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Cooperación cientíco-tecnológica entre Argentina y México:
el caso del Centro Argentino-Mexicano en Biotecnología
(2011-2015)
María Paz López *
Resumen
El artículo se propone aportar al estudio de la cooperación cientíco-tecnológica entre
Argentina y México a principios del siglo XXI, centrándose en el Centro Argentino-Mexicano
en Biotecnología (CAMEB), creado en 2011. Para ello, se utilizó una metodología cualitativa
basada en el estudio de caso, combinando distintas fuentes de información, como documentos
ociales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y entrevistas a
responsables argentinos de proyectos de investigación binacionales, aprobados en el
Centro. Entre los resultados, se encontró la importancia del nanciamiento para dinamizar
lazos preexistentes entre cientícos argentinos y mexicanos, permitiéndoles el desarrollo
de actividades como la publicación conjunta, la presentación a congresos, la formación
de recursos humanos y el trabajo interdisciplinario. Además, se destacó la importancia del
entendimiento idiomático y del trabajo sobre problemáticas compartidas, relacionadas con
la producción de los países involucrados. Aunque hubo intentos de vinculación con otros
sectores de la sociedad, se encontraron limitaciones referidas al comportamiento empresarial,
tiempos administrativos, dinámicas macroeconómicas y prácticas evaluativas. Se concluye
que, en un marco de relaciones cordiales entre ambos países y una visión compartida sobre
la importancia de la biotecnología, el Centro capitalizó lazos de cooperación pre-existentes,
dotándolos de nanciamiento para un desarrollo más estable y dinámico, presentando
ciertas limitaciones en sus alcances.
Palabras clave: cooperación cientíca-tecnológica, biotecnología, Centro Argentino-
Mexicano en Biotecnología, Argentina, México.
Recibido: 08-05-2019 / Aceptado: 10-09-2019
* Doctora en Ciencias Sociales (UNLP, Argentina), Magíster en Ciencia, Tecnología y Sociedad (UNQ, Argentina). Profesora en Ciencias
de la Educación (UNICEN, Argentina). Investigadora del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y
Locales (CEIPIL) de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y asociado a la Comisión de
Investigaciones Cientícas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA). Docente del Departamento de Relaciones Internacionales de
la Facultad de Ciencias Humanas y del Departamento de Filosofía de la Facultad de Derecho (UNICEN, Argentina). Buenos Aires,
Argentina. Correo: mpaz_lo@yahoo.com.ar.
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Scientic-technological cooperation between Argentina and Mexico: the
case of the Argentine-Mexican Center for Biotechnology (2011-2015)
Abstract
The article aims to contribute to the study of scientic-technological cooperation between
Argentina and Mexico at the beginning of the 21st century, focusing on the Argentine-
Mexican Center in Biotechnology (CAMEB), created in 2011. For this, we used a qualitative
methodology based on the case study, combining di󰀨erent sources of information, such
as o󰀩cial documents from the Ministry of Science, Technology and Productive Innovation
and interviews with Argentine directors of binational research projects, approved at the
Center. Among the results, the importance of funding to energize pre-existing ties between
Argentine and Mexican scientists was found, allowing them to develop activities such as joint
publication, presentation to congresses, training of human resources and interdisciplinary
work. In addition, the importance of language understanding and work on shared problems
was highlighted. Although there were attempts to link with other sectors of society, limitations
were found regarding business behavior, administrative times, macroeconomic dynamics,
and evaluative practices. It is concluded that, within a framework of cordial relations between
both countries and a shared vision of the importance of biotechnology, the Center capitalized
on pre-existing cooperation ties, providing them with nancing for a more stable and dynamic
development, presenting certain limitations in their scopes.
Keywords: scientic-technological cooperation, biotechnology, Argentina, Mexico, Argentine-
Mexican Center for Biotechnology.
Introducción
La cooperación internacional en ciencia y tecnología consiste en un conjunto de
actividades que, a través de diversos actores y múltiples instrumentos, “implican una
asociación y colaboración para la consecución de objetivos acordados conjuntamente, así
como para la obtención de un benecio mutuo en el ámbito de la investigación, el desarrollo
cientíco-tecnológico y la innovación” (Sebastián y Benavides, 2007, p. 94). Ahora bien,
esto depende también de las características de las contrapartes involucradas: cuando las
mismas presentan similar desarrollo relativo, se considera una colaboración entre pares,
simétrica, complementaria, bidireccional y de benecio mutuo. En cambio, si se trata de
contrapartes con desarrollo relativo diferente, se constituye en una relación asimétrica,
que, aunque centrada en la valoración y mejora de las capacidades cientíco-tecnológicas,
cuenta con objetivos y benecios disímiles (Kern, 2009).
Así, aunque la cooperación internacional ofrece numerosas oportunidades para el
desarrollo cientíco y tecnológico, también presenta puntos críticos. En el caso de Argentina,
la cooperación cientíco-tecnológica internacional ha sido predominantemente Norte-
Sur, generando debates sobre los benecios y perjuicios para el desarrollo del país, al
entender que las colaboraciones han sido asimétricas y diferentemente capitalizadas por las
contrapartes en cuestión (Kreimer, 2006). Ahora bien, a principios del siglo XXI, se reconoce
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la apertura de nuevas perspectivas de cooperación cientíco-tecnológica que apuestan
a un mayor grado de horizontalidad en la toma de decisiones y en la distribución de los
benecios, en el marco de la revitalización de la cooperación Sur-Sur, lo cual no signicó la
sustitución de mecanismos tradicionales de cooperación, sino una situación de coexistencia
y un desafío de convergencia (Rojas y Beirute, 2011).
Más precisamente, a inicios de siglo, se encontró un estrechamiento de lazos entre los
países de la región latinoamericana en diversos planos, entre los que se destaca la ciencia
y la tecnología para resolver problemáticas sociales y económicas compartidas (Oregioni
y Abba, 2012). Por entonces, el Estado argentino promovió el sector y, aunque Europa se
sostuvo como la región con mayor presencia en la cooperación cientíco-tecnológica dentro
del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) (Demarchi, 2018),
también se ampliaron las iniciativas de cooperación cientíco-tecnológica con los países
latinoamericanos, y, en particular, se constituyeron diferentes centros binacionales (López,
2017).
En este marco, el presente artículo se propone analizar la cooperación cientíco-
tecnológica entre Argentina y México, tomando como caso de estudio al Centro Argentino-
Mexicano en Biotecnología (CAMEB), puesto en marcha por el MINCYT de Argentina y
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) de México, en el año 2011. Al
respecto, se pregunta: ¿Qué lineamientos se propusieron en el protocolo de creación? ¿Qué
resultados se obtuvieron en la convocatoria a proyectos? ¿Qué actividades y experiencias
concretas se desarrollaron en el marco de los proyectos seleccionados? ¿Qué alcances y
limitaciones se encuentran en la iniciativa?
Para dar respuesta a estos interrogantes y al objetivo general, el artículo se estructura
en cuatro secciones. En la primera, se indagan los antecedentes y fundamentos para la
contextualización del estudio; en la segunda, se explicitan las decisiones metodológicas;
en la tercera, se estudia la creación formal del CAMEB; y en la cuarta, se analizan las
entrevistas con responsables de proyectos.
1. Antecedentes y fundamentos para la contextualización del estudio
Tal como se mencionó, el artículo se propone contribuir al estudio de la cooperación
cientíco-tecnológica entre Argentina y México. De acuerdo con los antecedentes encontrados
en la revisión bibliográca, se pueden señalar tres tipos de aportes. En primer lugar, aquellos
referidos a la vinculación cientíco-tecnológica entre los países estudiados. Estos textos
señalan el importante papel de México en la recepción y formación de cientícos argentinos
exiliados durante la segunda mitad del siglo XX (Jensen y Yankelevich, 2007; Pellegrino
y Calvo, 2011), el incremento de las publicaciones en coautoría argentino-mexicana
entre 1975 y 2004 (Santa y Herrero, 2010), y el intercambio cientíco-tecnológico en el
marco de procesos de integración regional, como es el caso de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fundada en 2010 (Kern, 2014).
