Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
ISSN 1315-4079 ~ Depósito legal pp 199402ZU41
Vol. 27 (2) julio - diciembre 2020: 240-257
Evolución del enfoque inclusivo y prácticas educativas en la cultura
organizacional de instituciones escolares
Liliana Cabarcas Pérez 1 y María Barranco Samper 2
1Institución Educativa Distrital del Desarrollo Humano Cultural del Caribe.
Barranquilla- Colombia
2Fundación Alcanzando Nuestros Sueños. Santa Marta-Colombia
lili-cabarcas@hotmail.com; mariadelpilarbarranco@gmail.com
Resumen
El enfoque inclusivo plantea la idea de incluir a todos los estudiantes en un espacio común donde
se brinde educación de calidad, en condiciones de equidad y justicia social para atender sus
necesidades de aprendizaje e intereses particulares como un derecho igualitario al eliminar la
exclusión y la marginalización; por tanto, no es un término específico del tema de discapacidad.
El propósito del presente artículo fue analizar la evolución del enfoque inclusivo y las prácticas
educativas que favorecen la consolidación de una cultura organizacional en instituciones
escolares orientada para todos. Su fundamento científico se afianza principalmente en las teorías
de Ainscow (2019), Suárez y López (2018), Díaz (2017), UNESCO (2017, 2008, 2005). La
metodología utilizada fue cualitativa, enmarcada en el paradigma interpretativo; orientada bajo
métodos del análisis documental y la hermenéutica. En los resultados surgieron tres categorías
sobre prácticas pedagógicas que favorecen la consolidación de una convivencia escolar con
orientación inclusiva; el primero enfatiza en las estrategias, el segundo en el proyecto educativo
institucional y el tercero prioriza en los planes de acción y evaluación. Se concluye que esta
tendencia ha evolucionado en el tiempo al impactar la cultura organizacional de las instancias
académicas; estimular un permanente debate sobre las medidas y prácticas favorables a la
inclusión como garantía del derecho a la educación de cada ser humano; generar nuevas
perspectivas en servicios con calidad ofrecidos a la comunidad; y solventar las múltiples
dificultades que se presentan.
Palabras clave: Educación; inclusión; equidad; cultura organizacional.
Evolution of the inclusive approach and educational practices in the
organizational culture of school institution
Abstract
The inclusive approach raises the idea of including all students in a common space where quality
education is provided, in conditions of equity and social justice to meet their learning needs and
particular interests as an equal right by eliminating exclusion and marginalization ; therefore, it is
not a specific disability term. The purpose of this article was to analyze the evolution of the
inclusive approach and educational practices that favor the consolidation of an organizational
culture in school institutions oriented for all. Its scientific foundation is based mainly on the
theories of Ainscow (2019), Suárez and López (2018), Díaz (2017), UNESCO (2017, 2008,
2005). The methodology used was qualitative, framed in the interpretive paradigm; oriented
under methods of documentary analysis and hermeneutics. In the results, three categories
emerged on pedagogical practices that favor the consolidation of a school coexistence with an
inclusive orientation; the first emphasizes strategies, the second in the institutional educational
project, and the third prioritizes action and evaluation plans. It is concluded that this trend has
evolved over time by impacting the organizational culture of academic instances; stimulate a
permanent debate on the measures and practices favorable to inclusion as a guarantee of the right
to education of every human being; generate new perspectives in quality services offered to the
community; and solve the many difficulties that arise.
Keywords: Education; inclusion; equity; organizational culture.
Introducción
En el ámbito académico, se entiende por enfoque inclusivo, educación inclusiva o
simplemente inclusión, como el proceso de identificar y responder a las diferentes necesidades de
todos los estudiantes, con mayor intervención en el aprendizaje, las culturas y las comunidades.
El camino para alcanzar una formación que atienda la diversidad del alumnado ha sido largo y
con demasiados obstáculos. Por esto, la sociedad demanda inclusión y calidad educativa para
formar ciudadanos críticos capaces de adaptarse a los retos y desafíos que subyacen en la
actualidad. Esta demanda se ha convertido en una tendencia mundial que ha ido evolucionando
en el tiempo, y cada día reclama sistemas formativos más justos y equitativos, como principios
fundamentales que deben orientar las políticas, planes y prácticas pedagógicas (Ainscow, 2019;
Suárez y López, 2018; Booth y Ainscow, 2015; Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, 2008, 2005).
