Enseñanza Geográfica con el Fomento de la
Reflexión Interpretativa Analítico-Crítica
Sobre la Realidad Comunitaria
José Armando Santiago Rivera1
Núcleo Universitario Dr. Pedro Rincón Gutiérrez.
Universidad de los Andes. Táchira-Venezuela
En la complejidad contemporánea se revela notablemente la contradicción entre el progreso científico-tecnológico, el
avance de los medios de comunicación social y el impulso económico, con el incremento de la pobreza, la crisis
alimentaria y el cambio climático. En este contexto, en las comunidades ocurren sucesos intempestivos y catastróficos
que ameritan de razonamientos interpretativas y críticos que activen el pensar formador de la conciencia geográfica.
Este trabajo tiene el propósito de analizar la función de la enseñanza de la geografía con el fomento de la reflexión
interpretativa analítico-crítica sobre la realidad comunitaria habitada. Esta tarea significa considerar lo preocupante del
acto formativo limitado a aprender con la memorización de nociones y conceptos escolares, cuando es necesario
ejercitar la elaboración del conocimiento con el incentivo del pensamiento crítico, desarrollado en el protagonismo y
la participación comunitaria. De allí que se admita en el acto pedagógico de la enseñanza geográfica, la necesidad de
promover los razonamientos explicativos para comprender lo complicado del mundo globalizado y sus realidades
comunitarias. Metodológicamente, esta situación determinó realizar una revisión bibliográfica y estructurar un
planteamiento que razona sobre la acción pedagógica y didáctica de la enseñanza geográfica. Concluye al destacar el
apremio de fomentar el pensamiento crítico, como labor cotidiana de la labor formativa cotidiana de la escuela y aporta
la importancia de la reflexión como base del análisis cuestionador de las circunstancias geográficas comunitarias.
Palabras clave: alfabetizar, enseñanza geográfica, realidad comunitaria, reflexión
Geographical Teaching with the Promotion of Analytical-Critical Interpretive Reflection on
Community Reality
In contemporary complexity, the contradiction between scientific and technological progress, the advancement of social
media, and economic growth, along with the increase in poverty, the food crisis, and climate change, is strikingly
revealed. In this context, untimely and catastrophic events occur in communities, which require interpretive and critical
reasoning that activates thinking that fosters geographic awareness. This paper aims to analyze the role of geography
teaching in fostering analytical and critical interpretive reflection on the inhabited community reality. This task entails
considering the concern of the educational process limited to learning through the memorization of school notions and
concepts, when it is necessary to practice knowledge development with the incentive of critical thinking, developed
through community leadership and participation. Hence, the need to promote explanatory reasoning in the pedagogical
process of teaching geography is recognized to understand the complexity of the globalized world and its community
realities. Methodologically, this situation led to a bibliographic review and the development of a rationale for the
pedagogical and didactic action of geographic teaching. It concludes by highlighting the urgency of fostering critical
thinking as a daily part of the school's educational work and highlighting the importance of reflection as a basis for a
questioning analysis of the community's geographic circumstances.
Keywords: literacy, teaching geography, community reality, reflection
Notas de autor
José Armando Santiago Rivera https://orcid.org/0000-0002-2355-0238 email: jasantiar@yahoo.com; jasantiar@gmail.com
El autor declara no tener conflictos de intereses relacionados con la elaboración del presente trabajo.
Fecha de recibido: 27-09-2025 Fecha de Aceptado: 05-11-2025
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.17925737
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Este artículo es producto de la investigación titulada: La función pedagógica dela alfabetización geográfica de la práctica escolar, aprobada por el
Consejo de Desarrollo Científico, Tecnológico, Humanístico y de las Artes (CDCHTA-ULA) de la Universidad de los Andes, bajo el Código: NUTA-
H-420-23-09-B
e-ISSN 2731-2429 Depósito legal ZU2021000152
Vol. 32(2) julio diciembre 2025
https://produccioncientificaluz.org/index.php/encuentro
Introducción
En la complejidad de la presente época, la ocurrencia de acontecimientos imprevistos,
sorprendentes e inquietantes, se evidencia la presencia de una conducta catastrófica, confusa y
nefasta, caracterizada por sus importantes consecuencias comunitarias en diversas regiones del
planeta con efectos desastrosos y marcadamente adversos. Del mismo modo, también son
innegables las considerables contradicciones entre la revolución científico-técnica, el progreso
económico-financiero y el incremento de la pobreza crítica.
Al reflexionar sobre esa situación, Matuszak (2021) considera un indiscutible reto que la
acción educativa asuma el mejoramiento de la calidad de vida ciudadana, con una formación
apropiada para comprender constructiva y críticamente las condiciones del actual momento
histórico. Al respecto, desde fines del siglo XX, se han presentado renovadas opciones pedagógicas
y didácticas, con la aspiración de la innovación en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, en
forma acorde con la realidad geohistórica contemporánea.
Sin embargo, esta pretensión de acento significativo no ha potenciado el cambio requerido y
amerita de la innovación de la transmisión del conocimiento, pues resulta altamente afecta con la
formación educativa tradicional vigente en el ámbito escolar. De allí la propuesta constante de
modernizar la acción psicológica de la formación escolar y, en eso, romper con la permanencia de
la fijación de conceptos en la mente como forma de aprender que resulta inadecuada para entender
hoy día a la difícil realidad existente.
El cuestionamiento obedece a que, ante los avances científicos de la neurociencia, el acto
reproductor memorístico resulta destacadamente inconveniente para desarrollar las explicaciones
analíticas sobre los temas y problemáticas ambientales, geográficas y sociales de ocurrencia
intempestiva e inoportuna. Al respecto, un planteamiento interesante es promover el fomento del
pensamiento crítico como opción para analizar los objetos de estudio, en forma conveniente,
apropiada, dada la condición de adversidades cotidianas comunes en el ámbito comunitario.