En segundo lugar, se hallan los estudios sobre política exterior y relaciones internacionales,
los cuales, si bien no contemplan especialmente la cooperación cientíco-tecnológica,
brindan un marco de comprensión contextual para la misma. En el caso de México, por
su carácter birregional, se reconoce culturalmente latinoamericano, pero económicamente
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anclado a Estados Unidos, situación que ha tensionado históricamente la política exterior
mexicana hacia los países de la región, y, a su vez, ha condicionado la percepción de
los países latinoamericanos hacia México (Chabat, 2014; Pellicer, 2014). De acuerdo con
Chabat (2014), durante la gestión de Enrique Peña Nieto (2012-2016), se apuntó, al menos
desde el plano retórico, a la recuperación de la imagen de liderazgo y la aproximación
hacia América Latina. Ahora bien, en los hechos, el acercamiento a los países del Mercosur
se ausentó (Pellicer, 2014), aunque se sostuvieron relaciones cordiales con los gobiernos
latinoamericanos de distinto signo político como Cuba, Argentina y Venezuela (Chabat,
2014).
En el caso de Argentina, desde 1980, la política exterior experimentó un juego de equilibrios
entre las tendencias autonomistas -que privilegiaron a la región como escenario principal
de la agenda- y las de inserción con la potencia hegemónica -Estados Unidos- (Simono󰀨,
2009). Especícamente, las administraciones de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina
Fernández (2007-2015) buscaron fortalecer las relaciones con Latinoamérica, y, aunque el
vínculo del país con la región fue reducido sensiblemente a Sudamérica, también se centró
en México y Cuba (Miranda, 2012; Busso, 2014).
En tercer lugar, los aportes realizados desde los estudios de política cientíco-tecnológica
advierten sobre las capacidades existentes en los países estudiados para el desarrollo de
la biotecnología. En América Latina, Brasil es el país con mayor desarrollo en biotecnología,
seguido por Argentina, Chile, Colombia, Cuba y México (Trejo, 2010). En el caso especíco
de México, el país cuenta con una serie de factores clave para el desarrollo de la industria
biotecnológica como son la gran biodiversidad de ecosistemas y especies, el capital humano
altamente capacitado, una importante red de centros de investigación en diferentes áreas
biotecnológicas, costos de manufactura competitivos a nivel internacional y un avanzado
marco regulatorio. En este marco, el país destaca como uno de los proveedores más
importantes para Estados Unidos y la investigación, desarrollo y comercialización de productos
biotecnológicos atraviesa un período de expansión y diversicación (PROMÉXICO, 2016).
De acuerdo con Amaro y Morales (2016), en México la biotecnología ha obtenido alto
interés dentro de los planes y programas de ciencia, tecnología e innovación, tanto a
nivel federal como estatal. Sin embargo, se ha tratado más de una serie de programas
abocados a ciertas particularidades del sector que de una política integral. Por otra parte,
aunque existen centros de investigación con una importante actividad de investigación
cientíca y aplicada, en ocasiones no cuentan con mecanismos para transferir la tecnología
o no encuentran demandantes, mostrando una baja conectividad con el sector industrial,
situación que se repite también en otros países latinoamericanos (Amaro y Robles, 2013).
En cuanto a las empresas pequeñas y medianas, las mismas carecen de recursos para
invertir en investigación y desarrollo (I+D), contando con pobres capacidades tecnológicas
y de innovación. Así, aunque existen casos exitosos de empresas nacionales que logran
innovar y ser altamente competitivas, esto no es una tendencia generalizable (Amaro y
Morales, 2016).
En el caso de Argentina, el despliegue de capacidades cientícas tempranas constituyó
un excelente punto de partida para desarrollos biotecnológicos posteriores. Así, hacia la
década de 1980, la administración de Raúl Alfonsín (1983-1989) colocó a la biotecnología
como una de las áreas más dinámicas del campo cientíco, generándose importantes y
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duraderas iniciativas de colaboración con Brasil en la materia (Hurtado, 2010)1. Por entonces,
y con pocos años de diferencia respecto de las primeras inversiones realizadas a nivel
mundial, comenzaron a aparecer en el mercado productos biotecnológicos de producción
nacional, aplicados a la salud humana (Gutman y Lavarello, 2014). Ya en el “Plan Argentina
Innovadora 2020” (2012-2015), la biotecnología, junto con la nanotecnología y las tecnologías
de información y comunicación, fueron consideradas sectores prioritarios, poniéndose en
marcha programas de apoyo en diversas instituciones, donde destaca la Agencia Nacional de
Promoción Cientíca y Tecnológica (ANPCYT), los proyectos de cooperación internacional
en biotecnología del MINCYT, los programas de apoyo a la formación de recursos humanos
en el sistema cientíco y en empresas y el desarrollo de carreras de grado y posgrado en
diversas universidades argentinas (Naidorf; Perrotta; Gómez y Riccono, 2015; Anlló et. al.,
2016).
En dichos años se registró un gran crecimiento en el número de recursos humanos
calicados, grupos dedicados a actividades de investigación en biociencias y biotecnología,
presupuestos operativos, inversión en infraestructura y equipamiento y una base empresarial
consolidada, en áreas de aplicación como salud humana, biotecnología agropecuaria y salud
animal (Anlló et. al., 2016). Ahora bien, el estudio señalado, también identica debilidades
de la biotecnología argentina, entre las que se destacan la escasa orientación del sistema
cientíco-tecnológico hacia la producción de innovaciones con uso comercial denido, el
tamaño relativamente pequeño de los grupos dedicados a la investigación en biotecnología,
la falta equipamiento para las etapas de escalado, el tamaño pequeño de las rmas locales,
y, a pesar de los avances en la materia, el limitado conocimiento por parte de las empresas
de las potencialidades y áreas de especialización del sistema cientíco del sector.
Hasta aquí se realizó un recorrido por los antecedentes especícos y contextuales
encontrados en la revisión de la literatura, los cuales servirán de marco interpretativo
para los datos cualitativos recolectados a partir de la instrumentación de entrevistas semi-
estructuradas a los responsables de proyecto.
2. Decisiones metodológicas del estudio
La presente sección expone las decisiones metodológicas realizadas para el desarrollo del
estudio. En este trabajo se implementó una metodología de carácter cualitativo para analizar
el caso del Centro Argentino-Mexicano en Biotecnología (CAMEB), haciendo hincapié en
su propuesta formal, su puesta en marcha, sus alcances y limitaciones. El CAMEB resulta
de importancia por ser una iniciativa de cooperación binacional promovida desde la esfera
gubernamental en un área central para el desarrollo de la economía, el ambiente y la salud,
como es la biotecnología (Muñoz, 2012). La misma reere a la producción de conocimientos,
bienes o servicios, mediante el empleo de organismos vivos, parte de ellos o sus productos
y cuenta con importantes impactos a nivel social y económico (Observatorio CTS, 2010).
En lo que va del siglo XXI, las biotecnologías y la ingeniería genética se visualizan
como tecnologías del futuro, imprescindibles para el crecimiento de economías de
menor desarrollo relativo. Por supuesto, es preciso subrayar el debate continuo sobre los
riesgos y las necesarias normas y orientaciones en materia de seguridad (Observatorio
1 Destaca aquí el Centro Argentino Brasileño de Biotecnología (CABBIO), establecido en 1986.
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CTS, 2010). Asimismo, cabe tener en cuenta que la industria de la biotecnología,
consistente en el desarrollo, manufactura y comercialización de productos basados en la
investigación biotecnológica avanzada, resulta sumamente compleja. Así, requiere un alto
nivel de investigación, desarrollo e innovación, es intensiva en tiempo y capital, presenta
un fuerte componente de riesgo comercial, se organiza en clústeres de innovación que
incluyen proveedores de insumos y de tecnología, grupos académicos y de investigación,
consumidores y aplicadores y necesita de la existencia de derechos de propiedad intelectual
que incentiven la innovación (PROMÉXICO, 2016).