Comprender la inclusión implica establecer un contraste con otros enfoques similares
vinculados en su evolución, específicamente los referidos a la integración y la segregación. El
primero trata del derecho universal a la educación gratuita de calidad; condiciones
socioambientales favorables; participación e igualdad; donde se logre reunir a todos los alumnos
con o sin discapacidades en un contexto escolar común. En contraposición, la segregación hace
referencia a exclusión o discriminación por diferentes motivos (Díaz, 2017; Plancarte, 2017;
UNESCO, 2010).
En el contexto político internacional el proceso evolutivo ha sido constante con la
colaboración de gobiernos, corporaciones, instituciones, asociaciones y organizaciones no
gubernamentales (ONG); inicia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948
haciendo referencia a la declaración universal del derecho a la educación para todas las personas;
superando modelos de segregación y exclusión. Posteriormente, los avances en las Tecnologías
de la Información y Comunicación (TIC) aceleran la globalización estimulando la interacción
comunicativa entre grupos sociales; culturas y etnias con opiniones e intereses diversos,
promoviendo la integración y convivencia; el rol del Estado es fundamental para gerenciar
procesos complejos en un mundo complejo y generar políticas sobre inclusión acordes con los
desafíos modernos (Ainscow, 2019; Suárez y López, 2018; UNESCO, 2008).
El proceso de globalización ha dado paso a una creciente multiculturalidad que privilegia el
reconocimiento a la importancia de los valores sociales de respeto, justicia, comprensión,
igualdad, paz, convivencia; una profundización de la conciencia democrática y la exigencia de
sistemas educativos más eficientes en el manejo de recursos públicos asignados para lograr una
formación eficiente; el concepto de calidad de vida sirve de orientación para diseñar propuestas
sociales e innovación en las políticas sustentadas en el enfoque inclusivo que posibiliten la
justicia y la participación activa; evitar la exclusión y la discriminación de los educandos por
cualquier causa o condición (Muntaner, 2013; Fernández, 2012; Dueñas, 2010).
El propósito del presente artículo fue analizar la evolución del enfoque inclusivo y las
prácticas educativas que favorecen la consolidación de una cultura organizacional orientada para
todos en instituciones escolares.
Fundamentación teórica
Enfoque inclusivo
Existen variadas definiciones de este término: movimiento, reforma, proceso, práctica,
temática, modo de atención, estrategia, pero tienen en común las expresiones: educación para
todos, respeto a la diversidad, equidad, igualdad, calidad educativa, participación, esmero a las
necesidades formativas, derechos humanos, eliminación de la exclusión. En palabras de Ainscow
(2019), se trata de un enfoque que busca poner al alcance de todos los alumnos una formación de
calidad. Ello supone un esfuerzo por evaluar las prácticas pedagógicas tradicionales mediante la
consolidación de una cultura organizacional que incorpore ideas y valores de justicia, equidad,
igualdad de oportunidades, respeto a la diversidad humana y eficiencia formativa.
Según la UNESCO (2008:6),
la inclusión no es en lo esencial una cuestión educativa o pedagógica, sino una
cuestión de respeto de los derechos humanos que afecta prioritariamente a las
orientaciones de política general de un país. Por lo tanto, es indisociable de la forma
de concebir el tipo de sociedad y de bienestar al que se aspira y de la manera en que
se concibe el "vivir juntos". La justicia social, la inclusión social y la educación
inclusiva aparecen así vinculadas indisolublemente. Aspirar a una sociedad inclusiva
constituye el fundamento mismo del desarrollo social sostenible y sin duda no resulta
exagerado decir que la inclusión es un buen indicador de la salud democrática de un
país.
De manera que, se inspira en el derecho que tienen los seres humanos a recibir una instrucción
de excelencia sin ningún tipo de discriminación; como proceso orientado a atender la diversidad,
centra sus esfuerzos en fomentar la actuación y el desarrollo de todos los aprendices desde una
perspectiva equilibrada, haciendo énfasis en aquellos vulnerables a ser marginados.
