Revista Cuadernos Latinoamericanos. Universidad del Zulia. Vol 32, N° 57, enero-junio, 2020, págs: 165-175.
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A ochenta años del keynesianismo. Paradigma fundacional de
la política económica. El desafío de su vigencia *
Omar Muñoz Ramírez **
“Un estudio de la historia de la opinión es un preámbulo necesario para la emancipación de la mente.
No sé lo que hace más conservador a un hombre, si conocer sólo el presente o sólo el pasado”
En: Ensayos de Persuasión. El Fin del “Laissez-Faire” (1926). p. 280. JMK.
Introducción
Con el permiso de todos, dos consideraciones previas:
1) La primera un agradecimiento de vieja data. Al señor Embajador del Reino Unido
de Inglaterra, agradecer el reconocimiento a Simón Bolívar (1783-1830) que en su
momento hizo la BBC de Londres distinguiéndolo como uno de los personajes más
descollantes del XIX, lo agradecemos y nos enaltece, acción que tiene más virtud si se
relaciona con sus nes de liberar a los pueblos de América del imperio español.
2) A los presentes, dejar constancia pública de nuestro rechazo al acoso que sufre
Venezuela por parte del gobierno de EEUU, cuando amparados por una guerra
mediática se declara a Venezuela como una amenaza para la seguridad de la nación
que representa el poderío militar más grande en la historia de la humanidad. Tal
amenaza no puede ser indiferente a ningún venezolano, dado que allí se esconden
viejos resabios imperiales con novedosos intereses geopolíticos. Repite EEUU su
prepotencia de coloniaje sobre los países de América Latina, cerca todavía tenemos
su furia injerencista sobre Guatemala, Nicaragua, Grenada, Republica Dominicana,
El Salvador, Chile, Brasil, Panamá, Ecuador, Bolivia, los asesinatos selectivos en
Colombia, solo para nombrar a los de Nuestra América, que de manera directa y
otras indirectas han dado cauce a los intereses de sus empresas trasnacionales o del
predominio de sus intereses geoestratégicos políticos y militares en la región. Después
que se sabe lo que se sabe, como dice el profesor Humberto Maturana, es imposible
permanecer indiferente, por ello nuestro rechazo y condena a tanta infamia. Gracias.
1. La ciencia
Carlos Sabino en un pequeño texto intitulado Los Caminos de la Ciencia, nos invita en
sus primeras páginas a imaginar lo que él llama “la emergencia de un pensar cientíco”
para lo cual se vale de una metáfora que no dudo en calicar de simple y no por ello menos
descriptiva, cuando acude a que contemplemos o nos representemos:
* Ponencia presentada en el Foro “La Teoría General de Keynes en sus 80° aniversario”, auspiciado por la Escuela de Economía,
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad del Zulia. 19 de mayo de 2016. Maracaibo, Venezuela.
** Economista (Universidad del Zulia, LUZ, 1978). Especialista en Planicación de Desarrollo Regional (LUZ, 1988). Magíster en
Dirección y Gestión Pública Local (Universidad Carlos III, Madrid, España / Unión Iberoamericana de Municipalistas / Agencia
Española de Cooperación Internacional / Instituto Zuliano de Estudios Políticos Económicos y Sociales, 2001). Magíster en Biología -
Cultural (Universidad Mayor de Santiago de Chile, 2016). Profesor Titular Jubilado a Dedicación Exclusiva y en colaboración parcial,
en la Maestría en Gerencia Pública (Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, LUZ). Correo: munozromar2810@gmail.com.
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(…) un cielo estrellado, una límpida noche, como si no conociera en absoluto, que son las estrellas y
planetas, como si no supiera nada de la constitución de esos astros y de las vertiginosas distancias en
que se encuentran. Que se olvide por un momento de todo el saber astronómico que posea, de todos
los datos y teoría que conozca, adoptando una mirada ingenua, interrogando a esos increíbles puntos
de luz, a la circular y familiar forma de la luna. En: Los Caminos de la Ciencia (1996). CS.
Entonces remontado a ese observar primigenio, las grandes interrogantes frente a
lo desconocido aparecen: desde lo religioso hasta lo losóco, incluyendo la poesía, la
idea del cosmos y los mitos. Es el observar recurrente, sistémico, regular, concentrado,
denido en el objeto de donde poco a poco iríamos obteniendo, si no las respuestas a
todo lo que aspirábamos, si algunas informaciones de interés de lo que distinguíamos:
conguraciones estables unas u otras con distintas recurrencias y luminosidad, distintos
movimientos, conguraciones que permitían imaginar guras que representaban nuestras y
particulares ordenaciones mentales algunas de ellas con pretensión universal, al transcurrir
de los tiempos y de la sistematización de lo observado tenemos que la observación, atenta
y rigurosa devino en caracterizaciones que permitió la comparación y otros procesos del
conocer (ordenar, clasicar, abstraer, etc.) y la confrontación con lo experienciado, con lo
vivido y entonces:
(…) gracias al conocimiento de los cielos era posible orientarse en los viajes y preparar las cosechas,
prever los desplazamientos de rebaños y aves, iniciarse en la navegación nocturna y anticipar el curso
de los ciclos climáticos. Durante siglos y tal vez milenios, diversos pueblos acumularon los datos y
jaron los primeros conceptos surgidos de la observación astronómica. Por n, en la Grecia clásica,
hace más de dos mil quinientos años, se lanzaron las primeras hipótesis de que tengamos noticia en
cuanto a explicar lo que acontecía mas allá de la tierra. En: Los Caminos de la Ciencia (1996). CS.