Indiscutiblemente, ese problema amerita de reflexiones analíticas y constructivas,
sustentadas en los razonamientos que activen la participación y el protagonismo social, en procura
de comprender críticamente el mundo, la realidad y la vida, desde la enseñanza de la geografía
dialéctica y critica. El apremio es desarrollar una acción hermenéutica que sensibilice la necesidad
del entendimiento de las situaciones geográficas, desde una perspectiva generadora del cambio y
la transformación de sus condiciones problemáticas.
Por las razones expresadas, esta circunstancia ha motivado la realización de una consulta
bibliográfica, con el propósito de analizar la enseñanza geográfica con el fomento de la reflexión
interpretativa analítico-crítica sobre la realidad comunitaria. En eso, proponer la innovación de la
enseñanza de la geografía con el incentivo de la reflexión analítico-crítica sobre la realidad
comunitaria y de la época. Al respecto, ejercitar el pensamiento crítico en el trabajo escolar
cotidiano, como lo promueve la concepción geográfica humanística.
Fundamentación Teórica
La Necesidad de la Reflexión
En el escenario del mundo globalizado, para Aarón (2016) es una exigencia en la colectividad
planetaria, promover en la enseñanza geográfica la reflexión, porque es una necesidad ineludible
y obligatoria que los estudiantes desarrollen la capacidad del razonamiento crítico y creativo, en
estrecha relación con proponer la conexión explicativa con la realidad comunitaria ante el
incremento de los problemas de acento natural y social que afectan su calidad de vida. Esto implica
desarrollar el entendimiento analítico de las complejidades del territorio habitado y educar
ciudadanos conscientes y responsables con la transformación de los problemas de su entorno.
Para Briceño y Ribas (2012), un aspecto esencial es superar la influencia pedagógica
tradicional que concibe la mente como un ámbito estático como lugar donde se retienen los datos
aprendidos, a través de la transmisión de contenidos librescos. Esta situación admite como
propósito acumular conceptos y definiciones, para luego, ante las interrogantes formuladas por los
docentes, activar en forma verbal o escrita lo previamente fijado en la mente. Es facilitar la acción
formativa con un saber teórico y abstracto, con escasa eventualidad explicativa de la realidad.
Desde esta perspectiva, en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, se han utilizado
mecanismos pedagógicos y didácticos como tarea directiva del docente. Lo preocupante es la
escasez de la conversación y el debate de ideas, porque la actividad formativa se ha concentrado
en reproducir los contenidos y escasea la necesaria reflexión ante la exigencia de la restricción de
la actividad mental, limitada a la reproducción conceptual. Por eso:
Hoy, más que nunca, es urgente asumir el reto de aprender a vivir en un mundo globalizado,
comprender la importancia de sentirse ciudadano del mundo y reconocerse como un sujeto
activo y protagonista del progreso social. Desde esta perspectiva, la educación se convierte
en una posibilidad para la formación integral del ser humano, en cuanto contribuye al
desarrollo de estrategias para aprender a aprender y mejorar las condiciones sociales,
culturales, económicas y políticas del contexto actual; y la enseñanza, reconocida como
compleja e incierta, requiere atención y transformaciones permanentes (Chacón, 2006, p.
335).
En consecuencia, desde esa explicación, según Cordero y Svarzman (2007), el resultado es
preservar la cultura pedagógica tradicional centrada en la memorización, que ha considerado que
aprender es solamente activar la memoria con la acumulación de datos fragmentados, aislados y
estructurados en nociones y conceptos fácilmente reproducibles. Por tanto, hoy día todavía en los
fundamentos pedagógicos, se asigna escasa importancia a la actividad reflexiva, porque lo esencial
es reproducir la facilitado por el docente como tarea específica del trabajo pedagógico escolar.
En opinión de Calvo (2010), la incidencia de la memorización es notablemente visible en la
enseñanza y el aprendizaje. Con la presencia activa del modelo tradicional transmisivo, la
memorización se ha convertido en un preocupante obstáculo que impide la ejercitación de la
reflexión analítico-critica. La inquietud obedece a que, en las reformas educativas planteadas en
reciente data, en el cambio curricular, preserva los fundamentos del paradigma positivista y
salvaguardar la labor formativa limitada a la rutina del aula de clase.
Sin embargo, para Mejía (2011), ante las características del mundo globalizado la presencia
de la memorización ocasiona una notable dificultad a los procesos de enseñanza y de aprendizaje,
pues son realizados con marcada distancia de lo complejo de las realidades actuales. Resulta que,
ante la abundancia de noticias, informaciones y conocimientos, la persistencia de la transmisión de
contenidos deriva en distanciar la comprensión de las complicaciones enrevesadas comunes en las
condiciones históricas del mundo globalizado.
Pero, lo llamativo lo constituye que, con la impresionante revolución científico-tecnológica,
en la perspectiva de Mires (1996), la educación amerita de la innovación de la enseñanza y el
fomento del aprendizaje crítico y constructivo que facilite educar para entender la realidad
geográfica actual. Es inevitable que ante las nuevas formas de enseñar y de aprender con sentido
interpretativo, se evita fomentar las explicaciones que permitan descifrar reflexivamente los
acontecimientos en la práctica de la enseñanza y el aprendizaje.
Se trata de promover el análisis crítico de la realidad desde los fundamentos originados en la
revolución paradigmática y epistemológica en desarrollo durante el siglo XX e inicios del nuevo
milenio, que ha originado la reivindicación de la subjetividad y, en eso, la importancia epistémica
del sentido común, la intuición y la investigación en la calle. El resultado ha sido incentivar la
elaboración del conocimiento geográfico desde las experiencias y prácticas de quienes participan
en el tratamiento de los objetos de estudio.
