante difundida de interpretar este Principio consiste en imaginar lo que sería la medida de la posición y velocidad de un electrón: para realizar la medida (para poder “ver” de algún modo el electrón) es necesario que un fotón de luz choque con el electrón, con lo cual está modificando su posición y velocidad; es decir, por el mismo hecho de realizar la medida, el experimentador modifica los datos de algún modo, introduciendo un error que es imposible de reducir a cero, por muy perfectos que sean nuestros instrumentos.
Todos estos elementos sacuden profundamente el campo de las ciencias y entre ellas las ciencias sociales, dejando obsoletas sus formas de actuar y sus metodologías.
Tanto para los postulados centrales de la teoría crítica como para los conceptos básicos de la complejidad, era necesario pensar un diseño de investigación social que se correspondiera con ellos, ahí es donde vienen en auxilio de ellas las metodologías llamadas participativas, las cuales facilitan, con un criterio riguroso, la incorporación de los conceptos centrales de la complejidad, como incertidumbre, autoorganización y reflexividad, dotando al investigador social de herramientas que inscriben el impacto de estos conceptos.
Volviendo a la teoría crítica, y desde una postura convergente, sin duda que los fundamentos teóricos aportados por Jürgen Habermas están ligados a la investigación acción participación (IAP) desde sus inicios. Es decir, aquellas propuestas que pretenden recuperar para la ciencia los discursos y las percepciones de los sujetos en proceso – de – desarrollo/ liberación.
A partir de la Escuela de Frankfurt lo central en este tipo de metodologías va a ser el rescate que ellas hacen de la creatividad social, en este sentido, Tomás Rodríguez Villasante (1995: 399) afirma:
“(…) se trata de cómo los movimientos populares están aportando técnicas, metodologías y hasta posicionamientos epistémicos para el uso de las ciencias sociales.” “En suma hay un diálogo muy fecundo, que trataremos de reflejar, de aportaciones básicas para cualquier investigador, y sobre todo de gran operatividad social (que al fin y al cabo es para lo que se hace la investigación).”
En igual sentido reflexionan Carr y Kemmis (1986) en su propuesta para la investigación educativa, incorporando la dialéctica como proceso central de construcción del conocimiento y transformación de la realidad. No es posible pensar desde una ética de la liberación, de la superación de situaciones jerárquicas en ignorar el vínculo entre teoría y práctica. El conocimiento de la realidad sólo es posible y deseable si se acepta la posibilidad de transformarla, de actuar sobre ella.
Sin duda, hoy que la complejidad de lo social es aceptada, y la no recursividad de los fenómenos sociales también, estas metodologías están llamadas a cumplir un papel central en la investigación social.
En este apartado se planteará a manera de hipótesis la existencia de dos modelos (ideales) de profesionales que confluyen en el quehacer de la investigación acción pero con matices diferentes de acuerdo a la tradición epistemológica que los orienta. Por su puesto, que en tanto modelos no existen como tales en la realidad pero pueden tener utilidad a la hora de analizar el trabajo profesional de los actores reales.
Para definir el modelo teórico se partirá de las condiciones postuladas por Habermas
(2007) para la construcción de la Ciencia Social Crítica:
La teoría debe rechazar las nociones positivistas de racionalidad, objetividad y verdad, ellas son una construcción ideológica;
La teoría debe admitir la necesidad de utilizar las categorías interpretativas de los sujetos estudiados, esa es una imposición ética;
En la teoría hay que buscar los elementos para suministrar los medios que permitan diferenciar interpretaciones ideológicamente distorsionadas de aquellas que no lo están y ella debe proporcionar alguna orientación acerca de cómo superar los autoentendimientos distorsionados;
La teoría debe preocuparse de identificar aquellos aspectos del orden social existente que frustran la persecución de fines racionales, es decir, aquellos fines que apuntan a la liberación de los hombres;
La teoría necesariamente debe ser práctica, en el sentido de su necesaria conexión con la ética y con la transformación social.
En síntesis, la Ciencia Social Crítica debe abogar por poner en claro los diferentes factores que conforman la realidad social, desentrañar su significado para los grupos humanos en estudio y cooperar a la transformación social.
“Para el discípulo de Rickert (Weber) una ciencia de la cultura no puede agotar su interés en la investigación de las regularidades empíricas (meta principal del positivismo científico). Sus preguntas se dirigen no sólo al análisis de la condicionalidad de los fenómenos culturales, sino también a hacer visible su significado.” (Habermas; 1990: 71)
En términos más estrictamente metodológicos los grupos sociales implicados en el proceso de intervención social van a elaborar, experimentar, evaluar y redefinir su proyecto de cambio social acompañados por el profesional sociólogo. Importa lo que los sujetos investigados piensen y creen, lo que los sujetos aspiran para desde una mirada profesional y en una fase de reflexión colectiva repensarlo, criticar y transformar la realidad injusta.
