Enl@ce: Revista Venezolana
de Información, Tecnología y Conocimiento
ISSN: 1690-7515
Depósito legal pp
200402ZU1624
Año
11: No. 3, Septiembre-Diciembre 2014, pp. 33-48
Cómo citar el
artículo (Normas APA):
García, E. (2014). Capital
social, conocimiento y efectividad organizacional. Enl@ce
Revista Venezolana de In- formación, Tecnología y Conocimiento, 11 (3),
33-48
Capital social, conocimiento y efectividad organizacional
Eustoquio R. García1
Resumen
Se analiza la importancia de utilizar de forma
genérica el concepto de capital social, para cubrir como un todo, lo
relacionado con la gestión de los procesos sociales que surgen en las
organizaciones; y se destaca la gestión del conocimiento de quienes la integran.
Se parte de un estudio descriptivo documental del conocimiento idiosincrático;
y a su vez se hace referencia en los retos más usuales que enfrenta la gerencia
para la utilización óptima del capital social (retos estructurales, relacionales
y cognitivos). Los fundamentos expuestos, plantean las prácticas que se lideran
desde la gerencia para enfrentar exitosamente la capacidad de estimular y propiciar
las relaciones, así como habilitar la confianza y promover la cooperación. Los resultados
destacan, que toda organización posee un conjunto de bienes o activos que están
representados por las conexiones dinámicas de su personal, y que estas se basan
y estimulan por la confianza, según lo describe Fukuyama (2000) por el entendimiento
mutuo y por los valores compartidos, además son reforzadas por las formas de
conducta que se dan en la organización; donde la transparencia de las
conexiones hace posible la acción en colaboración, esencial para el éxito
organizacional. Se concluye, con el planteamiento de sugerencias para la
gerencia de las organizaciones en general, con énfasis en las del ámbito
académico.
Palabras clave:
capital social, procesos sociales, gestión del conocimiento, efectividad
organizacional
Recibido: 18/10/14
Devuelto para revisión: 9/11/14 Aceptado: 30/11/14.
1 Psicólogo, Universidad de Chile. Licenciado en Psicología,
Universidad Central de Venezuela. Doctor de la Universidad de Massachusetts en el
área de Consultoría Organizacional. Profesor invitado para los niveles de postgrado
de diferentes universi- dades del país, LUZ UNESR, UVM, USM, Universidad Yacambú.
Presidente y Miembro fundador de la Asociación Venezolana de Desarrollo
Organizacional y miembro afiliado del OD Network y del SearchNet, en USA
Correo-e: eustoquiogarcia2@gmail.com
Social Capital, Knowledge and Organizational Effectivenes
Abstract
The research highlights
the importance of using generically the concept of social capital to cover, as a
whole, as related to the management of social processes that arise in the
organizations; emphasizes the management of the knowledge of who they were. It
is part of a descriptive study of the documentary idiosyncratic knowledge; and
in turn referred to in the more usual challenges facing the management for the optimal
utilization of the social capital (structural challenges, cognitive and
relational). The foundations analyzed, pose the practices that lead from the
management to confront successfully the ability to stimulate and foster
relationships, as well as enable trust and promote cooperation. The results highlight
that every organization has a set of goods or assets that are represented by
the dynamic connections of its staff, and that these are based and stimulate by
the trust, as describes Fukuyama (2000) by the mutual understanding and shared values,
they are also reinforced by the forms of behavior that are in the organization;
where the transparency of the connections makes it possible the action in collaboration,
essential to organizational success. It is concluded, with the approach of suggestions
for the management of organizations in general, with emphasis on the academic
level.
Key Words: Social capital, Social processes, Knowledge management, Organizational
effectiveness
I. Introducción
Desde mediados de la década de 1990, se ha
producido un movimiento significativo en el campo de la gerencia: basado en el reconocer
que el conocimiento constituye una fuente importante de ventaja competitiva,
especialmente para las instituciones1 cuyos éxitos dependen de sus procesos de
innovación. Adicionalmente, en los inicios de este nuevo siglo, se hace énfasis
en el capital social aplicado a las organizaciones empresariales (Cohen & Prusak,
2001; Lesser & Prusak, 2004). Esta combinación de gestión del conocimiento
y capital social, si bien ha generado cierta confusión en los estudiosos de los
procesos administrativos, constituye un puente importante para comprender mejor
los procesos relacionados con la gestión del conocimiento en las
organizaciones.