En este marco, es preciso tener en cuenta los condicionamientos internacionales presentes
en el desarrollo de tecnologías estratégicas a nivel mundial, como la biotecnología. De una
parte, se considera que los países de América Latina deben proseguir en campos como
éste, en busca de grados relativos de autonomía y una inserción más equilibrada en el
escenario global, aprovechando las fortalezas acumuladas, creando centros o programas
regionales y utilizando la cooperación entre países latinoamericanos como una vía para
alcanzar una masa crítica de recursos (Albornoz, 2001). De otra, se advierte la importancia
de tener en cuenta que las naciones centrales diseñan políticas tecnológicas, industriales
y exteriores con el objetivo de construir posiciones dominantes a través del desarrollo y
control de tecnologías estratégicas, obstaculizando y retrasando el acceso a las mismas
por parte de países no centrales. Así, la inversión en conocimiento de frontera, puede ir de
la mano de una integración subordinada a redes de excelencia, agendas de investigación y
objetivos delineados por los países centrales (Hurtado; Lugones y Surtayeva, 2017).
Al continuar con la justicación del caso, cabe mencionar que el período de estudio
comienza en 2011, año en que se crea el Centro a partir de un Protocolo rmado por ambas
naciones. Asimismo, el año 2012 resulta importante por haberse realizado la primera y
única convocatoria hasta el momento para el desarrollo de cuatro proyectos conjuntos de
investigación con un plazo de 2 años de duración, puestos en marcha a partir del año 2013.
Cabe señalar que, hacia nes de 2015, límite temporal del presente estudio, se encuentra
un cambio en el signo político del gobierno nacional, con consecuencias en las políticas
de cooperación internacional en ciencia y tecnología. En este marco, aunque se mantuvo
la presencia del CAMEB como uno de los Centros Binacionales del organismo a cargo
de la política cientíco-tecnológica del nuevo gobierno, consignándolo en su página web
ocial, no se pudieron detectar nuevas convocatorias o actividades. Esto merece un análisis
especíco que escapa a los alcances del presente artículo.
Respecto de las fuentes de información, se tuvieron en cuenta los documentos ociales
obtenidos tanto de la página del MINCYT como del contacto vía correo electrónico con
el Coordinador del Comité Cientíco del Centro por la parte argentina. Los documentos
referidos son el “Protocolo de creación del Centro Virtual de Biotecnología entre el MINCYT de
Argentina y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de los Estados Unidos Mexicanos”,
la “Convocatoria Argentina-México para la presentación de proyectos conjuntos de
investigación en biotecnología en el marco del Centro argentino-mexicano en Biotecnología
(CAMEB)” y el listado de “Proyectos aprobados”. La recolección de datos también se realizó
a través de entrevistas semi-estructuradas mantenidas con los responsables argentinos de
los proyectos seleccionados y nanciados por el CAMEB. En este caso, se estableció el
contacto a través de un correo electrónico solicitando una entrevista telefónica, pudiendo
concretar 3 entrevistas sobre un total de 4 solicitudes que conforman la población total de
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los proyectos nanciados en la modalidad PICT Internacional2.
Cabe señalar que, con el objetivo de facilitar el análisis, las conversaciones mantenidas
fueron grabadas y transcritas en su totalidad, contando con el consentimiento de los
entrevistados. Por su parte, el análisis de las fuentes fue de carácter cualitativo, tanto en
su dimensión interna como externa (López, 2002), y se apoyó sobre artículos cientícos
relacionados con los distintos tópicos abordados. A continuación, se exponen los resultados
y el análisis realizado sobre las fuentes mencionadas.
3. Creación formal del CAMEB y convocatoria a presentación de proyectos
De acuerdo con el “Protocolo de creación del Centro virtual de Biotecnología entre el
MINCYT de Argentina y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de los Estados Unidos
Mexicanos”, rmado en 2011 en el marco de una visita presidencial, el mismo se asentó en
el Acuerdo de Asociación Estratégica sellado por ambas naciones en 2007 y en el Convenio
Básico de Cooperación Técnica y Cientíca suscrito por dichos países en 1996. La creación
del centro se basó, de acuerdo con el documento referido, en: a) el deseo de profundizar
los lazos de cooperación argentino-mexicanos; b) la conciencia sobre la relación entre
innovación, conocimiento y desarrollo económico de las naciones; c) el reconocimiento de
la importancia estratégica de la investigación cientíco-tecnológica en biotecnología y del
perfeccionamiento de los recursos humanos dedicados a dicha actividad; y d) la consideración
de la centralidad de la creación de instrumentos que permitan la convergencia de intereses
y la articulación del sector público, privado, académico y productivo en el campo de la
biotecnología para el desarrollo, la innovación y la generación de conocimientos.
En el marco de esta fundamentación, se estableció el Centro Argentino-Mexicano en
Biotecnología con carácter virtual, constituido por núcleos de investigación articulados y
basado en infraestructura existente, para la ejecución de proyectos conjuntos de investigación
y desarrollo, formación y capacitación de recursos humanos y actividades relacionadas.
De acuerdo con lo estipulado en el Protocolo de creación, entre los objetivos del centro,
se encontró: 1) promover el intercambio y transferencia de conocimientos cientícos y
tecnológicos, así como la formación y capacitación de recursos humanos en ambos países;
2) elaborar y ejecutar, por medio de núcleos de investigación, proyectos de investigación y
desarrollo orientados a la generación de conocimientos, productos y procesos y al apoyo
de laboratorios de interés económico y/o social para ambos países; 3) elaborar estudios y
propuestas para la integración de los sectores público y privado, estimulando la creación de
empresas binacionales para la generación de productos y procesos biotecnológicos; 4) estudiar
cuestiones relativas a patentes y propiedad intelectual e industrial para la comercialización
de productos y procesos biotecnológicos e instrumentar, de común acuerdo, mecanismos
para la protección y distribución de los derechos de propiedad intelectual generados en el
marco de proyectos desarrollados por el CAMEB; 5) crear grupos de trabajo mixtos con
empresas para identicar nichos de mercado, productos y desarrollos tecnológicos que sean
requeridos por empresas u organismos gubernamentales de ambos países; y 6) promover
2 En el “Listado de proyectos aprobados”, también se encontraron dos casos correspondientes a ANR Internacional en calidad de
“preseleccionados”. Al contactar a los responsables de ambos proyectos, se obtuvo únicamente la respuesta de uno de ellos, quien
comentó que la iniciativa no pudo concretarse, debido a que la empresa argentina dejó de tener la condición de PYME (Pequeña y
Mediana Empresa), requisito fundamental para recibir el nanciamiento en el marco del CAMEB.
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la divulgación del conocimiento biotecnológico como instrumento de innovación y desarrollo
productivo, a través de la realización de eventos y actividades de investigación y desarrollo
conjunto, focalizados en el sector productivo, que posibiliten la vinculación y la interacción
de los investigadores y empresas de los dos países y la capacitación de recursos humanos
en el sector empresarial.
En lo referente a la organización del Centro, se estipuló que cada parte contase con un
Coordinador Nacional responsable, a cargo de la elaboración de Programas de trabajo con
actividades a ser desarrolladas conjuntamente y mecanismos de nanciamiento disponibles
para su implementación, durante un período establecido por mutuo acuerdo. La Dirección
del CAMEB, a cargo de estos coordinadores nacionales, debía contar con la asesoría de un
Comité cientíco conformado por tres investigadores de cada uno de los países. Respecto
del nanciamiento, el MINCYT y CONACYT se comprometieron, a través del Protocolo
referido, a contribuir en partes iguales, de conformidad con su disponibilidad presupuestaria.
