Cambios electrolíticos en caninos con gastroenteritis infecciosa / Guaman-Simba y col. _______________________________________________
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INTRODUCCION
Las afectaciones gástricas se han vuelto relevantes en la clínica de
mascotas [17], constituyéndose en el segundo motivo de consulta en la
clínica diaria [9], siendo los de orden infeccioso los más comunes [7],
sobre todo al considerar que cualquier perro (Canis lupus familiaris) es
susceptible a sufrir gastroenteritis infecciosa, siendo los cachorros y
pacientes geriátricos los más susceptibles [14].
La gastroenteritis es la inamación de estómago e intestino y se
caracteriza por presentar vómitos y diarreas, como sintomatología
más frecuente, además de pérdida del apetito, sed, evidente malestar
físico y deshidratación, presentando además dolor en la zona abdominal
[14, 24]. Por lo general, la gastroenteritis infecciosa no es mortal,
no obstante, eso depende de la causa que la provoque y el grado de
deshidratación [1]; sin embargo se debe considerar que la diarrea se
presenta como un mecanismo de defensa para eliminar rápidamente
la causa que la provoca [14, 15]. Las diarreas infecciosas son causadas
por bacterias como Salmonella spp. y Campylobacter spp. entre las más
comunes, estimando más de 200 mil casos de gastroenteritis por estas
causas [8, 19, 21]., en tanto que en las parasitosis, los protozoarios
presentan una prevalencia del 64,8% y helmintos de 24% [13] llegando
incluso a eliminar parásitos con la diarrea [6, 13].
Los uidos corporales se disponen en compartimentos funcionales
dinámicos y estructurados, el mantenimiento de volumen y su
composición es primordial, considerando que los electrolitos realizan
funciones vitales, como los movimientos transmembrana que permite
eventos que denen la conducción nerviosa y contracción muscular,
siendo esenciales también como cofactores en reacciones metabólicas
mediadas por enzimas [16].
El agua corporal total (ACT) es aproximadamente 60% del peso, que
varía por aspectos nutricionales, siológicos, edad, y disponibilidad
de agua [3], se conoce que en animales obesos existe un 40% ACT,
en atletas 65% ACT y un 75% ACT al nacimiento [22].
La pérdida de electrolitos en la sangre es importante ya que su décit
provoca problemas cardíacos, renales, respiratorios, e infecciosos. [4],
pudiendo verse estas pérdidas exacerbada por el vómito y la diarrea [1].
El equilibrio ácido-base depende de la cantidad de electrolitos y
gases en sangre, sus cambios producen alteraciones siológicas,
provocando hipofunciones celulares, por lo tanto, un diagnóstico
ecaz de electrolitos y sustancias reguladoras, permiten controlar
la funcionalidad de los sistemas del cuerpo animal [23], razón
por la cual los pacientes que presentan deshidratación, están
catalogados como emergencias o urgencias, siendo importante la
instauración de la uidoterapia, como respuesta inmediata, para los
cual es necesario conocer la cantidad de electrolitos perdidos [22],
consecuentemente conocer los valores de electrolitos circulantes
es de suma importancia para la salud, seguimiento, diagnóstico y
tratamiento de la enfermedades gastrointestinales y posteriores
estudios nutricionales [12], considerando que el equilibrio ácido-base
es fundamental para tener un correcto funcionamiento enzimático
[11], cobrando importancia sobre el sistema urinario, endócrino,
respiratorio y principalmente digestivo, consecuentemente en la
deshidratación es determinante conocer las causas que la provocan y
establecer un tratamiento que permita revertir la situación y equilibrar
el organismo [2].
MATERIALES Y METODOS
La muestra poblacional del presente estudio fue de 30 caninos
domésticos, que ingresaron al albergue municipal de Ambato, Ecuador,
producto del decomiso de venta ilegal de perros en el Mercado América,
sin diferencia de edad o sexo y cuyo factor común era presentar
sintomatología de desórdenes gastrointestinales.
Se tomaron 30 muestras para exámenes coprológicos mediante la
introducción de un hisopo por el recto, posterior a ello la muestra se
colocó en frascos estériles para recolección de heces, las muestras
fueron transportadas en un termo de refrigeración a una temperatura
aproximada de 4 ˚C para su análisis. El examen coprológico se realizó
en tres procesos: Primero: observación directa de las heces por
medio de frotis con suero siológico, que permitió la observación
de parásitos pesados; el segundo proceso se realizó con solución de
sulfato de magnesio y el tercero fue con solución salina, que permitió
la observación de parásitos livianos
Se tomaron 2 mililitros (mL) de sangre venosa por punción yugular,
con agujas hipodérmicas 23 gauss en jeringas de 3 mL, las muestras
fueron colocadas en tubos de ensayo tapa roja, las muestras fueron
transportadas un termo de refrigeración a una temperatura aproximada
de 4 ˚C para su análisis, su lectura se realizó en analizador DRI-CHEM
NX500i marca FUJIFILM de fabricación japonesa del año 2016.
En tanto que las gastroenteritis de origen viral se diagnosticaron
en los pacientes en estudio a través del test kit de canine parvovirus
(SensPERT).
Los datos obtenidos fueron analizados mediante un análisis de
varianza (ANAVA) considerando el efecto de la causa de la diarrea
(parasitaria o viral), sobre los valores de los electrolitos circulantes
en sangre: potasio (K), sodio, (Na) y cloro (Cl), mediante el uso del
programa estadístico SAS versión 9.1.3 [20].
RESULTADOS Y DISCUSION
En la TABLA I se puede apreciar los valores obtenidos de cada
muestra analizada. En la misma se observan los valores de K, Na,
y Cl, tanto para los perros con diarreas de origen parasitaria y de
origen viral. Los microorganismos encontrados a causa de la diarrea
de origen parasitario correspondieron a Toxocara canis; mientras
que, las diarreas de origen viral correspondieron a la enfermedad
de la parvovirosis producida por el virus canino tipo 2 (CPV-2), no se
recibieron perros con diarreas de origen bacterianos o alimentarias.
Los valores obtenidos mediante estadística descriptiva
correspondieron a niveles normales de estos electrolitos, en la literatura
reportados por Dibartola [5], de 3,82 – 5,34
µMol·L
-1
;
141 - 153
µMol·L
-1
;
y 108-117 µMol·L
-1
, para K, Na y Cl, respectivamente. No obstante, en el
caso de la diarrea de origen parasitario, los niveles de K se presentaron
ligeramente con valores superiores a los encontrados en las diarreas por
parvovirosis, lo que llevó a realizar un análisis de varianza, obteniéndose
diferencia signicativa (P<0,0002) entre los microorganismos causantes
de la diarrea en estos pacientes (TABLA II).
Los resultados de este estudio indican que una de las principales
causas de las diarreas fueron producto de la parvovirosis canina, cuyo
agente etiológico es el parvovirus canino tipo 2 (CPV-2), la misma
que es considerada la causa más importante de enteritis viral en
cachorros [10, 18].