En ese sentido, trasciende los límites del sistema escolar fijando su mirada en el entorno
familiar y comunitario para focalizar y neutralizar factores socioculturales que representen riesgo
de exclusión; es decir, realizar acciones para asegurar el acceso a las instituciones escolares sin
ningún tipo de limitación; ya que se propone apoyar la participación activa de todos los
aprendices, con independencia de su sexo, condición económica, origen étnico, situación
geográfica, necesidades especiales de aprendizaje, edad o religión. En consecuencia, las
sociedades contemporáneas deben comprometerse con el progreso hacia comunidades con mayor
equidad y justicia social, donde las diferencias personales no conlleven a la exclusión, la
discriminación o la desventaja, social, laboral o formativa, sino que sean una oportunidad para
optimizarlas. Esto puede lograrse realizando modificaciones sustanciales en las estructuras,
contenidos, estrategias y técnicas basadas en la certeza de que es responsabilidad del Sistema
Educativo la formación de cada uno de los seres humanos (Crisol, 2019; Simón et al., 2019;
Booth y Ainscow, 2015; UNESCO, 2008).
Es de interés considerar el planteamiento de Vázquez y Serrano, quienes ven más allá de la
discriminación y los derechos humanos a la formación académica (2017:95), al expresar:
Una educación auténticamente inclusiva no solo ha de interesarse por el éxito
académico o económico de sus estudiantes, sino por promover el descubrimiento
sincero de sus propios intereses, deseos, sueños y necesidades personales. Por lo
tanto, su objetivo no ha de ser capacitar seres para el mercado laboral, sino formar
personas con pensamiento crítico, capaces de sentirse parte de la humanidad, de
reconocerse a mismos en relación con otras personas y de vincularse al mundo
ocupacional y laboral desde la motivación, el placer y la propia realización.
Valores e ideas implicadas en la educación inclusiva
Se han celebrado varios eventos internacionales donde se reconocen los derechos de los
excluidos y se plantean las primeras orientaciones para atender a personas con discapacidades.
Entre los acontecimientos destacan: a) Declaración de Salamanca y el marco de acción para las
necesidades educativas especiales, en España, 1994; b) Foro mundial sobre la Educación, Marco
de acción y los objetivos de desarrollo del milenio, en Dakar, Senegal, 2000; c) Programa
Educación para Todos, EPT, UNESCO (Ainscow, 2019; UNESCO, 2008, 2005).
A partir de estos sucesos, se construyen un conjunto de significados y opiniones que sirven
como fundamento a lo que actualmente se reconoce como enfoque inclusivo, definido como el
modo de incluir a todos los alumnos en un espacio común donde se brinde instrucción de calidad,
en condiciones de equidad, para atender sus necesidades formativas; tiene por propósito eliminar
la exclusión social producto de la diversidad de raza, clase social, origen étnico, religión, género
y capacidades (Ainscow, 2019, 2012). Sabiendo que la cultura organizacional se define como el
sistema de significados e ideas que comparten los integrantes de una organización y que
determinan en buena medida cómo se comportan (Robbins y Coulter, 2014:51), se podría
entonces afirmar que durante el proceso evolutivo del enfoque bajo estudio se han visto
enfrentadas dos culturas: la segregación y una inclusiva que ha ido avanzando en espacios e
instancias escolares, nacionales e internacionales; por tanto conviene su socialización a los fines
de lograr consolidar los objetivos que se aspiran en torno al tema.
En efecto, a juicio de Ainscow (2019:7):
El derecho a una educación inclusiva abarca una transformación de la cultura, la
política y la práctica en todos los entornos educativos para dar cabida a las diferentes
necesidades e identidades de cada estudiante, junto con un compromiso para eliminar
las barreras que impidan esa posibilidad.
