Bicentenario de A. R. Wallace
3
ANARTIA
Publicación del Museo de Biología de la Universidad del Zulia
ISSN 1315-642X (impresa) / ISSN 2665-0347 (digital)
https://doi.org/10.5281/zenodo.10523815 / Anartia, 37 (diciembre 2023): 3-6
Alfred Russel Wallace:
el naturalista humilde, descolonizado y moderno
El 8 de enero de 2023 se cumplieron 200 años del na-
cimiento de Alfred Russel Wallace (n. Llanbadoc, Gales:
8.01.1823; m. Broadstone, Inglaterra: 7.11.1913), perso-
naje destacado en la historia principalmente como viajero,
explorador y naturalista, pero fundamentalmente por ser
coautor de la teoría de la selección natural como la fuer-
za directriz principal del proceso evolutivo en los seres vi-
vientes (Darwin & Wallace 1858), llamado poco después
origen de las especies” (Darwin 1859). Se trata de un con-
junto de ideas que propiciaron la mayor transformación de
las ciencias biológicas y cuyo prolongado debate se expan-
de aún hacia muchos campos del conocimiento (Dennett
1995). En una parte por la propaganda popular y en otra
por la voluntaria actitud de Wallace de mantener su nom-
bre en el segundo plano (Williams-Ellis 1966), esta hipóte-
sis, todavía la más importante de la biología suele atribuir-
se exclusivamente a Charles Darwin. Tanto Darwin como
Wallace fueron personas humildes, pensadores profundos
sustraídos paulatinamente de los entornos ruidosos de la
sociedad que los aplaudió, los criticó y los hizo célebres,
dedicados a la lectura, la reexión y a la expresión de ideas
a través de la escritura.
La personalidad de Wallace empieza a hacerse grande
al retractarse parcialmente de su entusiasmo juvenil por la
selección natural y situarse a la sombra de Darwin, ocu-
pándose, sin detrimento de su dignidad, de promulgar
el “darwinismo” como escuela de pensamiento (Wallace
1889). Así demarcó sutilmente la primera línea que divi-
dió y divide su propia tendencia losóca de la del natura-
lista del Beagle.
La obra escrita de Wallace es enorme y variada. Cuando
falleció casi a los 91 años había dejado impresos 21 libros
y poco más de 700 artículos dispersos en revistas y otros
periódicos (Raby 2001, Smith & Beccaloni 2008). Hoy
lo recordamos especialmente en este medio de difusión
cientíca por sus contribuciones a la narrativa descripti-
va de viajes, propia del “siglo maravilloso” en el que cursó
gran parte de sus vida (Wallace 1898, 1905), por sus épicas
campañas de exploración y el descubrimiento biológico de
América (cuenca del Amazonas, Wallace 1853a, b) y Asia
tropical (Archipiélago Malayo, Wallace 1869), su magní-
co aporte empírico al reconocimiento e interpretación de
las áreas de distribución de las formas de vida animal, a la
noción de zonicación biogeográca, de las barreras físi-
cas, de los límites, y del componente histórico involucrado
en el misterio de las regiones y sus biotas (Wallace 1876,
Bueno & Llorente 2003). Exploró exhaustivamente la sin-
gularidad de las formas de vida en insularidad en relación
a la dinámica de cambio geológico y al problema evoluti-
vo (Wallace 1880), y fue un pionero de nuestra geografía
amazónica (inspirado por Humboldt). Su estadía entusias-
ta y romántica en territorio venezolano en 1851, episodio
histórico relativamente poco conocido en nuestro país, es
Alfred Russel Wallace a los 25 años (1848), justo antes de su viaje
a Suramérica.*
* Reproducción de un daguerrotipo de autor desconocido (probablemente omas Sims). © National Portrait Gallery, Londres (con licencia de
Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0-Unported. http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/)
Á. L. Viloria & C. Bosque
4
un interesante tema que amerita profundización (Lanci-
ni 1994, Ortega-Mendoza 1994, Lindorf 2018, Romero-
González et al. 2019, Limeira-DaSilva 2022).
