Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
e-ISSN 2731-2429 ~ Depósito legal ZU2021000152
Vol. 31 (1) enero - junio 2024: 44-60
Alfabetización geográfica con el fomento pedagógico del
pensamiento crítico en la escuela contemporánea
José Armando Santiago Rivera
1
Universidad de los Andes. Núcleo Universitario Dr. Pedro Rincón Gutiérrez.
Táchira-Venezuela
jasantiar@yahoo.com; jasantiar@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2355-0238
Resumen
En el contexto complicado del mundo globalizado, las situaciones adversas que ocurren en la
realidad geográfica, revelan la situación problemática característica del deterioro del sistema
ecológico planetario y la calidad de vida colectiva. Esta circunstancia ha motivado a los
organismos internacionales a proponer la reorientación de los procesos formativos que
alfabeticen comportamientos hacia el fomento de la conciencia crítica en los ciudadanos. El
objetivo del trabajo fue explicar la alfabetización geográfica con el fomento pedagógico del
pensamiento crítico en la escuela contemporánea. Se sustentó en los aportes de Santiago Rivera
(2023), Espíndola y Granadillo (2021), Alvarado (2019), Alves do Santos (2019), Morales
(2014), entre otros. Se trata de plantear la enseñanza geográfica con la capacidad formativa de
interpretar la compleja realidad actual y sensibilizar sobre la necesidad de un ambiente sano y
activar el pensamiento crítico en las aulas escolares. Al respecto, metodológicamente se asume la
investigación documental para obtener los datos y estructurar un razonamiento sobre el
pensamiento crítico; explicar las otras formas de pensar y la reflexión constructiva como base de
la alfabetización geográfica. Concluye al destacar que esta labor sensibilizadora debe proponer el
fomento pedagógico del pensamiento crítico en las actividades formativas desarrolladas en la
escuela. Finalmente, aporta fundamentos para desarrollar la sensibilización sobre la existente
problemática ecológica, ambiental y geográfica.
Palabras clave: Alfabetización geográfica; fomento pedagógico; pensamiento crítico; escuela.
1
Este artículo es producto de la investigación titulada: La función pedagógica de
la alfabetización geográfica de la práctica escolar, aprobada por el Consejo de Desarrollo
Científico, Tecnológico, Humanístico y de las Artes (CDCHTA-ULA) de la Universidad de los
Andes, bajo el Código: NUTA-H-420-23-09-B.
Geographic literacy with the pedagogical promotion of
critical thinking in contemporary school
Abstract
In the complicated context of the globalized world, the adverse situations that occur in
geographical reality reveal the problematic situation characteristic of the deterioration of the
planetary ecological system and the collective quality of life. This circumstance has motivated
international organizations to propose the reorientation of training processes that educate literacy
towards promoting critical consciousness in citizens. The objective of the work was to explain
geographical literacy with the pedagogical promotion of critical thinking in contemporary
schools. It was based on the contributions of Santiago Rivera (2023), Espíndola y Granadillo
(2021), Alvarado (2019), Alves do Santos (2019), Morales (2014), among others. It is about
presenting geographical teaching with the training capacity to interpret the complex current
reality and raise awareness about the need for a healthy environment and activate critical thinking
in school classrooms. In this regard, methodologically, documentary research is assumed to
obtain data and structure reasoning about critical thinking; explain other ways of thinking and
constructive reflection as the basis of geographic literacy. It concludes by highlighting that this
awareness-raising work must propose the pedagogical promotion of critical thinking in the
training activities carried out at school. Finally, it provides foundations to develop awareness
about the existing ecological, environmental and geographical problems.
Keywords: Geographic literacy; pedagogical promotion; critical thinking; school.
Introducción
El tratamiento de la labor formativa de la educación, en el inicio del nuevo milenio, se aprecia
en los planteamientos de los investigadores de este campo del conocimiento, destacar el interés
por promover una acción pedagógica y didáctica relacionada con el desarrollo del pensamiento
crítico. Se trata de fomentar la preparación escolar para educar a los ciudadanos con la capacidad
de interpretar analítica y críticamente la realidad del mundo globalizado.
En esa gestión, el acto educativo debe proponer una formación que mejore el esquema
reproductor memorístico que tradicionalmente obliga a los educandos a aprender en forma
mecánica y lineal, mientras que, en el desempeño como habitantes de la comunidad, es posible
aprender en forma abierta, natural y vivencial. Es entonces importante que, en el aula de clase, se
desarrollen iniciativas pedagógicas relacionadas con el aprender comunitario activo, espontáneo y
vinculado con la vida misma en la comprensión de la realidad inmediata.
