Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
e-ISSN 2731-2429 ~ Depósito legal ZU2021000152
Vol. 31 (1) enero - junio 2024: 190-202
Aproximaciones onto-axiológicas para la comprensión del pensamiento
del docente en condición de inmigrante digital
Elizabeth Mena
Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico de Miranda José
Manuel Siso Martínez. Caracas-Venezuela
menadesanzelizabeth@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-8023-5293
Resumen
Ser inmigrante implica cohabitar en un espacio del que no se es oriundo, pudiendo ser físico, al
nacer en un lugar distinto al habitado o cognitivo, al albergar posturas diferentes a las propias. En
ese escenario, se encuentran docentes inmigrantes en un mundo digital producto de los cambios
advenidos con el paradigma tecnológico. Cuando se explora aulas adentro, emergen los ganados a
alinear su práctica con la tecnología, pero también, coexisten otros para quienes su incorporación
esvetada y niegan la posibilidad de una mediación con estos recursos. Esta dualidad tiene su
nesis en las experiencias, concepciones y actitudes las cuales son las bases que fundamentan el
pensamiento. Este ensayo, como parte de una investigación en proceso, tuvo como objetivo
proporcionar un conjunto de premisas relacionadas con el pensamiento del docente en condicn de
inmigrante digital a fin de conocer algunas de sus causas y aportar luces desde lo onto-axiológico
para su comprensión. Esfundamentado en lo postulado por Mark Presnky (2010) quien acuñó
el término inmigrante digital desde una dimensión temporal-generacional. La metodología se
abordó desde una perspectiva cualitativa de tipo documental, basada en una revisión de
información, siendo la técnica empleada el análisis de contenido. Finalmente, se devela que el
pensamiento imperante es un condicionante para la aceptacn de los nuevos tiempos y su
comprensn aporta elementos que facilitan la migración de un mundo analógico a uno digital.
Palabras claves: Inmigrante digital; docente; pensamiento; tecnología; onto-axiología.
Onto-axiological approaches for understanding the thinking of
teacher in the condition of digital immigrant
Abstract
Being an immigrant implies cohabiting in a space where one is not from, which can be physical,
by being born in a distinct place from the one inhabited, or cognitive, by harboring different
positions from one's own. In this scenario, immigrant teachers find themselves in a digital world,
a product of the changes brought about by the technological paradigm. When exploring inside
classrooms, those who are willing to align their practice with technology emerge, but also, others
coexist for whom its incorporation is vetoed and deny the possibility of mediation with these
resources. This duality has its genesis in experiences, conceptions and attitudes which are the
bases that support thought. This essay, as part of an ongoing research, aimed to provide a set of
premises related to the thinking of the teacher in the condition of digital immigrant in order to
know some of its causes and contribute lights from the onto-axiological perspective for its
understanding. It is based on the postulates of Mark Presnky (2010) who coined the term digital
immigrant from a temporal-generational dimension. The methodology was approached from a
qualitative documentary perspective, based on a review of information, the technique used is
content analysis. Finally, it is revealed that the prevailing thought is a conditioning factor for the
acceptance of new times and its understanding provides elements that facilitate the migration
from an analog to a digital world.
Keywords: Digital immigrant; teacher; thought; technology; onto-axiological.
Introducción
El quehacer docente se ve influenciado por situaciones que le sobrevienen y que, aunque les
son advertidas por ser síntomas de la interacción humana y el crecimiento del conocimiento,
muchas veces no son percibidas bajo la misma óptica por todos los involucrados. En particular, se
menciona la realidad representada por el advenimiento de la tecnología en todos los ámbitos de la
vida pública y privada, incluyendo la del docente, quien ha tenido que afrontar un mundo digital
para el cual no fue formado y como demanda social, ha de darle respuesta a través de las aulas.