En octubre de 2011 se realizó la primera reunión del Centro, donde se estableció el Plan
de trabajo para el trienio 2012-2015. En 2012, se difundieron las bases de convocatoria
para la presentación de proyectos conjuntos de investigación en biotecnología en el marco
del CAMEB. Más precisamente, la convocatoria tuvo como objetivo nanciar proyectos
conjuntos de investigación entre centros de investigación de ambos países y proyectos de
investigación y desarrollo entre empresas de base tecnológica mexicanas y argentinas, con
énfasis en la formación de recursos humanos, en temas estratégicos de interés mutuo y
en el desarrollo de productos, procesos o servicios de aplicación industrial orientados a la
comercialización nacional e internacional.
En cuanto a la duración de los proyectos, se estipuló un plazo de dos años y, en lo
concerniente a las modalidades, hubo tres opciones de postulación: 1) Proyectos de
Investigación Cientíca y Tecnológica (PICT internacionales), acordados por un grupo de
investigación argentino y un grupo de investigación mexicano; 2) Proyectos de Investigación
y Desarrollo (ANR internacionales), acordados por, al menos, una empresa argentina y
una empresa mexicana; y 3) Proyectos de Investigación y Desarrollo Mixtos (PIDEM),
presentados por una o varias empresas privadas asociadas a uno o varios centros de
investigación públicos o privados mexicanos y argentinos.
Se estipuló que el apoyo nanciero fuese otorgado a cada beneciario (centro de investigación,
empresa o asociación centro-empresa) por las instituciones de ejecución nacionales: el MINCYT y la
ANPCYT en Argentina y el SER-CONACYT en México. Los rubros determinados como nanciables
fueron la creación, diseño, desarrollo, producción e implementación y puesta a punto de sistemas,
componentes y/o estructuras en base a biotecnología. Asimismo, se solicitó el aporte de la Institución
Beneciaria como contrapartida del subsidio solicitado. Respecto de la evaluación, se propusieron
tres instancias: 1) constatación de la admisibilidad de los proyectos; 2) evaluación nacional de las
propuestas y 3) selección bilateral. En la convocatoria de 2012 se determinó que el número máximo de
proyectos a ser nanciados fuese de cinco, aunque la selección nal constó de 4 proyectos aprobados
en la modalidad PICT internacional y 2 preseleccionados en la modalidad ANR Internacional3.
3 Tal como se mencionó en el segundo apartado, al contactar vía correo electrónico a los responsables argentinos de cada uno de los
4 proyectos PICT Internacional aprobados en el marco del CAMEB, se obtuvo respuesta por parte de tres de ellos, con los cuales se
mantuvo una entrevista telefónica. Al contactar a los responsables argentinos de los 2 proyectos preseleccionados en la modalidad
ANR Internacional, sólo pudo establecer comunicación con uno de ellos –quien explicó la no ocurrencia de su proyecto-, mientras que
en el otro caso no hubo respuesta.
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4. Análisis de las entrevistas con responsables argentinos de proyecto
A continuación, se analizan las entrevistas mantenidas con los responsables de
proyectos seleccionados y nanciados en el marco del CAMEB, consignando extractos de
las conversaciones para ejemplicar las armaciones realizadas.
4.1. Más acá y más allá del CAMEB: el origen y la continuidad de los lazos
cientícos
Del análisis de las entrevistas se deriva que el centro binacional se basó en lazos
cientícos internacionales preexistentes. Así, los entrevistados destacaron la presencia de
vínculos previos a la participación conjunta en el marco del Centro. Una particularidad que
ha sido señalada respecto de los lazos entre cientícos latinoamericanos, es su surgimiento
en el marco de programas de investigación extra-regionales (Marí; Estébanez y Suárez,
2001). Tal es el caso comentado por los directores de proyecto:
“Mi primer contacto con los mexicanos fue en el año 2005 a través de dos proyectos Alfa de
la Comunidad Europea, entre varios que participamos, brasileños, cubanos, etc.” (Responsable
de Proyecto A, 2018).
“Yo tenía una colaboración previa con el grupo mexicano (…) los conocí a través de una
participación que habíamos tenido antes en un proyecto internacional de varios países (…) por
un proyecto de la Unión Europea” (Responsable de Proyecto B, 2018).
“A él (responsable de contraparte mexicana) lo localicé por (…) un investigador de probióticos
para acuicultura de España (…) [que] nos había contactado para hacer un proyecto iberoamericano
que nalmente no salió (…) pero ahí me quedó el contacto de la gente de México” (Responsable
de Proyecto C, 2019).
En este punto, cabe señalar que las interacciones personales resultan importantes para
dar un comienzo informal a la relación. Por otra parte, los entrevistados indicaron continuar
el trabajo de colaboración a la distancia más allá del nanciamiento especíco del CAMEB,
de la siguiente manera: Seguimos trabajando, en contacto, de manera informal. A veces
tienen dinero los mexicanos y les pagan a sus becarios estadías acá. Nosotros (…) no
podemos pagar nada” (Responsable de Proyecto A, 2018).
Esto signica que, así como los lazos de colaboración preceden la experiencia especíca
del CAMEB, también la suceden. Cuando existen relaciones uidas basadas en la conanza
entra en juego un alto componente de voluntariedad, que conlleva la movilización de recursos
propios para sostener las interacciones (D’Onofrio, Barrere, Fernández, y De Filippo, 2010).
Por supuesto, esto depende de la situación nanciera de los grupos de investigación. En
este punto, cabe señalar que mientras en los países avanzados el principal origen del
nanciamiento es el sector privado, en la región latinoamericana el sector público es el
que más contribuye (CEPAL, 2016). En este marco, el desarrollo cientíco y tecnológico
se encuentra signado por numerosas rupturas, relacionadas con los vaivenes del contexto
político e institucional más amplio (Albornoz, 2001). De aquí la expresión de que “a veces”
se tienen fondos.
Además, en el caso de Argentina, el presupuesto público destinado a la ciencia y la
tecnología descendió desde el 0,53% del PBI en 2015 al 0,26% del PBI en 20184.Esta
4 Cabe tener en cuenta, además, que según informe del INDEC (2018), la estimación preliminar del PIB en el cuarto trimestre de 2018,
registró una caída de 6,2% con relación al mismo período del año anterior.
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disminución de los recursos públicos ha sido acompañada por un retraso en el pago de
los subsidios, así como por una pérdida del poder adquisitivo, en el marco de un contexto
de ajuste a la ciencia argentina, a partir de la implementación de un modelo de desarrollo
neoliberal (Aliaga, 2019). En este marco se comprende la expresión del responsable de
proyecto, al mencionar que ellos “no pueden pagar nada”.
4.2. La movilidad y la publicación en el marco del CAMEB: un balance positivo de
la experiencia
Al respecto de las actividades desarrolladas, los entrevistados advierten haber utilizado
el nanciamiento obtenido en el marco del CAMEB para movilizarse hacia México y recibir
colegas mexicanos en sus instituciones de origen. Así, uno de los entrevistados comenta
que el nanciamiento fue utilizado para viajar, hacer estadías del director y de un par de
becarios de allá y de acá(Responsable de Proyecto A, 2018), mientras que otro de los
testimonios menciona que vino una estudiante mexicana a hacer una estadía(Responsable
de Proyecto B, 2018). En otra conversación, se indica que nos vino muy bien porque dos
becarias nuestras fueron a México a hacer pasantías, también vino una integrante del equipo
de él” (Responsable de Proyecto C, 2019)
La movilidad de recursos humanos a través de las fronteras constituye un aspecto muy
importante para la actividad cientíca. A partir de estos intercambios surgieron publicaciones
conjuntas en revistas reconocidas a nivel internacional y presentaciones en congresos,
tal como se indica en los siguientes fragmentos de entrevistas: “Hemos publicado los
resultados. Es de dominio internacional (…). Creo que fueron dos o tres” (Responsable de
Proyecto A, 2018); “Presentamos trabajos en congresos y creo que dos artículos en una
revista internacional” (Responsable de Proyecto B, 2018)5;“Hubo varias presentaciones a
congresos y el capítulo de un libro” (Responsable de Proyecto C, 2018).
