Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
ISSN 1315-4079 ~ Depósito legal pp 199402ZU41
Vol. 24 (1,2,3) enero diciembre 2017 Edición Especial: 144-156
Gestión del capital intelectual en contextos universitarios
Diego Muñoz Cabas; Liliam González y Noris Acosta
Escuela de Medicina. Facultad de Medicina. Universidad del Zulia.
Maracaibo-Venezuela.
diego_smc77@hotmail.com, lcgonzalezm@hotmail.com, norismacosta@yahoo.com.mx
Resumen
El capital intelectual gestiona todos aquellos activos intelectuales destinados a la prosecución de
objetivos organizacionales. El objetivo fue analizar la gestión del capital intelectual en contextos
universitarios por competencias en ciencias de la salud. La investigación se ubica en el paradigma
cualitativo, se utilizó como técnica de recolección de datos el análisis de contenido con la
categoría de análisis “gestión del capital intelectual universitario en ciencias de la salud”, para lo
cual fueron seleccionadas teorías bases y complementarias. Como resultado, se develan los
componentes teóricos del capital intelectual en contextos educativos, como lo son talento
humano, conocimiento, experiencia, habilidades, actitud y creatividad. Así mismo, se obtuvo de
las entrevistas a los informantes clave, algunas estrategias para lograr el fortalecimiento del
capital intelectual en la organización educativa en ciencias de la salud: construcción del
conocimiento, fomentar la integridad, compromiso de los miembros de la comunidad
universitaria y gestión del intelecto. En síntesis, es propicio delinear estrategias para fortalecer los
componentes del capital intelectual en la educación universitaria por competencias en las ciencias
de la salud.
Palabras clave: Capital intelectual, educación universitaria, formación por competencias,
ciencias de la salud.
Management of intellectual capital in university contexts
Abstract
Intellectual capital manages all those intellectual assets intended to pursue organizational
objectives. The objective was to analyze the management of intellectual capital in university
contexts by competences in health sciences. The research is located in the qualitative paradigm,
the content analysis was used as a data collection technique with the category of analysis
"Management of university intellectual capital in health sciences", for which base and
complementary theories were selected. As a result, the theoretical components of intellectual
capital are revealed in educational contexts, such as human talent, knowledge, experience, skills,
attitude and creativity. Likewise, some strategies to achieve the strengthening of intellectual
capital in the educational organization in health sciences were obtained from interviews with key
informants: construction of knowledge, building integrity, commitment of members of the
university community and management of the intellect. In summary, it is conducive to delineate
strategies to strengthen the components of intellectual capital in university education by
competencies in health sciences.
Key words: Intellectual capital, university education, competency training, health sciences.
Introducción
El proceso educativo venezolano, en constante escenario de construcción y desconstrucción,
ha asumido los constantes cambios sociales, culturales y educativos que modelan la dinámica
actual, lo que apunta a una tendencia formativa que trascienda en la obtención de logros
académicos, incluyendo la extensión de su impacto en espacios sociales y comunitarios como
beneficiarios directos de la acción educativa. Esto demanda desde las instituciones de educación
superior, propiciar espacios para promover los activos sociales con los que cuenta, entre estos, el
capital intelectual como parte de un conjunto de expresiones, presentes de manera subyacente o
como expresiones manifiestas en la manera de actuar de estudiantes y profesores ante situaciones
susceptibles de ser abordadas desde la formación universitaria a través de la valoración-acción de
sus miembros.
Partiendo de estas perspectivas, el capital intelectual se encuentra básicamente en crear,
conseguir y gestionar eficazmente todos aquellos activos intelectuales necesarios para conseguir
los objetivos de la institución educativa y llevar a término con éxito sus estrategias, es decir, en
una forma más detallada se centra en facilitar y gestionar las actividades relacionadas con el
conocimiento tales como su creación, captura y transformación. Autores como Viedma (2001),
resumen su función en planificar, poner en marcha, operar y controlar todas las actividades y
programas relacionados con el conocimiento, lo que requiere una gestión eficaz del capital
intelectual.