Como parte del desarrollo y competitividad de las
organizaciones, la presente investigación
1
En esta investigación los términos instituciones,
empresas y organizaciones son utilizados intercambiablemente para designar
aquellos
grupos humanos dedicados bajo una estructura determinada a producir bienes y/o
servicios con o sin fines de lucro.
considera la importancia de utilizar la gestión
del capital social para cubrir, tanto los procesos sociales, como la
gestión del conocimiento institucional, desde la proyección de dos propósitos
fundamentales:
• identificar las
prácticas gerenciales que permitan fortalecer y utilizar de manera efectiva el
capital social institucional; y
• analizar los retos que representan
tales prácticas para los líderes de las
instituciones, particularmente los de aquellas que actúan en ambientes de alta
competitividad.
1. El conocimiento como activo fundamental de las
instituciones
Tal como se señaló, desde hace casi dos décadas
el tema del conocimiento organizacional ha despertado el interés y la atención
del mundo académico y empresarial. En el ámbito académico, se han descrito las características
de las empresas creadoras de conocimiento y se han planteado modelos
descriptivos del proceso de conversión del conocimiento tácito a explícito y viceversa
(Nonaka y Takeuchi, 1995; Nonaka y Nishiguchi, 2001), así como algunos esquemas
para habilitar y facilitar su creación, su transferencia y su utilización (Von
Krogh, Ichijo y Nonaka, 2000).
Igualmente, se ha enfatizado el papel del
conocimiento en la nueva economía, llegando a considerarse como el recurso más importante
de cualquier organización (Stewart, 1997, 2001). Los enfoques de los autores en
referencia, despertaron desde un principio el interés del mundo empresarial, el
cual ha sido reforzado continuamente en foros y eventos especiales; además, y como
una estrategia de aproximación más directa, algunas empresas consultoras han creado
instituciones para explorar nuevas formas de gestionar el conocimiento.
Tal ha sido el caso del Instituto para la Gerencia
del Conocimiento de la IBM – IBM Institute for Business Value – fundado en 1998,
con el siguiente propósito: “Desarrollar ideas de aplicación práctica para
las empresas miembros y para nuestros propios colegas consultores en la disciplina
emergente de la gestión del conocimiento” (Lesser & Prusak, ed. 2004, p.
4).
Obsérvese que para el momento de la creación del instituto
en referencia, no se manejaba aún en el mundo empresarial el concepto de capital
social, a pesar que aunque había aparecido en la literatura sociológica en la década
de 1960, no se le había vinculado específicamente con el conocimiento organizacional.
De cualquier manera, se esperaba que la participación de las empresas en la identificación
de los proyectos de investigación les daría una orientación más práctica, pero sin
descuidar la base conceptual. Tal condición, quedaría asegurada por la presencia
y participación directa de investigadores provenientes del medio académico en calidad
de miembros de los mencionados institutos.
Sin duda alguna, esta pertinente combinación de
lo conceptual y lo práctico ha sido uno de los logros más importantes del trabajo
combinado entre representantes del mundo académico y del mundo empresarial.
2. El concepto de capital intelectual en las
organizaciones
Desde un punto de vista macro la Teoría de
Recursos de la Firma (Barney, J., 1991; Peteraf, M., 1993; Teece, D, G. Pisano,
y Amy Shuen, 2004), le ha otorgado al conocimiento organizacional una connotación
instrumental y utilitaria para destacar su importancia como instrumento
fundamental de producción.
Desde el punto de vista de su utilización, el conocimiento
ha sido clasificado en tres categorías: capital humano, capital estructural y
capital relacional (Stewart, 1997), para referirse a los siguientes aspectos:
valor que tiene para la empresa; valor que representan sus estructuras, sus
sistemas, sus redes de computación, sus procedimientos administrativos; y valor
que representan los clientes que adquieren sus productos o servicios, y otros entes
vinculados con la empresa, bien como proveedores de insumos, así como de servicios,
o también como fuentes de información, o entes de control externo.
Estas tres categorías – capital humano, capital
estructural y capital relacional – se transforman en el capital intelectual de
una institución cuando son utilizadas en combinación y en estrecha
interrelación; pero dejan de serlo cuando se mantienen como elementos aislados.
Obsérvese el carácter asociativo que implica el concepto de capital intelectual,
condición que ha servido como fundamento para definir y estructurar las bases
de su gestión apropiada.
3. El concepto de capital social
3.1.