Así la observación devino en ciencia y la ciencia en bienestar. Acortando las distancias
y especicando lo observado en las relaciones de apariencia caótica, se nos presenta el
mundo de lo que nalmente llamamos economía, y entonces la palabra construye un mundo,
donde no lo había y en la medida que los tiempos avanzan y las relaciones, procesos y
productos emergen del hecho humano, hacen falta palabras para describir lo que aparece
y los cientos de miles de años de humanidad, nos traen una deriva, que para los efectos de
lo que nos ocupa, decimos con John Maynard Keynes:
Desde los más remotos tiempos de los que tenemos datos –digamos dos mil quinientos años antes
de Cristo- hasta principios del siglo XVIII, no se produjo realmente ningún gran cambio del nivel de vida
del hombre corriente que habitaba en los centros civilizados de la tierra. Ciertamente, se produjeron
alzas y bajas. Visitas de pestes, hambres y guerras. Intervalos dorados. Pero no cambios progresivos
no violentos. Unos periodos son quizás 50 por 100 mejores que otros –a lo sumo un 100 por 100
mejores– en los cuatro mil que terminaron el año del Señor de 1700. En: Ensayos de Persuasión.
“Posibilidades económicas de nuestros nietos” (1930). p. 324-325. JMK.
Y con ello una nueva forma de organizar la sociedad, no exenta de violencia (en alguna
parte un alter ego de Keynes en otros tiempos, habitando los mismos espacios nos reere
a que “nunca fue manso y sereno el curso del verdadero amor”), y lo que Karl Marx nos
reere en la Acumulación Originaria (El Capital. Tomo I. Cap. XIV. La llamada Acumulación
Originaria), Keynes nos los sintetiza desde procesos de la alquimia económica, obviando en
la síntesis lo que describe en el fondo del proceso:
Creo que la era moderna se inició con la acumulación de capital que comenzó en el siglo XVI.
Pienso -por razones con las que no puedo recargar este trabajo- que esto se debió al aumento de los
precios, y a los benecios que se derivaron, a causa de las remesas de oro y plata que España trajo
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desde el nuevo al viejo mundo. Desde aquellos tiempos hasta hoy, el poder de la acumulación por el
interés compuesto, que parece haber estado durmiendo por muchas generaciones, renació con fuerza
renovada. Y el poder del interés compuesto durante doscientos años es tan enorme que supera todo lo
imaginable. En: Ensayos de Persuasión “Posibilidades económicas de nuestros nietos” (1930). p. 325.
De manera precisa y sin equívocos:
Creo, en efecto, que los comienzos de la inversión británica en el extranjero se hallan en el tesoro
que Drake robó a España en 1560. Aquel año regresó a Inglaterra trayéndose con el prodigioso botín
del Golden Hind. La reina Isabel era una accionista importante de la empresa que había nanciado la
expedición. Con su parte la reina Isabel pago la totalidad de la deuda exterior de Inglaterra, equilibro
su presupuesto y se encontró con unas 40.000 libras en la mano. Invirtió esa cantidad en la Levant
Company, que prosperó. Con los benecios de la citada compañía se fundó la East India Company;
y los benecios de esta gran empresa fueron los cimientos de la subsiguiente inversión exterior
de Inglaterra. Así resulta que las 40.000 libras inicialmente acumuladas al 3,25 por 100 de interés
compuesto corresponden, aproximadamente, al volumen actual de las inversiones extranjeras de
Inglaterra en varias fechas y equivaldrían realmente a la cifra total de 4.000 millones, que ya he citado
como montante actual de nuestras inversiones extranjeras. Así cada libra esterlina que trajo Drake al
país en 1580 se ha convertido en 100.000 libras. ¡Tal es el poder del interés compuesto! En: Ensayos
de Persuasión “Posibilidades económicas de nuestros nietos” (1930). p.326. JMK.
Nos preguntamos entonces ¿Es acaso el interés compuesto, o la forma en que España
“obtuvo” lo que a su vez Drake robó, en nombre de la reina de Inglaterra de la época, lo que
hace posible o determina ese signicativo cambio de época en que tanto coinciden los que
se han ocupado de la historia de la economía?
Por supuesto, el episodio que reere a Drake sintetiza todas las épocas, de todas las
colonias, de todos los tiempos, y aun más el despojo de tierras comunales durante los
nales del S. XIV y durante los siglos XV y XVI, descrito por Karl Marx en Inglaterra, y aun
lo viven y padecen sectores campesinos de América Latina y África, una acumulación que
como lo dice Marx:
(…) no es resultado sino punto de partida del régimen capitalista de producción (…y) viene a
desempeñar en economía política el mismo papel que desempeñó en teología el pecado original. Al
morder la manzana Adán engendró el pecado y lo diseminó por el mundo. En: El Capital. Tomo I. Carlos
Marx. Cap. XIX.