Partiendo de lo antes indicado, el presente ensayo deja en aflora una de las situaciones que
enfrenta el docente, centrada en la incorporación de tecnología digital en su praxis pedagógica,
pero, cuya condición de inmigrante digital, cimenta una brecha. Éste, al ser parte del entramado
social afronta los cambios devenidos con el paradigma tecnológico y frente al cual asume una
postura, donde, sus ideas, creencias y vivencias respecto al uso de tecnologías aplicadas a la
enseñanza se anteponen. Como plantean González, Polanco y Peñalosa (2021:98):
Hace veinte años, Ertmer (1999) distinguió dos tipos de barreras para utilizarlas: 1)
las de primer orden, externas al profesor, como los recursos institucionales y el
apoyo técnico-pedagógico, y 2) las de segundo orden, de carácter interno, como
competencias, actitudes y creencias.
De lo antes citado, se desprende que factores internos como las actitudes, influyen en las
acciones, emociones y percepciones que el educador tiene sobre el uso de tecnologías digitales
dentro de su praxis pedagógica. Aún más, si se retrotrae a un ámbito ulterior se puede indiciar al
pensamiento como detonante de las actitudes, pues éstas son el reflejo de las ideas y conceptos
que se tiene de las cosas. Entonces, para entenderlas y atenderlas se ha de identificar y
comprender el pensamiento imperante en el docente. En tal sentido, el presente ensayo tuvo como
objetivo proporcionar un conjunto de premisas relacionadas con el pensamiento del docente en
condicn de inmigrante digital a fin de conocer algunas de sus causas y aportar luces desde lo
onto-axiológico para su comprensión.
Desarrollo
El ser humano, en su rol docente, frente a un mundo digital
Para entender la realidad, ésta debe apreciarse desde diferentes ángulos, dígase desde la
posición del observador quien contempla de forma pasiva, así como desde la perspectiva del
participante quien está inmerso en el hecho, pues un mismo fenómeno puede ser comprendido de
manera distinta dependiendo de la concepción que tenga. En otras palabras, la realidad ha de ser
percibida de forma diferente según la proximidad y la experiencia que cada uno tenga sobre ella.
De lo antes señalado no escapa uno de los signos posmodernos representados por la tecnología.
En las aulas confluyen docentes ganados a la incorporación de recursos tecnológicos en su
quehacer, los que reconocen sus bondades al ser una fuente externa de conocimiento y por ser
parte de la cotidianidad y como tal entienden que se debe navegar con la corriente para ir a la par
con los nuevos tiempos. Por otro lado, se encuentran los negados a su incorporación al asumirla
como un elemento que desvirtúa y desplaza la razón de ser de la educación, donde es él, el centro
y monitor de los aprendizajes, quien dosifica y coordina su prosecución, válida y comprueba los
saberes, en tal sentido se constituyen en el medio y recurso de aprendizaje por lo que no ven a la
tecnología como aliada sino como una adversaria, la cual no tiene cabida en las aulas.
Esta dualidad, en cuanto a la asunción del mismo fenómeno, puede tener sus orígenes en su
proceso de formación inicial y continua de los profesores. Las ideas y concepciones que el
docente posee con relación a lo que son las cosas, así como la forma en que aprendió a vincularse
con el entorno educativo lo hace defender una postura tradicional de la educación en donde los
medios y recursos son objetos físicos y la fuente de conocimiento son los libros de textos
impresos. En consecuencia, se acepta lo que se comprende, lo que se encuentra en el plano
cognitivo, lo que ha permitido que se modifique las estructuras mentales originando las
concepciones de las cosas. Por el contrario, se rechaza lo que no es afín, lo que no tiene un
anclaje con las experiencias previas, lo que se constituye en un reto para los esquemas
preconcebidos, lo que desencaja con el modelo aceptado como único, en fin, lo que se perfila
como lo opuesto a lo que ya sabe.