La publicación conjunta constituye uno de los resultados tangibles de la cooperación
internacional en ciencia y tecnología. Por su parte, dicha colaboración contribuye a mejorar
la calidad e impacto de las publicaciones, ya que los artículos publicados en coautoría
internacional parecen tener un mayor nivel de difusión, citación y reconocimiento por parte
de la comunidad cientíca que los rmados por autores de un único país (Leimu y Koricheva,
2005). Respecto de la movilidad, uno de los entrevistados realiza un balance positivo de la
experiencia desarrollada en el marco del CAMEB y comenta:
“Si yo tuviera en este momento fondos disponibles estaría enviando allá a todos los chicos
jóvenes que están haciendo doctorados. Los enviaría ahí a hacer una pasantía de dos o tres
meses. Una pasantía en laboratorio extranjero es muy enriquecedora, muy productiva. Te hace
ver lo que ocurre afuera que acá no se ve” (Responsable de Proyecto A, 2018).
En este punto se observa la importancia otorgada por el entrevistado a la estadía de los
recursos humanos en formación en el extranjero, lo cual resulta “enriquecedor” y “productivo”.
Las estadías en el extranjero permiten obtener conocimientos tácitos de difícil transmisión
por otros medios, la utilización de equipamiento y el aprendizaje de técnicas no disponibles
en los laboratorios locales, la inserción en nuevas temáticas de investigación vigentes en el
contexto internacional, la generación de vínculos con investigadores de distintos países, la
5 En este punto cabe mencionar que la palabra “creo” que acompaña las ideas de los entrevistados se relaciona con la distancia
temporal existente entre la postulación del proyecto en 2012 y el momento de realización de las entrevistas (año 2018-2019), lo cual
puede desdibujar datos cuantitativos precisos.
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comprensión de distintos modos de trabajo cientíco y la vivencia de una cultura diferente,
entre otros (López, 2019). Estos aspectos contribuyen a explicar el carácter “enriquecedor”
atribuido por el entrevistado a las pasantías en el exterior del país. A su vez, las estadías
en el extranjero permiten incrementar el número de publicaciones y la inserción de las
mismas en revistas de circulación internacional, aumentar el número de cursos dictados,
contar con nuevos becarios y tesistas, en n, alimentar distintos aspectos de la trayectoria
cientíca (López, 2019), lo cual contribuye a explicar el carácter “productivo” asignado en la
entrevista.
4.3. De coincidencias y complementariedades en el CAMEB: aportes al desarrollo
cientíco y tecnológico de las contrapartes
La complementariedad de capacidades constituye un motor de la cooperación, al obtener
en la vinculación resultados que no serían posibles de manera individual (Sebastián y
Benavides, 2007). Los actores involucrados han de percibir la existencia de un benecio
para mantener el interés por la colaboración y considerar a la contraparte como un socio
atractivo para las relaciones de trabajo cientíco (Kyvik, 2012). A esto se suma la relevancia
de una cierta simetría entre las contrapartes y la presencia de reconocimiento mutuo
(Sebastián y Benavides, 2007). Al respecto, uno de los testimonios menciona que el trabajo
en el proyecto: “Fue como una especie de sociedad (…) una parte se hizo en México, que
es la parte de producción, y la parte de aislamiento se hizo en mi laboratorio” (Responsable
de Proyecto A, 2018).
En otro de los casos, se destaca que hubo una complementación disciplinar. Cabe señalar
que la naturaleza convergente de la tecnología en cuestión obliga a los investigadores a
tener una intensa relación entre diversas disciplinas (Amaro y Robles, 2013). En el siguiente
extracto se reeja esta idea:
“Ellos tienen (…) mucha experiencia en los estudios sobre (…) las garrapatas. Nosotros
tenemos más experiencia en biología molecular. Entonces trabajamos con el ADN de los
patógenos. Somos biólogos, bioquímicos, biólogos moleculares. Allá hay más veterinarios (…)
eso fue complementario (…) [El CAMEB brindó] la posibilidad de trabajar en colaboración con un
grupo extranjero, que tiene la misma problemática pero que al mismo tiempo tiene experiencias
complementarias” (Responsable de Proyecto B, 2018).
En otra de las entrevistas, se advierte la importancia de la colaboración, al permitirles
aprender una nueva técnica experimental desarrollada por la contraparte mexicana.
Asimismo, se considera que el grupo de investigación mexicano se nutrió de la línea de
investigación llevada adelante en Argentina. Los fragmentos a continuación reejan las
ideas expuestas:
“Ellos tenían mucha más experiencia en toda la parte de desarrollos in vivo (…) Nosotros,
como recién empezábamos, hacíamos búsquedas de probióticos y ensayos in vitro (…) Para
nosotros fue muy importante esta relación (…), nos allanó el camino para incursionar en los
experimentos in vivo” (Responsable de Proyecto C, 2019).
“Su grupo estaba incursionando en puricación de proteínas y eso no (…) era su fuerte, y yo
como hice todo mi doctorado en puricación de proteínas, fui a México a darles un curso (…) era
algo que yo ya manejaba y ellos estaban recién poniendo a punto esas técnicas” (Responsable
de Proyecto C, 2019).
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Lo dicho hasta aquí se contrapone a la idea presente en la comunidad cientíca
latinoamericana, que históricamente ha creído tener poco para ofrecer a sus colegas del Sur,
en términos de acceso a recursos intelectuales, materiales y nancieros (Velho, 2000). De
hecho, en el marco del proyecto han contado con fondos para llevar adelante la vinculación,
conocimientos disciplinares complementarios para abordar la problemática y laboratorios
adecuados para el desarrollo de los estudios. Asimismo, cabe señalar la tendencia histórica
que demuestra que los cientícos e instituciones latinoamericanas han prestado poca
atención a la colaboración con los vecinos más próximos, a pesar de su cercanía en términos
históricos, lingüísticos y culturales, así como de las problemáticas comunes que poseen en
temas de salud, agrícolas, ecológicos y geofísicos (Russell, Ainsworth, Del Río, Narváez-
Berthelemot y Cortés, 2007). En este caso, se ha encontrado una problemática común y se
han orientado los esfuerzos para su abordaje conjunto:
“Nosotros trabajamos en parásitos de transmisión por garrapatas de importancia en bovinos. Y
este grupo en México trabaja el mismo tema (…) Los problemas de las enfermedades transmitidas
por garrapatas (…) son importantes en las zonas cálidas y húmedas. Esta es una problemática
que abarca desde el norte de Argentina hasta México” (Responsable de Proyecto B, 2018).
La cooperación internacional ofrece numerosas oportunidades para el desarrollo cientíco
y tecnológico. En una de las entrevistas se enumeran los aspectos positivos encontrados
en el trabajo desarrollado en el marco del proyecto nanciado por el CAMEB, entre los que
destaca el trabajo conjunto y complementario, el intercambio de experiencias y recursos
humanos y el conocimiento de nuevos investigadores. En el caso del CAMEB, se encontró,
asimismo, el desarrollo de un producto tecnológico para la detección de parásitos (una
membrana), que permitió lograr una independencia respecto de su importación. Al respecto,
en el siguiente fragmento de entrevista, se menciona haber trabajado en el proyecto en torno
“[del] desarrollo de este sistema de detección (…) [de] parásitos. Vos tenías que comprar
la membrana con las sondas listas para usar a una empresa extranjera. Lo que nosotros nos
propusimos en este proyecto es hacer nosotros la membrana. Tener el know how sin tener que
depender de la compra” (Responsable de Proyecto B, 2018).