Desde la respuesta que demos a esta pregunta justicaremos este camino que se bifurca,
y cada explicación que surja será validada y sostenida como tal por los argumentos que
llamamos razones y que se formularán dentro de un orden que asumimos como natural o dado,
que tenderemos a preservar, si fuera el caso u orden de cosas sobre el cual propondremos
cambiar a pesar de los repetidos fallos en sus intentos y pocos logros, allí construimos las
derivas del pensamiento económico hasta nuestros días con sus respectivos matices.
2. Keynes y su hacer
No son pocos quienes se han atrevido a pensar el fenómeno de la producción de bienes,
su distribución, intercambio y consumo; los espacios en que tales actividades se dan, sus
efectos y recurrencias. Ello ha supuesto, agrupamientos por anidades de enfoques, percibir,
observar y abstraer las recurrencia que la actividad económica provoca.
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Pero también hay que acotar que no son muchos tampoco los que han marcado con
su nombre la época que les tocó vivir y han trascendido a ella con los aportes hechos
de sus ideas, de allí que el keynesianismo sigue siendo referente a la hora de reexionar
sobre el hacer económico. Se centra según Schumpeter en un “análisis de los factores
que determinan el grado superior e inferior de utilización de un aparato industrial existente”
haciendo abstracción, de la esencia del proceso capitalista ya descritos por Smith, Ricardo
y Marx en torno a la teoría del valor-trabajo. Nos dice el profesor Schumpeter:
Ha sido (Keynes) un dirigente enérgico e impávido de la opinión pública, un sabio consejero
de su país -la Inglaterra nacida de la primera guerra mundial y que mantuvo luego, con los rasgos
acusados, la sonomía que entonces cobró- un representante victorioso de sus intereses y un hombre
que había conquistado un lugar en la historia aunque no hubiera escrito nunca una línea de análisis
cientíco; pues en esa hipótesis seguiría siendo el autor de Las Consecuencias Económicas de la Paz
(1919), irrumpiendo en la fama mundial cuando hombres de igual penetración, pero no tan valientes, y
hombres de no menos valor, pero no tan penetrantes, se mantenían en silencio. En: Historia del Análisis
Económico. Joseph A. Schumpeter, 1971. p. 126. JMK.
Keynes, asumió con valentía intelectual a toda prueba la defensa de sus opiniones en los
distintos ámbitos donde la expresaba, no se ahorro calicativos para expresarlas, incluyendo
aquéllas que confrontaba al poder establecido, sea éste político o económico y a los mismos
consensos académicos que regían para la época, por ello la distinción que hace el profesor
Schumpeter y que resaltamos en la cita anterior guardan tributo a lo que fue su personalidad
en concordancia con su acción en su tiempo histórico.
Su tiempo fue el tiempo de las entreguerras mundiales, asumidas como conictos por la
expansión territorial del capitalismo imperial, derrotada Alemania en 1918, y redactados los
Acuerdos de Paz, no dudó en expresar:
Es evidente que la capacidad de la Alemania de preguerra para pagar un tributo anual al extranjero
se ha visto disminuida por la pérdida casi total de sus colonias, de sus relaciones ultramarinas, de su
marina mercante y de sus propiedades en el extranjero; por la cesión del 10 por 100 de su territorio y
de su población; de un tercio de su carbón y de tres cuartos de su mineral de hierro; por la muerte de
dos millones de hombres en la mejor edad de la vida; por el hambre de su pueblo durante cuatro años;
por la carga de una gran deuda de guerra; por la depreciación de su circulación a una séptima parte de
su valor anterior; por la desagregación de sus aliados y sus territorios; por la revolución al interior y el
bolchivismo en sus fronteras, y por la ruina inconmensurable de vigor y de esperanzas de una guerra
agotadora y de una derrota nal. En: Ensayos de Persuasión. “La capacidad de Alemania para pagar
reparaciones”. (1919). p. 18. JMK.
Ganándose así la animadversión de muchos de sus con-nacionales ingleses, que luego
recuperaría su admiración cuando los duros hechos conrmen su apreciación. Está claro
Keynes en que las condiciones que imponían la paz sobre Alemania, generaban fuentes de
tensión en un futuro no muy lejano, y apelaba a condiciones morales para ganar adeptos a
su reclamo, al plantear:
Imagino que al norteamericano medio le gustaría ver a las naciones europeas acercarse a él con
una patética luz en sus ojos y el dinero en sus manos diciendo: “Norteamérica, nosotras te debemos
nuestra libertad y nuestra vida; aquí traemos lo que podemos con todo el agradecimiento, dinero no
arrancado por una scalidad gravosa a la viuda y al huérfano, sino ahorrado como el mejor fruto de
la victoria, con la abolición de los armamentos, el militarismo, el Imperio y las luchas internas, todo lo
cual ha sido posible por la ayuda que vosotros libremente nos distes”. Y entonces el norteamericano
medio respondería: “Yo os honro por vuestra integridad. Eso es lo que esperaba. Pero no entré en la
guerra para obtener un benecio o invertir bien mi dinero. He tenido mi recompensa con las palabras
que acabáis de pronunciar. Los préstamos están perdonados. Volved a vuestra casa y emplead los
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recursos que dejo libre para levantar al pobre y al infortunado”. Y sería una parte esencial de la pequeña
escena que esta respuesta se produjese como una completa y contundente sorpresa. En: Ensayos de
Persuasión “Las deudas de la guerra y los Estados Unidos” (1921,1925, 1928). p. 54. JMK.