En tal sentido, es importante acercarse a estrategias que propicien su valoración, como refiere
Hechavarria (2015), la filosofía de la medición de capital intelectual está enfocada hacia la
determinación de juicios que ofrezcan una estimación de la eficacia y la efectividad de las
organizaciones. Por tanto, constituirá el vínculo entre la investigación y la práctica
organizacional, pues permite identificar el estado actual de la actuación y desarrollo
organizacional en función del logro de resultados relevantes que satisfagan las necesidades de los
elementos del ambiente.
Su importancia radica en el hecho, que los modelos de medición de capital intelectual han sido
diseñados para ofrecer a las organizaciones una herramienta de evaluación de activos intangibles,
que facilite la obtención de información del capital intelectual y permita una gestión adecuada
encaminada a la toma de decisiones.
Tal como refieren Aguilera, Díaz y Hernández (2011), las universidades, por su propia
naturaleza están concebidas para explorar e investigar en nuevos ámbitos, disponer de tiempo
para la creatividad y la crítica, la generación de nuevas ideas y la promoción del aprendizaje, por
tanto, a diferencia de los sectores productores de artículos de consumo o bienes de producción, en
la educación universitaria la incorporación de nuevas y mejores tecnologías no genera
forzosamente sustitución de factores (por ejemplo, tecnología por docentes), ni incrementa
necesariamente la productividad de todos los factores y tampoco reduce sustancialmente el
tiempo de producción del bien, es decir, al formación de ingenieros, médicos, físicos, o productos
intelectuales.
Estos planteamientos, permiten afirmar, que el capital es el pilar que sostiene la cónsona
gestión de las casas formadoras del talento humano, lo cual se ha caracterizado por ser el
pensamiento estratégico más utilizado por la mayoría de las empresas para proyectar estrategias
que permitan avanzar hacia el futuro de una manera satisfactoria, representada por una
perspectiva integrada de la organización con criterios de calidad y creatividad; de este modo, el
capital intelectual en el proceso gerencial de la educación superior, ubica el tema como recurso
esencial para elevar la competitividad de la organización educativa.
El objetivo de este artículo fue analizar la gestión del capital intelectual en contextos
universitarios por competencias en ciencias de la salud.
Fundamentación teórica
El capital intelectual como conocimiento de la organización, es un valor intangible de ahí, que
se hace necesario propiciar su inteorización como componente transversal en los espacios
formativos; al respecto, Stewart (1997), afirma que el material intelectual, conocimiento,
información, propiedad intelectual y experiencias que son utilizados para crear riquezas
organizacionales. Según lo explicado, es un conjunto de activos intangibles de una organización
que, pese a no estar reflejado en los estados contables tradicionales, en la actualidad genera valor
o tiene potencial de generarlo en el futuro.
En este mismo orden de ideas, Edvinsson y Malone (2005), asumen el capital intelectual como
la posesión de conocimientos, experiencia aplicada, tecnología organizacional, relaciones con
clientes y destrezas profesionales que dan una ventaja competitiva en el mercado, y herramientas
intelectuales que acrecían el conjunto de conocimientos bien sea a través de la incorporación de
datos o información, mediante la transmisión de pericias y actitudes a quienes la requieren a fin
de potenciarlos.
Se observa entonces, congruencia en todas las formulaciones desde los aspectos intangibles o
no materiales y del aporte de valor agregado que genera ventajas competitivas para la institución
de educación superior; de este modo, los reconocen el capital intelectual como conocimiento
cimentado en el talento humano de las universidades, cuya transformación produce valor
agregado convirtiéndose en ventajas competitiva aplicables a la formación estudiantil.
En el contexto de la educación superior, como refiere Rivas (2013), la universidad produce
conocimiento como principal producto derivado de sus funciones sustantivas, bien sea a través de
la gestión de ese conocimiento o bien a través de la docencia y relaciones productivas con sus
grupos de interés. Entre sus recursos más valiosos están sus docentes, investigadores, personal
administrativo, de servicios y estudiantes, junto con sus procesos organizacionales y redes de
relaciones. De ahí que el capital intelectual se sustenta en tres aspectos básicos, como lo son el
capital humano, capital estructural y capital relacional. Estos son resumidos por Hechavarria
(2015), en lo siguiente:
Capital humano, conocimientos que tienen las personas de la institución, determinados en sus
capacidades, habilidades, actitudes, competencias y potencialidades, y que les permite obtener
algún beneficio, constituye la base de generación de otros tipos de capital intelectual.