Definición y origen
El
concepto de capital social, proviene del campo de las ciencias sociales y se le
ha vinculado con: a) estudios comparativos del desarrollo económico; b) temas
de las ciencias políticas; y
c) la problemática social, particularmente en lo que
respecta a la evolución socio-económica de países, pueblos, comunidades o
grupos particulares. Se describen cada una de estas vinculaciones:
a) desarrollo económico: con referencia a este,
por ejemplo, el Banco Mundial lo define como “..las normas y relaciones
incorporadas en las estructuras sociales, que habilitan a la gente para la
acción coordinada orientada al logro de las metas deseadas” (Cohen &
Prusak, 2001, p. 3). Para el Banco Mundial, el índice del capital social de un
país es un factor importante en la evaluación del riesgo que representa ese
país para cumplir con sus eventuales compromisos.
b) ciencias políticas: en este contexto, el
capital social también ha tenido amplia aplicación. “ El capital social, se refiere
a aquellos elementos de las organizaciones sociales, tales como redes, normas,
y la confianza social, que facilitan la coordinación y la cooperación
para beneficio mutuo” (Putnam, 1995, citado por Cohen y Prusak, 2001, p.
3). Putnam, (1995) destaca, igualmente, que las tradiciones institucionales,
los niveles de confianza y de reciprocidad, la actuación bajo el imperativo de la
ley, y el sentido de comunidad son, por lo menos, tan importantes para la salud
de las naciones como lo es su disponibilidad de recursos materiales.
c) problemática social: en el campo de la
sociología, el concepto ha tenido que ver con las características de los individuos
y grupos sociales; sin embargo, hoy día se observa un cambio de enfoque más centrado
en lo social y menos en lo individual. En este sentido, Coleman (1995) ha
destacado la importancia que tienen las estructuras sociales cuando se habla
del capital humano, en el sentido sociológico.
De hecho, el autor plantea sus argumentos contra la
tendencia individualista que ha tenido la teoría sociológica del capital
humano, dejando de lado los aspectos contextuales, y señala que las inversiones
no pueden generar retornos significativos cuando se centran exclusivamente en
las personas, sin tomar en cuenta las posiciones que estas ocupan en el
sistema, redes o grupos a los cuales pertenecen.
Según este argumento, cuando se trata de invertir
en el desarrollo social, no debe
dejarse de lado el contexto social. Sin duda
alguna, el interés creciente de los sociólogos en el desarrollo de las redes sociales
y de las comunidades en la transmisión de normas y valores, y en el sentido
colectivo de las asociaciones humanas, ha sido una contribución importante que ayuda
a entender mejor el capital social y su importancia en las organizaciones.
3.2. Capital social y actividad empresarial
El capital social de una organización, ha sido
descrito como “... la suma de los recursos actuales y potenciales que están
incorporados o que se derivan de la red de relaciones de un individuo o de una unidad
social “ (Lesser y Prusak , 2004, pp.
9, 13, 25). En términos más precisos se le podría
definir como el conjunto de interrelaciones de los miembros de una organización
que permiten que esta funcione de forma efectiva. Lo fundamental en ambas definiciones
es el énfasis en la red de relaciones existentes en la organización, las
cuales son importantes para la creación de nuevo conocimiento, su intercambio,
y posible aplicación a nuevas situaciones.
La extrapolación del concepto de capital social con
la actividad organizacional, ha sido propuesta y desarrollada por Cohen y
Prusak (2001, citados?), fundamentándose en su concepción del trabajo como una
actividad social que incorpora necesidades sociales importantes para el ser humano.
Destacan estos autores, las necesidades de asociación y cooperación de apoyo y confianza,
sentido de pertenencia y equidad, así como también de reconocimiento por los logros.
En otras palabras, el trabajo es una actividad
social que tiene un significado y un grado de complejidad mucho más elevado de
lo que usualmente se piensa, y aunque tales condiciones no hayan sido captadas y
comprendidas en toda su amplitud, es indudable que ya empieza a percibirse su
valor e importancia para la actividad de las organizaciones, especialmente por sus
retos y complejidades. En este sentido, se ha señalado que, independientemente del
tipo de organización, el desarrollo de la actividad requiere iniciativa,
creatividad e interacción (Mulgan, 1998), así como compromiso y trabajo
en colaboración (Cohen y Prusak, 2001). Todos estos elementos son componentes
importantes del capital social de cualquier institución.
4. La confianza como factor crítico en el
desarrollo del capital social
Sobre este aspecto es importante señalar, las
contribuciones de Fukuyama (2000) quien define el capital social, como un conjunto
de valores o normas informales compartidos por los miembros de un grupo que les
permiten la cooperación recíproca. Asimismo, enfatiza la importancia de la confianza
al señalar que, “…si los miembros de un grupo llegan a convencerse de que todos
se comportarán en forma confiable y sincera, desarrollarán confianza recíproca”
(Fukuyama, 2000, p. 16). Para este autor, la confianza se convierte en un poderoso
aspecto que permite el funcionamiento eficaz de cualquier grupo u organización.