Y remarcaba sobre el tema:
Si todo, o casi todo, lo que Alemania paga por reparaciones tiene que emplearse no en reparar el
daño hecho sino en reembolsar a los Estados Unidos por la parte nanciera que han desempeñado
en la lucha común. Muchos sentirán que esto no es un resultado tolerable para los sentimientos de
humanidad, ni está de acuerdo con las declaraciones verbales de los norteamericanos cuando entraron
a la guerra o después. En: Ensayos de Persuasión “Las deudas de la guerra y los Estados Unidos”
(1921,1925, 1928). p. 62. JMK.
Esta posición va a privar para que los pagos que causaron la segunda guerra mundial diera
paso a otro sistema, no ya pecuniario sino en especies, fundamentalmente en maquinarias,
pero nunca más ha sido utilizado. Haití fue obligada a indemnizar a la culta Francia por la
pérdida de sus esclavos al liberarlos en 1804 de tan oprobioso régimen, pagos que realizó
por 143 años consecutivos.
3. La vigencia de la teoría económica (neo) clásica
En octubre de 1929 estalla en EEUU la llamada Gran Depresión que se va extender hasta
entrados los años 40s y va alcanzar a todos los países capitalistas, con caídas acentuadas
en el nivel del ingreso nacional, caída del empleo a niveles nunca antes vistos, paralización
de casi todas las actividades económicas, caída de los precios, del consumo, quiebras
bancarias masivas, bajos niveles de ingresos scales, etc.
Mientras en la economía se exhibían los postulados (neo)clásicos sobre los ajustes
automáticos en los distintos mercados garantizando el equilibrio y el pleno empleo de los
factores productivos, constituyéndose los salarios, los precios de los bienes y servicios y
la tasa de interés los reguladores entre la oferta y la demanda en cada mercado, todo
quedaba normalizado a partir de la Ley de Say, quien le otorgaba la necesaria justicación
para explicar los equilibrios, mientras el dinero ejercía el papel de intermediario del proceso
económico, prevalecía por largos periodos el equilibrio general, el dinero gran intermediario
neutral uía en los procesos de producción -consumo - ahorro – inversión.
Durante cien años el sistema funcionó en toda Europa con un extraordinario éxito y facilitó el
crecimiento de la riqueza en una escala sin precedente. Ahorrar e invertir se convirtió simultáneamente
en el deber y el placer de una amplia clase. Los ahorros raramente fueron retirados y, acumulados a
interés compuesto. La moral, la política, la literatura y la religión de la época se aliaron en una gran
conspiración para promover el ahorro. Dios y Mammon se reconciliaron. Paz en la tierra a los hombres
con buenos medios. Un hombre rico después de todo, solo podía entrar en el reino de los cielos si
ahorraba. Una nueva armonía se escuchó desde las alturas celestiales. Es curioso como por la sabia
y benéca disposición de la Providencia, los hombres rinden el mayor servicio al público cuando no
piensan en nada más que en su propia ganancia: así cantaban los ángeles. En: Ensayos de Persuasión
“Consecuencias sociales de los cambios en el valor del dinero”. (1923). p. 72. JMK.
Los países industrializados de occidente no percibían en las últimas décadas del siglo
XIX y las primeras del XX, que los teóricos de la economía insistían en la vigencia de la
competencia perfecta cuando ya desde la lejana Rusia, Lenin alertaba sobre la estructuras
crecientemente monopólicas de la economía, mientras se levantaban barreras frente a
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la experiencia soviética, que incluían una resistencia a la posibilidad de una intervención
gubernamental en la economía, lo que reforzaba la vigencia del libre mercado, por lo que se
promovían leyes antitrust en tanto éstos afectaban la libre concurrencia.
Aun cuando la evidencia empírica mostraba relatos contracorriente a los que el
pensamiento económico preveía, se esperaba que los automatismos funcionaran, mientras
Keynes ironizaba sobre las ideas vigentes:
El método seguido por los estadistas modernos consiste en decir todas las tonterías que quiera el
publico y poner en práctica muchas que justiquen lo que ha dicho, en la conanza de que aquellas
tonterías se manifestaran tal como son, brindando la oportunidad de regresar discretamente a
la cordura: es el sistema Montessori para el niño, que es el público. Quien contradiga a ese niño
pronto cederá su lugar a otros preceptores. Elógiese, por tanto, la belleza del fuego que quiere tocar,
la música del juguete que se está rompiendo; más aun, anímele a hacer progresos en ese sentido.