Eso supone que mientras en la localidad los habitantes tienen la posibilidad de ser ensañados
por sus coterráneos en los mismos acontecimientos en que son actores, en los sucesos del aula,
debe ocurrir algo semejante; es decir, debe ser factible aprender de los compañeros de curso, en
especial, en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, pues allí, se debe ejercitar el aprendizaje
colaborativo, el aprendizaje colectivo y el aprendizaje significativo, agitados por las interrogantes
del docente y de los mismos estudiantes.
Precisamente, la alfabetización geográfica, todavía desenvuelta con una práctica pedagógica
cuestionada por su acento tradicional, se muestra la permanencia del afecto a una labor formativa
empeñada en fijar nociones y conceptos geográficos en la mente de los estudiantes. Además,
teóricamente es una enseñanza geográfica descriptiva, determinista y enciclopedista,
contradictoria con los avances de la disciplina científica para atender las complicadas situaciones
ambientales y sociales, cuyo suceder es imprevisto y catastrófico.
De allí, la inquietud por proponer la alfabetización geográfica que asuma los procesos
reflexivos, sostenidos en un ejercicio dialéctico desenvuelto en procesos cognitivos que
favorezcan la estructuración de puntos de vista analíticos y críticos sobre la realidad geográfica.
Esto supone una forma de pensar y actuar que active la reflexión conducente a la elaboración de
un pensamiento ágil, original y útil que sirva de contexto para originar la subjetividad dialéctica y
constructiva.
En efecto, el presente problema se inscribe en el marco de las actuales condiciones históricas,
la vigencia de la memorización, la repetición didáctica, también la fijación de nociones y
conceptos. Esta circunstancia constituye una situación preocupante, pues resulta contradictoria
ante el desenvolvimiento de emergentes eventos donde derivan escenarios complejos e inciertos.
En respuesta, surge la exigencia de una acción educativa remozada que forme a los ciudadanos
como actores protagonistas de los sucesos y no como espectadores sumisos, indiferentes y
alienados.
Ante la importancia asignada a la memorización, los procesos de enseñanza y de aprendizaje
deben considerar una labor orientada a promover la actividad reflexiva que apuntale
constructivamente el pensamiento crítico. Esta propuesta, implica educar en el desarrollo de las
actividades cotidianas del aula de clase, la capacidad de razonamientos explicativos sostenidos en
argumentos consistentes y apropiados para asumir puntos de vista innovadores sobre lo real.
Es inevitable que el comportamiento de las situaciones geográficas con el signo de lo
catastróficos, adverso y dramático; se hace indispensable una labor formativa que sirva de base
para gestionar una sensibilización colectiva y personal que facilite saberes, experiencias y aportes
teórico-metodológicos factibles de originar comportamientos analíticos y críticos sobre la
exigencia de conservar las condiciones ecológicas, ambientales y geográficas para las
generaciones por venir.
El objetivo del trabajo fue explicar la alfabetización geográfica con el fomento pedagógico del
pensamiento crítico en la escuela contemporánea.
Fundamentación teórica
Necesidad del pensamiento crítico
Desde el siglo XX, en las reflexiones sobre la realidad geográfica, se ha hecho imprescindible
resaltar las condiciones de la época en la que se realiza el razonamiento sobre el objeto de
estudio. Una prioridad en esa tarea es destacar que, en las condiciones históricas actuales, se
distinguen características; por ejemplo, la mutabilidad acelerada, los avances científico-
tecnológicos, el desarrollo económico y financiero y la magnitud catastrófica de los problemas
ambientales y sociales.
Es, en efecto, en la opinión de Santiago Rivera (2021), una compleja realidad geográfica
donde en forma cotidiana es común apreciar que la humanidad vive en un permanente escenario
caracterizado por el incremento de los niveles de pobreza crítica y el acentuado deterioro
ambiental. Además, el desarrollo cultural está afectado por la manipulación y el
condicionamiento promovidos para imponer la cultura norteamericana, con el acento hegemónico
a escala mundial.
Precisamente, ese acontecimiento tiene en la acción comunicacional una función trascedente
en facilitar a través de iconos y símbolos, el incentivo para motivar a la colectividad planetaria a
ser consumidora irracional de los productos y propuestas generadas por la mediática, con el firme
propósito de capturar adictos a sus marcas comerciales, sin distinción del nivel económico y
financiero. Simplemente, al tener la fijación mental de las ilustraciones, se realizan compras
absurdas e ilógicas. Al respecto:
Actualmente, se vive en una sociedad altamente tecnologizada, regida por la
información que corre por las venas digitales de un mundo interconectado por
grandes telarañas de fibra óptica que transmiten información a millones de bits por
segundo. Ante este panorama, la mayoría de las personas cree que el progreso ha
logrado eliminar el uso de los mitos y que la razón, la ciencia y la técnica son los
únicos medios válidos para explicar la realidad, pero esto es solo un mito más, uno
tan grande que pasa desapercibido (Brenes-Sánchez y González-Arias, 2022:126).