No resulta fácil, definir el concepto de
confianza a pesar de que ha sido estudiado tanto desde el punto de vista
sociológico como psicológico. En el primer caso, se define como “la expectativa
de comportamiento normal, honesto y de cooperación, que surge dentro de una
comunidad, basada en normas comunes compartidas por todos los miembros de dicha
comunidad”. (Fukuyama, 1996, p. 227). Desde el punto de vista psicológico,
se trataría de una condición de la conducta individual cuyos efectos son
sentidos y apreciados por las personas que conforman una unidad social, y
permiten que estas las perciban como personas confiables o no confiables.
A continuación, se analizan los efectos de la confianza
en la creación de las condiciones para que los miembros de una organización
compartan sin recelo sus conocimientos: un estudio donde participaron tres empresas
que efectuaban actividades basadas en el conocimiento (farmacia, banca,
petróleo y gas), donde el trabajo dependía de la información que poseían otros
colegas, ha permitido llegar a determinadas conclusiones que podrían ayudar a identificar
acciones apropiadas para estimular el intercambio efectivo del conocimiento (Levin,
Cross, Abrams, y Lesser, 2004).
Una de las preguntas básicas del mencionado
estudio, permitió evaluar la utilidad del conocimiento que aportaron las
personas a quienes se les consultó y se les pidió apoyo durante el desarrollo de
un proyecto reciente. Los comentarios de quienes recibieron la información solicitada
fueron bastante similares. A continuación, se resumen los hallazgos más relevantes.
4.1. La
confianza como eslabón
esencial
La primera parte de la investigación mencionada,
se basó en la pregunta siguiente: ¿por qué los vínculos estrechos entre los
compañeros de trabajo facilitan compartir el conocimiento?. Los resultados indicaron
que el ingrediente mágico es la confianza.
Al profundizar en el análisis, los resultados apuntaron
hacia dos tipos de confianza que serían instrumentales para el éxito del proceso
de compartir el conocimiento: la confianza basada en la disposición y la iniciativa,
así como la confianza basada en la capacidad de la persona: se puede sentir confianza
porque la otra persona es considerada “buena gente”, y está dispuesta a que se
la consulte, pero también se puede sentir confianza porque la persona tiene el
conocimiento sobre el tema bajo investigación. Como puede inferirse, ambos
tipos de confianza son independientes, aunque es posible que una persona pueda
reunir los dos tipos: tener conocimiento sobre el tema, y tener tanto la
apertura como la disposición para ser consultado.
Con respecto a la interrogante sobre la relación
entre las interacciones frecuentes y el compartir
el conocimiento, el estudio destacó algo
importante: es la confianza, no la existencia de vínculos estrechos, la que
facilita el compartir el conocimiento de forma efectiva. La investigación
también produjo un resultado bastante sorprendente: la confianza puede ser desarrollada
aún en el caso de interacciones poco frecuentes (“nexos débiles”). De tal
manera, es posible que ocurra tanto en el caso de vínculos fuertes como en el
caso de vínculos débiles, siempre y cuando existan los dos tipos de confianza identificados.
Adicionalmente se encontró que cuando el
conocimiento es de naturaleza tácita se requerirá un mayor nivel de
credibilidad basada en la capacidad; sin embargo, la confianza basada en la disposición
y la apertura es importante para el intercambio de ambos tipos de conocimiento:
tácito y explícito.
4.2.Implicacionesorganizacionales
de la
confianza
Los resultados del estudio mencionado demuestran la
importancia que tiene la confianza para las organizaciones, y deberían ayudar a
que los gerentes consideren con más cuidado y atención la importancia que
tienen aquellos procesos que usualmente se han llamado “procesos blandos de la
organización”, como son la atención y el cuidado a la dinámica
interpersonal. De aplicarse estos resultados, sería responsabilidad de los gerentes
el promover un ambiente de trabajo, en el cual todo el personal tenga la
oportunidad de desarrollar confianza recíproca, este amerita ser un tema central
en la agenda de la gestión del capital social en cualquier empresa, especialmente
en las que se desempeñan en ambientes altamente competidos.
Como sugerencias para la construcción de la
agenda gerencial en esta área, Lesser y Prusak (2004) recomiendan algunas
acciones de los gerentes para ayudar a crear confianza entre los miembros de su
organización:
• crear una visión y comprensión común del negocio:
para facilitar la focalización y concentración
del personal en valores y metas comunes, así como también reducir el tiempo y
esfuerzos dedicados a los asuntos de interés individual.
• demostrar conductas que estimulen la confianza: mediante el modelaje, el reconocimiento y el
refuerzo de las conductas creadoras de confianza.
• conectar al personal: considerar la posibilidad de crear espacios
físicos y virtuales para estimular y facilitar la interacción personal.