En síntesis, se establece que la educación inclusiva, como proceso, requiere de la implantación
de una cultura organizacional orientada para todos. Al respecto, Guillén (2006:238), afirma que
representa “un conjunto de valores, creencias, tradiciones y modos de ejecutar las tareas que, de
manera consciente o inconsciente, cada organización adopta y acumula con el tiempo, y que
condiciona fuertemente el pensamiento y comportamiento de sus miembros”. Se trata de
promover un pensamiento unificado en los actores educativos, manifestado en la voluntad de
crear condiciones favorables para la convivencia, espacios donde la inclusión deje de ser una
posibilidad y se convierta en una realidad palpable en políticas y acciones pedagógicas para la
diversidad estudiantil.
Aunque los eventos antes señalados dan cuenta de un proceso evolutivo que ha generado
transformaciones importantes en materia de educación inclusiva, esta temática no deja de crecer y
suscitar interés y controversias entre investigadores, políticos y prácticos; aún falta mucho
camino por recorrer; todavía existen personas excluidas de una participación efectiva en la vida
económica, social, política y cultural de las comunidades, representando uno de los mayores
problemas que afectan a nuestras sociedades contemporáneas; aunado al modo de vivir actual sin
control ni respeto por el medio ambiente, lo que hace nuestro planeta insostenible, conduciendo a
un mundo en el cual no se podrá existir y participar con equidad (Echeita y Navarro, 2014;
UNESCO, 2008).
Si bien el departamento de estadística de la UNESCO, para el año 2015, reportó una
disminución del número de niños y adolescentes excluidos de la formación en la década posterior
al año 2000, el progreso ha sido lento en los últimos años, dejando unos 262 millones de jóvenes
sin escolarizar y más de 617 millones sin lograr los niveles mínimos de competencia en lectura y
matemáticas. Uno de cada cinco estudiantes no alcanza el nivel básico de competencias para
funcionar en la sociedad actual. Los alumnos que habitan en contextos socioeconómicos bajos
poseen el doble de probabilidad de obtener un mal resultado escolar; esto evidencia que las
circunstancias sociales pueden obstaculizar su potencial formativo. Según el Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 28 millones de niños se quedaron sin hogar debido
conflictos en el año 2016; 650 millones de jóvenes se han casado antes de los dieciocho años
(Ainscow, 2019).
Estas cifras demuestran que, si bien la evolución del enfoque inclusivo ha generado cambios
importantes en la cultura organizacional de las instituciones escolares, aún muchas de estas
organizaciones en el mundo se encuentran influenciadas por pensamientos vinculados a la
segregación, lo cual representa una de las barreras que impide dar respuesta a la diversidad
escolar.
Medidas que deben ser adoptadas por los sistemas educativos para instaurar una cultura
organizacional con enfoque inclusivo
Según Ainscow (2019) la consolidación de una cultura organizacional inclusiva en las
instancias educativas requiere estar apoyada en la adopción de un conjunto de medidas,
sintetizadas en la figura 1, que buscan crear las condiciones para su desarrollo.
Figura 1. Medidas para gestionar una educación inclusiva
Fuente: Elaboración propia (2020), adaptada de Ainscow (2019)
Medida 1: Definiciones claras sobre el significado de la inclusión y la equidad en la
educación.
Medida 2: Utilización de datos empíricos para identificar obstáculos contextuales que
impiden la intervención y el progreso de los alumnos.
Medida 3: Apoyo a los docentes en la promoción de la inclusión y la equidad.
Medida 4: Diseño curricular y de los procedimientos considerando a todo el alumnado.
Medida 5: Estructura y gestión de los sistemas educativos involucrando a todos los
estudiantes.
Medida 6: Participación de las comunidades en el desarrollo y aplicación de políticas para
el fomento de la inclusión y la equidad.
En estas medidas se encuentran implícitos procesos que favorecen la inclusión como la gestión
del conocimiento sobre el tema, gestión de la información y la colaboración de todos los actores
involucrados: comunidad, directivos, docentes, alumnos. Ello denota una notable orientación
hacia la equidad y calidad de los procesos formativos, establecido en el cuarto objetivo de la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (UNESCO, 2017a); además de mejorar las políticas y
su aplicación para conseguir sistemas educativos inclusivos y equitativos; monitorear su progreso
y apoyar la puesta en funcionamiento de planes, programas y proyectos pertinentes según los
recursos disponibles (UNESCO, 2017b).