De allí, se trata de una oportunidad para esclarecer la debilidad epistémica del modelo
educativo tradicional, ante las exigencias del momento histórico. Por tanto, las influencias
epistémicas innovadoras han afectado notablemente el diseño de los currículos, las prácticas
pedagógicas y las estrategias de enseñanza y de evaluación. Allí, proponer la explicación
cuestionadora de la realidad geográfica. En efecto:
Considerando la escuela como el lugar concreto donde tiene lugar el aprendizaje de estas
conexiones de factores explicativos, el conocimiento geográfico, resulta un instrumento
sociocultural de formación que puede ayudar a comprender el mundo en que vivimos y su
amplia complejidad, así como a desarrollar valores éticos que conduzcan a la superación de
las contradicciones y problemas sociales actuales (Matuszak, 2021, p. 2)
Esa situación ha derivado en el planteamiento de exigencias pedagógicas y didácticas, dados
los razonamientos hermenéuticos que promueven ejercitar la reflexión sobre el contexto
comunitaria. En esta iniciativa, imprescindible comprender las actuales circunstancias dinámicas,
cambiantes y complicadas, con razonamientos activos y promotores el protagonismo de quien
aprende y, en eso, activar el ejercicio del pensamiento crítico. Al resaltar la reflexión como tarea
formativa en la enseñanza y el aprendizaje geográfico, en el trabajo escolar cotidiano se ha
motivado el desarrollo de la imaginación, el pensar activo y la comunicación de ideas,
planteamientos y criterios sobre el mundo, la realidad y la vida.
Necesariamente, se impone activar los razonamientos para ejercitar la actividad mental
creativa e incentivadora de la inventiva fomentada desde la originalidad. En principio, en esta
dirección, se ha promovido reflexionar con explicaciones que han ameritado del análisis
constructivo, para entender el enrevesado objeto de estudio, en su causalidad y realizaciones; en
especial, la influencia del cambio acelerado y la acentuada mutabilidad; es decir, conocer lo real
en el movimiento impregnado de falibilidad, fragilidad e inestabilidad.
Consecuentemente la investigación educativa ha empezado a considerar el hecho de formar
de profesionales críticos reflexivos como una alternativa prometedora ya que ello permitiría
que los profesores elaboren sus propias teorías sobre la enseñanza y el aprendizaje a partir
de los datos de su propia práctica. La reflexión crítica se convertiría en un camino riguroso
para desarrollar estrategias de enseñanza efectivas que dieran lugar a un pensamiento
pedagógico de mayor nivel capaz no sólo de comprender mejor la práctica docente sino
también de mejorarla (Mena & García, 2013, p. 198).
Ante lo planteado, en el punto de vista de Cordero y Svarzman (2007), la enseñanza de la
geografía en la escuela debe estimular en su trabajo en el aula, otras formas de explicar los temas
y problemáticas. Al respecto, el incentivo del pensamiento crítico como base fundante de las
interpretaciones que, en forma habitual, realizan los ciudadanos sobre su propia realidad. En eso,
la reflexión analítica para entender los hechos desde la experiencia de los actores que los viven.
De allí que el desafío sea convertir la observación contemplativa en una activa observación
reflexiva y hermenéutica que agilice la reflexión, en la gestión por obtener la manifestación de los
explicativos argumentos personales.
De esta manera, los razonamientos analizan los sucesos más allá de la naturalidad positivista.
Es el acto reflexivo decodificador que descifra las razones que evidencian los hechos demostrativos
del deterioro ecológico y ambiental. Precisamente, en palabras de Garrido (2005) el acto educante
debe contribuir a formar a los ciudadanos con los fundamentos y estrategias, con capacidad para
intervenir en forma activa y protagónica la realidad geográfica inmediata. Además, entender
científicamente los problemas que afectan a la comunidad.
Esto traduce asumir como objeto de estudio al acontecimiento de la localidad, fortalecer el
sentido y significado de lo social, juzgar las situaciones cotidianas con los puntos de vista de los
habitantes y valorizar el diálogo, el contraste de opiniones y ejercitar la investigación en la calle.
Esta reorientación de la enseñanza de la geografía significa reconocer que: La experiencia ha sido
obviada por los sistemas formalizados de enseñanza, al tiempo que se ha impedido que la escuela
actúe como espacio para potenciar la subjetivación y la socialización de los protagonistas de la
educación” (Garrido, 2005, p. 140).
Es comenzar a vigorizar en la práctica escolar cotidiana, el conocer con procesos de
construcción, deconstrucción y reconstrucción que originen nuevos conocimientos geográficos que
revaloricen la aplicabilidad pedagógica de las estrategias investigativas y activen la reflexión. La
formación geográfica encuentra en la lectura hermenéutica de los hechos comunitarios, la
posibilidad de ejercitar el acto de pensar y razonar. Ahora es factible que la labor formativa de la
enseñanza active el pensamiento y la acción reflexiva.
Por tanto, las iniciativas pedagógicas y didácticas deben ser sustentada en el análisis, desde
el sospechar, el pensar, el imaginar y organizar explicaciones críticas sobre la geografía
comunitaria. Entonces, con el ejercicio del razonamiento, el ciudadano podrá entender el agitado
cambio y transformación de la realidad geográfica. Es evitar la contemplación ingenua, incauta y
proponer la acción explicativa indagadora.
Así, la reflexión sobre la acción permite valorar lo realizado frente a lo prescrito para definir
su viabilidad al favorecer la reorientación de las propias acciones de modo justificado a partir
de la observación de lo ocurrido y estimular el desarrollo de la metacognición cuando se es
consciente de lo efectuado y de lo que ha incidido en ello (Castellanos & Yayá, 2013, p. 4).
