Detección de Helicobacter pylori en caninos, mediante técnica ELISA / Montaño-Gualán y col. __________________________________________
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INTRODUCCIÓN
El Helicobacter pylori es una bacteria Gram negativa con forma de
bacilo helicoidal que habita en el epitelio gástrico de los animales y
humanos [22]. La infección por H. pylori se caracteriza por producir
inamación de la mucosa gástrica, la cual puede progresar llegando a
producir gastritis, úlcera péptica y representa un factor importante en
el desarrollo de cáncer gástrico, por lo que es considerado un agente
carcinógeno de tipo I en el humano, produciendo adenocarcinomas
o bien el linfoma de tejido linfoide asociado a mucosa (MALT), siendo
declarada en 1994 por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
“carcinógeno biológico denitivo” [1, 6].
Como reservorio natural del H. pylori ha sido considerado el
hombre, no obstante diversos estudios realizados a nales del siglo
XIX han determinado la presencia de bacterias espirales también
en el estómago de perros (Canis lupus familiaris) y gatos (Felis catus)
sanos y con sintomatología de enfermedades gástricas; por lo que,
la identicación de estos microorganismos en perros es relevante,
debido al rol patogénico que estas bacterias espirales desempeñan
y sus evidencias sustanciales del potencial zoonótico [23]. Estudios
revelan que el estrecho contacto de las mascotas con seres humanos
permiten manifestar una probable transmisión zoonótica al haber un
predominio bacteriano en la mucosa gástrica de los perros, dando
prioridad a estudios de las infecciones bacterianas ocasionadas por
este patógeno e importancia dentro de la Medicina [9].
En los animales, el espectro de hospedadores es amplio e incluye
distintos mamíferos como perros, felinos, hurones (Mustela putorius
furo), nutrias (Lutrinae), suinos (Sus scrofa domesticus), lobos marinos
(Otaria avescens), entre otros; además, se ha logrado amplicar el
ácido desoxirribonucleico (ADN) bacteriano a partir de materia fecal
de numerosas especies, principalmente mamíferos, pero también en
un número pequeño de aves y reptiles [26]. Esta capacidad de infectar
a un amplio número de especies es una muestra de su éxito en la
colonización de vertebrados y también de la diversidad que podría
albergar el género. Las bacterias gástricas encontradas en perros
son: H. felis, H. bizzozeroni, H. salomonis, Flexis pira rappini (H. rappini)
y H. heilmannii [4, 31]. La infección se ha detectado en cachorros de
tan solo de 2 meses (mes) y hasta perros adultos de 11 años de edad
(ADE), así como en gatos de 5 mes a 10 ADE, Helicobacter spp. se ha
sugerido como un factor etiológico de gastritis crónica [7, 10, 12].
Por lo tanto, el contacto con animales de compañía se considera
como un medio de transmisión, aunque no se ha podido asociar
en todos los casos reportados. En perros y gatos, al igual que en
el humano, la infección con estas bacterias es causa de gastritis
crónica; en cuanto a los síntomas, las personas infectadas pueden
presentar dolor epigástrico agudo o crónico, así como náuseas, acidez
estomacal, vómito, defecación irregular, dicultad para comer y
disminución del apetito [15], también ha sido reportada la coinfección
de especies animales con H. pylori en un mismo hospedador [1].
Algunos estudios indican que el H. pylori no está presente en perros,
siendo las formas más comunes de Helicobacter que se encuentran
en los perros felis y heilmannii. Otras especies encontradas en perros
son H. rappini y H. salomonis. Las bacterias habitan el revestimiento
mucoso del estómago y las cavidades glandulares. En el humano,
la infección persiste durante toda la vida, aunque se ha descrito su
eliminación natural, siendo el modo de transmisión más común de
persona a persona o por el contacto directo con la saliva, vomito e
incluso las heces fecales [24].
La prevalencia de estas bacterias espiriformes en perros uctúa
entre un 67-100%. H. bizzozeronii, seguido de H. heilmannii, H. salomonis
y H. felis en menores proporciones [2]. A pesar de esto, la especie que
más ha sido aislada en humanos asociada a infección por caninos es
H. heilmannii [4].
Estas especies encontradas en perros y gatos suelen ser de un
mayor tamaño y más espiraladas que H. pylori, por lo cual pueden
diferenciarse fácilmente al microscopio óptico, aunque no pueden
diferenciarse entre sí, por lo que actualmente, para mencionar a estas
bacterias cuando son identicadas por su morfología y no a nivel de
especie, se utiliza el término Helicobacter no H. pylori “non-H. pylori
Helicobacter”. (NHPH) [14, 15].
La ciencia asegura que los perros y gatos pueden ser colonizados por
diversas especies de Helicobacter spp., las cuales cuentan con diversas
variedades como H. felis, H. bizzozeronni, H. salomonis (cultivables)
y H. bilis en estómagos caninos, todos ureasa y catalasa positivos,
semejantes en longitud y grosor [1]. Las infecciones ocasionadas por
estos microorganismos se pueden proveer por dos o más especies
de Helicobacter, tanto en perros como en gatos siendo las más
encontradas las variedades de H. fennelliae, H. cinaedi, H. canis y H.
bilis en perros aisladas de materia fecal e intestino a diferencia de H.
canis y H. bilis que fueron aisladas del hígado [13, 14, 18].
Existen diferentes métodos para diagnosticar la infección por H.
pylori; uno es detectando anticuerpos o antígenos especícos en una
muestra de sangre del paciente o de heces. En el humano también
se utiliza la prueba del aliento con urea, en la cual el paciente bebe
urea marcada con C
14
o C
13
, produciéndose posteriormente (debido
al metabolismo de la bacteria) dióxido de carbono marcado, el cual
es detectado en la respiración. Otro método de diagnóstico es la
biopsia, al igual que el método histológico o de cultivo celular. Uno de
los métodos de detección más sensibles corresponde a la reacción
en cadena de la polimerasa (PCR), la cual permite también identicar
genes asociados a virulencia (CagA y VacA), genes asociados a
adhesión (BabA) y genes de resistencia a antibióticos [14, 21, 32].
En la actualidad, los métodos de diagnóstico más utilizados, al no
ser invasivos, siendo prácticos, baratos, cómodos y de fácil aplicación
son los inmunoensayos enzimáticos y la PCR, ya que son métodos
conables para diagnosticar una infección activa y conrmar un
tratamiento efectivo [27, 33].
La prueba de EIA del antígeno de H. pylori (Kit) es un inmunoensayo
enzimático de fase sólida basado en el principio de doble sándwich
para la detección semicuantitativa del antígeno de H. pylori en heces
humanas, no obstante, utilizada en perros y gatos [33]. La metodología
consiste en poner en contacto la placa del micropocillo, la cual está
recubierta con un anti-H monoclonal (anticuerpos Pylori). Tomada las
muestras de heces del paciente, se procede a extraer los antígenos
(H. pylori) con una solución de extracción y se agregan a la placa
de micropocillos recubierta de anticuerpos con los anticuerpos
conjugados enzimáticamente contra H. pylori. Si los especímenes
contienen antígenos, se unirán a los anticuerpos recubierto en la
placa de micropocillos y este conjugado formará complejos antígeno-
conjugado, en caso no presentar antígenos los complejos no se
formarán. Después de la incubación inicial, la placa de micropocillos
se lava para eliminar materiales no enlazados, se agregan sustrato
A y sustrato B y luego se incuban para producir un color azul que
indica la cantidad de antígenos presentes en los especímenes. Se
agrega una solución de ácido sulfúrico a la placa del micropocillo para
detener la reacción que produce un cambio de color a partir de azul