Metodología
La metodología utilizada fue cualitativa, enmarcada en un paradigma interpretativo, bajo
métodos y técnicas inherentes al análisis documental y la hermenéutica; con la finalidad de
conocer, comprender, interpretar, categorizar y codificar la información. Se emplearon
procedimientos específicos, sistematizando el contenido recopilado de fuentes bibliográficas que
abordaron la temática de investigación, relacionado con la segregación, integración, inclusión y
su evolución histórica, para luego organizarla y generar categorías sobre prácticas educativas que
favorecen la consolidación de una cultura organizacional inclusiva (Hernández, Fernández y
Baptista, 2014; Yuni y Urbano, 2014; Piñero y Rivera, 2013).
Resultados y discusión
Los eventos desarrollados en torno a la evolución del proceso inclusivo, desde la Declaración
Universal de Derechos Humanos (1948), adoptada por la tercera Asamblea General de las
Naciones Unidas, diciembre de 1948 en París, Francia; hasta la Declaración de Incheon (2015),
realizada en el marco del Foro Mundial sobre la Educación (UNESCO), mayo de 2015 en
Incheon, República de Corea, fueron motivados bajo la convicción de que las personas excluidas
por cualquier causa los ampara el mismo derecho a la educación que tienen los demás seres
humanos. En ellos se vislumbra una dinámica evolutiva identificada por tres enfoques:
segregación, integración e inclusión, los cuales se sintetizan en el cuadro 1.
Cuadro 1. Enfoques del proceso evolutivo de la temática inclusiva
Enfoque
Etapa
Definición
Eventos/Período
Algunos
autores
Segregación
Primera
Marginación, exclusión o
discriminación, de un grupo
de individuos hacia otros por
motivos diferentes,
asociados a desigualdades
estructurales y relaciones de
poder diferentes vinculadas a
ingresos económicos, sexo,
raza, cultura, idioma,
religión, ideología y otros
factores de desventaja.
Va desde la Declaración del
Derecho a la Educación de los
Excluidos (1948), hasta el
Reconocimiento del Derecho a
la Participación e Igualdad
plena de estos actores con la
celebración del año
internacional de los
impedidos, en 1981.
Ainscow,
2019.
Crisol, 2019.
Díaz, 2017.
Plancarte,
2017.
Vázquez y
Serrano,
2017.
UNESCO,
2015, 2010,
2008, 2005.
Booth y
Ainscow,
2015.
Echeita y
Navarro,
2014.
Muntaner,
Integración
Segunda
Deriva del derecho universal
a la educación gratuita de
calidad; condiciones sociales
y ambientales favorables;
participación e igualdad. Se
considera un proceso que
logra reunir a todos los
alumnos con o sin
discapacidades o
necesidades educativas
especiales en un contexto
escolar común.
Inicia en 1989 con la
Declaración de los Derechos
del Niño, a recibir una
educación sin discriminación
por motivo alguno. Se estima
que culmina en 1993 con las
Normas Uniformes de las
Naciones Unidas sobre la
Igualdad de Oportunidades
para las Personas con
Discapacidad; se establece que
la formación debería
impartirse en entornos
integrados y estructuras
comunes de educación.
Inclusión
Tercera
Proceso de identificar y
responder a la diversidad de
las necesidades de todos los
estudiantes, con mayor
participación en el
aprendizaje, las culturas y las
comunidades; reduciendo la
exclusión; transformando los
contenidos, estructuras,
estrategias con una visión
que incluye instruir a todos
los niños bajo la
responsabilidad del sistema
regular.
Nace en 1994 con la
Declaración de Salamanca y el
marco de acción para las
necesidades educativas
especiales donde, se declara
que las escuelas deben
acoger a todos los niños, sin
importar sus condiciones
físicas, intelectuales, sociales,
emocionales, lingüísticas.
2013.
Calvo y
Verdugo,
2012.
Fernández,
2012.
Dueñas,
2010.