Por tanto, la acción alfabetizadora se apoya en la reflexión para entender de manera
constructiva el desenvolvimiento de los acontecimientos contemporáneos de acento violento,
acelerado y rápido; en especial, al considerar la exigencia de activar el pensamiento y, en
eso, la reflexión activa y ágil, sobre cómo se desenvuelven los hechos en su dinámica
geográfica cotidiana. De allí que, en la actualidad, al estudiar las realidades locales, se debe
destacar el hecho de indagar cómo ocurren sus acontecimientos.
En esto, es básico reivindicar la subjetividad con la que los ciudadanos aprecian los sucesos,
como también la posibilidad de remozar en el acto educante, su afecto a la tradición decimonónica.
Estos aportes al proceso de alfabetización implican valorar la influencia del pensamiento crítico,
ante la necesidad de ejercitar la reflexión en la enseñanza y el aprendizaje. El motivo, es apremiante
superar la memorización y motivar el razonamiento en las explicaciones geográficas promovidas
en el aula de clase.
Por eso, el propósito de diligenciar la alfabetización geográfica ante la compleja realidad que
evidencia el deterioro del equilibrio ecológico planetario, en sus consecuencias en la realidad social
globalizada. Es entonces apropiado formar al ciudadano con capacidad de analizar con criticidad,
originalidad y creatividad los hechos geográficos de su contexto vivido. Hoy preocupa que los
temas se asuman con sentido superficial, cuando ocurren en un escenario complejo exigente del
análisis razonado y crítico.
Esta situación ha derivado en el planteamiento de exigencias pedagógicas y didácticas, dados
los razonamientos hermenéuticos que promueven ejercitar la reflexión sobre la realidad
comunitaria. En esta iniciativa, es imprescindible proponer como labor fundamental comprender
analíticamente las actuales circunstancias dinámicas, cambiantes y complicadas, con
razonamientos activos y promotores el protagonismo de quien aprende y, en eso, activar el ejercicio
del pensamiento crítico.
Metodología
Para la presente explicación sobre la realidad escolar de la enseñanza de la geografía en lo
referido a alfabetizar la enseñanza geográfica con el incentivo de la explicación de la realidad
comunitaria, fue motivo de su elaboración la necesidad de considerar los conocimientos y prácticas
propios de la investigación documental. Al respecto, la recolección de la información se realizó
mediante la lectura e interpretación de referencias bibliográficas referidas al objeto de estudio. Se
trata de recopilar y analizar información de libros y revistas que analizan la situación de esta
práctica escolar, en sus fundamentos y prácticas. Al respecto:
La investigación documental es una de las técnicas de la investigación cualitativa que se
encarga de recolectar, recopilar y seleccionar información de las lecturas de documentos,
revistas, libros, grabaciones, filmaciones, periódicos, artículos resultados de investigaciones,
memorias de eventos, entre otros; en ella la observación está presente en el análisis de datos,
su identificación, selección y articulación con el objeto de estudio (Reyes-Ruiz & Carmona
Alvarado, 2020, p. 1).
Desde esa perspectiva, el objetivo fue obtener fundamentos para desarrollar un análisis del
tema a través de la explicación crítica desde la investigación documental entendida como técnica
cualitativa que permite confeccionar una visión sistemática sobre el objeto de estudio. Eso implica
que para la investigación documental es posible estructurar un planteamiento coherente, pertenece
y conveniente, en este caso sobre la enseñanza de la geografía, en forma apropiada para
comprender las realidades del mundo contemporáneo.
En efecto, se pretendió dar respuesta la siguiente pregunta: ¿Por qué analizar la función de
la enseñanza de la geografía con el fomento de la reflexión interpretativa analítico-crítica sobre la
realidad comunitaria habitada con el incentivo de la explicación de la realidad comunitaria? En
consecuencia, se pretendió dar respuesta la siguiente pregunta: ¿Por qué alfabetizar la enseñanza
geográfica con el incentivo de la explicación de la realidad comunitaria?
Resultados y Discusión
La Alfabetización Geográfica y la Necesidad de la Reflexión Critica
El hecho de proponer la alfabetización geográfica obedece a que los ciudadanos, en el inicio
del nuevo milenio, se hace imprescindible que sean capaces de entender las complicadas
situaciones ambientales, geográficas y sociales que se vive en forma cotidiana en la compleja
realidad del mundo vivido. Eso implica reconocer la importancia de la geografía como disciplina
científica y de la educación en la formación de la personalidad de los estudiantes.
En ese propósito se trata de sensibilizar los comportamientos de los ciudadanos en la forma
como aprovechan las potencialidades de los territorios habitados, pues es de obligación ante el
desarrollo de eventos catastróficos, asumir en la toma de decisiones, la conciencia crítica ante la
ocurrencia de los problemas socioambientales. Allí, precisamente, es el escenario para activar la
reflexión crítica, con posibilidad para debatir sobre la organización del espacio geográfico y
estudiar sus problemas comunitarios y globales.
Las condiciones históricas contemporáneas tienen como características importantes al
impresionante desarrollo de la ciencia y la tecnología, el extraordinario progreso de la economía y
las significativas transformaciones comunicacionales de la acción mediática. Se trata de un
panorama de sorprendentes cambios desenvueltos en un escenario revelador de una situación
compleja, confusa y difícil.
En esa situación, para Aarón (2016), un interesante y atractivo objeto de estudio lo constituye
la realidad geográfica plena de contradicciones, controversias, polémicas y discusiones. Esa
situación, requiere de reflexiones centradas en el tratamiento descifrador de los acontecimientos
con propósitos epistémicos metódicos, útiles y constructivos. Por tanto, su intervención merece
posturas reveladoras de la causalidad de los eventos complicados visibles en su existencia real y
concreta. Eso requiere indagar lo real, desde razonamientos y prácticas apropiadas a su mismo
desenvolvimiento.