Apropiarse del conocimiento y crítica son dos pasos para la construcción de la Ciencia Social Crítica.
Cuál es el papel que cabe al profesional: va contra la enajenación y la dominación, el profesional en ese sentido es un militante social; respeta las voluntades de los sujetos, deja que sean forjadores de su propio destino; propone la implicación y participación de los sujetos estudiados en los procesos de transformación imprescindibles para su liberación.
Los desarrollos desde la complejidad impactan sobre la forma de ser profesional y en ese sentido reclaman un científico ético que trabaja bajo la ética humanista. Por otro lado, debe comportarse como un artesano, es decir emplear las metodologías y las técnicas combinándolas originalmente en cada caso, no se trata de recetas preconcebidas, sino de adaptar el herramental a la situación que se pretende estudiar sabiendo que ella es cambiante, que es incierta y que las sociedades humanas son reflexivas, es decir comprenden y estudian los efectos del investigador y de la investigación, adaptando sus comportamientos a ellos.
A su vez, el profesional deberá ser versado en diferentes disciplinas o contar con apoyos en distintas disciplinas, la visión compleja requiere esa fortaleza. Quiere decir esto que no se puede investigar desde la disciplina, no. Se necesita de un enfoque holístico global y contar con la posibilidad de apelar a otras ciencias para abordar el problema.
Comprometida/o éticamente, es un criterio convergente con la teoría crítica, en ambos casos resulta de un carácter intrínseco de la investigación social, en la teoría crítica como respuesta a la dominación capitalista y al sistema social, y en la complejidad, como una muestra de respeto hacia el ambiente donde viven los seres humanos, animales, vegetales y minerales.
El investigador de acuerdo a la versión compleja debe ser versado en métodos y técnicas que pondrá a disposición de las poblaciones que está trabajando. El investigador es un facilitador del desarrollo de las comunidades y para ello debe conocer las herramientas que puede eventualmente disponibilizar o utilizar en conjunto con la población, participativamente.
Así como se pide la visión interdisciplinaria, se requiere el trabajo en equipo, El investigador deberá estar dotado de capacidades sociales de apertura de criterios que permita incorporar al equipo de trabajo a científicos de diferentes disciplinas y o técnicos que colaboren en la realización de la investigación.
Siempre dispuesto a cambiar de rumbo, el científico de la complejidad deberá estar dispuesto cambiar de rumbo en función de las transformaciones que los sujetos, incluido él mismo, sufren en el proceso de investigación social. Entre otros el efecto reflexivo que se analizó más atrás es un componente ineludible para esta aptitud, la realidad cambia reflexivamente y obliga a adoptar otras posiciones a los investigadores. Por otro lado, debe contar con las habilidades para poner en diálogo distintos saberes existentes en la sociedad,
respetuoso tanto de su conocimiento como del conocimiento construido por los demás en pie de igualdad, activo defensor de la ecología de saberes presentes en las comunidades.
Tanto el paradigma de la complejidad como la teoría crítica han venido a dar respuesta a las múltiples desconexiones con la realidad que se venían observando en el paradigma hegemónico de la ciencia, el positivismo. La teoría crítica puso énfasis en la tarea de transformación social y para ello deberá poner en evidencia las estructuras de dominación.
Se han expuesto aquí dos perspectivas epistemológicas que dan respuestas a diferentes aspectos que se venían evidenciado como problemáticos del hegemónico paradigma positivista. Ambas perspectivas promueven la conexión entre teoría y práctica, y en ese sentido, son dos formas de llegar hacia el diseño de investigación acción. Se plantea como hipótesis, sin embargo, que se pueden diferenciar perfiles profesionales diferentes según el paradigma que inspira la práctica. Por un lado, la idea de profesional activista en pro de la transformación social más vinculado a la teoría crítica con fuertes acentos en la ética de la emancipación social del sistema capitalista, investigador crítico y militante con objetivos éticos concretos, sostenedor de intereses claros en favor de los oprimidos, y por otro lado, un profesional co-actor de la investigación trabajando en conjunto con las poblaciones, facilitador, que pone en diálogo saberes de distintos orígenes y que están latentes en la realidad social, generado por la visión compleja.
Ander-Egg, E. (2003). Repensando la investigación-acción-participativa. Buenos Aires: Editorial Lumen.
Arnold, M. (2006). Fundamentos de la observación de segundo orden en Metodologías de la investigación social: introducción a los oficios de Canales. Santiago de Chile: M. LOM, pp. 321-348.
Balcazar, F. (2003). Investigación acción participativa (iap): Aspectos conceptuales y dificultades de implementación. Fundamentos en humanidades Año IV, N° I/ II (7/8), pp. 59-77. Universidad Nacional de San Luis,
Berger, P. y Luckmann, T. (1978). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu.
