Aunado a lo anterior, algunos coinciden en el supuesto de que la responsabilidad de lograr
procesos de escritura es exclusiva del docente de lengua y literatura, debido a que es un aspecto
propio de sus contenidos. Esta consideración da cuenta de “una visión de la escritura y lectura
como habilidades comunicativas fijas, fragmentarias y descontextualizadas de la especificidad
discursiva de las disciplinas” (Cartolari & Carlino, 2009, p. 208).
Por tanto, es necesario tener presente que la escritura es el instrumento que permite obtener,
transformar el saber y compartirlo a una determinada comunidad discursiva. El conocimiento de
cada área se hace tangible, del mundo de las ideas al contexto educativo, a través de la palabra.
Esta premisa permite aseverar, entonces, que el potencial epistémico de la lengua es
responsabilidad de todas las disciplinas (González, 2018; Carlino, 2003).
Asimismo, es importante considerar la perspectiva que centra los procesos de escritura en
los aspectos formales y gramaticales de la lengua. De esta manera, se suele revisar o calificar un
texto si este posee una grafía visualmente agradable, armónica o legible, si está organizado, no
presenta dificultades de ortografía, emplea los signos de puntuación, entre otros (Pérez & López,
2023). Con esta observación no está dada la pretensión de desmerecer estos elementos para lograr
un texto coherente y bien logrado, ya que son fundamentales. No obstante, el proceso no se
circunscribe a estos; dado que existen otros referidos a la disciplina, el género, el contexto, la
cultura, ideologías subyacentes, el destinatario, al sujeto en sí mismo, las actitudes, valores,
identidades y subjetividades que deben considerarse (Gamboa et al., 2016; Londoño, 2015).
La escritura de géneros escolares se hace presente en las diferentes asignaturas que
conforman el pensum de estudio del nivel de EMG. Sin embargo, las pautas de cómo conseguir
esta pretensión parecieran requerir mayor sistematización y claridad. Ante ello, es necesario que,
previamente, se trabajen y lean modelos de los géneros que se deben lograr y no solo se escriban a
partir de la discrecionalidad del maestro, la cual no siempre coincide con la noción de género
escolar de los estudiantes.
Así, estas prácticas y estrategias didácticas no derivarían en que los alumnos presenten
dificultades para reconocer el código, no trasciendan la comprensión literal y, por consiguiente, la
escritura mecanicista y transcriptiva (Marín, 2018); o no escribirían porque les ha sido encargado
como una evaluación para medir el contenido aprendido sin generar reflexiones sobre las
convenciones lingüísticas, discursivas. Frente a esta situación, la literacidad discursiva constituye
una opción teórica que va más allá de “las nociones de codificación y decodificación, ya que las
comprende inmersas en los ámbitos sociales y culturales, donde entran en juego los distintos
componentes que los constituyen (ideologías, estructuras de poder, interacciones sociales, políticas
e institucionales, entre otros)” (Sandoval & Zanotto, 2022, p. 3).
Didáctica de la escritura en EMG: elementos sociohistóricos influyentes
Luego de conocer las concepciones de escritura de los docentes de EMG, se reflexionará
sobre algunos de los elementos que determinan su didáctica. En primera instancia, se hace
necesario acotar que, en este momento sociohistórico, las escuelas venezolanas están
experimentando un acentuado éxodo de profesionales en el área educativa (Martínez & López,
2023). Es así como la ausencia de maestros formados y acreditados para tal fin se convirtió en una
arista del problema que no se puede ocultar, si se desea enseñar a escribir a las nuevas generaciones
con la profundidad y la sistematización que este proceso demanda.
Asimismo, este aspecto se relaciona con el elemento siguiente asociado a la formación de los
“nuevos maestros”. Las comillas no son casuales. Resulta justo reconocer que varios de los que se
disponen a aplicar como nuevos profesionales en el campo educativo cuentan con la vocación y el
deseo de formarse. Incluso, existen experiencias importantes de resaltar como los programas de
estudios abiertos, espacios de formación y acreditación de saberes, como los llevados a cabo por
la Universidad Politécnica Klèber Ramírez (Carrillo, 2025). Aun así, un nutrido grupo de las