Desde esta situación, es comprensible el fomento de la manipulación mental social para
generar ciudadanos, cuya conducta está impregnada del control ejercitado por los medios con la
aplicación de imágenes sugestivas, atractivas e interesantes. En esa labor, la aplicación de
estrategias psicológicas con capacidad de promover la fascinación, la atracción y la aprehensión,
conducentes a condicionar la mente de las personas.
Para González et al. (2020), es poco visible la percepción del propósito del mensaje, con la
factibilidad de operar de manera eficiente y efectiva, en su función de intervenir para lograr el
objetivo comunicacional. Por eso, la divulgación de la misión psicológica considera que la
repitencia cotidiana en forma constante, permite construir una perspectiva personal donde es
apremiante potenciar la direccionalidad del consumo desaforado. Eso es el logro indiscutible del
control personal de los ciudadanos.
De esta forma, se ejerce un condicionamiento de los puntos de vista de los individuos en
forma globalizada. En cierto modo, es una forma de educar a la colectividad mundial gracias a
los efectos comunicacionales de los medios. Sin embargo, esa enseñanza mediática con la
aplicación de las nuevas tecnologías, logra resultados más confiables en la labor formativa, pues
apela a imágenes de situaciones habituales para ofrecer contenidos con la garantía de la evidencia
concreta de conocimientos ciertos. Por eso:
Actualmente cuando hablamos de educación debemos tomar en cuenta que esta
influye de manera significativa en el avance y progreso de nosotros, como personas y
como sociedad. La educación no solo nos provee conocimientos, sino que nos
permite enriquecer la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos
caracteriza como seres humanos (Espíndola y Gramillo, 2021:30).
Ante esa realidad, la educación en las condiciones históricas contemporáneas es función de la
escuela formar los ciudadanos en forma integral, preserva en los procesos de enseñanza el acento
tradicional y se limita a transmitir conocimientos sin procesamiento reflexivo alguno y menos el
fomento de la aplicabilidad pedagógica y didáctica. En esa situación, es evidente el mecanismo
originado por la memorización, como la manifestación del aprender. Quiere decir que, ante las
precariedades geográficas, se forman los ciudadanos con una acción pedagógica muy exigua y
notablemente inoperante en mejorar la calidad de vida
Justamente, según Moreno y Velázquez (2017), al apego a los fundamentos educativos
pretéritos, se debe sumar un nuevo contratiempo que acentúa las precariedades existentes. Es el
efecto de los medios de comunicación, debido a la transmisión de programas referidos a
situaciones donde se describen parajes geográficos, pero desde una orientación muy superficial y
con escasos comentarios explicativos. Aquí la idea es, desde la contemplación de imágenes,
reproducir conductas estereotipadas sin reflexión alguna.
En esta acción formativa, la condición de quien aprende es del espectador que contempla las
situaciones geográficas con la información proyectada sobre el acontecimiento divulgado, pero
con una aproximación casi exacta de la realidad vivida, porque son presentados en su
desenvolvimiento natural y espontáneo, con la participación objetiva de quienes son sus actores
en su acción protagónica. Esas son situaciones atractivas y llamativas a la atención de los
educandos y de la comunidad en general.
Sin embargo, es común recurrir a la memorización como la manifestación del aprendizaje y
con eso preservar la concepción pedagógica del cerebro estático, como escenario receptor donde
es posible acumular los contenidos y evocar en el momento de la evaluación. De esta forma, el
hecho de reproducir se debe efectuar rigurosamente tal como fue memorizado sin los
contenientes juicios de valor.
Por tal razón, cuando se habla de pensamiento crítico, en términos generales, se hace
referencia a ejercicios de cuestionamiento y de valoración, que nos permitan
finalmente emitir un juicio o tomar una posición con respecto a un hecho, a un
fenómeno o a una idea (Morales, 2014:3).
Mientras tanto, la acción educativa que se despliega en el trabajo escolar cotidiano, facilita a
los educandos nociones y conceptos como contenidos geográficos aislados e inconexos de lo real.
Esta labor, de acuerdo con la opinión de Lacoste (1977), quien, en su momento, concibió que se
trata de una geografía ofertada como un inventario de temas que desvirtúan la comprensión de la
realidad por ser estudiada en forma descriptiva, enumerativa y fragmentada.
La desintegración conceptual trae consigo la presentación de situaciones descontextualizadas
que alimentan maneras de pensar distorsionadas, porque al insistir en el detalle, se obvia la
totalidad y se evita la reflexión cuestionadora. Eso deja entrever que la diferencia, en cuanto a la
enseñanza que ofrecen los medios y la desarrollada en el aula de clase, se caracterizan porque tan
solo transmite información. Además, poco incentiva el acto reflexivo y analítico.