En la perspectiva de Briceño y Ribas (2012), se trata de inmiscuirse en la realidad complicada
de la época con los fundamentos del pensamiento complejo. Es considerar la presencia de un nuevo
escenario, cuyos orígenes se ubican a fines del siglo XX e inicios del nuevo milenio. Allí, en las
condiciones de la época contemporánea, en el suceder de eventos provocadores de sucesos de
acento convulsivos, perturbadores y preocupantes en la diversidad territorial; en especial, son
motivo de la atención de la colectividad planetaria porque ocasiona intranquilidad dada la forma
agitada, dinámica y desastrosa de comportarse la dinámica de la realidad geográfica.
Justamente, para Mires (1996) constituye un ámbito enrevesado con eventos inesperados,
catastróficos y confusos, en su desenvolvimiento nefasto complejizan la comprensión de los
sucesos cotidianos. Ante esta situación, indiscutiblemente es apremiante planear nuevas formas de
pensar y de actuar, por ejemplo, asumir la vivencia natural y espontánea de lo falible, lo incierto,
lo inestable y la agilidad del cambio. Significa que los rasgos tradicionales de la realidad
geográfica, analizados desde los conocimientos y prácticas del paradigma positivista de la ciencia,
resultan poco confiables para entender la dinámica complicada de los actuales acontecimientos
territoriales.
En palabras de Busch (2013), en las novedades teóricas y metodológicas geográficas
actuales, sustentadas en las nuevas versiones epistemológicas, se puede percibir el hecho que sus
explicaciones, sostenidas en los fundamentos teóricos centrados en la medición, resultan poco
convenientes para asegurar su comprensión en forma apropiadas ante su ocurrencia, como en la
gestión por su conocer en forma acertada, con la indagación orientada a explicar las adversidades
difíciles de la época en desarrollo.
Quiere decir que, en esa circunstancia, en el tratamiento pedagógico y didáctico de la
formación geográfica escolar, supone evitar la memorización que tan solo se limita a retener en la
mente nociones y conceptos precisados en definiciones, estructuradas para ser retenidas y
expuestas para atender la interrogante tarea del docente, en el propósito por evaluar el aprendizaje.
En respuesta, es el pensamiento que debe reacomodarse ante las problemáticas demandantes de la
reflexión crítica y constructiva. Por eso:
(…) podría decirse que lo característico del pensamiento crítico es que se trata de un
pensamiento orientado a la comprensión y resolución de problemas, a la evaluación de
alternativas y a la toma de decisiones. El pensamiento crítico implica comprender, evaluar y
resolver. Implica autoevaluación, pensar acerca del pensamiento (metapensamiento) y estar
seguro de no pasar, sin fundamento suficiente, a conclusiones (Bezanilla et al., 2018, p. 95).
Desde esa perspectiva, el pensamiento debe permitir a los ciudadanos la posibilidad de
activar una reflexión analítica, con la iniciativa de promover la subjetividad forjadora de puntos de
vista argumentados como actividad formativa. La intención formativa es estructurar un
planteamiento que esclarezca una determinada referencia informativa y asegurar una versión de
verdad reconocida como cierta. Es entonces, concebir al conocimiento como veraz y evitar la
vulgaridad y la banalidad. Precisamente, en el contexto del mundo globalizado, las informaciones
son cuestionadas por estar establecidas como falsas verdades, pues son versiones elaboradas para
manipular la opinión pública.
Con las noticias y las informaciones mediáticas, se ha provocado la globalización cultural y,
en eso, la unidad planetaria originada con la existencia del pensamiento único y la homogeneidad
cultural sustentada en la macdonalización. Con esta perspectiva, se ha logrado preservar la verdad
absoluta y libresca. En eso, es una prioridad examinar los problemas en forma mecánica, apadrinar
el reduccionismo en la construcción de la verdad, educar mentes mecanizadas y evitar las posturas
analítico-reflexivas y críticas que estén en capacidad de entender en forma constructiva las
realidades geográficas.
Es común tener que analizar la confusión, la anarquía y el caos, para conocer las situaciones
propias de la sociedad contemporánea, pues hay poca diferencia entre la información y el
conocimiento. Allí, se ha consolidado que la verdad obedece a los mecanismos alienantes y
manipuladores con la cotidianidad mediática, cuyas circunstancias están elaboradas para ser
concebidas como verdades irrefutables, dada la certeza inequívoca del dato divulgado en los
medios de comunicación social. Lo preocupante de esta labor es la posibilidad cierta de generar
puntos de vista superficiales sobre los sucesos, cuya verdad es apoyada con imágenes muchas de
ellas falsificadas.
Por eso llama la atención que, en las colectividades, en muchos casos, se asigne prioridad a
las referencias noticiosas divulgadas en los programas de la radio y la televisión. Allí, priva la
verdad garantizada sentido y efecto nocional, superficial e innegable, maquillado con los aditivos
psicológicos generadores de confianza, certeza y validez. Eso convierte al noticiero en momento
atractivo para que los ciudadanos estén informados aparentemente sobre los sucesos ocurridos en
diversos lugares del mundo. Se trata de:
(…) la alfabetización mediática e informacional», entendida como: la capacidad de
pensamiento crítico para recibir y elaborar productos mediáticos. Esto implica conocimiento
de los valores personales y sociales y de las responsabilidades derivadas del uso ético de la
información, así como la participación en el diálogo cultural y la preservación de la
autonomía en un contexto con posibles y difícilmente detectables amenazas a dicha
autonomía (…) se centra en cinco posibles competencias básicas: comprensión, pensamiento
crítico, creatividad, consciencia intercultural y ciudadanía (Pablos & Ballesta, 2018, p. 120).