5. Retos que enfrenta la gestión del capital
social en las organizaciones
Las investigaciones desarrolladas por el Instituto
de Gerencia del Conocimiento, han permitido identificar tres tipos de retos: (a)
retos estructurales; (b) retos relacionales; y (c) retos cognitivos, todos interrelacionados,
directamente asociados a las tres dimensiones ya descritas.
a) Retos estructurales:
las interacciones cara a cara son el mejor fundamento
para desarrollar el capital social. Aún en el caso de los equipos de trabajo que
funcionan en ambientes virtuales se ha demostrado que el nivel de confianza mejora
ostensiblemente con una simple interacción cara a cara, al inicio del proyecto
(Rocco, 1998). Lamentablemente, en las empresas
existen barreras múltiples que limitan la posibilidad de este tipo de
interacción directa: limitaciones de tiempo, distancia o de espacio físico.
Hay, además, otra limitante, el número de conexiones cara a cara está
determinado por el número de personas presentes físicamente (Dunbar, 1996).
b) Retos relacionales:
estos son consecuencia de las barreras que limitan
o impiden que las conexiones entre los individuos se puedan convertir en
verdaderas relaciones de confianza y obligación recíprocas. La disposición de
las personas para formar este tipo de relaciones de confianza, aparte de las diferencias
personales, está también altamente influenciada por la cultura de la
organización: una cultura altamente competitiva e
individualista puede desestimular los nexos de obligación mutua entre los miembros
de un grupo de trabajo; igualmente, los esquemas de comunicación altamente formales
y estructurados son definitivamente una barrera para la creación de confianza.
c) Retos cognitivos:
estos retos tienen que ver con la capacidad cognitiva
de las personas y su dificultad para percibir y comprender una realidad común,
compartida por todos, especialmente importante cuando se requiere tomar acciones
específicas. Si bien, cada persona tiene la opción de hacer sus propias
interpretaciones de la realidad, ello puede conducir a percepciones múltiples,
lo cual dificulta el acuerdo para definir y planificar las acciones requeridas.
Existen estrategias para contrarrestar los retos
cognitivos y asegurar que cada uno de los miembros de un equipo de trabajo, o de
una empresa, capte al igual que entienda la misma realidad. Una de las herramientas
que ha probado ser de utilidad para este propósito es la Conferencia de Exploración
del Futuro García (2005). El estar conscientes del ambiente y del contexto donde
se actúa ayuda a que todos en la organización marchen en la misma dirección y con
el mismo propósito: lograr los resultados deseados en la forma más efectiva posible.
6. Procesos virtuales y gestión del capital
social
De forma analítica, se presentan en las siguientes
secciones los posibles efectos de los ambientes virtuales sobre los retos que están
implícitos en la gestión del capital social.
6.1. Virtualidad y retos estructurales: una de las mayores dificultades para una institución
que desarrolla actividades en diferentes áreas geográficas, es lograr que las personas
puedan establecer conexiones con quienes tienen conocimientos similares a los suyos,
o identificar a quienes posean conocimientos específicos que podrían ser requeridos
para un proyecto particular. Se trata de disponer de sistemas de comunicación
que permitan identificar y establecer la conexión con fuentes de conocimientos
específicos.
Este tipo de problema, ha sido enfrentado
mediante las llamadas “páginas amarillas”, así como de directorios de experiencias,
donde los individuos pueden aportar datos e información sobre sus conocimientos
y experiencias. Sin embargo, estos mecanismos no han sido totalmente exitosos
debido a que muchos de ellos, se basan en categorías de conocimiento que no son
claras para todos los usuarios, lo cual generalmente causa confusión y ambigüedad.
Además, la actualización de la base de datos correspondiente depende
enteramente de la disposición y voluntad del potencial usuario, sin que exista
un mecanismo de control sobre la validez de la información procesada. Por lo
tanto, estos sistemas han perdido vigencia y han reducido su valor en la
práctica.
Los esfuerzos para desarrollar nuevas
aplicaciones en este campo de apoyo tecnológico han sido notorios e
importantes; existe una nueva generación de tecnologías llamadas tecnologías de
experticias que incorporan los llamados “perfiles pasivos”. Estas tecnologías,
permiten preparar perfiles individuales sin necesidad de recurrir a las personas
que describen. Proceso que se logra mediante la exploración y análisis del contenido
de los textos existentes en la organización –correos electrónicos,
procedimientos, y otros documentos. Luego de que estos perfiles han sido preparados,
los propios interesados pueden revisarlos y actualizarlos dinámicamente con base
en los nuevos contenidos que hayan sido incorporados, o con información relevante
no incluida en la documentación existente.