La importancia de “no depender de la compra” puede relacionarse con la devaluación del
peso argentino frente al dólar (moneda de referencia para la importación), siendo que los
subsidios no se ajustan a los cambios sufridos en dicha relación, además de las facilidades
en el acceso que representa la “fabricación en casa”. También puede vincularse con la
necesidad de adaptar la detección de parásitos realizada por la membrana en cuestión a
aquellos más comunes para los países involucrados.
En otro de los casos, se observa que, aunque la problemática resulta diferencial en cada
uno de los contextos de referencia, la investigación presenta una utilidad en ambos casos.
Así, en la entrevista se comenta que:
“En Argentina, la acuicultura no está muy desarrollada y no tiene los problemas que tiene
la acuicultura a nivel mundial en los países donde es intensiva (…) [y tienen] condiciones de
hacinamiento (…) Nuestra investigación no es para una aplicación inmediata pero como para
una exportación (…) En México (…) interesaba más que nada para la industria camaronera. Ellos
tienen mucho cultivo de camarón y problemas no solo bacterianos sino de virales” (Responsable
de Proyecto C, 2019).
En este punto, cabe señalar que, frente al incremento de la población mundial y al cambio
de hábitos alimenticios, la acuicultura se ha convertido en una alternativa de producción.
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La misma es considerada como un sector prioritario y estratégico para el suministro de
alimentos y la generación de empleos e ingresos en los países en desarrollo. A su vez,
esta actividad enfrenta diferentes enfermedades que atacan la producción, así como una
sobreexplotación de gran parte de los bancos marinos del planeta. En este marco, cobra
centralidad la innovación (Beltrán, 2017).
América Latina se caracteriza por orientar su producción acuícola fundamentalmente
hacia la exportación, aunque ciertos productos también abastecen a los mercados internos.
Si bien en Argentina el volumen de producción de acuicultura continúa siendo pequeño,
existe un potencial de crecimiento, relacionado con los recursos naturales existentes, las
aguas de calidad y las instituciones de enseñanza, investigación y desarrollo, entre otros
(Panné, 2016). Avanzar hacia productos de mayor valor agregado implica el incremento
de los precios unitarios de exportación. En el caso de México, tiene condiciones naturales
para el desarrollo de la camaronicultura, representando un gran potencial para el desarrollo
económico. Dicho país se encuentra entre los primeros países en producción acuícola de
América y actualmente está generando desarrollos tecnológicos (y biotecnológicos) para el
cultivo de distintas especies (Beltrán, 2017).
4.4. La transferencia de los resultados del CAMEB: atisbos de vinculación con otros
sectores de la sociedad
En una de las entrevistas se destaca como positiva la posibilidad de difundir fuera de
nuestro laboratorio y fuera de Argentina, lo que nosotros hacemos y desarrollamos”. Como
ya se ha dicho, la colaboración internacional permite alcanzar un mayor grado de difusión
de los resultados, lo cual redunda en reconocimiento para los investigadores involucrados.
Ahora bien, el fragmento consignado más abajo reere también a la difusión por fuera de los
círculos meramente académicos. Al respecto, se arma:
“pudimos hacer un curso de posgrado en México para profesionales veterinarios (…) Fue
muy interesante hacer un curso intensivo de técnicas moleculares de diagnóstico veterinario,
conversar con los profesionales, compartir experiencias, compartir resultados de nuestro
laboratorio, escuchar los resultados de ellos” (Responsable de Proyecto B, 2018).
Se destaca aquí la importancia otorgada a la posibilidad de difundir los resultados del
proyecto realizado con los colegas mexicanos por fuera del sector cientíco del país, así
como por fuera del ámbito cientíco en general, en este caso, hacia los profesionales
veterinarios. Aunque el seminario se realizó en México, sin tener réplica en Argentina, en la
entrevista se arma haberse involucrado en iniciativas de difusión realizadas en el instituto
de pertenencia. Cabe señalar que, en los últimos años, el debate sobre los aportes que
realizan los cientícos a la sociedad se encuentra especialmente observado (Alonso, 2017),
tanto desde el punto de vista de las políticas cientícas como desde la reexión académica
(Lozano y Pérez-Busto, 2012), constituyéndose en un tema complejo donde intervienen
factores como las cuestiones presupuestarias, las políticas e instrumentos de promoción,
las metodologías de evaluación y las estrategias y signicados construidos por los propios
investigadores sobre la utilidad del conocimiento, entre otros (Di Bello, 2013).
En el caso particular del CAMEB, la transferencia de conocimientos hacia otros sectores de
la sociedad, especícamente hacia el sector productivo, aparece como uno de los objetivos
fundacionales fundamentales. A su vez, la realización de este tipo de actividad puede
relacionarse con la existencia de una especie de “orientación social” de los investigadores,
más allá de las exigencias del medio académico (Di Bello, 2013).
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Respecto de las posibilidades de vinculación con actores de la sociedad, otro de los
testimonios señala que, más allá de las potencialidades de la investigación, “por el lado de
Argentina no hay interés en privados(Responsable de Proyecto A, 2018). Más precisamente,
en su experiencia personal, ha encontrado que: Las empresas vienen y preguntan, pero
cuando ellos hacen los números no les dan por los impuestos y costos. No pueden hacer
inversión porque te cambian las reglas de juego mañana (Responsable de Proyecto A,
2018).
Esta armación puede comprenderse en un contexto argentino signado por una limitada
vinculación entre el sector cientíco y el sector empresarial en el campo de la biotecnología.
La mayor parte de las empresas no prioriza las inversiones en investigación y desarrollo
dentro de sus estrategias globales de inversión privada, no se cuenta con capital de riesgo
para starters biotecnológicos y se diculta el acceso a créditos, además de que el contexto
macroeconómico inestable limita los incentivos para proyectos de largo plazo de I+D de alta
tecnología (Anlló et. al., 2016).
En una de las entrevistas se subraya el acercamiento de una empresa biotecnológica al
grupo de investigación de pertenencia, con interés en los resultados obtenidos en el proyecto
nanciado en el marco del CAMEB, junto a otros subsidios previos y complementarios. Sin
embargo, identicó una serie de inconvenientes para concretar la transferencia de dichos
conocimientos. Al respecto, se comenta que:
“Nuestras cepas tuvieron resultados muy interesantes (…) En 2017, una empresa biotecnológica
se contactó con nosotros por el interés en estas cepas. Ahí tuvimos que resolver un problema
(…) salió el protocolo de Nagoya (…) que [indica que] todo material biológico que pueda tener
aplicación, obtener regalías o comercialización, tiene que tener autorización de la Provincia a la
que pertenece ese organismo (…) El problema era que (…) no teníamos la autorización, que es
el día de hoy que todavía estamos en trámite (…) los tiempos se fueron dilatando (…) la empresa
por momentos decía que si eso se dilataba tanto no iba a tener interés (…) Esta empresa estaba
interesada para exportación del producto” (Responsable de Proyecto C, 2019).
De acuerdo con Silvestri (2017), el Protocolo de Nagoya apunta a una participación justa
y equitativa en los benecios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos,
teniendo en cuenta la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible.
Su instrumentación nacional supone grandes dicultades, ya sea por la escasa capacidad
humana e institucional ante una temática tan compleja, la falta de inclusión de las partes
interesadas en los procesos de toma de decisión, o las ambigüedades y controversias
generadas por el propio texto. En Argentina, dicho Protocolo fue aprobado en noviembre de
2015 por la Ley 27.2466.
4.5. Los aspectos negativos del CAMEB: los del propio instrumento y los del
contexto cientíco-tecnológico más amplio
Si bien los entrevistados han dado cuenta de los aspectos positivos de la experiencia
de participación en el CAMEB, también señalaron aspectos negativos que corresponden
tanto a la puesta en marcha del propio instrumento como a los cambios más amplios en la
política cientíco-tecnológica del país. En lo concerniente al primer tipo de críticas, uno de
los testimonios señala que:
6 Por esta Ley se aprueba en Argentina, el Protocolo de Nagoya sobre Acceso a los Recursos Genéricos y Participación Justa y
Equitativa en los Benecios que deriven de su utilización al Convenio sobre la Diversidad Biológica, celebrado en Nagoya. La misma
fue sancionada en noviembre de 2015, promulgada en diciembre de 2015 y entrada en vigor en 2017 (Infoleg, 2020).