Capital estructural, activos intangibles que forman parte de la propiedad de la organización y
que han sido generados en la ejecución de los procesos de captura, sistematización e
internalización del conocimiento y relaciones organizacionales.
Capital relacional, conjunto de conocimientos generados en las organizaciones producto del
valor que le aportan las relaciones establecidas con sus entornos de acción. No forma parte de la
propiedad de las organizaciones, por las dependencias que tienen de las propias relaciones
establecidas con su ambiente y áreas de influencia.
Al respecto, Urribarri y Martínez (2009) y Castillo (2007), afirman que las organizaciones
para que sean eficaces necesitan un sentido de finalidad que todos sus integrantes deben conocer;
éstos a la vez experimentan una fuerte sensación de pertenencia; para ello, el capital intelectual
de los actores implicados en el hecho educativo, es una cualidad que puede ser utilizada en la
elaboración de planes o proyectos, diseñados para alcanzar las metas futuras usando
efectivamente los recursos disponibles; comenzar a pensar acerca de las necesidades futuras de
los estudiantes, la forma como pueden prestar un mejor servicio formativo, la manera como se
relacionan las actividades que se realizan actualmente y lo que se necesita hacer en diferentes
escenarios.
De acuerdo a lo planteado, se hace necesario que las universidades fomenten el desarrollo del
capital intelectual, orientado a las tendencias de los cambios del entorno, a través de la
identificación de habilidades y capacidades de los estudiantes y profesores para alcanzar
objetivos estratégicos que garanticen su posicionamiento. Aun cuando el capital intelectual,
constituye la base de todos los negocios mediante la administración de todas sus capacidades en
general y para la solución exitosa de todos los problemas en forma eficiente y veras.
Partiendo de lo anterior, el capital intelectual es un activo fundamental para el desarrollo
eficiente de las organizaciones, que al hacerlo complementario del proceso gerencial, potencia el
talento humano de la institución educativa como activo básico para soportar las operaciones de
las empresas y promover su productividad, representando la misma un pilar fundamental para el
desarrollo de objetivos y metas organizacionales.
Metodología
La investigación se ubica en el paradigma cualitativo. Se utilizó como técnica de recolección
de datos el análisis de contenido de las teorías de Viedma (2001), Stewart (1997), Orozco
(2003), Núñez (2005), Edvinsson y Malone (2005) y Guédez (2003). Se seleccionó como
categoría de análisis la gestión del capital intelectual universitario en ciencias de la salud;
además, se asumieron como teorías complementarias las declaraciones normativas que rigen la
formación universitaria entre estos: Conferencia Mundial de Educación Superior (2009), Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación, Proyecto Nacional Simón Bolívar (2013) y Plan de
Desarrollo Estratégico y Transformación de la Universidad del Zulia (2003).
Resultados y discusión
Como resultado del análisis de contenido aplicado a los documentos que sustentan la
investigación, tomando como categoría de análisis la educación universitaria por competencias en
ciencias de la salud, se develó los elementos del capital intelectual en el contexto educativo
universitario en ciencias de la salud, así como las estrategias para su desarrollo.
Elementos que componen el capital intelectual en la educación universitaria
A través de las conceptualizaciones dadas sobre el capital intelectual, cada investigador y
constructor de un modelo ha ido proponiendo su propia conformación, de este modo Edvinsson y
Malone (2005), agregan que el capital intelectual se compone teóricamente de varios elementos,
entre estos: talento humano, conocimiento, experiencia, habilidades, actitud y creatividad.
En primer lugar, el talento humano, representa los recursos intangibles que residen en las
personas, como el conocimiento, habilidades, experiencia, creatividad; actitudes que los
individuos que forman parte de la universidad deben poseer; esta dimensión consta de los
siguientes componentes: educación formal, educación no formal, experiencia, experiencia
personal, experiencia laboral, competencias relacionadas con el trabajo; esto condiciona, al
dominio del conocimiento y del aprendizaje y consecuentemente de la formación que se ha dado
a los estudiantes orientados a la generación del valor agregado.