Las ideas, creencias y vivencias del docente basadas en sus experiencias, concepciones y
actitudes influyen en su pensamiento sobre las cosas. Es meritorio traer a colación la frase
acuñada a Aristóteles, citada por Perales (2024:1) el pensamiento condiciona la acción; la
acción determina los hábitos; los hábitos forman el carácter; y el carácter moldea el destino. A
partir de esta concepción se puede decir que el pensamiento es el timonel de las personas y tiene
una gran responsabilidad en la toma decisiones. Esta postura la comparten Socorro y Reche
(2022:190), quienes afirman que:
Los docentes con actitudes positivas hacia el uso y manejo de las TIC son capaces de
readecuar sus metodologías educativas mediadas por las TIC y obtener mayores
resultados en el aprendizaje de sus estudiantes. Además, son capaces de motivar a sus
estudiantes para que asuman actitudes positivas de frente al uso y manejo las TIC en
el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Desde el punto de vista de la formación continua, el docente está llamado a aprender,
desaprender y reaprender todos aquellos aspectos que viabilicen la transmisión de conocimientos.
Se puede entender que aceptar posturas que le son ajenas a su comprensión puede generar un
conflicto en cuanto a lo que sea hacer y cómo lo hacer. En otras palabras, desde la génesis de
su formación inicial, el docente asumió el proceso de enseñanza y de aprendizaje en un plano
analógico, sin embargo, al verse circundado por un mundo digital reacciona a esta realidad.
Desde el punto de vista ontológico, se está en presencia de un ser, intelectualmente construido,
con conceptos, ideas y percepciones sobre el mundo que le rodea, quien afronta los designios de
la postmodernidad para los cuales no ha sido formado pero que lo lleva a interpretar, comprender
y aplicar el conocimiento para poder dar respuesta a las demandas y las responsabilidades que
tiene ante la sociedad.
El docente y sus valores éticos y morales ante un mundo digital
La educación al ser un proceso dinámico es un generador de cambios que se realimenta de las
demandas en la sociedad en la que es impartida. Lo antes indicado se ve reflejado en la tendencia
de incorporar tecnología, fenómeno que tiene partidarios y adversarios. Esta dualidad mueve las
bases morales y éticas del docente pues, como encargado de transmitir los conocimientos entre
generaciones debe asirse de todos los medios y recursos existentes para poder ofrecer una
educación consustanciada con las demandas sociales.
Cabe mencionar la definición aportada por Inguillay, Tercero y López (2020:46), quienes
indican que la ética es una ciencia que tiene por objeto de estudio a la moral y la conducta
humana, estos parámetros nos permiten estar más cerca del conocimiento que nos deja
identificar lo que está bien y lo que está mal. Por su parte, Rachels (2017:36) establece que la
moral es el esfuerzo de guiar nuestra conducta por razones esto es, hacer aquello para lo que
hay las mejores razones al tiempo que damos igual peso a los intereses de cada persona que
será afectada por lo que hagamos. Entonces, entre la moral y la ética existe una relación
signada por las conductas asumidas y tienen implicaciones en el desempeño ante en la sociedad.
Desde la ética, el docente forma seres humanos preparados para enfrentar el mundo que le
circunda, dígase uno donde los equipos tecnológicos son aliados para la resolución de problemas.
En cuanto a lo moral, el docente se ve confrontado entre lo que hace y lo que está llamado hacer.
Por un lado, hay una resistencia a la incorporación de tecnología, pero por otro, éstos mismos son
usuarios y consumidores de las bondades del mundo digital en sus vidas personales, lo que
pudiese considerarse como un traspié e incoherencia entre lo que hace y lo que se enseña
colindando con lo que es moralmente aceptado.
Se entiende que el desconocimiento genera rechazo y este es el origen de la actitud de los
docentes quienes al no estar familiarizados con los avances tecnológicos omiten su uso, sin
embargo, éstos están llamados a sobreponerse y reinventarse para constituirse en verdaderos
mediadores y facilitadores del proceso educativo. Para esto, el profesor debe estar bajo una
constante actualización que le permita reaprender para aplicar todo aquello que sea cónsono con
los cambios paradigmáticos actuales. No se puede obviar que fuera de las aulas, los estudiantes
están en contacto directo con todo un mundo de posibilidades a través del uso de dispositivos
móviles, laptops, computadoras, tablets y una conexión a internet con los cuales puede indagar
una infinidad de información en un ambiente amigable y propio de su generación.
