Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
ISSN 1315-4079 ~ Depósito legal pp 199402ZU41
Vol. 25 (2) julio diciembre 2018: 261-270
La praxis educativa. Una mirada desde los dones del espíritu santo
Pedro José Méndez Andrades
Universidad Privada Dr. “Rafael Belloso Chacín”. Maracaibo - Venezuela
pjmendez_mat64@hotmail.com
Resumen
El presente ensayo surge como un tributo a mis colegas docentes, para testimoniarles mi
admiración, respeto y gratitud por todos estos años de compañerismo, cooperación y
fortalecimiento en mi formación profesional. La profesión docente es, a mi modo de ver, una de
las actividades humanas que requiere de la mayor rigurosidad a la hora de elegir quién la ejercerá.
No es poco que fuese el único título que aceptó, nuestro señor, Jesús: “Ustedes me llaman
Maestro y Señor, y con razón, porque lo soy (Juan 13:13). Son los maestros, profesores o
licenciados quienes, en el ejercicio de su profesión, han sido llamados a formar al resto de los
profesionales que harán vida en la sociedad. Si bien es cierto que, el 20% de la juventud es la que
está en nuestras aulas, no menos cierto es que ellos serán el 100% del futuro de la sociedad; por
tanto, la responsabilidad del profesorado es inmensa al tener sobre sus hombros el futuro del país.
Palabras clave: Praxis educativa; espíritu santo; dones.
The educational practice. A look from the gifts of the sacred spirit
Abstract
This essay comes as a tribute to my teaching colleagues, to testify to my admiration, respect and
gratitude for all these years of fellowship, cooperation and strengthening in my professional
training. The teaching profession is, in my view, one of the human activities that require the most
rigorous when it comes to choosing who will exercise it. It is no small thing that it was the only
title I accept, our Lord, Jesus: "You call me Teacher and Lord, and rightly so, because I am
(John, 13:13). It is teachers, professors or graduates who, in the exercise of their profession, are
called to train the rest of the professionals who will make life in society. While it is true that 20%
of youth is in our classrooms, no less true that they will be 100% of the future of society;
therefore, the responsibility of teachers is immense having on their shoulders the future of the
country.
Keywords: Educational praxis; holy spirit; gifts.
Introducción
La humanidad, desde sus inicios, ha buscado las formas de tener un sistema educativo óptimo.
Para ello, durante su historia, ha ido cambiando, mejorando, migrando a otras formas de
enseñanza, que le permitan lograr el objetivo trazado. Al respecto, Pérez-Esclarín (2017:2)
plantea:
De muy poco van a servir los cambios curriculares y los esfuerzos de dotación de
textos y computadoras, si no cambiamos la cultura escolar y comenzamos a entender
que el papel del educador no consiste en enseñar, sino fundamentalmente en
provocar las ganas de aprender de sus estudiantes.
Para lograr tal propósito, la profesión docente requiere recuperar su sentido y razón de ser; así
como el sitial que le corresponde tal como ocurre con otras profesiones. Sin duda, se requiere
mucho esfuerzo, dedicación y reflexión permanentes para poder lograrlo, por ello es necesario
prepararse y revisar el quehacer docente a fin de darle un nuevo sentido a lo que se hace y, de
esta manera, evitar la rutina y generar nuevo conocimiento que sea significativo a nuestros
estudiantes.
En este orden de ideas, Pérez-Esclarín (2011:23) establece:
El término educar tiene una doble raíz latina: Educere, que significa sacar de adentro,
extraer toda la riqueza que hay en la persona; o Educare, que significa que significa
nutrir, alimentar, guiar, ofrecer posibilidades para que el otro pueda crecer y alcanzar
la dimensión de plenitud a la que está llamado. Pero no se trata de que el educador
vaya moldeando al alumno para hacer de él lo que el docente quiera; se trata más
bien, de propiciar su creatividad y autonomía para que cada alumno sea capaz de
moldearse a mismo y hacer de su vida una verdadera obra de arte. Cada persona
tiene que esculpir su propia estatua, o escribir el guión de su vida. En este sentido,
Sócrates planteaba que la educación tenía una función de partera: ayudar a los otros,
mediante preguntas pertinentes, a que den a luz la verdad, el bien, la belleza, que
todos potencialmente llevamos dentro. Para Sócrates, el arte de educar consistía en
promover las preguntas, más que las respuestas, potenciar la curiosidad y creatividad
del alumno, estimular su libertad y no su obediencia o sumisión. De ahí que llamó a
su método pedagógico, la mayéutica, es decir, el arte de ayudar a nacer el hombre o
la mujer posible. Kant le daba a la educación un sentido muy parecido pues mantenía
que la educación debe “desarrollar en cada individuo toda la perfección de que es
capaz”. A su vez, María Montessori decía que “educar no es transmitir
conocimientos, sino ayudar al descubrimiento del propio ser”; y J. Ruskin expresaba
que “educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él
alguien que no existía”.