Esperando, sin embargo, con vigilante cuidado, como el sabio y benévolo salvador de la sociedad, el
momento adecuado para arrancarlo del peligro, cuando pase de la euforia a la atención. En: Ensayos
de Persuasión “El cambio de la opinión pública”. (1921). p. 44. JMK.
Y Thomas Balog, un economista reputado de la época, planteaba que “La historia moderna
de la teoría económica es un relato de evasiones de la realidad” (citado por John Kenneth
Galbraith en Historia de la Economía, p. 208).
Un poco mas tarde Keynes asumiría, que las teoría vigentes “(…) por ahora, han destruido
casi toda la inuencia práctica de la teoría económica y la seguirán destruyendo mientras no
se llegue a un acuerdo”, lo que constituiría a la postre uno de los aportes, la legítima presencia
y estímulo para la discusión del hecho económico de cara al interés general y reclamaba así
su presencia en los gabinetes de gobierno si se quería preservar al capitalismo.
De hecho, ya entrada la década de los 30 del siglo pasado, sobrevenido el crack de octubre
del 29 en EEUU, se continuaba insistiendo en la existencia de mecanismos automáticos
para la vuelta al equilibrio en situación de pleno empleo, se instaba en la expansión del
crédito bancario y en los mecanismos de la tasa de interés para incrementar la demanda.
Mientras, había ocurrido ya por vía de los hechos, Alemania (Otto von Bismarck) en 1884-
87 legisló sobre protección de accidentes, enfermedades, ancianidad e invalidez. Austria y
Hungría, Gran Bretaña (Lloyd George) 1910, incluyó el paro al desempleo, para 1935 en
EEUU (John R. Commons) creó la asistencia a las familias de bajos ingresos, subsidios
para vivienda, formación profesional, es decir, fueron agregando áreas para la construcción
de la llamada Política Social o el incipiente Estado de Bienestar.
Los economistas dejaban de a poco, de ser descriptores de realidades y aanzaron su
papel como formuladores de políticas públicas, un poco mas articulada en la denición de
políticas para el bienestar de los más vulnerables se lograban en Suecia con alianza entre
economistas, funcionarios públicos y dirigentes políticos con Knut Wicksell, Gunnar Myrdal
y otros a la cabeza.
Se buscaban respuestas a la fuerte polarización que se daba entre la situación dramática
de la Gran Depresión que prevalecía a pesar de los intentos desarticulados por superarla y
el bloque soviético que amenazaba con constituirse en una alternativa real, Suecia aportaba
ya una idea de los desequilibrios presupuestarios para estimular la demanda y el apoyo a
otras formas de propiedad y de organización social como las cooperativas agrarias y de
consumo.
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Todo el ambiente real conspiraba para confrontar académicamente la vigencia de los
postulados de la teoría (neo)clásica que dominaba el pensamiento económico y es entonces
cuando el 02 de febrero de 1936 aparece en Inglaterra la primera edición de la Teoría
General de la Ocupación, el Interés y el Dinero de Jhon Maynard Keynes, tal como el propio
autor lo había previsto cuando armaba al respecto:
Acabo de escribir una obra llamada a revolucionar no en lo inmediato, pero si en el curso de los
diez próximos años, la forma de abordar los problemas económicos. Se producirá un gran cambio, y en
particular, serán pulverizados los cimientos ricardianos del marxismo. En: Carta a G. B Shaw.
Al respecto y de entrada al texto dice:
He llamado (sic) a este libro la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, recalcando
el sujo general, con objeto de que el sujo sirva para contrastar mis argumentos y conclusiones con
los de la teoría clásica, en que me eduque y que domina el pensamiento económico, tanto práctico
como teórico, de los académicos y gobernantes de esta generación igual que lo ha dominado durante
los últimos cien años. Sostendré que los postulados de la teoría clásica solo son aplicables a un
caso especial, y no en general, porque las condiciones que supone son un caso extremo de todas
las condiciones posibles del equilibrio. Más aun, las características del caso especial supuesto por
la teoría clásica no son las de la sociedad económica en que hoy vivimos, razón por las que sus
enseñanzas engañan y son desastrosas si intentamos aplicarla a los hechos reales. En: Teoría General
de la Ocupación, el Interés y el Dinero. Cap. I. p. 15. JMK.
Podríamos de paso preguntarnos, ¿acaso sobre cuáles son esos cimientos ricardianos en
el marxismo que dice pulverizar, sino es acaso la teoría valor fundado en el tiempo de trabajo
que establece la herencia más reconocida de Smith, Ricardo y Marx como constituyentes de
la Economía Política clásica?
Pero se da el caso que Keynes no aborda en las consideraciones de la Teoría General,
a pesar del aparente paralelismo entre la histórica tendencia descendente de la tasa de
ganancia señalada por Marx como limites del desarrollo del capitalismo y la existencia de
sus ciclos recurrentes, y la caída de la eciencia marginal del capital que imputa Keynes
a los limites del desarrollo del capitalismo y que genera en uno la ampliación del ejercito
industrial de reserva y en el otro el estado de equilibrio con desempleo creciente a falta de
intervención del Estado, intervención ésta que garantice el gasto publico vía empréstito
para estimular la demanda efectiva.