En ciencias de la salud, para Torres, Cruz y Hernández (2014), el compromiso con el
desarrollo del conocimiento es una responsabilidad ineludible de los profesionales en salud, por
lo cual debe ocurrir en su formación y en el ejercicio profesional. Por ello, la práctica clínica
demanda una actitud reflexiva que conlleva al mejoramiento continuo en los procesos de atención
en salud. Este contexto, donde convergen la formación y la prestación de servicios, genera el
interés por indagar las prácticas institucionales que aporten a la comprensión y abordaje de la
capacidad de investigación clínica y a la exploración del concepto y la gestión del conocimiento.
Por otra parte, el conocimiento, según Edvinsson y Malone (2005), se desarrolla de la
experiencia directa y suele compartir mediante la conversación y narración de historias, para el
autor citado, el conocimiento surge de las experiencias y relaciones de los individuos con su
entorno.; representa el contexto intelectual dentro del cual actúa una persona. El conocimiento es
un aspecto del capital intelectual pero no es lo mismo que inteligencia, ya que éste se construye
en los espacios formativos.
Su importancia es tal, que la gestión del conocimiento se ha identificado como un nuevo
enfoque gerencial que reconoce y utiliza el valor más importante de las universidades y las
organizaciones: el recurso humano, su conocimiento, y el aporte que con él hace a sus
organizaciones. Se reconoce que conocimiento es poder y que los activos intangibles (entre ellos
el conocimiento), juegan un papel fundamental para crear ventajas competitivas para las
organizaciones. Es decir que el conocimiento por mismo no es relevante, en tanto no pueda ser
utilizado para dar origen a acciones de valor (Ramírez, 2014).
Del mismo modo, el conocimiento es la clave del crecimiento y desarrollo organizacional y
está relacionado con el concepto de economía del conocimiento. En consecuencia, la
investigación y las publicaciones emergen de diferentes disciplinas en salud, producto del interés
que sobre este tienen diferentes tipos de instituciones, por lo que desde la visión del capital
intelectual, representan un valioso activo organizacional. Otras concepciones sobre gestión del
conocimiento señalan la inclusión de procesos y prácticas de creación, adquisición, captura,
reconstrucción y uso de conocimiento, para mejorar el desempeño y la capacidad de aprendizaje
en las organizaciones.
La experiencia, como elemento del capital intelectual, se refiere al acontecimiento vivido y
del que se aprende algo; es decir constituye la enseñanza que se adquiere a través de la práctica.
Para que la experiencia pueda ser potenciada, se necesita entender la esencia y el porqué de cada
acontecimiento, es decir, se refiere a la práctica o al ejercicio de una actividad con anterioridad o
con frecuencia y representa una fuente de conocimiento.
Con respecto a las habilidades, Edvinsson y Malone (2005) afirman que estas permiten que
los empleados desempeñen diferentes operaciones para que a menudo requiera identificación con
métodos e instrumentos de trabajo. La habilidad es la familiaridad con los medios y métodos para
analizar una determinada tarea, también refiere al saber hacer o a la destreza para aplicar
conocimiento. Es preciso, mencionar algunos tipos de habilidades útiles para ejecutar el proceso
gerencial en el contexto educativo; la habilidad técnica es crucial en los niveles inferiores, y
pierde relevancia a medida que asciende en la jerarquía organizacional.
Con la habilidad conceptual sucede lo contrario: su importancia se acrecienta mientras s
elevado sea el nivel del directivo; por el contrario, la habilidad humanística es esencial en todos
los niveles, aunque parece tener mayor importancia en los niveles más bajos, donde es más
frecuente la interacción entre gerentes y subordinados.
Igualmente, la actitud es un componente fundamental del capital intelectual, según Newstrom
y Davis (2003), las actitudes contribuyen los sentimientos que determinan en gran parte la
percepción que tienen estudiantes y profesores en relación a su entorno, es decir es la disposición
del individuo para realizar su función; así mismo, es la disposición de una persona a comportarse
de una determinada manera según sus características de personalidad de manera que da forma a
esa disposición mental de las personas que influye en la manera de percibir las cosas.