De lo planteado se desprende que el docente, en su calidad de organizador y gestor de
aprendizajes, actuará desde la ética y la moral aportando conocimientos que vayan a la par con
las demandas de la sociedad. Aún más, si se acepta que el aula es el espacio en donde se siembra
aquellos conocimientos que van a ser cosechado al futuro y lo que hoy denominamos avances
tecnológicos no son más que la puesta en práctica de los conocimientos construidos en espacios
académicos, en donde la ciencia y la tecnología se han unido para crear artefactos que le han
permitido al hombre desarrollarse y alcanzar otras dimensiones del ser. Entendido así, el profesor
debe estar dispuesto a hacer uso de las bondades que brinda el mundo digital. En tal sentido,
negar que la educación tenga soporte tecnológico es ir en contra de los propios avances que la
educación ha permitido concretar y limitar que otros conocimientos puedan ser producidos.
Ahora bien, cuando se hace un paneo sobre la receptividad en el uso de los recursos
tecnológicos en el aula por parte de los docentes, se cae en la disyuntiva de su aplicabilidad y a su
vez se pone en contracaras el factor negación por parte de algunos profesionales de la educación,
surgen aspectos actitudinales relacionados con su postura ante los cambios que trae consigo el
paradigma tecnológico en los ambientes áulicos. Ante el reto, debe estar orientado a la resiliencia
para sobreponerse ante la incertidumbre, la perseverancia ante la adversidad, empatía hacia las
circunstancias ajenas. Estos valores permiten la transición de un estado a otro diferente
convirtiendo acontecimientos adversos en oportunidades para construir y renovar, pero esto pasa
con tener receptividad, cognitivamente hablando. En otras palabras, en su condición de
inmigrante, ha de estar dispuesto a asumir el cambio como un fenómeno propio de los tiempos en
lo que pretende enseñar, aun siendo éstos opuesto a su propia génesis.
El docente está llamado a adoptar una postura de responsabilidad ante una educación
posmoderna. Al ser parte esencial de la transmisión de conocimiento de los estudiantes entre
generaciones, ha de tener como norte el ser responsable de las transformaciones. Esta postura se
asume desde el entendimiento que éste ha de cambiar para que la instrucción cambie. Al
constituirse en una fuente de inspiración para que el estudiante al observarlo lo tome como un
modelo, pues de no darse el orden de las cosas, se corre el riesgo de estar ante una paradoja en
donde los estudiantes estén por delante de ellos al ser estos migrantes en mundo digital.
De inmigrantes a nativos digitales
Para darle relevancia a la diferenciación generacional marcada por el uso de la tecnología, se
recurre a autores como Mark Prensky, pedagogo estadounidense, quien introdujo los términos
nativos digitales e inmigrantes digitales para hacer la distinción entre los nacidos antes de la
difusión de la tecnología y los que lo hicieron después de ella, tomando como factor determinante
el temporal generacional. Al respecto, Prensky (2010:5) expresa:
Por mi parte, la designación que me ha parecido más fiel es la de “Nativos
Digitales”, puesto que todos han nacido y se han formado utilizando la particular
“lengua digital” de juegos por ordenador, vídeo e Internet. ¿Cómo denominar ahora,
por otro lado, a los que por edad no hemos vivido tan intensamente ese aluvión, pero,
obligados por la necesidad de estar al día, hemos tenido que formarnos con toda
celeridad en ello? Abogo por “Inmigrantes Digitales”. A propósito de los últimos,
hemos de hacer constar que, al igual que cualquier inmigrante, aprendemos cada
uno a su ritmo- a adaptarnos al entorno y al ambiente, pero conservando siempre una
cierta conexión (a la que denomino “acento”) con el pasado.