Constatamos con ello como el no abordaje de la teoría valor-trabajo, limita el aporte de
la Teoría General no a una interpretación como se presume, general del funcionamiento
de la economía, si no en una muy particular y no menos importante, intervención por parte
del Estado para garantizar el funcionamiento del capitalismo, frente a los desequilibrios
que la distribución de la riqueza tiene en su interior, dado los procesos de apropiación,
ya en situación de libre competencia o en competencia mono u oligopólica, que señalaba
Lenin como coadyuvante de los desequilibrios dentro del sistema que se intenta conservar,
cuando los énfasis se pasan a la nanciación del gasto público no vía impuestos, que
tendrían carácter redistributivos de la renta, sino vía prestamos estimulando la transferencia
de rentas a inversionistas privados con el riesgo latente de situaciones de inación que
recalarían en situaciones conscatorias para los asalariados.
Pareciera que priva en Keynes un reconocimiento tácito a la marcha forzosa del capitalismo
para generar estabilidad y bienestar, en ausencia de una justa distribución de la riqueza
creada alrededor del trabajo humano.
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Y si persiste la duda, ja meridianamente su posición:
Si he de perseguir intereses sectoriales, perseguiré el mío propio. Cuando se llegue a la lucha de
clases como tal, mi patriotismo local y personal, como los de cualquier otro, excepto algunos entusiastas
desagradable, está vinculado a mi propio ambiente. Puedo estar inuido por lo que me parece ser
justicia y buen sentido, pero la guerra de clases me encontrara de lado de la bourgeoisie educada”. En:
Ensayos de Persuasión ¿Soy un liberal? (1925). p. 300. JMK.
Pero no exento de regulación o remordimiento (a mejor término) señala:
Muchos de los mayores males económicos de nuestro tiempo son las consecuencias del riesgo,
la incertidumbre y la ignorancia. (…). Creo que el remedio para estas cosas ha de buscarse en parte
en el control deliberado del dinero y del crédito por medio de una institución central, y en parte en
la recogida y publicación en gran escala de datos relativos a la situación económica, incluyendo la
publicidad completa, si es necesario por ley, de todos los hechos económicos que sea útil conocer (…).
Creo que hace falta alguna acción coordinada de juicio inteligente en la medida en que es deseable
que la comunidad como un todo ahorre, en la medida que esos ahorros vayan al exterior en forma de
inversiones extranjeras, y si la organización actual del mercado de inversiones distribuye los ahorros
por los canales más productivos para el país. No creo que estos asuntos tengan que dejarse
enteramente al arbitrio de la opinión y de los benecios privados, como ahora (Subrayado
nuestro). En: Ensayos de Persuasión “El n del “Laissez-Faire” (1926). p. 294. JMK.
A pesar de la resistencia inicial en los círculos académicos, políticos y empresariales
sobre la obra de Keynes y su carácter intervencionistas en el uir de los negocios, la misma
fueron imponiéndose poco a poco y a la par del desarrollo de la guerra, de los métodos
cuantitativos aplicados la economía nacional reforzaron las tesis keynesianas sobre el
estudio de los agregados económicos y dieron el salto cuantitativo también para el estudio
de la economía en sus aspectos macroeconómicos, complementando la visión que se daba
con el enfoque parcial de los mercados y de los agentes.
En ningún caso el estudioso de la economía bajo cualquier inspiración teórica podrá
obviar las consideraciones que surgen de los agregados económicos presentados por
Keynes, quienes asumen, no sin fanatismos, la defensa de la libertad de elegir como dogma
para rechazar la intervención del Estado y aspiran al dominio absoluto de las lógicas del
mercado sobre la economía, se verán obligados a su uso.
4. La Teoría General
El capitalismo venia de periodos históricos de amplio crecimiento apuntalado por inusitado
desarrollo de las fuerzas productivas, la ampliación de la ciencia y la tecnología, las grandes
inversiones en los novedosos procesos industriales, etc. y tal como lo preveía Marx, el
agotamiento de la tasa de ganancias, iría a conducir a la crisis de sobreproducción, que para
Keynes es de insuciencia en la demanda, inherente a una de las condiciones básicas de
funcionamiento del capitalismo: la negación mutua entre el carácter social de la producción
y el carácter privado preponderante de la apropiación
Keynes hace de las restricciones que operan en la demanda el cuello de botella que
impide la dinámica expansiva del sistema, por lo que funciona en niveles muy por debajo
de la ocupación plena de sus factores productivos, donde no opera la demanda de trabajo
dada las expectativas que los empresarios tienen sobre sus benecios y por muy baja
que se sitúen las tasas de interés, los rendimientos marginales esperados del capital no
satiscieran aquellos benecios esperados y no convertirán el ahorro en inversión.
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Como quiera que es al Estado quien debe responder por el bien común, que existen
amenazas reales sobre el avance de la Revolución Soviética que tomaría curso favorable
frente al descontento creciente de los trabajadores y del pueblo en general, se hacía
necesaria la intervención del único agente con capacidad de acción que va a ser el Estado a
través del gasto público, contratación de obras preferentemente más transferencias directas
(lo que ya se había registrado en otros países como Estado de Bienestar) que alivien la
carga a la población más vulnerable, restituyan su capacidad de consumo y activen el aparto
productivo generando encadenamientos progresivos y productivos que alienten el empleo.