La creatividad, para Hellriegel y Slocum (2004), es la producción de ideas novedosas y útiles
en una persona o equipo. La creatividad es el proceso de presentar un problema a la mente con
claridad (ya sea imaginándolo, visualizándolo, suponiéndolo, meditando, contemplando, y luego
originar o inventar una idea, concepto, noción o esquema según líneas nuevas o no
convencionales, por tanto supone estudio y reflexión más que acción. En el contexto educativo,
permite al docente descubrir problemas, identificar oportunidades y desarrollar nuevos cursos de
acción para la solución; sin embargo, la creatividad se conoce por ser la capacidad única que
posee el ser humano de combinar ideas en una forma única e inusual.
En efecto, en la formación de estudiantes, el profesor puede desarrollar nuevas formas de
ejecutar las actividades docentes mediante el uso de estrategias didácticas novedosas para que los
estudiantes participen de manera efectiva y productiva en la construcción y socialización del
conocimiento.
Estrategias para desarrollar el capital intelectual en espacios educativos universitarios
El desarrollo del capital intelectual depende de no solo de la gente que generó las ideas o
conceptos, sino también de las organizaciones o personas que los convierten en productos,
servicios y experiencias de valor para los beneficiarios y grupos sociales. Además de las ideas e
invenciones de naturaleza tecnológica o científica, el capital intelectual incluye un enorme acervo
de ideas y componentes socioculturales, expresadas en las marcas comerciales, las experiencias
de los actores involucrados, los modelos de negocio y organización e inclusive las cadenas de
valor y ecosistemas que las producen.
El capital intelectual tiene como base el conocimiento, integrado por el saber de cada uno de
los miembros de la institución educativa, nutrido del conocimiento organizativo que surge de los
espacios de socialización con el colectivo, por tanto, se hace necesario tomar en cuentas unos
mecanismos que permitan el desarrollo de ese capital intelectual. Al respecto, se develan los
mecanismos para lograr el fortalecimiento del capital intelectual en la organización educativa,
explicados a continuación:
Construcción del conocimiento
La construcción del conocimiento es la capacidad que tienen la organización educativa para
generar nuevo conocimiento, llevarlo a sus empleados y materializarlo en acciones que lleven a
nuevos productos, servicios o sistemas de producción dirigidos a los beneficiarios en espacios
sociales y comunitarios; se parte del supuesto que la universidad no puede crear producir e
innovar sin profesores, estudiantes, empleados, obreros y egresados dispuestos a ejercer acciones
tendentes al cambio y la transformación educativa.
Según Núñez (2005), este proceso comienza con la creación de equipos cuyos miembros
comparten sus experiencias y configuraciones cognitivas; ellos a través de sesiones sucesivas de
diálogos significativos, donde enuncian sus perspectivas y revelan el conocimiento táctico que de
otra manera seria fácil comunicar; lo que compromete a la gerencia universitaria a generar
espacios para reflexionar sobre la visión del conocimiento necesario que debe indagarse y
construir entre los estudiantes; además, debe servir como plataforma para formular estrategias
orientadas a desarrollar la capacidad organizacional para adquirir, crear, reformular, socializar y
aplicar el conocimiento.
Tamayo (2014), reconoce que, para el desarrollo verdadero del capital intelectual en
Instituciones de Educación Superior, se requiere de elementos promotores y de participación en
círculos de comunidades investigativas, propias de las diferentes ciencias del saber que
comprometan al capital humano como eje de desarrollo social.
Para aproximarse a su construcción, es preciso conocer las modalidades en las que se
presentan el conocimiento en las organizaciones. Huaillani (2014) y Sandoval (2013), proponen
el conocimiento tácito y explícito. El conocimiento explícito, es aquel representado fuera de las
personas y es por lo tanto codificado, articulado, accesible y transferible sin mediar un
intercambio personal como son los documentos, libros, presentaciones entre otros, de tal forma
que puede ser estructurado, almacenado y distribuido. Por el contrario, el conocimiento tácito,
por sus características y naturaleza, requiere ser gestionado de manera particular, ya que es un
conocimiento Inherente a la persona que no pude ser representado por medios externos a la
misma; está determinado por información, creencias, cultura, valores, sabiduría, capacidad,
creatividad, experiencia entre otros; es decir, es difícil de expresar, estructurar, almacenar y
distribuir.
En el caso de las ciencias de la salud, la vinculación con la comunidad se gesta a través de los
procesos de participación activa, así como en la contraloría social que coadyuva con la
definición, aplicación y seguimiento de políticas en materia de salud, las cuales a su vez deben
estar inmersas en la adopción de estrategias educativas por competencias que acerquen a los
estudiantes a estos nuevos escenarios de acción comunidad-universidad.