Fuente: Elaboración propia (2020)
A continuación, se presentan cada uno de los enfoques descritos vinculados a fechas y
períodos en que fueron celebrados los eventos (Ainscow 2019; Gutiérrez, Martín y Jenaro, 2018;
Díaz, 2017; UNESCO, 2015, 2010, 2008; Navarro y Espino, 2012; Fernández, 2012; Dueñas,
2010).
a) Enfoque de la segregación
1948: La Declaración Universal de Derechos Humanos garantiza el derecho de todos los
niños a recibir una educación básica y gratuita.
1960: La Convención de la UNESCO relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en
la Esfera de la Enseñanza.
Las declaraciones de los Derechos del Deficiente Mental de 1968, 1971 y 1975.
1981: El Año Internacional de los Impedidos (Participación e Igualdad plena).
b) Enfoque de integración
1989: La Declaración de los Derechos del Niño reconoce el derecho de todos los niños a
recibir una educación sin discriminación por motivo alguno.
1990: La Declaración Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien, Tailandia)
refuerza la idea de una educación básica que satisfaga las necesidades de aprendizaje.
1993: Las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con
Discapacidad de las Naciones Unidas establecen, no sólo la igualdad del derecho a la
educación para los niños, jóvenes y adultos con discapacidad, sino que declaran además
que la educación debería impartirse en entornos integrados y en estructuras comunes.
c) Enfoque de inclusión
1994: La Declaración de Salamanca y el marco de acción para las necesidades
educativas especiales estipulan que las escuelas deben acoger a todos los niños,
independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales,
lingüísticas u otras; con discapacidad y bien dotados; que viven en la calle y que
trabajan; de poblaciones remotas o nómadas, de minorías lingüísticas, étnicas o
culturales y de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados.
2000: El Marco de Acción del Foro Mundial sobre la Educación (Dakar, Senegal) y los
Objetivos de Desarrollo del Milenio exigen que todos los niños tengan acceso a una
educación primaria obligatoria y gratuita de aquí al año 2015; asimismo, se hace
hincapié en los grupos marginados y las niñas.
2001: La UNESCO inicia un Programa emblemático de la Educación Para Todos (EPT)
sobre el Derecho a la Educación de Personas con Discapacidades: hacia la Inclusión.
2006: El 13 de diciembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adopta la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, cuyo artículo 24 se
dedica especialmente a la educación justa, equitativa e inclusiva.
2008: UNESCO. 48ª Reunión de la Conferencia Internacional de Educación (CIE).
Ginebra, 25 a 28 de noviembre de 2008. "La educación inclusiva: el camino hacia el
futuro".
2015: UNESCO, en colaboración de UNICEF, el Banco Mundial, el UNFPA, el PNUD,
ONU-Mujeres y ACNUR, organizaron en mayo de 2015 el Foro Mundial de Educación,
que tuvo lugar en Incheon (República de Corea), en el cual se aprobó la Declaración de
Incheon, donde se visiona la educación deseada para 2030.
El desarrollo de cada uno de los eventos mencionados estuvo influenciado por un cúmulo de
valores, creencias y actitudes de responsabilidad, respeto, honestidad, justicia social, tolerancia,
igualdad, libertad, paz y convivencia armoniosa; propuestas que afrontan con tesón las políticas,
culturas y prácticas de exclusión; simbolizan el esfuerzo, empeño, dedicación, logros y avances
de quienes creen en una formación inclusiva, equitativa, de calidad; con atención a los intereses y
necesidades de cada alumno; con acciones y respuestas positivas hacia la diversidad e inclusión
escolar.
El impacto que la evolución del enfoque inclusivo ha generado en las instancias escolares, a
nivel mundial, se concreta en un conjunto de valores sociales e ideas de justicia, igualdad y
equidad que en la actualidad gobiernan y estimulan la adopción de medidas y prácticas favorables
en la consolidación de una cultura organizacional con orientación inclusiva. Con el transcurrir del
tiempo, se ha incrementado el interés de los sistemas educativos por diseñar e implantar políticas
pertinentes a la temática, participar en diversos eventos científicos donde se analizan múltiples
aspectos y se establecen alianzas dirigidas a mejorar la convivencia en los contextos formativos,
mejorado sus servicios.