Bourdieu, P. (1999). La miseria del mundo. Buenos Aires: FCE.
Bourdieu, P., Passeron, J. y Chamboredon, J. (1986). El oficio del sociólogo. Buenos Aires: Siglo XXI.
Canales, M. (2006). Metodologías de investigación social. Introducción a los
Carr, W y Kemmis, S. (1986). Teoría crítica de la enseñanza. La investigación- acción en la formación del profesorado. Madrid: Martínez Roca.
Da Concencao de Almeida, M. (2008). Para comprender la complejidad. Hermosillo, México: Multiversidad Mundo real.
Durston, J. y Miranda, F. (2002). Experiencias y metodología de la investigación participativa. Santiago de Chile: Cepal.
Elster, J. (2010). La explicación del comportamiento social. Barcelona: Gedisa.
Fals Borda, O. (2017). Campesinos de los Andes y otros escritos antológicos.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.
Fals Borda, O. y Rodríguez Brandao, C. (1986). Investigación Acción Participativa.
Montevideo: Instituto del Hombre.
Frausto Gatica, Obed (2015). La sociología de la ciencia y la reflexividad científica. En Acta Sociológica vol 67, pág. 193 a 220, DOI 101016, México. Universidad Nacional Autónoma de México.
Ganuza, E. (2007). “La participación en la sociología: elementos para una praxis sociológica”. Política y Sociedad, Metodología participativa y complejidad en las Ciencias Sociales, 44, 55-71. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Giddens, A . (1990). La teoría social hoy. Madrid: Alianza.
González Casanova, P. (2005). Las nuevas ciencias y las humanidades: de la academia a la política. Barcelona: Anthropos-unam-Iis.
Guba, Egon y Lincoln, Yvonna. (2012) Controversias paradigmáticas, contradicciones y confluencias emergentes. En Paradigmas y perspectivas en disputa, Denzin, Norman y Lincoln Yvonna (coords) páginas 38-78. Buenos Aires: Gedisa.
Habermas, J. (1982). Conocimiento e interés. Madrid: Taurus.
Habermas, J. (1987). Teoría de la acción comunicativa. T. I y II. Madrid: Taurus. Habermas, J. (2007). La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos.
Ibáñez, J. (1979). Más allá de la sociología. El grupo de discusión: técnica y crítica. Madrid. Siglo XXI.
Ibáñez, J. (1998). Nuevas tendencias en la investigación social. Barcelona: Proyecto
A. Anthropos.
Ibáñez, J. (1985). Del algoritmo al sujeto. Perspectivas de la investigación social.
Madrid: Siglo XXI.
Lamo de Espinoza, E. (1993). “La interacción reflexiva”. En Lamo de Espinoza, E. y Rodríguez Martínez López, M. (2007). “Complejidad y participación: la senda de la invención sociológica. Política y Sociedad”. Metodología participativa y complejidad en las Ciencias Sociales 2 44, pp. 31-53. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Mas Torres, S. (1996). Teoría Crítica y teoría de sistemas: observaciones sobre la polémica Habermas y Luhmann (1987). Anales del Seminario de Metafísica, 30. Madrid: Servicio de Publicaciones Universidad Complutense de Madrid.
Maturana, H. y Varela, F. (1986). El árbol del conocimiento. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
Moral Jiménez, María de la Villa. (2016) Conceptos básicos del paradigma de la complejidad aplicados a la cuestión del método en Psicología Social. En Suma Psicológica UST Vol 14 No1 12-2, Doi 1018774. Chile. Universidad de Santo Tomás.
Morin, E. (1981). “El Método”. T. 1 La naturaleza de la naturaleza. Madrid: Cátedra. Edición original francesa: La méthode, Tome 1 La nature de la nature, París, Du Seuil, 1980.
Morin, E. (1983). “El Método”. T. 2 La vida de la vida. Madrid: Cátedra. Edición original francesa: La méthode, Tome 2 La vie de la vie, París, Du Seuil, 1980.
Morin, E. (1990). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa. Prigogine, I. (1997). La nueva alianza. Madrid: Alianza Editorial.
Watzlawicz, P. (1979) ¿Es real la realidad? Confusión, desinformación, comunicación. Barcelona: Herder.
Weber, M. (1921). Economía y sociedad. México: FCE.
Massoni, S. (2016, recuperado en 2017). Metodologías, técnicas y herramientas de la investigación enactiva en comunicación: Análisis y prescripción mediante marcas de racionalidad comunicacional. Disponible en: http://www.redrecor. org/uploads/2/3/8/8/23889360/investigacionenactiva_sandramassoni.pdf
Vol 27, N°2
Esta revista fue editada en formato digital en junio de 2018 por su editorial; publicada por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
www.luz.edu.ve www.serbi.luz.edu.ve produccioncientifica.luz.edu.ve