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“Hubo demoras muy importantes en la cesión de fondos. [La contraparte mexicana] recibía el
dinero mucho tiempo antes, entonces (…) hubo desajustes de tiempo… todo fue más rápido y
más ágil en México. Como ellos empezaron antes tenían que informar antes y muchas cosas que
íbamos a hacer nosotros (…) estaban retrasadas porque no teníamos los fondos” (Responsable
de Proyecto B, 2018).
Aquí se hace referencia a lo estipulado en la convocatoria, donde cada agencia nacional
se comprometió a otorgar el nanciamiento a la contraparte correspondiente, de acuerdo
con sus procedimientos y tiempos administrativos. En este caso, se señalan los desajustes
ocasionados en la cesión de fondos, lo cual desestabilizó la organización del trabajo cientíco
y fue en detrimento de una colaboración “en sentido fuerte” (Katz y Martin, 1997). En lo que
respecta al segundo conjunto de críticas, se señala que:
“fue una lástima que no hubiese más llamados. La falta de continuidad de estas cosas hace que
por más que tengamos buenas ideas y ganas de seguir trabajando en conjunto, si no aparecen
las convocatorias adecuadas para hacerlo, no hay manera (…) Lo malo que le veo es esta cosa
de única, de que no se sostiene en el tiempo” (Responsable de Proyecto B, 2018).
Cabe señalar que, desde un punto de vista histórico, los países de América Latina
se han caracterizado por débiles sistemas cientíco-tecnológicos y escasas iniciativas
gubernamentales para la promoción de la cooperación latinoamericana (Marí et. al., 2001). Sin
embargo, a principios del siglo XXI se reconocen dos procesos paralelos e interconectados:
de una parte, la promoción de los sistemas cientíco-tecnológicos latinoamericanos; de
otra, el incremento de iniciativas y nanciamiento para poner en marcha proyectos de
cooperación entre contrapartes de América Latina (Zurbriggen y González, 2010). Puede
considerarse que la creación del Centro Binacional bajo estudio, constituye una expresión
de estos procesos.
Sin embargo, se trató de una experiencia de corto plazo, acotada a unos pocos proyectos
de dos años cada uno, que en la práctica se extendieron algo más. En este punto, cabe
señalar que los países de América Latina se caracterizan por los vaivenes producidos en
las políticas cientíco-tecnológicas y en sus relaciones exteriores prioritarias a raíz de los
cambios en los mandatos presidenciales de distinto signo político. Por su parte, el desarrollo
cientíco-tecnológico y la cooperación internacional constituyen procesos de largo aliento
que requieren de estabilidad en el nanciamiento y en el apoyo político para sostenerse.
Como resultado, se añade incertidumbre a los emprendimientos cientícos y tecnológicos
(Forero-Pineda y Jaramillo-Salazar, 2002).
Otra de las críticas reere a la distancia entre los lineamientos explícitos referidos a la
transferencia de conocimientos hacia el sector privado y las posibilidades concretas de
lograrlo. Al respecto, se menciona que:
“Nosotros vimos (…) que salían todos estos proyectos con aplicación y que a nosotros nos
interesaba mucho la investigación aplicada (…) [Pero] cuando llegamos a ese momento [de la
transferencia] vimos (…) un desfasaje entre lo que se dice y lo que realmente se puede hacer (…)
No hay una coordinación entre los diferentes actores que deberían estar todos coordinados para
cuando uno termina una investigación y es aplicada se lleve a cabo y se transera” (Responsable
de Proyecto C, 2019).
En este punto, cabe señalar que la evaluación de la actividad de los grupos de investigación
en el marco de iniciativas como los Proyectos de Investigación Cientíca y Tecnológica
(PICT), aunque se han logrado avances importantes en cuanto a la cuanticación de ciertos
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impactos, se basan en la contabilización del número de publicaciones y del número de citas
(Britto, 2017). Además, se ha señalado la importancia de acompañar la apertura de líneas
de nanciamiento para proyectos “aplicados”, con una interacción entre los actores y una
explicitación del proceso de construcción de signicados posibles de utilidad (Alonso, 2017).
4.6. La cooperación con Europa y la cooperación con América Latina: comparaciones
emergentes
Al contraponer la experiencia de colaboración con contrapartes latinoamericanas y la
participación en actividades de cooperación extra regionales, en una de las entrevistas se
señala que: Con los países latinoamericanos (…) las realidades son parecidas. Además
de que hablamos el mismo idioma, las realidades en cuanto al tema cientíco, la escasez
de fondos, las dicultades… todo es muy similar. Es muy fácil, muy sano, entenderse
(Responsable de Proyecto B, 2018).
En este caso, se señala la importancia de compartir el idioma, así como las temáticas de
estudio y las problemáticas laborales cotidianas, lo cual permite un mayor entendimiento
entre las partes. Ahora bien, la cooperación entre países en desarrollo puede promover
además mayores niveles de apropiación y horizontalidad, el establecimiento de una relación
más simétrica, el impulso de iniciativas más cercanas a las necesidades de los socios,
el intercambio de experiencias exitosas entre países que afrontan desafíos similares y el
desarrollo mutuo de capacidades (Santander, 2012). Por su parte, respecto de la cooperación
con países desarrollados, uno de los testimonios destaca la existencia de problemas en
común entre los países latinoamericanos involucrados, los cuales no son compartidos por
los países de Europa:
“Me parece que cuando la problemática que uno trabaja es la problemática del país es más
fácil (…) Hay garrapatas en la zona mediterránea de Europa, pero no tiene el mismo impacto que
en Argentina y México (…) La agenda la pone la Unión Europea [y] los llamados (…) son muy
especícos en cuanto a temas” (Responsable de Proyecto B, 2018).
La literatura considera que los cientícos de América Latina que trabajan en megaredes
internacionales (como es el caso de los Programa Marco de la Unión Europea) son
seleccionados por sus capacidades para la producción cientíca y el desarrollo de proyectos
interdisciplinarios (Cuadros, Martínez y Torres, 2008) y asignados a actividades rutinarias
como controles y pruebas, enmarcadas dentro de los parámetros estipulados previamente
por los grupos centrales (agendas de investigación y metodologías de trabajo). Los
Programas Marco, especícamente, buscan integrar recursos y capacidades dispersas
geográcamente para desarrollar trabajos de excelencia cientíca y tecnológica en ciertos
temas prioritarios de la Unión Europea, contribuyendo al liderazgo de dicha región (Gaillard,
1994; Kreimer, 2006). Por su parte, el trabajo en temas y tecnologías de frontera en países
no centrales, puede llevar a insertarse en agendas dominadas por las naciones del centro
(Hurtado et. al., 2017)
Por su parte, otro de los fragmentos menciona que, aunque la metodología es similar
en cualquier parte del mundo, no cambia sea acá o en Europa”, los temas de trabajo sí se
modican. En el caso de Latinoamérica se abordan temas relacionados con la producción
que cada país tiene(Responsable de Proyecto B, 2018). En este punto cabe señalar que
la biotecnología moderna constituye una tecnología que tiene un conjunto de principios
cientícos y técnicos comunes, genéricos y especícos por actividad, de corte universal.
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Sin embargo, la presencia de especicidades locales en los diversos ámbitos de aplicación,
requiere de procesos adaptativos a usos en regiones especícas (Bisang, Campi y Cesa,
2009).