Para este autor, la tecnología ha separado en dos la concepción que se tiene en cuanto al uso
de los medios digitales. Por un lado, está una generación para la cual la tecnología es un hecho
inherente a su naturaleza, pues han crecido en medio de un entorno en donde lo digital es parte de
su día a día para comunicarse, entretenerse e informarse. Por otro lado, se encuentra una parte de
la población que ha sido testigo del surgimiento y evolución de una forma de entender el mundo
y han tenido que asumirla para encajar en uno mediado por pantallas.
En su conceptualización de inmigrantes digitales, el autor expresa adaptarnos al entorno para
referirse a las personas que se someten a un proceso de adaptación a un ambiente ajeno a su
realidad, siendo un proceso de transformación para lograr algún objetivo. En este particular es
importante señalar que la adaptabilidad a lo sobrevenido puede llevar consigo una carga negativa,
pues ajustarse a nuevas circunstancias que modifican las ya conocidas puede generar rechazo de
donde surge la resistencia al cambio. De este aspecto no escapa el docente que debe adaptarse a
los cambios tecnológicos como parte de las manifestaciones de la posmodernidad en la que está
inmerso, encontrándose dentro del grupo que Prensky denomina Inmigrantes Digitales.
El docente en su condición de inmigrante digital
Para contextualizar, es meritorio aportar un constructo que lleve a la caracterización de este
docente en su condición de inmigrante digital. En primera instancia, se indica que un inmigrante
digital es aquel individuo nacido fuera de la era digital, pero que se ha acoplado a su uso en
diferentes ámbitos de su vida cotidiana. Al respecto Conforti (2019:1), afirma que:
Al hablar de «inmigrante digital» se está haciendo referencia a todo aquel nacido
antes de los años 80 y que ha experimentado todo el proceso de cambio de la
tecnología. No valoran la capacidad de hacer varias cosas al mismo tiempo, detestan
los videojuegos, tienen problemas de todo tipo para fundirse en interfaz con la
computadora.
El inmigrante digital ha tenido que transitar desde una era analógica hacia una digital sin una
formación formal, es decir, que ha construido sus conocimientos a partir de sus propias
experiencias y acercamiento con ella en su uso cotidiano, por lo que no ha sido de forma natural
sino sobrevenida y muchas veces impuesta. Este viaje lo ha hecho fijar posición ante la realidad y
lo ha llevado a replantearse su posibilidad y alcance mediante su uso pero que también lo ha
llevado a experimentar incertidumbres, angustias, ansiedades que se reflejan en su conducta.
No obstante, los inmigrantes son consumidores de los avances tecnológicos. Si se hace un
paneo a fin de evidenciar las tendencias se observa que la sociedad está cada día más vinculada
con el mundo digital, esto se visualiza en los usos para el desenvolvimiento en los diferentes
ámbitos de la vida; es decir, se consume noticias a través de pantallas ya sea de televisión como
de computadora, se realizan transacciones bancarias, se verifican precios en los supermercados,
entre otros tipos de interacciones, sin embargo, esta masificación no se observa en las aulas.
A pesar del innegable avance tecnológico, muchos docentes mantienen una actitud reacia
hacia su incorporación en el proceso de enseñanza. Cuando el docente, como parte del ecosistema
escolar, se ve confrontado a la realidad de enseñar a partir, ya no de lo que sabe sino tomando en
consideración las necesidades de sus estudiantes y esto incluye tener que incorporar aquellos
aspectos que son propios de una generación a la cual no se pertenece, se entra en conflictos
basado en tener que enseñar de una manera distinta a como se aprendió. Lo antes indicado se
constituye en un dilema para el docente quien está inmerso en un ámbito rodeado de un mundo
digital, pero está anclado a un pensamiento analógico.