Para Espíndola y Granillo (2021), la acción pedagógica centra su labor educativa en fijar
contenidos, como si la mente fuese una tabla rasa donde se aloja el mensaje obtenido por los
sentidos, específicamente, los auditivos y visuales. Esta función está desacreditada en la
actualidad ante los aportes de la neurociencia que asume al cerebro como un órgano complejo,
cuyo funcionamiento se realiza con la tarea permanente de activar el aprendizaje de manera
activa y constructiva. En consecuencia:
La neurociencia está acercando al profesorado a conocer el cerebro y su
funcionamiento, ya que se ha demostrado su gran aportación al campo pedagógico
con lo que respecta al funcionamiento del aprendizaje, la memoria, las emociones y
otras muchas funciones cerebrales que cada día son estimuladas en los centros
educativos (Bullón, 2017:118).
Por cierto, el cerebro tradicionalmente ha sido considerado como un órgano estático, cuya
tarea fundamental es facilitar la oportunidad para que la persona retenga datos acumulados de
forma aislada y desconectada. En la actualidad, se asume que el funcionamiento del cerebro
interviene de manera decisiva en el aprendizaje; por ejemplo, al activar la relación de los
aprendido con otros aprendizajes. De allí su permanencia, como también lo mejorado con la
transformación conceptual, al relacionar lo asimilado con lo nuevo aprendido.
En la enseñanza de la geografía, eso trae como efecto que los contenidos no solo tengan
relación con los aspectos teóricos, fomentados para originar el desarrollo intelectual, sino que
integra los conocimientos aprendidos con los saberes y experiencias, para originar una
explicación que se innova en la confrontación colectiva de la realidad cotidiana. Lo factible es
renovar el entendimiento de los sucesos comunes y frecuentes, como base de una nueva
interpretación argumentada sobre el escenario comunitario.
Al estudiar esta situación, Alvarado (2019), consideró que, con la concepción geográfica
descriptiva, el docente utiliza una acción pedagógica fundamentada en los conocimientos y
practicas originadas en las circunstancias decimonónicas; esto es, una labor formativa con un
activismo de poca repercusión en la formación crítica propia del siglo XIX. Esta formación
educativa promovida en la escuela, tan sólo se dedica a la obtención del conocimiento, mediante
la reproducción que retiene la mente del dato aprendido.
Ciertamente, esta situación revela el comportamiento pasivo del estudiante limitado a
reproducir el contenido facilitado sin reflexión alguna. Simplemente, copiar el esquema del
pizarrón para incentivar la memorización de contenidos fragmentados, pero se impide el
desarrollo de la criticidad y la creatividad. Esta realidad es la obra de la transmisión de
contenidos entendida como actividad pedagógica, circunscrita a un falso activismo didáctico
valorado por el docente cuando enseña en el aula de clase.
En respuesta, en los aportes de Gómez y López (2008), Herrera (2012), Alves do Santos
(2019) y Santiago Rivera (2023), se hace énfasis en la exigencia de proponer el pensamiento
crítico como tarea fundamental de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Es imprescindible
activar el análisis constructivo que conduzca a ejercitar la alfabetización geográfica y, en eso,
impulsar la reflexión que permita echar las bases del pensamiento crítico en la enseñanza de la
geografía.
En esa propuesta, se requiere que la actividad formativa se afinque en los procesos
investigativos, al asumir como objetos de estudio a los problemas geográficos de la vida
cotidiana. La finalidad deberá ser educar reflexiva y críticamente como función fundamental de
esta disciplina científica. Por tanto, el libro a leer para enseñar y aprender geografía debe ser el
entorno inmediato; es decir, la comunidad. Eso supone que la escuela asuma los problemas
geográficos comunitarios con el tratamiento de la investigación.
Ante la vigencia de esa orientación pedagógica y didáctica anclada en el pasado y
contradictoria con los cambios de la época actual, se impone una enseñanza de la geografía, que
supere el privilegio escolar de los esquemas memorísticos, repetitivos y de contenido; afianzar las
prácticas estimuladoras de la creatividad, el descubrimiento y/o redescubrimiento, además del
entender la realidad desde la acción reflexiva y crítica hacia la explicación de localidad inmersa
en el escenario del mundo contemporáneo.
Metodología
Ante la atención a este objeto de estudio, implica para la investigación en ciencias sociales
tener que recurrir a la acción constructiva realizada por los investigadores para elaborar los
conocimientos, desde la perspectiva de la revisión de referencias que conduzcan a plantear
nuevas opciones teóricas que faciliten el entendimiento sobre la significación de la alfabetización
geográfica que se promueve con el fomento pedagógico del pensamiento crítico en la escuela
contemporánea.