Como producto del análisis documental realizado, y en atención a la metodología aplicada,
surgieron tres categorías que sintetizan las prácticas educativas favorables en el fortalecimiento
de una cultura inclusiva. Estas categorías son: estrategias organizacionales, proyecto educativo
institucional y planes de acción y evaluación (cuadro 2).
Cuadro 2. Categorías sobre prácticas educativas que favorecen la consolidación de
una cultura organizacional con orientación inclusiva
Categoría
Autor
Estrategias
organizacionales
Dueñas
(2010)
Proyecto
Educativo
Institucional
(PEI)
Fernández
(2012)
Planes de acción y
evaluación
Díaz
(2017)
Fuente: Elaboración propia (2020)
A juicio de Dueñas (2010), las estrategias organizacionales con enfoque inclusivo requieren
priorizar un conjunto de prácticas educacionales que viabilicen servicios formativos de calidad y
se atienda a la diversidad estudiantil en igualdad de oportunidades, potencialidades y necesidades
particulares, tanto en la enseñanza y el aprendizaje como en el de evaluación de conocimientos y
saberes; donde se integren, de manera natural, estudiantes con y sin discapacidad.
En lo que refiere a la segunda categoría, en las ideas de Fernández (2012) se vislumbra el
impacto del enfoque inclusivo desde el Proyecto Educativo Institucional (PEI), con prácticas
donde participe toda la comunidad educativa considerando la diversidad de su propia realidad;
fundamentado en una perspectiva innovadora centrada en un currículum flexible, creativo y la
configuración de un modelo de comunidades de aprendizaje para un mejor convivir; cargado de
valores éticos con la intervención protagónica de cada aprendiz, en condiciones de equidad.
La tercera categoría (Díaz, 2017) enfoca las prácticas inclusivas desde los planes de acción y
evaluación de los procesos; ejecución de políticas pertinentes y eficaces para optimizar
continuamente las instancias escolares; creación de redes de colaboración interinstitucionales;
desarrollo de competencias cognitivas a través de métodos de investigación-acción, en el marco
de las llamadas escuelas que aprenden, con el propósito de formar a los estudiantes y la
comunidad escolar en general.
Consideraciones finales
El enfoque inclusivo representa una tendencia que ha evolucionado en el tiempo al impactar la
cultura organizacional de las instancias académicas; estimular un permanente debate sobre las
medidas y prácticas favorables a la inclusión como garantía del derecho a la educación de cada
ser humano; generar nuevas perspectivas en servicios con calidad ofrecidos a la comunidad; y
solventar las múltiples dificultades que se presentan en cuanto a desigualdad y discriminación y
exclusión.
Su progreso se devela en el lema de diversos eventos internacionales celebrados en el mundo,
por docentes, investigadores, gobiernos, corporaciones, instituciones, asociaciones y
organizaciones no gubernamentales interesadas en crear espacios de diálogo y consenso en torno
a los mecanismos más favorables para el ejercicio del derecho a una formación de calidad para
todos y cada uno de los individuos que habitan en el planeta, sin distingo de cultura, raza, sexo,
condición social, religión, ideología, capacidades física o intelectuales; donde prevalezca la
equidad, igualdad de oportunidades, justicia social, respeto a la diversidad, participación activa,
convivencia armoniosa.
Estos eventos iniciaron con la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 y han
avanzado hasta la actualidad, donde se analizan y discuten tres enfoques que caracterizan esta
temática a partir de ese momento, la segregación, la integración y la inclusión; con la
participación fundamental de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la UNESCO, la
UNICEF, entre otros organismos internacionales, quienes con un gran compromiso dedican
tiempo, esfuerzo y recursos para liderar acciones a favor de la inclusión y de la Educación para
Todos.
Es responsabilidad de los gobiernos y sistemas educativos crear e implementar políticas,
medidas y prácticas educativas para instaurar y consolidar una cultura organizacional con
orientación inclusiva; así mismo, es un deber de los directivos, docentes y comunidad escolar
hacer valer el derecho que tiene cada niño a una educación justa, equitativa y de calidad.
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