Existen dos polos relacionados con el manejo y uso de la tecnología. Por un lado, los que
generacionalmente han nacido dentro del paradigma tecnológico. Por otro lado, los que lo han
asumido y han tenido que adaptarse para poder encajar en los entornos digitales. Si se toma la
visión de este autor y se sitúa dentro del ámbito educativo, en particular, en el relacionado con los
docentes y a su vez se excluye el factor temporal - generacional para separar estas dos posturas:
nativos e inmigrantes y se toma en cuenta sólo la forma de su pensamiento, es decir la puesta en
marcha de sus procesos cognitivos para generar y desarrollar representaciones acerca del entorno
de los demás o él mismo que incluye sus ideas y creencias, se puede afirmar que la asunción de
este paradigma tiene componentes actitudes que viabilizan su aceptación o condicionan su
rechazo.
La figura 1 proporciona una representación redimensionada de la teoría de Prensky (2010), en
donde no solo se considera el aspecto generacional para ubicar a los inmigrantes digitales, sino
que se toman en cuenta su pensamiento, es decir, el proceso cognitivo que permiten la formación
de ideas y conceptos e intervienen en la toma de decisiones.
Figura 1. Redimensión de la visión de Prensky (2010): De lo generacional al pensamiento
Fuente: Elaboración propia (2024)
El pensamiento juega un papel crucial en el proceso de adaptabilidad a los cambios, ya que
influye en cómo se percibe y se reacciona ante las nuevas situaciones. Sin embargo, esta
resistencia puede convertirse en un obstáculo para el crecimiento y desarrollo personal. En ese
sentido, es la clave para abordar los cambios y adaptarse a ellos.
Aproximación al pensamiento del docente en su condición de inmigrante digital
Se asume el pensamiento como una capacidad humana fundamental que permite entender el
mundo y tomar decisiones en consecuencia. Es un proceso complejo que permite generar ideas,
conceptos y juicios e involucra diversas áreas del cerebro. A través de la percepción, la memoria
y el razonamiento la mente procesa la información mediante los sentidos, dándole forma y
significado. Este proceso no siempre es lineal ni lógico, a menudo, se ve influenciado por
factores emocionales, culturales y sociales. Se entiende que los pensamientos son el origen de las
emociones y se evidencia a partir de las conductas manifiestas.
Como menciona Prensky (2010), los inmigrantes digitales mantienen un anclaje con las
posturas tradicionales a las cuales se cimentan debido a que así es como aún entienden funcionan
las cosas. Este autor lo denominó como acento con el pasado. Esta es una forma de protección
ante la incertidumbre que puede generar adentrarse a un ámbito desconocido. A pesar de lo
indicado por el autor, hay docentes inmigrantes digitales que no se detienen ante lo nuevo, sino
que se atreven asumir los retos tratando de explotar la multiplicidad de formas noveles existentes
en la tecnología para llevar a cabo un proceso de enseñanza consonó con los tiempos. Pero
también, coinciden en el mismo tiempo y espacio los que no toman riesgo y se anclan a los que
conocen, negando cualquier posibilidad de cambio. De esta forma, como muestra la figura 2, se
puede identificar de entrada cuatro tipos de pensamientos básicos: Flexible Rígido / Divergente
Convergente.
Figura 2. Tipos de pensamientos
Fuente: Elaboración propia (2024)
El pensamiento del docente en condición de inmigrante digital se puede concebir como
flexible o rígido basado en cuán abierto se está para recibir los cambios o por el contrario
cerrado. Se puede mencionar que en él se presenta un grado de adaptabilidad, el cual se
manifiesta en mayor o menor grado según su flexibilidad para aceptar los cambios, pero no sólo
en la planificación, diseño y ejecución de la instrucción. Por otra parte, el pensamiento flexible se
basa en la apertura a nuevas ideas y perspectivas en donde se es capaz de ver las cosas desde
diferentes ángulos y encontrar soluciones innovadoras, implica la capacidad de adaptarse a
nuevas situaciones sin aferran a patrones establecidos y se tiene la disposición a cambiar la forma
de pensar de ser necesario. En oposición el pensamiento rígido se enfoca en seguir patrones
establecidos y no se está dispuesto a cambiar ante nuevas circunstancias, se tiende a ser inflexible
y se dificulta el poder adaptarse a cambios en su entorno, teniendo una visión limitada y no se
consideran otras perspectivas o soluciones alternativas.