En consecuencia, cuando se trata de reflexionar sobre esta temática, es conveniente apropiarse
de puntos de vista confiables y coherentes con la reflexión analítica que se emprende. De acuerdo
con Hernández-Sampieri y Mendoza (2018), la revisión de la literatura implica indagar, explorar
y obtener las referencias bibliográficas más adecuadas para el logro de los objetivos propuestos,
de donde se extrae y selecciona la información necesaria y pertinente para enmarcar la
investigación. En este caso, la revisión documental representa la elección acertada para
reflexionar sobre aspectos relacionados con la enseñanza de la geografía, en su labor
alfabetizadora ante la complejidad del mundo globalizado.
Al respecto, para la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (2010:20), la
investigación documental se refiere al “(…) estudio de problema con el propósito de ampliar y
profundizar el conocimiento de su naturaleza con apoyo, principalmente en trabajos previos,
información y datos divulgados por medios impresos, audiovisuales o electrónicos.
Dada la condición de investigación documental supuso revisar bibliografía, identificar las
citas factibles de argumentar el análisis explicativo y luego incorporar en la redacción del texto
de acuerdo al esquema establecido para redactar el artículo. Esta actividad facilitó plantear en
forma metódica la reflexión sobre la educación, la pedagogía y la didáctica, como fundamentos
apropiados para responder a la exigencia de la alfabetización geográfica como tarea de la
enseñanza de la geografía en la escuela.
Significa que, con el apoyo de la investigación documental fue posible garantizar la
profundidad explicativa del tema desarrollado y facilitar su compresión reflexiva e interpretativa.
Por tanto, metodológicamente, eso representa facilitar una iniciativa que invite a repensar la
actividad formativa de la enseñanza geográfica estrechamente relacionada con la explicación
constructiva de la compleja realidad del mundo global y de las localidades.
Resultados y discusión
Planteamientos emergentes. Otra forma de pensar
En el desenvolvimiento del lapso histórico, desde fines de los años ochenta del siglo veinte
hasta la actualidad, la sociedad planetaria percibe los acontecimientos con signos notablemente
diferentes al suceder de épocas pretéritas. Sus características muestran los tiempos difíciles,
impredecibles e inimaginables. Se trata de circunstancias que admiten un comportamiento, cuya
existencia se inscribe en el marco del mundo globalizado y, en eso, la demostración de las
influencias de la época contemporánea.
Esta situación implica reconocer que, en la comprensión de los objetos de estudio, se requiere
ser pensados en forma acorde y apropiada con el desarrollo de las condiciones del momento
histórico. En consecuencia, según Alves do Santos (2019), eso traduce referenciar las
explicaciones en relación con los acontecimientos influyentes, revelados en el ámbito integral que
define el marco donde ocurre lo estudiado. El motivo es que ningún lugar del planeta se
encuentra exceptuado de los efectos de procesos globalizadores mundiales.
Desde esta perspectiva, con la unidad terráquea, es determinante imaginar la existencia de una
sola comunidad integrada ajustadamente, como contexto de la interdependencia estrecha entre las
localidades. Para los ciudadanos es permisible estimar que el mundo es el entrelazamiento entre
los habitantes, en una inmensa red comunicacional que vincula a las colectividades por muy
distantes que se encuentren en la superficie terrestre.
Al respecto, González (2000: A-7), opina que: “Desde cualquier lugar se puede recibir y
enviar información, se puede comprar o vender, hacer un curso, efectuar un trámite, leer, ver,
oír las noticias de cualquier parte, en fin, ya nadie está bloqueado tecnológicamente para
relacionarse”. Esta situación tiene como efecto significativo posibilitar la reestructuración
constante del sentido común de las personas afectados por la plural y diversa información que se
difunde en los medios de comunicación.
Aunque la tendencia globalizante conduce a percibir la integración informativa de las
comunidades eso ha posibilitado identificar estilos de vida y de hábitos de consumo comunes,
conducidos por innovadores procedimientos publicitarios. Mientras en las escuelas la limitación
está centrada en el uso didáctico del libro de geografía sin el incentivo de actividad reflexiva que
fortalezca la autonomía personal y la capacidad de análisis crítico y constructivo.
Ante esa realidad, un punto de partida es activar la mente hacia un pensamiento crítico que sea
originado en la labor formativa pedagógica y didáctica del aula de clase. En efecto, para Bullón
(2017), este ejercicio cotidiano debe tener como base central al incentivo de explicaciones a
temas y problemáticas de la geografía comunitaria. En principio, a fines del siglo XX, para Esté
(1994), el propósito debe ser proponer la mejora de la práctica de los métodos tradicionales, por
ser demasiado mecánicos y lentos, para atender a los emergentes escenarios del lugar.
En ese escenario, el fomento del pensamiento crítico debe ser motivo de la atención de la
actividad formativa del aula de clase, como una labor imprescindible en el esfuerzo de plantear
una educación de calidad, pues amerita activar los procesos pedagógicos en lo referido a la
elaboración del conocimiento, facilitar el entendimiento de lo real, asumir explicaciones
coherentes, exponer alternativas, mejorar la capacidad interpretativa y comunicacional en los
estudiantes en el ámbito escolar.