Así, independientemente de la postura asumida por los autores mencionados en la cita
anterior, la educación está llamada a formar a la sociedad, a fundar sus bases, a crear los pilares
donde se establezca el hombre del mañana, capaz de emanciparse, de ser libre, de fomentar una
cultura para la paz, el amor, la armonía, la empatía, la solidaridad; en definitiva, con pertinencia
social.
En este contexto, Pérez-Esclarín (2008:99) expone:
Estudiamos y citamos como pedagogos inspiradores a Freire, Freinet, Piaget,
Vygotski, Bruner, Gardner…, pero raramente estudiamos o citamos a Jesús.
Ciertamente, Él no desarrolló ni escribió ningún tratado o libro de pedagogía, pero
evidentemente ejerció su función de maestro de un modo muy especial, lo que
evidencia que, si nos detenemos a analizar su práctica, el modo como enseñaba,
encontraremos cilmente una serie de principios pedagógicos que pueden iluminar
nuestro hacer educativo. Detrás de las enseñanzas de Jesús, existe una pedagogía
tendiente a la formación integral de las personas para inducir cambios profundos en
sus vidas, de modo que puedan encontrar su plenitud y su felicidad.
Bajo estas premisas, el objeto de la educación en general, y de la cristiana en particular, no
puede ser otro que la formación integral y multidimensional de la persona en sus diversas etapas
evolutivas (infancia, adolescencia, adultez y vejez) y en los diversos contextos ambientales y
culturales, de modo que se comprometa con la libertad, el bienestar y la dignidad como hijos de
DIOS, hermanos de Jesús y de todos los hombres.
A este respecto, refiere Luna (2010), el Espíritu Santo descendió como paloma sobre Jesús,
pero no es una paloma; apareció como llamas sobre la cabeza de los discípulos, pero no es fuego;
embriaga como vino pero no es vino; unge como aceite pero no es aceite; se siente como un soplo
pero no es viento y nos llena con ríos de vida pero no es agua. El Espíritu Santo es una persona
divina que es parte de la Trinidad. Él habla, escucha y te anhela. Guía, enseña, recuerda e
intercede por ti. Puede llegar a sentir gozo, celos, enojo o tristeza. Desea intensamente que
mejores tu relación con Él.
La educación, como profesión, requiere un mulo de características personales, psicológicas
y sociales; que le permitan a quienes la ejercen, actuar de manera asertiva, justa, ecuánime y, por
qué no, espiritual. En este sentido, la praxis docente vista desde los dones del Espíritu Santo,
busca establecer una serie de analogías con estos dones que permitan esa relación biunívoca entre
la educación y la espiritualidad. Así, en palabras de Cullen, (2008:157), educar debe ser una
acción social justa, porque equitativa y solidariamente busca, socializar mediante el
conocimiento legitimado públicamente.
En este orden de ideas, la Praxis Docente posee tres elementos esenciales: a) La Planificación
educativa, b) La Ejecución de la planificación (la concreción de esta en la clase) y c) La
Evaluación educativa (los resultados concretos de la planificación y la ejecución).
Sumado a lo expuesto, los Dones del Espíritu Santo pertenecen en plenitud a Cristo, Jesús,
hijo de DIOS; completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben; hacen a los
fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas; establecidos en 1Corintios,
capítulos 12-13-14 (La Biblia, 2002), estos son: a) Sabiduría, b) Inteligencia, c) Consejo, d)
Fortaleza, e) Ciencia, f) Piedad y g) Temor de Dios (aunque allí no los nombran de esta manera).
A continuación, se pretende realizar una caracterización de un docente que, en su praxis
educativa, practique y aplique estos dones.