Existen otros sistemas que localizan los
conocimientos mediante preguntas y respuestas, escalas de evaluación, o a través
de procesos que permiten a los expertos explorar áreas específicas del conocimiento.
Por otra parte, el programa utilizado permite establecer la direccionalidad de
las preguntas asegurando, de esta manera, que los expertos no se vean
sobrecargados con solicitudes de ayuda. Al igual que los sistemas de perfiles
pasivos, estas tecnologías poseen mecanismos de auto-revisión que permiten su actualización
periódica.
A manera de síntesis, puede señalarse que el principal
beneficio de las comunicaciones a través de los sistemas automatizados es su
capacidad para facilitar las conexiones entre las personas, obviando las limitaciones
de distancia y tiempo; esto las convierte en un recurso importante. Sin embargo,
el problema con este tipo de conexiones radica en el hecho de que obvian las interacciones
cara a cara, lo cual limita el desarrollo de la confianza y el compromiso recíprocos.
6.2. Virtualidad y retos relacionales: en cuanto a estos retos es necesario separar dos
conceptos que pueden lucir similares, los conceptos de conexión y de relación. Es
fácil establecer conexiones, las cuales pueden ser simplemente superficiales,
muchas veces obligadas, y que no lleguen a alcanzar el estándar de una relación,
en la cual prive la confianza entre las partes. Esto implica, que al hablar de
conexiones es imposible evaluar el grado de confianza entre las personas que
establecen la relación, personas que ni siquiera se pueden percibir físicamente
y que tal vez nunca se conocerán personalmente.
Por otro lado, en vista de la facilidad con la
cual puede transmitirse información en un ambiente virtual, no se conoce la validez
de esta, las intenciones y propósitos del transmisor, ni el compromiso que
pueda existir con respecto de las acciones que se generen. Por estas razones,
es natural esperar que las personas conectadas puedan protegerse contra el uso
inapropiado de la información, el peligro de su manipulación y aprovechamiento
con fines desconocidos.
No obstante, a pesar de las limitaciones que
presentan los ambientes virtuales, estás
tecnologías dedican esfuerzos sustanciales para
el desarrollo de nuevas facilidades para comunicar señales que permiten
establecer, estimular y facilitar las interrelaciones. Es posible así utilizar situaciones,
en las cuales se puede apreciar la conducta de un individuo actuando en un ambiente
público y evaluar su confiabilidad. Igualmente, las conductas de los individuos
pueden ser observadas mediante el uso de las llamadas tecnologías de
colaboración, como es el caso de los foros de discusión. En este tipo de
ambiente, cada uno puede observar quién contribuyó en las discusiones e identificar
a la persona o personas que realmente aportaron el conocimiento que podría ser
aplicado.
6.3. Virtualidad y retos cognitivos: las comunicaciones virtuales, complican aún más
el problema de asegurar que cada persona logre una comprensión común de los antecedentes
y del contexto de una determinada situación. En este ambiente existen barreras,
lo cual dificultan que cada participante en un intercambio tenga las señales
contextuales necesarias para desarrollar una comprensión similar con la de los demás,
y compartir el conocimiento que está asociado con la situación.
Quizás el mayor problema que enfrenta el
desarrollo del capital social organizacional en un ambiente virtual, es la
dificultad asociada con la creación de supuestos puntos de vista que sean
comunes a todos quienes conforman e interactúan en este ambiente.
En los ambientes físicos normales, la interacción
alrededor de artefactos comunes, de instrumentos de uso regular, de formas de trabajo
establecidas y conocidas facilita el desarrollo de puntos de referencia que los
participantes en una conversación pueden compartir abiertamente.
Por el contrario, en el caso de los ambientes
virtuales, la creación de un contexto común necesario para compartir el
conocimiento en forma efectiva es más difícil. Sin embargo, existen varias
tecnologías que pueden ayudar a superar esta barrera. La video-conferencia, por
ejemplo, permite la interacción cara a cara, así como la información contextual
que ayuda a lograr una apreciación articulada y amplia de una situación
determinada. Si bien, estas tecnologías aún se consideran difíciles de utilizar,
la creciente disponibilidad y facilidades de banda ancha en las organizaciones
y sus futuros refinamientos, así como avances, indudablemente facilitan tanto la
participación como la colaboración de los individuos en tiempo real y en
ambientes compartidos.
7. De la teoría a la práctica: mensaje implícito
para la gerencia
Se espera que los planteamientos realizados,
constituyan una orientación útil para los gerentes y consultores en cuanto a la
efectividad de las organizaciones para compartir el conocimiento de su
personal. Para tales efectos, se resumen en los términos siguientes:
a) toda organización posee un conjunto
de bienes o activos representados por las conexiones dinámicas de su personal.
b) las conexiones están basadas
y estimuladas por la confianza, el entendimiento mutuo, así como los valores
compartidos, los cuales son reforzadas permanentemente por las formas de conducta
que se dan en la organización.
c) todas estas conexiones contribuyen
con la unión de los miembros de las redes y comunidades humanas, al igual que
hacen posible la acción en colaboración.