Significa, en palabras de Cárdenas (2019), que la activación del pensamiento crítico es una
iniciativa que, de ser valorada por la escuela, permitifacilitar la resolución de los problemas
asumidos como objetos de estudio, de manera oportuna y provechosa en el logro del propósito
formativo. Entonces es importante, porque conduce a que los estudiantes estén en capacidad de
pensar desde una mente abierta que posibilita originar planteamientos autónomos y originales,
gracias al proceso de razonamiento activo.
Desde esta perspectiva, dar respuesta a las necesidades de la época y de la sociedad, implica
proceder a la interpretación de los sucesos comunes y habituales que originan contratiempos a la
salud geográfica comunitaria. Por tanto, los razonamientos comunes en la tarea formativa deben
contribuir con actividades que permitan avivar el pensar y, en eso, la manifestación de posturas
analíticas argumentadas, que revelen el punto de vista estructurado en relación con la temática
analizada.
De la Torre (1995), en su momento, resaltó que elaborar nuevos saberes, experiencias y
conocimientos, requiere del salto epistémico que active la racionalidad, en forma apropiada para
entender los difíciles contratiempos de la realidad actual. Eso supone que, con procesos estrictos
y lineales, se dificulta explicar las complicadas situaciones ambientales, geográficas y sociales.
Por tanto, propone reflexionar en forma más abierta, creativa y constructiva, hacia
esclarecimientos apropiados de lo real.
En efecto, la innovación promovida en el proceso de enseñanza y de aprendizaje de la
geografía tiene en la creatividad, un aspecto de fundamental importancia en el proceso de
elaboración de conocimientos. Es el hecho de permitir que el desarrollo del pensamiento crítico,
conduzca a fomentar la capacidad de redactar textos, exponer criterios propios, estructurar
planteamientos coherentes y a la vez proponer novedosas ideas derivadas de la interpretación
analítica del objeto de estudio. Por tanto:
La creatividad en la educación es de gran importancia con relación a las
innovaciones, al desarrollo del pensamiento, de los cambios curriculares, y a la
actitud creadora de los maestros. Por tanto, se debe contar con ambientes creativos
donde se busque potenciar los procesos educativos, donde se motive al estudiante a
investigar, explorar, conocer, aprender, profundizar y dar soluciones en las diversas
áreas del conocimiento, aprovechando las posibilidades que ofrece el entorno
(Cárdenas, 2019:226).
Es la apertura del incentivo de la creatividad sobre los linderos de la parsimonia y la
estaticidad tradicionales. Al respecto, innovadoras iniciativas que promueven e inspiren otras
opciones, donde la reflexión sea oportunidad cierta para proponer el accionar de la libertad crítica
y creadora. De esta forma, aprovechar la información diversa, plural, instantánea y con efecto en
el ámbito mundial, para comenzar en el trabajo escolar cotidiano a elaborar puntos de vista
constructivos sobre la realidad geográfica.
Indiscutiblemente, en el ámbito de la enseñanza, se debe educar a los estudiantes para que
comprendan su realidad vivida y confronte los temas y problemas geográficos con conciencia
crítica en la dirección transformadora. Además, la formación de valores fortalecidos en la
posibilidad de disentir, crear y cuestionar, tan fundamental en el ser humano. Por tanto, el
compromiso y la responsabilidad social tendrá en el acto educante la oportunidad de consolidar la
concepción personal de la realidad, el mundo y la vida.
En el propósito de la necesidad de promover cambios en la educación, un aspecto que amerita
de la innovación es el afecto a la memorización, como el escenario para manifestar lo aprendido.
Según Equihua (2017), memorizar representa la existencia de un obstáculo evidente en
condiciones históricas de cambios acelerados, abundancia de conocimientos e informaciones,
además de extraordinarios avances tecnológicos que, aplicados en la enseñanza, como es el caso
del Internet, permiten activar el pensamiento crítico.
En consecuencia, la posibilidad de la aplicación de nuevas metodologías y estrategias
pedagógicas conducen a potenciar el desarrollo de procesos formativos de acento creativo. Eso
influye en replantear la facilitación pedagógica y didáctica, desenvueltos con procesos cognitivos
activadores de opciones formativas agitadoras del pensamiento crítico, creativo y constructivo.
En efecto, una educación geográfica que se debe afincar en el trabajo en grupo, la libertad
explicativa y el incentivo de alternativas factibles del cambio en el pensar y el actuar.
Una reflexión constructiva. La alfabetización geográfica
Dadas las condiciones del mundo contemporáneo ante sus realidades tan complicadas; en
especial, las circunstancias ambientales difundidas por los medios de comunicación social, es
imprescindible promover la alfabetización geográfica. Se trata de una labor formativa que,
sustentada en el desciframiento crítico y constructivo de las situaciones geográfica aciagas y
funestas, promueva la formación pedagógica con el incentivo de reflexiones conducentes a la
formación de la conciencia cuestionadora que habilite la interpretación reveladora de las fuerzas
que originan los acontecimientos calificados como desastres naturales.