Desarrollo
Algunas precisiones conceptuales
En la teología cristiana, el Espíritu Santo o equivalentes como son, entre otros, Espíritu de
Dios, Espíritu de verdad o Paráclito: acción o presencia de Dios, del griego
παράκλητονparákleton: aquel que es invocado, del latín Spiritus Sanctus: Espíritu Santo es
una expresión bíblica que se refiere a una compleja noción teológica a través de la cual se
describe una "realidad espiritual"
1
suprema, que ha sufrido múltiples interpretaciones en las
diferentes confesiones cristianas y escuelas teológicas.
Según la Doctrina de la Iglesia Católica, los dones del Espíritu Santo son medios
imperecederos proporcionados por el Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, de
los cuales el creyente obtiene de Dios las gracias y carismas necesarios para sobrellevar la vida
terrena con santidad. Estos dones son permanentes y ayudan al hombre a ser más dócil para
seguir los impulsos del Espíritu Santo y ayudan a conseguir la perfección de las virtudes de las
personas que los reciben o, al menos, a dirigirse hacia ella (VV.AA, 1992).
Por otra parte, si mencionamos la praxis educativa, naturalmente debemos referirnos a la
Educación y por consecuencia remitirnos a lo que es la fuente de esta; es decir, a las Ciencias de
la Educación. Partiendo de esta idea, podemos recorrer un extenso e inconmensurable camino
lleno de hechos, sucesos, avances, retrocesos, leyes, proyectos, miradas, desafíos,
emprendimientos que hacen la esencia de esta ciencia, pero no la dan por acabada, sino que de
ella se desprende la reflexión, la cual nos aclara que la Educación en no es un fin concluido
sino que nos atraviesa relacionándose y conjugándose con nuestras vivencias, es una historia de
complejas prácticas sociales donde el Hombre es el centro de ese inmenso entramado de
relaciones pero que es uno más de los millones de hombres que conforman el proceso de
enseñanza y aprendizaje.
La educación es una praxis, como los dones, porque compromete día a día, momento a
momento a los diferentes actores que conforman el escenario educativo; lucha diaria donde se
deben resolver los conflictos que en ella se suscitan ya sea a favor o en contra de la imposición de
la ideología hegemónica del momento histórico al cual atraviesa o la posición frente a nuevos
planteamientos sobre su objetividad, subjetividad, pasividad, actividad, discursividad o
1
En este ensayo se usa la frase "realidad espiritual" para evitar términos, como naturaleza, entidad, fuerza
o ser, que implicarían favorecer una u otra de las diversas interpretaciones existentes sobre el Espíritu
Santo.
historicidad; sino que todo esto en juego de diferentes perspectivas para un mundo en constante
avance donde la práctica de nuevas experiencias van haciendo Historia y Educación
paralelamente, sin someter a la educación al proceso natural del aprendizaje como habitualmente
es reconocido o determinarlo como el simple hecho de socializar al sujeto.
La complejidad de la práctica educativa es tal, que nos plantea la necesidad de considerar
todos los elementos que pueden conducir a un proceso educativo, es decir, que las prácticas
deben suponer innovación constante, creatividad, expansión de la imaginación, desarrollo del
pensamiento, intercambio de ideas, perfeccionamiento docente académico, áulico, de estrategias,
de talleres, de momentos de reflexión, de consenso de proyectos, de puntos de vistas, de
acercamiento a la realidad, de propuestas visionarias con salida laboral para aquel estudiante que
no quiere o no puede seguir dentro del sistema; es decir, entregar herramientas para todos, sea
cual sea su propósito personal o social a seguir. Proponer prácticas educativas auténticas ya que
cada uno de nosotros debe ser protagonista de su práctica (Freire, 1999).
Caracterización de los dones y la praxis educativa
El cuadro 1, presenta una caracterización, según mi criterio, de los dones del Espíritu Santo.
La misma no pretende ser exhaustiva ni mucho menos definitiva, es sólo una aproximación desde
la experiencia de compartir, durante veintiséis años, con las Hermanas de la Caridad de Santa
Ana, en el Colegio Nuestra Señora del Carmen, del Municipio Machiques de Perijá del Estado
Zulia.
Cuadro 1. Caracterización de los Dones del Espíritu Santo
Dones
Caracterización
Sabiduría
Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle
sobre todas las cosas, en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones.
Inteligencia
Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.
Consejo
Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria,
nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien
de los demás.
Fortaleza
Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades, que sin duda
encontramos en nuestro caminar hacia Dios.
Ciencia
Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en
Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él.