De acuerdo con Bisang et. al. (2009), aunque el grueso de los temas de las agendas de
investigación responde a las demandas de las sociedades más avanzadas, la variabilidad
genética, las particularidades de suelos y climas, las patologías locales o regionales, perles
alimentarios propios, las mutaciones de virus, entre otros, demanda la necesidad de espacios
propios para estos desarrollos en las agendas de las investigaciones locales. Asimismo,
cabe recordar que los desarrollos cientícos en este campo de la tecnología tienen una clara
y –a veces- predeterminada utilización en actividades productivas concretas. Ahora bien, en
América Latina se cuenta con avances cientíco-tecnológicos y productivos en biotecnología,
así como con una larga trayectoria evolutiva en los sectores productivos ubicados “aguas
abajo” en el entramado productivo, a saber, agricultura, ganadería, alimentos, medicamentos,
vacunas, etc. Así, “si lo biotecnológico afecta el sentido económico de los recursos naturales,
estas tecnologías no son neutrales para las economías locales” (Bisang et. al., 2009, p. 83).
Reexiones nales
El presente trabajo se propuso aportar al estudio de la cooperación cientíco-tecnológica
entre Argentina y México a principios del siglo XXI, tomando el caso del Centro Argentino-
Mexicano de Biotecnología, creado en 2011. La iniciativa se dio en el marco de relaciones
cordiales entre Argentina y México. En el caso de México, los estudios de política exterior
señalan que la gestión de Peña Nieto sostuvo relaciones cordiales con los gobiernos
latinoamericanos de distinto signo político como Argentina. En el caso argentino, la
administración de Cristina Fernández buscó fortalecer las relaciones con Latinoamérica.
En ambos casos, se consideró la investigación y el desarrollo en biotecnología como un eje
estratégico para el desarrollo de los países.
En este marco, organismos cientíco-tecnológicos gubernamentales de estos países
crearon conjuntamente el CAMEB en 2011. Desde un punto de vista formal apuntó a
profundizar los lazos argentino-mexicanos en ciencia y tecnología, potenciar la relación entre
conocimiento, innovación y desarrollo económico, enlazar el sector público con el privado,
perfeccionar recursos humanos, generar e intercambiar conocimientos y articular núcleos
de investigación e infraestructura existente. Desde el punto de vista operativo, se nanciaron
cuatro proyectos en la modalidad PICT Internacional. La convocatoria se realizó nalizando
2012 y la puesta en marcha se dio a partir del año siguiente. De acuerdo con el análisis
realizado sobre las entrevistas mantenidas con los responsables argentinos de proyecto, el
Centro permitió apoyar lazos cientícos pre-existentes, generados inicialmente a partir de
la participación conjunta en proyectos de investigación nanciados por fondos europeos.
Se destacó la importancia de los vínculos previos para dar cauce al instrumento de política
pública, así como la centralidad de los recursos económicos para dinamizar y profundizar
los lazos entre investigadores latinoamericanos. Al nalizar este nanciamiento especíco
y no abrirse nuevas convocatorias, la colaboración pasó a depender de las posibilidades
nancieras individuales de los distintos grupos de investigación involucrados, lo cual varía
de acuerdo con las condiciones generales de la ciencia y la tecnología a nivel nacional.
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Entre las actividades realizadas se encontró la publicación conjunta, la presentación a
congresos, la formación de recursos humanos, el trabajo interdisciplinario, la formación en
nuevas técnicas, la fabricación de instrumentos para la experimentación y los intentos de
articulación con otros sectores de la sociedad. Los proyectos avanzaron sobre distintas
problemáticas de interés mutuo, ya sea para brindar soluciones al ámbito local o presentar
soluciones potencialmente exportables, complementando capacidades, técnicas y
conocimientos. La vinculación con otros sectores de la sociedad encontró limitaciones como
el comportamiento empresarial, los tiempos administrativos, las dinámicas macroeconómicas
y las prácticas de evaluación cientíca.
El trabajo rescató, además, la particularidad “latinoamericana” de la cooperación,
destacando la importancia del entendimiento idiomático y las problemáticas compartidas,
en contraposición con experiencias desplegadas junto a naciones de mayor desarrollo
relativo. Esto resulta de relevancia, ya que los investigadores de América Latina han tendido
a conectarse principalmente con cientícos y laboratorios de países europeos o de Estados
Unidos. Aunque en general la colaboración entre colegas de la región ha sido un fenómeno
espontáneo, individual, informal y motorizado por iniciativas de cooperación extra-regional
(Velho, 2000), en este caso, se ha promovido la vinculación entre cientícos latinoamericanos
a través de un instrumento de política pública.
De acuerdo a lo consignado, esta iniciativa tuvo limitaciones referidas a la ausencia de
coordinación en cuestiones de nanciamiento. Por su parte, los objetivos señalados en el
protocolo fueron más amplios que los alcanzados en las experiencias concretas, sobre todo
en lo referido a la articulación entre el sector cientíco-tecnológico y el productivo, aunque
puede comprenderse como una meta de más largo plazo. Los proyectos nanciados (PICT
internacionales), buscaron poner en relación a los grupos de investigación de distintos
países contraparte, a diferencia de los ANR y PIDEM, que apuntan a la vinculación entre
empresas y entre éstas y sectores cientícos.
Por otra parte, puede vincularse con el hecho de que fue una iniciativa de corto plazo,
ya que hubo una única convocatoria hacia nes de 2012 donde se seleccionaron cuatro
proyectos de dos años, sin que hubiese nuevos llamados. Tal como se mencionó, a
partir de 2015 hubo un cambio en el signo político del gobierno argentino que modicó
la política cientíco-tecnológica desarrollada hasta el momento, incluyendo las iniciativas
de cooperación internacional en el sector7. Si bien amerita una investigación especíca,
la ausencia de nuevas convocatorias en el CAMEB puede comprenderse en el marco de
dimensiones económicas, políticas y sociales más amplias, referidas al rol atribuido al
conocimiento cientíco y tecnológico, al desarrollo industrial y a la cooperación con la región
latinoamericana en los distintos modelos de país. Así, será necesario estudiar el devenir
de este tipo de iniciativa ante las transformaciones políticas, económicas y cientíco-
tecnológicas por las que ha atravesado Argentina en tiempos más recientes.
De acuerdo a lo analizado, se vislumbra la importancia de contemplar tanto el contexto
cientíco-tecnológico como el marco más amplio de políticas interconectadas, como
pueden ser la exterior y la económica, para comprender los alcances y limitaciones de la
cooperación internacional en el sector. Asimismo, se reconoce la necesidad de contar con
7 Así, entre 2015 y 2019 hubo una caída en el número de convocatorias para el desarrollo de iniciativas conjuntas con pares del
extranjero y, en muchos casos, una suspensión de intercambios internacionales previstos y organizados en el marco de proyectos
conjuntos seleccionados y nanciados, originado por el retraso de las partidas presupuestarias (Bonsignore, 2019).
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políticas estatales que promuevan, articulen, orienten, nancien y evalúen la cooperación
internacional, buscando socios adecuados, atendiendo a problemáticas del país y
promoviendo la vinculación con sectores extra-cientícos. Por su parte, se comprende la
importancia de contar con una estabilidad y transversalidad en los lineamientos del sector
en pos de promover una cooperación internacional en ciencia y tecnología orientada hacia
la resolución de problemáticas de interés para los países involucrados, en un marco de
horizontalidad y complementariedad con los socios seleccionados, donde América Latina
presenta gran importancia para el trabajo conjunto. Finalmente, resulta relevante prestar
atención a las dinámicas y condicionamientos internacionales que conlleva el caso de
tecnologías estratégicas.
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Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en junio de 2020, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Vol.3257
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CUADERNOS LATINOAMERICANOS
Vol. 32 , Enero-Junio 2020
ISSN: 1315-4176
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EN ESTE NÚMERO
EDITORIAL
Elita Luisa Rincón Castillo
La revista cientíca académica como instrumento de divulgación y difusión de la
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