De esta manera, el capital social se convierte en
un factor importante que sirve de apoyo para la acción de los miembros de una
organización, acción que debe estar caracterizada por la colaboración
recíproca, el compromiso, la accesibilidad y oportunidad del conocimiento y al
talento disponibles, así como su coherencia funcional.
De acuerdo con lo descrito, surgen dos
interrogantes que deberían plantearse los gerentes de cualquier institución: ¿de
qué manera puedo estimular e incrementar el capital social de mi organización?,
y ¿cómo puedo estimular el intercambio de conocimientos en mi institución?.
En la primera interrogante, se hace referencia al
capital social como resultado de acciones específicas – el capital social como algo
latente en el sistema –, y que sólo bastaría con desarrollar las acciones
apropiadas para estimularlo y aplicarlo de acuerdo con las necesidades. En la segunda,
se asume que mediante el intercambio del
conocimiento este podrá ampliarse, reforzando así el capital social. Ambas
interrogantes, se generan a partir de los siguientes supuestos básicos sobre la
importancia que tiene la gestión apropiada del capital social:
• la competitividad de la empresa es, en gran
parte, el resultado de la utilización de su conocimiento idiosincrático,
es decir, de aquel conocimiento que le es propio y que no es fácil, ni
perfectamente imitable por otras empresas;
• el conocimiento idiosincrático de la
empresa, reposa en la mente de cada una de las personas que la integran; y
• las
personas necesitan interrelacionarse, bien para
obtener el conocimiento requerido en un determinado momento, bien para
compartirlo con quien lo requiera, o bien para desarrollar nuevos conocimientos
fundamentados en el que se tiene.
El segundo supuesto: el conocimiento idiosincrático
de la empresa reposa en la mente de las personas, se torna crítico con
respecto a la gestión del capital social en las organizaciones; es decir, se
requiere de la interrelación de las personas para intercambiar, reforzar o utilizar
el conocimiento. Si este es el caso, entonces todo gerente debería preguntarse:
¿de qué manera puedo estimular el intercambio de conocimientos en mi organización?
La respuesta no podría ser otra que: invertir ordenada y sistemáticamente en
el capital social de la empresa; esto conduce hacia una nueva interrogante
clave: ¿cómo invertir en el capital social de la empresa?, o en otras palabras,
¿qué se necesita hacer para fomentarlo en la empresa? Son interrogantes
fundamentales que todo gerente requiere plantearse para propiciar una gestión positiva
del capital social de la empresa.
Los estudios realizados, especialmente por el
Instituto de Gerencia del Conocimiento de la IBM en USA Lesser y Prusak (2004)
han permitido identificar tres tipos de prácticas de la gerencia, todas
interrelacionadas, orientadas a reforzar el capital social de las empresas,
ellas son:
a) estimular y propiciar
las relaciones: el elemento crítico
es el aseguramiento de la estabilidad del personal, lo cual se traduce en un
índice de rotación mínimo. Por esta razón, las empresas que valoran su capital
social han demostrado, aún en casos de crisis financiera, un compromiso real
con su personal, haciendo esfuerzos importantes para que esté se mantenga en la
empresa, minimizando así el potencial efecto negativo que en este sentido tendría
la rotación del personal.
Se pueden identificar diferentes condiciones para
ayudar a mantener la estabilidad: la más importante, es el nivel de identificación
y compromiso del personal con su empresa; en este sentido, uno de los factores de
mayor peso es que
la persona sienta que está efectuando una
actividad importante y de significación, tanto para ella como para la empresa, y
que le permite utilizar plenamente sus conocimientos y sus capacidades (García,
1988). Ante este planteamiento, se agrega la importancia
que tiene para el individuo el sentirse parte de una comunidad de interés, en la
cual el esfuerzo dedicado está ampliamente justificado y reconocido, a su vez tiene
lugar en un ambiente en el cual, la dignidad humana tiene amplio reconocimiento
y expresión en las diferentes actividades. García (1988), estos tres elementos:
significación, sentido de comunidad y dignidad humana son fundamentales para
estimular el compromiso del individuo con su empresa y viceversa.