Piedad
Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.
Temor de Dios
Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar
todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos
de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de ser y de vivir.
Fuente: Elaboración propia (2018)
El cuadro 2, muestra la caracterización, entendida desde mi realidad como docente
(actualmente jubilado del MPPE, pero siempre activo), de la praxis docente, en analogía con los
dones del espíritu Santo.
Cuadro 2. Caracterización de la Praxis Educativa/Dones del Espíritu Santo
Elemento/Dones
Caracterización
Planificación
Educativa
----
Sabiduría
Inteligencia
Ciencia
La planeación está influenciada por los principios educativos, contexto
sociocultural, por la institución y requerimientos de los alumnos, pero sobre
todo por el docente que visualiza y plantea situaciones didácticas que
considera pueden alcanzar sus metas en el logro del desarrollo de las
competencias profesionales.
Planificar es la acción consistente en utilizar un conjunto de procedimientos
mediante los cuales se introduce una mayor racionalidad y organización en
unas acciones y actividades previstas de antemano, en las que se pretenden
alcanzar determinados objetivos, habida cuenta de la limitación de los
recursos.
La planificación educativa es el proceso de orientación racional y
sistemática de actividades y proyectos a desarrollar asignando
adecuadamente los recursos existentes para lograr los objetivos
educacionales.
Ejecución de la
Planificación
----
Consejo
Fortaleza
Tiene que ver con los tres momentos de la clase
Pre-Instruccional
Es un momento especialmente destinado a rescatar y reconocer los
aprendizajes y experiencias previas relacionadas con el tema.
Planteamiento del tema, tópico, problema o aprendizaje que se espera lograr
en esa clase.
Indicar el sentido e importancia del aprendizaje propuesto y la relación con
otros aprendizajes.
Poner en práctica las estrategias diseñadas para este Momento.
Co-Instruccional
Es un fuerte momento de interacción y de desarrollo de las habilidades
contenidas en el desenvolvimiento de la clase.
Debe dar oportunidad para que los alumnos pongan en práctica, ensayen,
Piedad
Temor de Dios
elaboren, construyan y/o se apropien del aprendizaje y contenidos de la
clase.
Debe contener elementos y situaciones que desafíen a los alumnos a poner
en juego sus habilidades cognitivas y sociales (resolver problemas, trabajar
en grupo, realizar una tarea práctica, entre otras.)
Debe ser un momento de trabajo de los alumnos donde el docente guía,
supervisa, ordena, aclara, asesora o acompaña, utilizando materiales y guías
claras y autosuficientes; las tareas deben ser precisas.
La evaluación diagnóstica formativa es central en este momento de
aprendizaje sobre lo cual se puede llevar registro o auto registro.
Pos-Instruccional. Tiempo destinado a:
Fijar los aprendizajes; redondear las ideas o puntos centrales del trabajo
realizado.
Revisar el conjunto del proceso y destacar las partes y/o aspectos
importantes.
Establecer las bases de la continuidad; indicar los pasos a seguir.
Reforzar los aprendizajes clave; aclarar aspectos y/o ampliar la información.
Valorar, estimular e incentivar destacando los aspectos positivos del trabajo
realizado.
Evaluación
Educativa
----
Sabiduría
Piedad
Fortaleza
Ciencia
Proceso sistemático de interpretar unos datos cuantitativos y cualitativos en
relación a unos criterios, previamente establecidos, para emitir un juicio y
tomar decisiones instruccionales. Mediante este proceso se determina hasta
qué punto se están logrando o se han logrado unos
objetivos/contenidos/capacidades, para calificar y/o certificar.
Fuente: Elaboración propia (2018)
Caracterización del docente desde los dones del espíritu santo
Ahora bien, una vez establecidas las caracterizaciones antes mencionadas, ¿cómo sería la
praxis educativa de un docente cuyo desempeño este enfocado desde los dones del Espíritu
Santo?
No es tarea fácil pretender realizar tal caracterización, sin embargo, se trató, en lo que sigue,
de plasmar una aproximación a dicho docente. En este sentido, comenzaremos estableciendo (sin
ánimo de priorizar):
Diseñar y coordinar situaciones de aprendizaje.
Motivar: esto parece tan obvio que muchas veces no se cumple.
Apoyar las iniciativas.
Promover el respeto mutuo.
Promover la interacción.
Favorecer la adquisición de destrezas sociales.
