colocándose al docente en el centro de los procesos democráticos y de la toma de decisiones
(Bronfenbrenner, 1987; Galdámez & Lemus, 2022). En este contexto, se reconoce la complejidad
de las interacciones institucionales y destaca el papel del docente como generador de conocimiento.
De allí que la participación es un derecho y una condición para la transformación social y
educativa. Puesto que, al involucrarse en las actividades cotidianas, los docentes desafían las
estructuras convencionales de poder, estableciendo un proceso que es tanto inclusivo como
dialógico, en el que son fundamentales la voz, el conocimiento y la experiencia del docente
(Herrera et al., 2014; Fals Borda & Rodrigues, 1991). De esta manera, la participación del profesor
promueve espacios colaborativos que fomentan la autonomía, la crítica y la innovación en la
enseñanza. Dicho de otra manera, las decisiones deben basarse en experiencias y ser sometidas a
una discusión democrática.
Reconocimiento Docente e Identidad Profesional
El reconocimiento está vinculado con la motivación y la identidad profesional. Estudios
recientes destacan que el reconocimiento, simbólico y tangible fortalece el compromiso ético y
profesional, la autoeficacia y el sentido de pertenencia, aspectos esenciales para mantener la
calidad educativa (Colque et al., 2024). El reconocimiento institucional va más allá de agradecer;
debe constituir una política integral que valore la diversidad de aportes y el esfuerzo profesional,
facilitando incentivos y espacios para la retroalimentación constructiva que legitimen la labor
académica. Esta acción contribuye a reducir impactos adversos como la falta de motivación, el
sentimiento de exclusión y la disminución de la calidad educativa. En línea con ello,
investigaciones recientes señalan que una cultura organizacional basada en el respeto, la inclusión
y la participación mejora el desempeño y el clima institucional (Aristizábal, 2019; Colque et al.,
2024). En consecuencia, el reconocimiento recompensa el esfuerzo, fortalece la identidad
profesional y la cohesión de la comunidad educativa.
La identidad profesional docente se construye de manera dinámica a través de la interacción
entre la experiencia personal, la formación académica y el contexto sociocultural en el que se
desenvuelve el docente. Esta identidad no es estática, sino que evoluciona a medida que el
profesional interactúa con sus estudiantes, colegas, la institución educativa y la comunidad en
general (Vanegas & Fuentealba, 2019; Matías & Hernández, 2018). La capacidad de
autoevaluación, junto con el reconocimiento social, se transforma en el motor que permite a los
docentes a asumir un papel activo, creativo y comprometido dentro del entorno educativo.
Aportes de Orlando Fals Borda para el Reconocimiento y la Participación Docente en
Contextos Educativos
Para apreciar la importancia del reconocimiento y la participación en el ámbito educativo, es
crucial tomar en cuenta las ideas de Fals Borda, figura clave en la investigación-acción
participativa y en el pensamiento crítico orientado hacia la transformación social desde una óptica
local. Este autor sostiene que “la participación no es únicamente un derecho, sino una condición
esencial para el cambio social” (Herrera et al., 2014, p. 78). Este enfoque señala la importancia de
que las transformaciones deben surgir de las vivencias, conocimientos y luchas en contra de las
dinámicas de poder para ser escuchados y tomados en cuenta de quienes viven la realidad social
diariamente, siendo los docentes piezas clave en el proceso de transformación dentro de la
comunidad educativa.
Desde su visión, la participación autentica necesita comprender que “es más claro entender
la realidad desde la perspectiva de quienes la viven” (Fals Borda & Rodrigues, 1991, p. 35).
Destacando la importancia que se reconozcan las vivencias y el conocimiento de los docentes como
base primordial para una participación autentica y dinámica, fomentando entornos de diálogo que
sean igualitarios, democráticos y respetuosos, garantizando así que las sus opiniones sean
escuchadas, consideradas y reflejadas en las decisiones. Solo mediante estas prácticas inclusivas