La propuesta de Keynes tenía mucho de intervencionismo y generó resistencia en
círculos académicos, empresariales y políticos, formados en la pureza de los equilibrios
automáticos de la inexistente libertad absoluta de elección y competencia, hasta el día de
hoy. Al respecto en la medida que la economía se carteliza, que la corrupción del sistema
nanciero dene el comportamiento de los mercados y se apropia de sus excedentes, que
se desarticulan a los sindicatos y se privatiza en general la función pública incluyendo la
función de los partidos políticos, aparece como necesaria la intervención pública, como
árbitro de los intereses de clase, que corrija esos efectos si se quiere que el capitalismo
cambie de rostro dentro de sus propias contradicciones que lo hacen inviable y pueda tener
capacidad de responder ante los desequilibrios que lo limitan en el largo plazo.
Ya el profesor Galbraith alertaba:
Entre los hombres de negocios y en el mundo bancario llegaría a considerarse a los keynesianos tan
enemigos del orden establecido como los mismos marxistas, e inclusive como un peligro más concreto
e inminente en el corto plazo. He aquí otra gran constante en la vida económica: cuando se trata de
elegir entre el desastre denitivo y las reformas conservadoras que podrían evitarlo, lo más frecuente
es que se opte por lo primero. En: Historia del Análisis Económico. J. A. Shumpeter Cap. XVII. p. 258.
Asi que la capacidad que tenga para reinventarse en la perspectiva keynesiana estará la
sobrevivencia del capitalismo.
5. Keynes hoy
La comprensión de la economía “es en el fondo una aventura del pensamiento”, aventura
que no tiene límites, atrapar lo que aparece como caótico ante la observación del común es
un verdadero reto, que exige de una personalidad con una rigurosa honestidad intelectual,
más allá de los valores personales que asuma, está la manera como responde a los retos
que en el momento se le presentan, y allí Keynes, como Smith, Ricardo, Darwin, Marx, en
su tiempo, para hablar sólo de quienes desde Inglaterra le dieron luces al mundo que aun
alumbran, contemplaron esa realidad y extrajeron elementos que tendrán que ser estudiados
si queremos pensar en un mundo mejor.
He aquí algunos temas donde la vigencia de Keynes se hace incontrastable.
a) Distribución desde la scalidad
Hoy, la nomenclatura dominante en los países capitalistas desarrollados, se inscriben en
esquemas de equilibrio scal apuntando a las limitaciones de la deuda pública, manteniendo,
cuando no inalterable o en franco retroceso, la política scal impositiva de carácter progresivo,
lo que implica una ausencia total del carácter redistributivo del ingreso via impuesto a la
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rentas, “alivio scal” lo llaman, lo que vacía de capacidad a los Estados para asumir políticas
de bienestar que garanticen el funcionamiento del sistema dentro de los márgenes éticos,
que exige la responsabilidad social con las consecuencias ya señaladas por el profesor
Galbraith. Hablar de equilibrio macroeconómico pasa por la justa distribución de la riqueza
y la política scal es un mecanismo de ajuste que a su vez garantiza el funcionamiento del
sistema con un mínimo de racionalidad frente a la voracidad al que lo impulsa su propia
lógica de funcionamiento: caída de la ecacia marginal del capital versus búsqueda creciente
de benecios.
b) El marco de las relaciones hegemónicas
Téngase en mente los tratados comerciales regidos por las grandes multinacionales, por
ejemplo el Acuerdo Trasatlántico para el Comercio y la Inversión entre Estados Unidos y la
Unión Europea que se discute en Ginebra donde los Estados nacionales se difuminarían en
los alcances del mismo, toda discrepancia de interés mutuo entre los Estados y las multina-
cionales queda sometida a jurisdicción arbitral privada y no habría capacidad alguna de apli-
car políticas públicas distintas a los enunciados neoliberales allí previstos y queda cerrada
cualquier posibilidad de modicación del mismo a futuro, unido al desmontaje que se hace
del Estado de Bienestar, en el momento que los benecios de los sectores dominantes de la
economía alcanzan sus máximos históricos, hacen de Keynes y el keynesianismo una mira-
da comprometida si se quiere recuperar lo humano de la economía que se está perdiendo
ahogados en las aguas del mediterráneo y en las carencia de una población que resiste en
las calles la pérdida de derechos sociales. Llevar el keynesianismo de vuelta a los gabine-
tes económicos es restituir el hacer de la política económica como interés de lo público a
los gobiernos nacionales armonizado con los intereses de la integración entre gobiernos y
pueblos, no sólo de las empresas.
c) La desigualdad insostenible
No se trata de lo previsible sobre las razones esgrimidas por Keynes sobre las condiciones
que prevalecían durante las primeras tres décadas del siglo pasado, se trata ahora de ver
cuánto han cambiado las condiciones que allí se daban para especular sobre el futuro del
capitalismo, habiendo seguido lo previsto por Marx sobre la tendencia decreciente de la tasa
de ganancia o el comportamiento de la ecacia marginal del capital y sus consecuencias, al
respecto tomemos la opinión de Thomas Piketty cuando dice:
Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la tasa de crecimiento de la
producción y del ingreso –lo que sucedía hasta el siglo XIX y amenaza con volverse norma en el siglo
XXI-, el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles, arbitrarias que cuestionan de
modo radical los valores meritocráticos en los que se fundamentan nuestras sociedades democráticas.