La alfabetización consiste en potenciar en los procesos de enseñanza y de aprendizaje el
tratamiento didáctico de los problemas geográficos comunitarios, con el ejercicio de instigaciones
interpretativas que potencien en los estudiantes la participación activa y protagónica sensibilizada
con el fomento del pensamiento crítico, las reflexiones fortalecedoras de la conducta proactiva
hacia el cambio social y se promueva la formación educativa humanizadora.
Desde esta perspectiva, ante los acontecimientos del presente escenario de alcance planetario,
la enseñanza de la geografía está afectada notablemente, en especial, en lo referido a la actividad
reflexiva ausente en el desarrollo en el aula de clase. El motivo de esta atención obedece al
sentido arcaico, circunscrito a transmitir contenidos estables e inmutables, con el incentivo de la
memorización. La obsolescencia de esta actividad retentiva, obedece a que las informaciones se
tornaron imprevistas, frágiles y fugases.
Este acontecimiento, en la opinión de Santiago Rivera (2017), trastocó en forma notoria a los
petrificados contenidos programáticos, a la labor de las estrategias de enseñar centradas en la
reproducción de contenidos y a la estabilidad de los contenidos programáticos en largos lapsos de
tiempo. Ante eso, la atención pedagógica se inclina en la actualidad hacia la facilitación de
procesos abiertos y flexibles conducentes a propiciar la elaboración del conocimiento desde la
práctica misma.
Eso ha hecho inevitable el replanteamiento de la enseñanza geográfica en su finalidad,
objetivos, contenidos y estrategias metodológicas que amerita de ofrecer respuestas coherentes y
pertinentes a la creciente problemática social y a las presentes condiciones históricas. Al respecto,
se propone el desarrollo de una acción didáctica deconstructiva develadora de la racionalidad que
interviene el territorio y revele la intencionalidad que la justifica.
Es inevitable recordar que la actual crisis paradigmática donde la geografía y lo geográfico,
incide en sostener la posibilidad de la reflexión analítica, como guía para considerar la
explicación con imaginación critica la realidad geográfica. En efecto, es imprescindible asumir
posturas constructivas frente a la situación contemporánea cambiante y compleja, es decir, ser
capaz de confrontar la realidad con la reflexión activa y protagónica de los ciudadanos como
actores de los acontecimientos geográficos.
Se trata de incentivar el pensamiento crítico que deslinde al educando de la memorización y
repetición de nociones y conceptos. Al respecto, proponer razonamientos que deriven en el
desciframiento de las circunstancias. En ese sentido, para Aubert y García (2009), es comenzar a
realizar las preguntas que desencadenen acciones didácticas incentivadoras de la aplicación de las
ideas previas, derivadas de la experiencia en la dinámica cotidiana y, con ellas, promover la
interpretación de los hechos geográficos.
En esa labor, el propósito es minimizar la memorización en el desarrollo de los procesos de
enseñanza y de aprendizaje, en el trabajo escolar cotidiano, con el incentivo de los procesos
cognitivos y su aplicación en la explicación de los problemas geográficos de la comunidad. El
cambio se produce cuando enseñar geografía desde una perspectiva renovada traduce, considerar
la variedad de puntos de vista de los actores comunitarios, fomentar en la experiencia cotidiana
con otras miradas sobre la realidad.
Un logro significativo es superar la función pedagógica de acento transmisivo. Con la
transmisividad habitual la enseñanza geográfica se limita al estudio de realidades idealizadas,
excesivamente abstractas y descontextualizadas. Al obligar al educando a repetir, memorizar y
reproducir, se coloca a un lado sus potencialidades reflexivas. El resultado, una acción mecánica
que condena al educando a la simpleza de la reproducción y niega la posibilidad de pensar en
forma abierta, tolerante y creativa.
En la perspectiva de Alvarado (2019), es imprescindible desarrollar el pensamiento crítico en
los procesos de enseñanza y de aprendizaje desde las posturas críticas, evaluadoras, creadoras y
creativas que posee el individuo por su misma naturaleza humana. Es una enseñanza que adapte
rápidamente al individuo al cambio e innovación, desde una participación activa en la
transformación del entorno, con una mentalidad amplia, flexible, comprensiva, cuestionadora,
constructiva y evaluativa.
Es imprescindible volver la mirada a cómo se aprende en la vida misma, donde se armoniza la
experiencia con el diálogo, la confrontación con la alternativa, el problema con la solución.
Prestar atención a esta circunstancia implica fomentar la actitud de quien aprende en sus
intereses, motivaciones, valoraciones, orientadas hacia el incentivo de la creatividad. En efecto,
promover la actitud crítica ante lo existente y la creación de alternativas posibles de generar los
cambios deseados.