Aún no había cumplido cincuenta años, y hallándose
en la preparación de sus principales contribuciones a la
biogeografía, Alfred Russel Wallace se vinculó a un círculo
social dedicado a las prácticas espiritistas. Su capacidad de
observación, su sensibilidad e intuición, su mentalidad he-
terodoxa, pero sobre todo su búsqueda de lo transcenden-
tal lo transformaron en un espiritista convencido, testigo
de excepción de experiencias paranormales que el mismo
describió y declaró imposibles de explicar por la ciencia
(Wallace 1875). Nunca abandonó sus certezas en torno al
espiritualismo, aunque le ganaran detractores, críticos y
malas voluntades en un amplio sector de la sociedad cien-
tíca decimonónica tan escéptica como arrogante.
Como si este atrevimiento no fuera suciente, Wallace,
quien había trabajado en su juventud como agrimensor y
conocido de cerca el campesinado y el habitante de la cam-
piña inglesa, habló con voz propia sobre la nacionalización
de la tierra, proponiendo que el estado expropiara a precios
controlados los excesivos predios de los terratenientes y
distribuyera la propiedad de la tierra más equitativamente
entre la gente que demostrara su capacidad para utilizar-
la (Wallace 1882). A medida que maduraba y envejecía,
este sabio criado en la patria del colonialismo moderno,
hablaba del progreso moral a través de lo que en el siglo
XXI hemos dado en llamar descolonización y criticaba
abiertamente la inclinación histórica esclavista de Europa,
desacreditando en su discurso lo que veía ocurrir dentro y
fuera de las islas británicas: la decadencia moral y la crisis
socioeconómica nacional y la expansión brutal y acelerado
del imperio en sus colonias del tercer mundo.
Recurre en sus artículos y libros su preocupación por el
destino de la clase trabajadora, el aumento del desempleo,
la vergüenza de los salarios bajos, los negocios insanos, el
empobrecimiento de las mayorías, la baja calidad de las vi-
viendas, el despoblamiento de las zonas rurales y el escán-
dalo del monopolio de la tierra por parte de unos pocos.
Se hace crítico de las élites de clases altas de Europa,
según él viviendo con lujos vergonzosos, mientras que un
cuarto de la población mundial se hallaba en penuria hun-
diéndose por debajo del umbral de la pobreza. Reexiona
sobre las hambrunas y la proliferación de enfermedades
fatales producidas por los abusos de las (malas) condicio-
nes de trabajo. Intenta recuperar algunas lecciones morales
del análisis de logros y fallos de las huelgas de trabajadores
(Wallace 1885, 1913a, b).
Esta densidad de temas alimentaba el pensamiento de
Wallace mientras se hacía más crítico de la teoría de la se-
lección natural, a través del reconocimiento de sus limita-
ciones para explicar la mente pensante, la autoconsciencia
humana y el puesto del hombre en el universo, un tema
principal y recurrente de varias escuelas importantes de -
losofía (Wallace 1903).
No es extraño entonces encontrar el señalamiento de
que Wallace se convirtiera en hereje de la ciencia positivis-
ta – sin embargo respetado por su enorme obra intelectual
y sus contribuciones a las ciencias geográcas y biológicas
– (Slotten 2004), hereje religioso (detestado por el cristia-
nismo por sus prácticas y apologías al espiritismo), hereje
político por sus inclinaciones claramente socialistas y por
expresarse en contra de las tendencias del expansionismo
colonial y sus vicios, cuya quintaescencia estaba represen-
tada por el reinado de Victoria, una de las monarquías más
largas de la historia (1837-1901), la de la Gran Bretaña en
la que le tocó vivir a Alfred Russel Wallace.