Promover la creación de un código de cultura de grupo.
Promover la justicia, la equidad y la paz.
Saber valorar las experiencias previas de los alumnos.
Apoyar de manera individual a los alumnos que lo soliciten o requieran.
Una vez logrado un acuerdo, presentar y aclarar cuáles son los resultados o productos
esperados en cada una de las tareas a realizar.
Promover el trabajo autogestivo, así como el desarrollo de la responsabilidad, la creatividad
y el compromiso en forma individual y grupal.
Evaluar con base en un acuerdo y una información previa al curso, los resultados del
aprendizaje.
Preguntar a los alumnos que saben acerca de aquello de los que les van a enseñar.
Buscar la elaboración, ampliación y desarrollo posterior de las respuestas de los alumnos.
Promover los valores cristianos y la vivencia de los mismos desde la acción.
Y por último, y no menos importante, vivir y profesar los valores humano-cristianos desde
la vida, desde el ejemplo; siendo modelo a seguir de sus estudiantes, mediante los hechos,
no mediante las palabras.
Conclusiones
Para asumir un apropiado papel como docente, acorde con las metodologías y habilidades de
nuestro tiempo, debemos hacernos un examen autocrítico para saber cómo estamos frente a las
exigencias del medio en que nos desempeñamos y tomar la firme decisión de capacitarnos,
aprovechando al máximo los espacios de reflexión que la institución debe implementar para
alcanzar este objetivo.
Cambiar no es fácil, implica sacrificios, dedicación, tiempo, trabajo y en algunos casos
inversión; pero no podemos seguir repitiendo los mismos errores toda la vida.
Debemos construir un saber profesional específico que nos distinga de otros profesionales.
Esto implica el dominio de un saber pedagógico especializado, que reúna las siguientes
características:
1. Complejidad, en tanto que interpreta la multiplicidad de relaciones que se dan alrededor
del hecho educativo, entre: sociedad, familia, docente, alumno y, desde este planteamiento,
Espiritualidad; así como las situaciones que se dan en el aula y en la escuela, en el contexto del
sistema educativo.
2. Accesibilidad, dado que posibilita el aprendizaje de otros sujetos y comprende la formación
integral de la persona.
3. Utilidad social, por su incidencia en la formación de la población, sujeto y objeto de la
trasformación de la sociedad.
Por ello la capacidad del docente de seleccionar contenidos socialmente significativos
adquiere total relevancia, dentro de la planeación y evaluación educativa, en sus actividades
cotidianas en el ejercicio de su profesión, desde la espiritualidad.
"Quien se atreve a enseñar, nunca debe dejar de aprender"
John Cotton Dana
“El que cree que lo sabe todo,
el que se coloca con autosuficiencia frente a los alumnos,
el que piensa que no necesita de los demás,
será incapaz de establecer una verdadera relación comunicativa,
será incapaz de entender la necesidad de su propia educación,
será por ello, incapaz de educar.”
Antonio Pérez-Esclarin
Referencias bibliográficas
Cullen, Carlos. (2008). Críticas de las razones de educar. Temas de Filosofía de la Educación.
Editorial Paidós. Buenos. Aires.
Freire, Paulo. (1999). Pedagogía de la autonomía. Siglo XXI editores.
La Biblia. (2002). El puente entre DIOS y los hombres. (1Co, Cap. 12-13-14); (Juan: 13,13).
Misión Bíblica Arquidiocesana: Maracaibo.
Luna, Carlos. (2010). En honor al Espíritu Santo. Editorial Vida. Miami, Florida.
Pérez-Esclarín, Antonio. (2008). Jesús maestro y pedagogo. Aportes para una cultura escolar
desde los valores del evangelio. Editorial San Pablo. 1ª Reimpresión.
Pérez-Esclarín, Antonio. (2011). Educación integral de calidad. Editorial San Pablo.
Pérez-Esclarín, Antonio. (24 de febrero de 2017). Provocar las ganas de aprender. [Mensaje en
un blog]. Disponible en: https://antonioperezesclarin.com/2017/02/24/provocar-las-ganas-
de-aprender/. Recuperado el 29 de febrero de 2018.
VV.AA. (1992). Catecismo de la Iglesia Católica. Ciudad del Vaticano: Coeditores litúrgicos
Librería Editrice Vaticana. pp. 414-416. ISBN 84-288-1100-8. Consultado el 14 de
diciembre de 2017.