La acción educativa de la práctica escolar cotidiana ha de reorientarse hacia la formación de
posturas críticas que confronten la realidad con la intencionalidad transformadora. Es reivindicar
la reflexión activa en la renovación de la enseñanza de la geografía con el desarrollo del
pensamiento crítico estimulado, desde la activación del sentido común, la intuición y la
investigación en la calle. Al respecto, justipreciar los acontecimientos desde puntos de vista
elaborados en la vida cotidiana.
Según la opinión de Benejam (1999), es el diálogo con la realidad, donde las ideas de la
espontaneidad cotidiana pueden contribuir a activar procesos reflexivos para facilitar las
oportunidades de ejercitar los niveles de innovación y creatividad, como actividades comunes y
habituales en el aula de clase. La finalidad será producir cambios experienciales y alternativas
que cuestionen comportamientos mediatizados, pasivos y dogmáticos y asumir las situaciones
cotidianas que exigen permanentemente iniciativas diferentes y/o alternas.
En este caso, los problemas geográficos de la habitualidad comunitaria, deben ser los temas de
la enseñanza y, con ello, la ejercitación investigativa para atender a las apremiantes dificultades y
gestionar posibles opciones de cambio. El incentivo de la creatividad deberá responder con la
aplicación de estrategias metodológicas que permitan al educando abordar problemas de su
comunidad local, ofrecer situaciones para aplicar los conocimientos en variados contextos y
desarrollar la conducta creativa.
Estas orientaciones llevan implícito la necesidad de provocar cambios en la forma mo se
transmiten las nociones y los conceptos en el aula, cómo aprende el educando en la cotidianidad y
para qué se aprende. La estrategia más adaptada para lograr un aprendizaje creativo debe
fundamentarse en el planteamiento en el aula de clase de conflictos, hipótesis, problemas,
interrogantes y temas de actualidad. Así, la problematización conducirá a superar los linderos
disciplinares.
Según González et al. (2020), el objetivo es que el educando sea incentivado hacia la
participación activa, tanto en la actuación como en la reflexión, que impone el estímulo de la
interacción social como oportunidad para confrontar la realidad geográfica. La idea es convertir
la actividad diaria en un permanente ejercitar que permita crear una conciencia geográfica y
social, desde la ejercitación de acciones pedagógicas orientadas a formar al educando hacia el
logro de un mejor bienestar y calidad de vida.
Es esencial que se imponga como alternativa para incentivar la creatividad, la aplicación de
estrategias investigativas. Esto facilitará que el estudiante obtenga los conocimientos, los
confronte en la realidad y los internalice desde la acción-reflexión-acción con sentido
significativo, lo que contribuirá a fomentar la conciencia crítica. Es imprescindible comenzar por
proponer que la enseñanza de la geografía fomente la explicación de las situaciones al relacionar
las concepciones empíricas con los fundamentos teóricos.
Consideraciones finales
Los acontecimientos originados por el Nuevo Orden Económico Mundial, se erigen como el
punto de referencia para proponer los cambios pedagógicos y didácticos en la enseñanza de la
geografía. En eso, se deben considerar opciones válidas, sustentadas en actividades
desmitificadoras de las repercusiones ideológicas y políticas que ese acontecimiento trae consigo.
Es necesario asumir el pensamiento reflexivo y crítico, como base de superar la apatía y
parsimonia del trabajo escolar cotidiano.
Obedece este razonamiento al hecho de que la dinámica global exige nuevas explicaciones
coherentes con la realidad estudiada. Es razonable que se proponga el estudio de situaciones
problema como punto de partida de los procesos de enseñar y aprender de la geografía que
permitan la relación reflexión-actuación del educando. La complejidad de la realidad incide en
reclamar procesos alternos para educar que fundamenten su práctica en la innovación y la
creatividad.
Recientemente, se impulsa como opción para gestar los cambios en la labor formativa que se
requiere para diligenciar el mejoramiento de las condiciones geográficas de la problemática
comunal, promover una enseñanza geográfica protagónica del desarrollo integral de la
comunidad. Se trata de una iniciativa formativa crítica ante la imposibilidad que origina la
permanencia de los fundamentos decimonónicos que solapadamente todavía están presentes en la
tarea formativa en la geografía en la escuela.
La estabilidad de lo tradicional, origina el interés por promover la valorización del
conocimiento geográfico cotidiano y dar, desde la escuela, un significado científico que suscite la
formación de los ciudadanos a partir del mismo desarrollo de sus potencialidades humanas,
cognitivas y sociales, como base para impulsar actos transformadores de las circunstancias que
vive la comunidad en forma habitual. Eso implica plantear la alfabetización geográfica con el
propósito de educar para comprender la compleja realidad geográfica vivida.
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