Esta forma de alfabetizar implica considerar como factor esencial y básico, el fomento del
pensamiento crítico, ejercitado en la capacidad de procesar en forma reflexiva la información
divulgada por la acción mediática. Por tanto, es resaltar lo ético en las noticias e informaciones
facilitadas a los ciudadanos con planteamientos sobre los acontecimientos cotidianos.
Precisamente allí, se obvia agitar el análisis, priva el manipulador acento crítico y se evita el
diálogo fecundo, como también las explicaciones argumentadas.
En esa dirección, la gestión comunicacional representa una novedosa oportunidad para
desarrollar una formación educativa generalizada, cuyo propósito debería ser estimular las
reflexiones en sus espectadores, con la seriedad originada en una veracidad bien entendida por las
personas. En lo fundamental, avanzar desde un punto de vista somero, débil y escasamente
analítico, hacia la construcción del conocimiento con el procesamiento razonado de las noticias y
las informaciones sobre temas de actualidad geográfica.
Un logro significativo es estar en capacidad de analizar el complicado panorama de la época
(Santiago Rivera, 2021). Necesariamente la alfabetización educativa estimulada por los medios de
comunicación social debería centrarse en evitar disfrazar la realidad geográfica con el acento
neutral, apolítico y desideologizado. De esta forma, se enuncia lo indiscutible y obvio de las
situaciones, con lo trivial y lo frívolo. Al contrario, se debería realizar acciones para conocer lo
real en forma hermenéutica y critica. Este sentido obedece a la forma tergiversada como se dan a
conocer los acontecimientos geográficos por la acción mediática a escala globalizada.
Por tanto, es razonable el desafío pedagógico de volver la atención sobre las reflexiones
geográficas sobre los sucesos que, en forma cotidiana estremecen y complican la realidad, para
evitar analizar la complejidad característica de las situaciones contemporáneas, desde la
contemplación ingenua del espectador pasivo.
Eso amerita de otras reflexiones diferentes a las orientadas por el paradigma positivista desde
la observación neutral y reproducir su existencia desvirtuada; por ejemplo, con los juicios de valor.
Lo significativo de la alfabetización geográfica es que, con el cambio paradigmático y
epistemológico de los paradigmas hermenéutico y crítico, es posible percibir la acción mediática
impregnada de la apoliticidad y la desideologización, donde es frecuente recurrir a la diversidad
explicativa de los actores protagonistas de las circunstancias geográficas, cuyos testimonios,
muestran opiniones y perspectivas personales reveladoras del pensamiento crítico; por cierto, en
casos, divergentes de la matriz de opinión mediática.
Eso facilita entender que cada persona tiene su propia óptica para comprender lo que ve,
escucha y vive. De esta forma, dada esta capacidad de los ciudadanos se impone fomentar una
concepción explicativa que ejercite lo analítico, lo crítico y lo constructivo en la tarea formativa
geográfica que relacione conocimientos e informaciones. Es concebir lo enredado del momento
histórico, contaminado por la complejidad, pero donde se impide tratar con reflexiones
explicativas; por ejemplo, sobre la realidad geográfica comunitaria.
Es indiscutible que las circunstancias ambientales, geográficas y sociales, ante su sentido
enrevesado, requieren de iniciativas apuntaladas en una remozada reflexión interpretativa, centrada
en la apertura y el diálogo y, en eso, el debate sobre las ideas, propósitos e iniciativas. En esta
situación, para Santiago Rivera (2021) se ha impuesto el esfuerzo analítico intencionado
direccionado a innovar la elaboración del conocimiento al tomar en cuenta las condiciones de la
época y el pensar abierto, ágil y activo.
Alfabetizar en ese contexto, es considerar la imperiosa necesidad de revisar la tarea de la
transmisión conceptual y la memorización en la práctica escolar cotidiana. La dificultad obedece
a que su afecto evidencia la obsolescencia que impide el desarrollo de la reflexión obligatoria y
necesaria. Se trata de una evidencia de la discordancia escolar con las condiciones complicadas
actuales, porque contradice educar a la colectiva, al impedir pensar sobre los hechos divulgados
por la mediática, como hechos asombrosos y catastróficos
La Reflexión Alfabetizadora de la Enseñanza Geográfica
En el inicio del nuevo milenio, se han revelado remozados fundamentos teóricos y
metodológicos, fundados en la revolución paradigmática y epistemológica, como factores posibles
para innovar la formación pedagógica y didáctica, con capacidad motivadora del desarrollo del
pensamiento crítico. En esa situación, la reflexión ha comenzado a ser un requerimiento primordial
en la formación de los estudiantes en el sistema escolar y, en eso, el fomento de la acción
interpretativa argumentada y analítica. De esta forma, se motivan explicaciones constructivas
desde la labor de la práctica pedagógica.
En consecuencia, la reflexión ha supuesto la aplicación de la lectura comentada estimuladora
del razonamiento de selecciones bibliográficas, artículos de periódico, programas televisivos de
opinión, lecturas en Internet, entre otros. Pero, esta labor se incentiva con la exposición de la
pregunta ¿Qué han aprendido? El resultado debe ser promover la elaboración de puntos de vista
personales y la oportunidad para comunicar nuevas ideas en el diálogo abierto, natural y
espontáneo. Así, será posible practicar la reflexión con el incentivo de la originalidad, la
creatividad y la innovación.
En esa labor, articular la teoría con la práctica como logro significativo de la integración
conceptual y experiencial, permitirá proponer el valor educativo de la acción interpretativa,
sostenida en el sentido común y en la intuición. Eso ha significado reivindicar en la cotidianidad,
la conversación informal de los ciudadanos, el intercambio de sus puntos de vista en el habitual
compartir con los coterráneos y manifestar sus pareceres sobre los sucesos diarios. Con eso, en la
escuela es posible plantear la relación entre la acción formativa de la práctica escolar y la
orientación científica.