Habiendo nacido tan temprano en el siglo XIX, la
evolución del pensamiento de Wallace demuestra que a
la hora de su partida en 1913 era un pensador moderno,
lúcido y esclarecido. Puso un broche de lujo a su carrera
cientíca discutiendo sin prejuicios el asunto de la vida
extraterrestre y concluyendo acertadamente que el planeta
Marte ni habría estado habitado ni reunía las condiciones
para ser habitable (crítica que hizo al recién aparecido y
muy controvertido libro del astrónomo estadounidense
Percival Lowell). De esta singular autoría de lo que ha de
considerarse una obra fundacional de la disciplina de la
exobiología o astrobiología (Wallace 1907), se colige que
el pensamiento de Wallace entró muy bien y con bastante
vigencia al siglo XXI.
Es grande la tentación de imaginar que Wallace habría
pensado con mucha claridad lo que 70 años después dedu-
jo y escribió (acaso motivado en parte por las lecturas del
precursor) el biogeógrafo italo-venezolano León Croizat
en uno de sus dispersos artículos de opinión: la vida extra-
terrestre es un problema de biogeografía.
REFERENCIAS
Bueno H., A. & J. Llorente B. 2003. El pensamiento biogeográco
de Aled Russel Wallace. Colección Luis Duque Gómez No.
1. Bogotá, D. C.: Academia Colombiana de Ciencias Exac-
tas, Físicas y Naturales, 191 pp. + [v].
Darwin, C. 1859. On the origin of species by means of natural se-
lection, or the preservation of favoured races in the struggle for
life. London: John Murray, x + 502 pp. + [32] pp.
Darwin, C. & A. R. Wallace. 1858. On the tendency of species
to form varieties; and on the perpetuation of varieties and
species by natural means of selection [communicated by Sir
Charles Lyell and Joseph D. Hooker to the LSL meeting of 1
July 1858]. Journal of the Proceedings of the Linnean Society:
Zoology 3(9): 45–62.
Bicentenario de A. R. Wallace
5
Dennett, D. 1995. Darwins dangerous idea. Evolution and the
meanings of life. New York & London: Simon & Schuster,
586 pp.
Lancini, A. R. 1994. Alfred Russel Wallace: un pensador univer-
sal en las selvas del Brasil y Venezuela. pp. 23–58. In: Huber,
O., L. Delgado, A. R. Lancini, A. Ortega Mendoza, R. Spruce
& A. R. Wallace. Dos naturalistas británicos en la Amazonia
venezolana. Caracas: Fundación Cultural Orinoco.
Limeira-DaSilva, V. R. 2022. e itinerary of Alfred Russel
Wallace’s Amazonian journey (1848-1852): A source for re-
searchers and readers. Notes and Records 76: 633–652.
Lindorf, H. 2018. La botánica en Venezuela. Sus comienzos y
evolución. Acta Botanica Venezuelica 41(1): 123–167.
Ortega Mendoza, A.1994. Alfred Russel Wallace (1823-1913).
pp. 9–22. In: Huber, O., L. Delgado, A. R. Lancini, A. Orte-
ga Mendoza, R. Spruce & A. R. Wallace. Dos naturalistas
británicos en la Amazonia venezolana. Caracas: Fundación
Cultural Orinoco.
Raby, P. 2001. Aled Russel Wallace: A life. London: Chatto &
Windus, xi + 340 pp.
Romero-González, G., C. A. Gómez Dahuena, O. González
Ñáñez & G. A. Aymard Corredor. 2019. Las cuatro “Yavitas.
Boletín de Historia de las Geociencias en Venezuela 131: 1–133.
Smith, C. H. & G. Beccaloni (eds.). 2008. Natural selection and
beyond. e intellectual legacy of Aled Russel Wallace. Ox-
ford: Oxford University Press, xxv + 482 pp.
Slotten, R. A. 2004. e heretic in Darwin’s court: e life of Al-
ed Russel Wallace. New York: Columbia University Press,
602 pp.
Wallace, A. R. 1853a. Palm trees of the Amazon and their uses.