De igual forma, esta circunstancia dualista hace que el pensamiento se bifurque entre lo
convergente y divergente donde se debate la posibilidad de explorar o no más de una forma para
la resolución de un mismo problema. El pensamiento divergente es aquel que permite generar
múltiples ideas a partir de una sola. Se trata de un proceso creativo en el que se buscan soluciones
originales y diferentes a los problemas planteados. Este pensamiento se caracteriza por la fluidez,
la flexibilidad y la originalidad; es decir, se apuesta por un pensamiento orientado por la
disposición al cambio de perspectiva para darle paso a lo novel.
Por otro lado, el pensamiento convergente es aquel que busca una única solución a un
problema determinado. Se trata de un proceso lógico y analítico que sigue un camino
preestablecido para llegar a una solución específica. Este tipo de pensamiento se caracteriza por
la precisión, la lógica y la rigurosidad, en otras palabras, se busca de llegar a una solución exacta,
con una secuencia ordenada de pasos verificando su validez.
Conclusiones
El ser humano, llamado docente en condición de inmigrante digital, es un sujeto
intelectualmente realizado con conceptos y posturas ante el hecho pedagógico consolidados a
través de años de experiencia y prácticas pedagógicas, quien asume un mundo digital distinto al
que vivió al ser formado como docente, constituyéndose esto en su realidad. Ante este panorama,
dará respuesta a la sociedad tomando en consideración el rol que tiene que cumplir, al ser la
persona destinada a transmitir los conocimientos entre generaciones.
El advenimiento tecnológico ha abierto las puertas para la exploración de nuevas formas de
vincular la educación tomando en consideración las características propias que tienen los
estudiantes que son atendidos. Jóvenes cuyo primer encuentro con la tecnología no fue producto
del azar, sino que es parte de su propio crecimiento y desarrollo, pues han nacido dentro del
paradigma tecnológico y lo asumen como parte de su ser. En contrapartida, se encuentra el
docente, quien tiene una formación en un contexto analógico para quien los medios y los recursos
para la enseñanza son físicos, tangibles y palpables, pero que con el devenir de la posmodernidad
se encuentra en un entramado tecnológico que le obliga a tener que anexarse.
Lo planteado va más allá del simple uso de equipos como teléfonos, laptop o de saber usar los
programas informáticos de computadoras como Word, PowerPoint o Excel, se trata de
deconstruir y redefinir la enseñanza de forma tal que permita invisibilizar las pantallas que
separan al docente y al estudiante cuando se media aprendizaje usando ambientes virtuales
rompiendo así la cuarta pared. Esto requiere de un esfuerzo no sólo por parte de quienes llevan a
cabo el proceso, sino también de los encargados de adelantar políticas públicas en materia
educativa que apoyen e incentiven la reconstrucción de una realidad educativa posmoderna.
En el día a día el docente debe tomar una postura ante las situaciones que le rodean. Una de
estas es la asunción tecnológica y su incorporación en las aulas de clase. Su aceptación está
relacionada con el tipo de pensamiento que impera en él; es decir, la adaptación a la tecnología es
una manifestación de un pensamiento flexible - divergente, mientras que los que tienen una
postura contraria su pensamiento ha de ser pensamiento rígido - convergente. En consecuencia, se
trata de acortar la brecha entre estas dos posturas y esto pasa por establecer el origen de las
actitudes contrarias a lo que demanda la sociedad actual mediante los procesos educativos, para
luego proceder a establecer un proceso de intervención que procure llevar a ese docente a una
zona de confianza que le permita el uso progresivo de recursos tecnológicos. No se trata de
imponer un modelo del pensamiento sobre el otro, sino proporcionar las herramientas necesarias
que permita llevarlo de la incertidumbre a la confianza al usar tecnología en las aulas.
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