Según los autores citados, un propósito fundado en la reforma curricular ha sido fomentar la
aplicación didáctica de los saberes originados en la práctica comunitaria y revelado con nuevos
puntos de vista por los estudiantes. Esta labor significa emplear los conocimientos escolares en la
explicación de la realidad geográfica comunitaria y, con eso, sensibilizar la utilidad pedagógica de
las metodologías de la ciencia en la solución de los problemas vividos. De esta forma, según Agray
(2010) en la enseñanza de la geografía, es posible ejercitar las posturas críticas y creativas, en la
iniciativa de comprender la naturaleza del lugar habitado.
Por tanto, la formación de un saber cultural para entender el contexto vivido, con
fundamentos acertados, adecuados y convenientes en la gestión educativa. En consecuencia, la
oportunidad para menguar la acentuada diferencia entre la enseñanza tradicional sustentada en el
paradigma positivista y la enseñanza orientada por la innovación epistemológica hermenéutica. En
eso, refrescar la forma cómo los ciudadanos asignan importancia al conocer de manera informal y
sembrar la posibilidad de innovar la acción pedagógica y didáctica utilizada para preparar la
formación ciudadana en forma integral y vivencial.
Un aspecto a reivindicar en esta circunstancia, ha sido requerir la experiencia ciudadana en
el tratamiento de las situaciones de la enseñanza y el aprendizaje geográfico, a la vez que valorizar
los fundamentos teóricos. Con la experiencia se abre la posibilidad de privilegiar el sentido común
y la intuición para conocer. Esta oportunidad epistémica, significa que lo real se comprende con lo
aprendido en la actividad práctica, porque implica conocer en su desenvolvimiento natural lo
vivido, como oportunidad de incentivar el aprendizaje geográfico en la elaboración científica del
conocimiento.
Aunque en esta ocasión, es imprescindible resaltar la importancia de los fundamentos
teóricos en la gestión por elaborar un conocimiento sobre los acontecimientos geográficos, tanto
en sus vivencias como con las explicaciones científicas. Allí, lo factible es el hecho de conocer a
partir de la experiencia y con el apoyo de la hermenéutica al activar procesos reflexivos
conducentes a elaborar desde los datos empíricos un nuevo conocimiento, fundado en la práctica
ciudadana para interpretar lo real con argumentos confiables y rigurosos. De esta forma, es factible
innovar las explicaciones con reflexiones constructivas.
El discurso interpretativo sobre los sucesos geogficos comunitarios podrá ser realizado con
puntos de vista analíticos manifestados por los ciudadanos, al ser interrogados sobre las situaciones
habituales de la vida cotidiana y ser procesados con pensamiento reflexivo y crítico. De allí que en
la opinión de Pérez (2001) la formación educativa sienta las bases de la capacidad analítica
personal, con la posibilidad de relacionar la teoría con la práctica para comprender el complejo
escenario geográfico habitado en permanente transformación, desde la participación y el
protagonismo social.
En esa labor, un reto es practicar la actividad pensante, estimular la pluralidad de
pensamiento y aperturar la libertad de pensar hacia la autonomía argumentativa de los criterios
personales. De esta forma, la actividad reflexiva se convierte en el centro de los procesos de
enseñanza y de aprendizaje en el trabajo escolar cotidiano. De esta forma, el acto educante podrá
asegurar la posibilidad de formar ciudadanos como activos protagonistas de la democracia,
gestores de la transformación de la sociedad y actores en la explicación critica de los problemas
geográficos comunitarios.
Se trata en la perspectiva de Pérez Esclarín (2010) reconocer que la acción educativa debe
afincarse en educar ciudadanos como actores activos que fortalecen su condición humana, en
cuanto la convivencia, la solidaridad y la ayuda mutua. Es avanzar más allá de la persona
espectadora neutral, apolítica e indiferente de las situaciones cotidianas de su realidad geográfica.
Eso representa reorientar la finalidad de los procesos de enseñanza y de aprendizaje ahora
conducidos hacia una formación constructiva del habitante activo protagonista, apoyado en la
reflexión analítica y critica.
Según Pérez (2001) eso supone concientizar el acto de aprender, con el fomento de la
actividad reflexiva desde una mente agitada por la interpretación analítica. Así, en la acción
pedagógica y didáctica, se deberá revisar el desenvolvimiento del acto educante con el objeto de
develar la racionalidad que se ha construido sobre la realidad desde la formulación de preguntas,
la formulación de hipótesis o la participación en trabajos de campo.
En la opinión de Santiago Bondel (2008), la acción didáctica debe encaminar su esfuerzo
formativo en favorecer en los ciudadanos, la posibilidad de realizar sus propias interpretaciones
sobre los problemas que afectan la calidad de vida colectiva. En efecto, el resultado deberá ser
activar los procesos analíticos desde donde deben privar los procesos de actividades
desencadenables en procesos didácticos constructivos. De allí que sea indispensable involucrar al
ciudadano en su comunidad, con la posibilidad de transformar datos en conocimientos y contribuir
con su bagaje empírico a interpretar la necesidad de los cambios comunitarios.
De esa forma, se impone el incentivo de la actividad investigativa. Se trata de asumir la
importancia formativa del acto indagador y, en eso, el entendimiento reflexivo de los
acontecimientos. Esta orientación pedagógica debe representar una motivación para el estudiante
e implica en palabras de Rajadell (2001) lo siguiente: “Una enseñanza activa es aquella que busca
despertar el interés de los alumnos, de motivarlos a hacerse preguntas y buscarles respuestas y de
contribuir a que ellos pongan en marcha procesos cognitivos que lleven a la construcción de
aprendizajes significativos” (p. 465).