London: John Van Voorst, viii + 1 map + 129 pp., 48 pls.
Wallace, A. R. 1853b. Narrative of travels on the Amazon and Rio
Negro, with an account of the native tribes, and observations on
the climate, geology, and natural history of the Amazon valley.
London: Reeve & Co., frontisp., x + 541 pp. + 1 map.
Wallace, A. R. 1869. e Malay Archipelago; e land of the
orang-utan and the bird of paradise; A narrative of travel with
studies of man and nature. 2 volumes. London: Macmillan &
Co., 1: frontisp. + xxiv + 478 pp.; 5 maps; 2: frontisp. + vi +
524 pp., 4 maps.
Wallace, A. R. 1875. On miracles of modern spiritualism. ree
essays. London: James Burn, viii + 236 pp.
Wallace, A. R. 1876. e geographical distribution of animals;
with a study of the relations of living and extinct faunas as elu-
cidating the past changes of the Earths surface. 2 vols. London:
Macmillan & Co., I: xxiv + 503 pp. + 5 maps, 13 pls.; II: xii
+ 607 pp. + 2 maps, 7 pls.
Wallace, A. R. 1880. Island life: or, the phenomena and causes of
insular faunas and oras, including a revision and attempted
solution of the problem of geological climates. London: Mac-
millan and Co., xx + 526 pp. + 26 maps.
Wallace, A. R. 1882. Land nationalisation; its necessity and its
aims; being a comparison of the system of landlord and tenant
with that of occupying ownership in their inuence on the well-
being of the people. London: Trübner & Co., xiv + 240 pp. +
[iii].
Wallace, A. R. 1885. Bad times: An essay on the present depres-
sion of trade, tracing it to its sources in enormous foreign loans,
excessive war expenditure, the increase of speculation and of
millionaires, and the depopulation of the rural districts; with
suggested remedies. London & New York: Macmillan & Co.,
xvi + 118 pp.
Wallace, A. R. 1889. Darwinism; An exposition of the theory of
natural selection with some of its applications. London & New
York: Macmillan & Co., frontisp. + xvi + 494 pp.; fold-out
map.
Wallace, A. R. 1898. e wonderful century; its successes and its
failures. London: Swan Sonnenschein & Co., frontisp., xii +
400 pp., 12 folds.
Wallace, A. R. 1903. Man’s place in the universe; a study of the
results of scientic research in relation to the unity or plurality
of worlds. London: Chapman & Hall, Ltd., [xii] + 330 pp., 2
fold-out star-charts.
Wallace, A. R. 1905. My life: A record of events and opinions. 2
ols. London: Chapman & Hall, I: frontisp., xii + 435 pp. +
2 fold. Maps; II: frontisp., viii + 459 pp.
Wallace, A. R. 1907. Is Mars habitable? A critical examination
of Professor Percival Lowell’s book “Mars and its canals, with
an alternative explanation. London: Macmillan and Co., xii
+ 110 pp. + [ii].
Wallace, A. R. 1913a. Social enironment and moral progress.
London, New York, Toronto & Melbourne: Cassell & Co.,
Ltd., frontisp., viii, 164 pp.
Wallace, A. R. 1913b. e revolt of democracy. London, New
York, Toronto & Melbourne: Cassell & Co., Ltd., frontisp.,
xlvi + 82 pp.
Williams-Ellis, A. 1966. Darwins moon. A biography of Aled
Russel Wallace. London: Blackie, x + 261 pp.
Ángel L. Viloria** & Carlos Bosque***
** Centro de Ecología, Instituto Venezolano de Investigaciones Cientícas (IVIC), km 11 carretera Panamericana, Altos de Pipe, estado Miranda
1204, Venezuela. Correo electrónico: sebastianiloriacarrizo@gmail.com
*** Departamento de Biología de Organismos, Universidad Simón Bolívar, Caracas, D. C. 1080, Venezuela. Correo electrónico: carlosb@usb.ve