Fomentar la integridad
El capital intelectual prospera en las relaciones con alto nivel de integridad, siendo ésta el
fundamento de la ventaja estratégica basada en la creación del conocimiento, innovación y
colaboración de los actores universitarios involucrados; el gerente educativo íntegro, busca
siempre el desarrollo integral de profesores y estudiantes, se esfuerza en generar una solución
adecuada a las necesidades surgidas y está siempre dispuesto a emprender acciones con beneficio
colectivo. A nivel de las organizaciones educativas, quienes propician el capital intelectual, deben
ser personas integras y colaboradoras; dos condiciones esenciales para crear y transferir nuevos
conocimientos hacías las personas e implementar innovación para actuar dentro de los valores
humanos fundamentales.
Compromiso de los miembros de la comunidad universitaria
En apreciación de Núñez (2005), el compromiso organizacional es sentido de identidad y
pertinencia con la institución universitaria orientad o la prosecución de los objetivos
organizacionales; en este sentido, el compromiso y las contribuciones de profesores estudiantes,
empleados y obreros como miembros de la comunidad universitaria, está en relación directa a las
actitudes y la forma de ver, sentir y pensar las implicaciones de su contribución con la reputación
institucional.
Gestión del intelecto
En palabras de Quinn, Anderson y Finkelstein (2003), la capacidad de gestionar el intelecto
humano y convertirlo en servicios y productos utiles, representa la tecnica directiva esencial que
justifica el éxito organizacional centrado en capacidades intelectuales del talento humano y no los
activos fisicos. Desde este punto de vista, el intelecto profesional genera la mayor parte de valor
en la nueva economia , observando sus ventajas de manera inmediata en los grandes sectores que
reciben los beneficios del servicio educativo.
Consideraciones finales
Una vez analizada, las implicaciones del capital intelectual en los procesos gerenciales de la
educación universitaria se derivan las siguientes reflexiones finales:
Las tendencias genenciales actuales, orienta a las organizaciones educativas a formar
profesionales eficaces, es decir, capaces de identificar las áreas deficitarias de su ejercicio para
intervenirlas a fin de lograr la transformación y solución necesaria; para ello, deben asumir
algunos aspectos que conforman la gestión del talento humano docente y estudiantil, como lo es
el capital intelectual, el cual parte de los capitales humano y relacional. Esto conlleva, a
establecer vínculos de interacción entre los actores implicados en el hecho educativo, donde
profesores y estudiantes participen activamente en la construcción de saberes que puedan ser
aplicados en espacios sociales y comunitarios.
La gestión del capital intelectual, incluye de manera tácita con la generación de estrategias que
incluye la construcción efectiva del conocimiento, actuación integra, compromiso de sus actores
y gestión del intelecto, es decir, es necesario socializar la información en colectivo, ya que los
activos intelectuales a diferencia de los activos técnico-fisicos aumentan su valor a medida que
asciedne la transferencia interpersonal e interorganizacional.
Estos planteamientos, exigen delinear estrategias para fortalecer los componentes del capital
intelñectual como parte de una gerencia educativa innovadora, donde estudiantes y profesores
contribuyan al establecimiento de valores que define la filosofia institucional; para ello, es
imperante cultivar el talento humano como recurso intangible de la universidad; propiciar una
verdadera construcción del conocimiento científico, considerado como el contexto intelectual en
el que actúan. Igualmente, debe preponderar el marco experiencial como elemento que recobra el
acontecimiento vivido a través de la praxis y la ejecución de las habilidades individuales y
colectivas. Así mismo, la actitud positiva y proactiva, determina la disposición del individuo para
realizar su función de una manera creativa en la identificación de problemas, oportunidades e
implementación de nuevos escenarios de acción.
En síntesis, se demanda una responsabilidad compartida, a través de la interconexión entre la
universidad con el estado venezolano y contralores sociales, a fin de asumir compromiso en la
indagación e intervención de los problemas de su entorno; se potencia entonces una gerencia
educativa universitaria centrada en principios de justicia, equidad y corresponsabilidad con las
comunidades mismas.
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