De allí que sea razonable entender la importancia asignada a actividades didácticas, tales
como: la lectura interpretativa, la escritura analítica y el discurso crítico, como también manifestar
en forma oral la subjetividad elaborada y activar la mente con un razonamiento que exprese el
pensamiento analítico, explicativo y expresivo de la autonomía de criterios sobre los objetos de
estudio. Es promover los razonamientos personales argumentados con capacidad crítica y fomentar
las posturas de habitantes comprometidos con la responsabilidad social.
Por tanto: “Esto va a requerir, entre otras cosas, métodos didácticos participativos que
favorezcan el pensamiento crítico y autónomo y promuevan la solidaridad y el servicio (…) No
olvidemos que los valores se aprenden, sobre todo, en la práctica, en el ejercicio diario (…)”
(Rajadell, 2001, p. 2010). En efecto, el pensamiento crítico incentiva la transferencia del
conocimiento científico para explicar la realidad vivida en esa labor constructiva del conocimiento.
Es traducir el pensamiento crítico en la comprensión de las situaciones de la vida cotidiana.
En esa actividad, la enseñanza de la geografía deberá asumir la comprensión de la realidad
en el acto pedagógico e incluye la observación integral de sus objetos de estudio. En efecto,
observar es avanzar desde la contemplación pasiva hacia la observación interpretativa y supone
fomentar el ejercicio activo del pensar sobre lo percibido y lo allí ocultado. Es, para Santiago
Rivera (2017), conocer desde el desciframiento de la situación y eso amerita desarrollar una
metodología facilitadora del revelamiento de la realidad geográfica apreciada a simple vista, como
una situación compleja, pero en cambio y transformación.
El propósito es visibilizar lo clandestino para entender lo visible, desde la visión retrospectiva
en que se formó. Esta acción holística debe conducir a revisar lo que sucede, en su existencia
dinámica, como escenario de la convivencia humana y social. Esta actividad tendrá como propósito
facilitar la lectura interpretativa del objeto de estudio desde un activo proceso reflexivo donde el
pensamiento debe ser el factor esencial. De esta forma, es posible innovar la enseñanza geográfica
y comprender la confusa realidad contemporánea.
Conclusiones
La iniciativa por reflexionar sobre la enseñanza y el aprendizaje tradicional, obedece a que
es motivo de la atención actual de los investigadores por constituir una situación preocupante
reveladora de la persistencia de los fundamentos decimonónicos en la práctica pedagógica de las
asignaturas geográficas. Esta realidad es inobjetable e incuestionable porque representa un
evidente obstáculo que impide educar para comprender la complicada realidad que caracteriza a
los acontecimientos del inicio del nuevo milenio.
Mientras las circunstancias ocurren con el acento de lo imprevisto, lo inesperado y lo
insospechado, en el aula de clase de la enseñanza geográfica está vigente la transmisión de
contenidos programáticos y la memorización es la manifestación del aprendizaje. Allí, es común
apreciar la participación pasiva, paciente e indiferente, pues los estudiantes se deben forzar para
copiar lo dictado por el docente, porque eso debe facilitar acumular en su mente, pues lo debe
reproducir fielmente, ante lo interrogante del educador.
Esa situación todavía es común en la práctica escolar. Mientras, teóricamente los expertos
consideran que la innovación pedagógica y didáctica debe centrarse en el fomento de la
interpretación de los acontecimientos geográficos, dada su acento enrevesado, tanto en su
causalidad, desarrollo y derivaciones complejas. Eso implica fortalecer el análisis crítico, el
compromiso social y la conciencia crítica.
Al respecto, al activar los procesos pedagógicos reflexivos y creativos, el desenvolvimiento
del pensamiento con sentido y efecto abierto, será factible originar la convulsión mental con la
formulación de preguntas, como orientación de potenciar el análisis intencionado. Podría afirmarse
que, en las condiciones sociohistóricas del mundo contemporáneo, la enseñanza geográfica tiene
la responsabilidad de estimular el pensamiento crítico, pues el bombardeo de símbolos, iconos,
códigos y condimentos audiovisuales se promueven con el propósito de evitarlo.
El afán por desviar la atención sobre la compleja realidad trae como consecuencia aplicar
acciones tradicionales con notable efecto para desviar la atención escolar, de conocer críticamente
la enredada realidad vivida en el escenario comunitario. Es, por tanto, forzoso ofrecer una
educación acorde con las necesidades de la sociedad; en especial, contribuir decididamente en
alfabetizar a los ciudadanos en forma coherente con las complicadas y adversas situaciones que
merman su calidad de vida.
La respuesta debe ser una formación pedagógica y didáctica promotora de la ruptura de la
memorización como exclusiva forma de aprender. Esta forma de aprender es, en el mundo
contemporáneo, una notoria debilidad y es una inocultable amenaza para desvirtuar la formación
educativa. Por lo expuesto, se impone como destacado desafío motivar el pensamiento crítico,
porque implica formar personas con criterios propios y fundamentar una democracia próspera y
propicia donde se eduquen ciudadanos emprendedores, eficientes y laboriosos.
El apremio por comprender la enrevesada realidad de la época contemporánea, requiere dada
su situación de escenario histórico difícil, con capacidad practicable de manera constructiva en
promover la educación humanizadora. Se trata, entonces, de considerar a la enseñanza de la
geografía como labor formativa esencial y básica para incentivar la compresión de la realidad
geohistórica originada en la forma cómo la colectividad ha utilizado los recursos de su territorio,
cómo lo ha utilizado y la problemática que en eso se ha revelado. En efecto, humanizar el territorio
desde la formación de la conciencia citica.
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