En: El Capital en el Siglo XXI . Thomas Piketty. p. 15.
Mas adelante arma: “El proceso de acumulación y de distribución de la riqueza contiene
así mismo poderosas fuerzas que empujan hacia la divergencia o por lo menos hacia un
nivel de desigualdad sumamente elevado”. En: El Capital en el Siglo XXI. Thomas Piketty.
p. 42.
Y Keynes vislumbraba:
Creo que las semillas del declive intelectual del capitalismo individualista debe encontrarse en
una institución que no es en absoluto características del mismo, pero que tomó del sistema social del
feudalismo que le precedió; es decir, el principio hereditario. El principio hereditario en la trasmisión
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de la riqueza y el control de los negocios es la razón por la que el liderazgo de la causa capitalista es
débil y estúpido. Esta demasiado dominado por los hombres de la tercera generación. Nada producirá
la decadencia de una institución social con más certeza que su adicción al principio hereditario. Una
ilustración de esto puede verse en que la, con mucho, más vieja de nuestras instituciones, la Iglesia,
es la que siempre se ha mantenido libre del vicio hereditario”. En: Ensayos de Persuasión “¿Soy un
liberal?” (1925). p. 302.
Lo que implica que hoy hay un tema, que por más que se quiera ignorar sigue siendo
necesario asumir, si queremos superar la desigualdad.
d) El futuro desde la relación con el ambiente y el bienestar
Los agregados económicos que reejan la Contabilidad Social construida a partir del
sistema de Cuentas Nacionales de inspiración keynesiana, sirven de base no sólo para
comprender el presente y ampliar las dimensiones sobre las que da cuenta incorporando
aspectos más característicos del bienestar humano para formular políticas que hagan más
asertivo el arte de gobernar, también debe encarar los retos del futuro sobre todo en cuanto
al uso y disfrute de los recursos naturales disponibles y la situación del medio ambiente no
como algo externo al hecho económico, en tanto le es cotidiano a la vida humana, pero ello
es a todas luces un desarrollo esperado del aporte de J. M Keynes y esto lo valoramos mas
cuando leemos al conservador Ex Presidente Nicolás Sarkozy donde dice:
Nuestro sistema de mediciones nos lleva a razonar sobre la base. Pero si seguimos partiendo de
medias, forjaremos nuestras ideas y construiremos nuestras decisiones sobre datos que están cada
vez mas alejados de la vida real. El Individuo medio no existe, y la intensicación de las desigualdades
separa esta media todavía mas respecto a la experiencia real de la vida; hablar de medias es una
manera de evitar de hablar de desigualdades. En: “Medir nuestras vidas. Las limitaciones del PIB como
indicador de progreso”. Stiglitz, J.; Sen, A.; Fitous, JP. Prólogo. p. 18.
Este será uno de los puntos que le dará continuidad a la agenda keynesiana.
Reexiones nales: una coincidencia para terminar
El profesor Humberto Maturana, destacado Biólogo Chileno, impulsor de los estudios
sobre Biología-Cultural y co-creador del concepto de autopiesis, narra en sus clases, lo que
le había trasmitido también en Inglaterra el Profesor Young (Jhon) Zacarías del Departamento
de Anatomía de la University College London [en cuanto a la necesidad de…] Si quiere
decir algo nuevo, tiene que cambiar el lenguaje (1955).
Nos dice Keynes:
La redacción de este libro ha sido para el autor, [arma el propio Keynes], una prolongada lucha en
la que trato de escapar a las formas habituales de expresión, y así debe ser su estudio para la mayor
parte de los lectores, si el intento del autor tiene éxito, un forcejeo para huir de la tiranía de las formas
de expresión y de pensamiento habituales. Las ideas aquí desarrolladas tan laboriosamente son en
extremo sencillas y deberían ser obvias.
Entonces decimos con Keynes…(En la Teoría General de la Ocupación, el Interés y
el Dinero. Prefacio (fechado el 13 de diciembre de 1935): “La dicultad reside no en las
ideas nuevas, sino en rehuir las viejas que entran rondando hasta el último pliegue del
entendimiento de quienes se han educado en ellas, como la mayoría de nosotros”.
¡¡¡Muchas Gracias!!!
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Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en junio de 2020, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Vol.32 Nº57
57
CUADERNOS LATINOAMERICANOS
Vol. 32 , Enero-Junio 2020
ISSN: 1315-4176
Dep. Legal digital : ppi:201502ZU4638
EN ESTE NÚMERO
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La revista cientíca académica como instrumento de divulgación y difusión de la
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