Se pueden mencionar algunas estrategias de
vinculación individuo – empresa, traducidas en actividades de tipo social, que
permiten a las personas interactuar cara a cara de manera informal, sin
que ello afecte el desarrollo de sus actividades. Igualmente, se puede estimular
la creación de redes de interés que atraigan y unan a las personas con
intereses profesionales similares. Las comunidades de práctica Pirela,
Ocando y Rincón (2003) son un ejemplo de este tipo de actividad que la empresa
podría estimular.
b) habilitar la confianza: la confianza no puede
ser impuesta por mandato, esta es algo que se cultiva y se estimula a través de
las acciones de todos los días, exponer razones para confiar en los demás en
lugar de dar razones para dudar y cuidarse de ellos, evitar recompensar éxitos que
estén basados en deslealtades, demostrar confianza mediante las propias acciones.
Todas estas, son formas de conducta que un gerente puede estimular para habilitar
la confianza entre el personal que tiene bajo su responsabilidad.
c) promover
la cooperación: esta estrategia está
directamente relacionada con los valores y convicciones de la empresa, al
considerar como indudable que el cuadro de valores de una organización, de ser puestos
en práctica, determinará la manera de hacer las cosas. En el tema que nos ocupa
– el capital social –, el sentido de cooperación es fundamental y debe ser
estimulado con base en los valores y en la cultura de la organización. Las
empresas que poseen un capital social de alto grado tienen normas sólidas de
cooperación y están orientadas hacia un propósito común, resultante de estrategias
cuidadosamente diseñadas, comunicadas, y correctamente implantadas.
8. Algunas sugerencias para la gerencia y la academia
A continuación se presentan determinados aspectos, los cuales resultan
de interés particular para impulsar aún más el desarrollo del capital social de
las organizaciones.
8.1. Sobre la gestión del capital social en general
Resulta aventurado afirmar que la gestión del capital
social en las organizaciones, ha encontrado su nicho y se apoya en un piso sólido
en lo que respecta a credibilidad. Es posible que determinados planteamientos formulados
en la presente investigación resulten poco prácticos, en virtud de la ya conocida
necesidad de lograr resultados cortoplacistas que tienen las organizaciones. De
igual forma, se concibe que los hallazgos obtenidos de investigaciones preliminares,
aunque aceptados en principio, no han despertado el interés genuino de la
gerencia, al punto de que no se rechacen pero tampoco se toman las acciones necesarias
para su aplicación, es por ello que la gestión del capital social, requiere de una
nueva mentalidad, de enfoques, así como de procesos metodológicos basados en gran
parte en el sentido común.
8.2. El peso
de la tradición gerencial
La herencia de los enfoques gerenciales
tradicionales, ha sido tan influyente y determinante al punto de que la incorporación
de nuevas tendencias se distancien de los procesos tradicionales, difíciles de
entender, adoptar o implantar. Será necesario, reevaluar cuidadosamente tales enfoques
y diseñar las estrategias apropiadas para generar un cambio positivo en la
actitud de la gerencia, así como en las acciones que de ella se deriven.
8.3.
Conocimiento y efectividad
Hasta ahora las investigaciones realizadas sobre
la relación entre el capital social y la efectividad empresarial, no han mostrado
resultados claros y definitivos; es posible que ello sea consecuencia del propio
diseño de las investigaciones. Por lo tanto, será necesario realizar estudios que
permitan demostrar la relación entre el conocimiento idiosincrático y la
efectividad organizacional, medida esta, mediante indicadores múltiples según el
caso.
8.4. Reto para los profesionales
de recursos humanos
Los profesionales responsables de la función de recursos
humanos, se han guiado por las tradiciones de la gerencia ya mencionadas. Sin duda,
esta es un área que requiere mayor investigación en pro de promover una
reorientación de su rol. Es posible también, que la tendencia de los programas académicos
para la formación de este perfil profesional, tenga que ser revisada y adaptada
a las nuevas realidades de la competitividad empresarial en el presente
milenio.
8.5.
Los avances en tecnologías de información y comunicación
Sin lugar a dudas, no puede omitirse que las
tecnologías de información y comunicación resultan atractivas y estratégicas para
las empresas. Su incorporación obedece, sólo al deseo de crear y proyectar una imagen
de empresa de avanzada, “modernizada”, “ actualizada” y de alto “dinamismo”, sin
considerar ni evaluar sus posibles efectos sobre muchos de lo procesos humanos relacionados
con el capital social, como sería, por ejemplo, el efecto de las relaciones entre
los miembros que conforman la organización.
La gerencia de las empresas y los profesionales
líderes de la gestión de recursos humanos, requieren dedicar mayor atención a estas
condiciones y tratar de influir para que el desarrollo tecnológico promovido en
la empresa no interfiera con otros procesos, los cuales podrían ser críticos
para esta, como es el caso de la óptima utilización del capital social disponible.
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