Editorial
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ANARTIA
Publicación del Museo de Biología de la Universidad del Zulia
ISSN 1315-642X (impresa) / ISSN 2665-0347 (digital)
https://doi.org/10.5281/zenodo.10523933 / Anartia, 37 (diciembre 2023): 7-8
Editoria l
Al nalizar este año 2023 y con satisfacción hacemos
entrega del número 37 de la revista Anartia. Durante
los últimos meses la Facultad Experimental de Ciencias,
donde tienen sede el MBLUZ y su revista, su laboratorio
y sus depósitos de colecciones, ha pasado por diversas si-
tuaciones interesantes. Notablemente cumplió 50 años de
creada. El aniversario permitió la reunión de un pequeño
y resiliente grupo de profesores y empleados universita-
rios, en el recién habilitado espacio de uno de sus edicios,
antigua sede del Aeropuerto Grano de Oro (1929-1969),
obra arquitectónica de Luis Eduardo Chataing, Alejandro
Chataing, Luis Malaussena y Carlos Raúl Villanueva. En
los últimos cinco años este icónico edicio y sus depen-
dencias internas (ahora sede parcial de la FEC), también
sufrió incursiones hamponiles, aunque en menor grado en
comparación con otros edicios de esta facultad. A pesar
de lo malo, durante buena parte del año se adelantaron la-
bores de restauración y de adecuación exclusiva sobre este
edicio, antigua torre de control del aeropuerto. Asumi-
mos esta iniciativa como derivada de una larga deuda que
pesaba como cargo de conciencia.
Por la razón que fuese, no nos faltó entusiasmo en el ini-
cio de las tareas de recuperación de las edicaciones, pero
pensamos que fue tardío. Aunque la restauración no se ha
completado, nos alegra saber que se adecentó la imagen del
edicio (fachada, limpieza, impermeabilización de techos
y pintura) y se proporcionó servicio eléctrico, ausente en
la facultad por más de cinco años. Es un logro directo del
programa del estado – gobierno, denominado Misión Ve-
nezuela Bella. Desde nuestro reservado accionar este año
logramos el resguardo de parte de las colecciones cientí-
cas y la biblioteca del museo, proceso todavía sin concluir,
esperamos niquitar el traslado de todas las colecciones a
espacios transitorios que ofrezcan mayor seguridad. Allí en
la antigua sala de exhibición esperan de manera estoica el
esqueleto de la jirafa que fue del presidente Juan Vicente
Gómez, el Manatí (Trichechus manatus) que un día varó en
los bajos de los Andes Yatch Club en Maracaibo y la Babi-
lla (Caiman crocodilus fuscus) que habitó las aguas lacustres
y sus manglares. Tres testigos de la naturaleza vinculados a
la historia museística y zoológica de Venezuela.
Durante los meses de mayo y junio de este 2023, el
lago de Maracaibo se vio impactado por dos eventos de
escala geográca inusitada, miles de kilómetros cuadra-
dos estuvieron saturados de verdín, nombre que recibe la
agregación de varias especies de cianobacterias, asociadas
a las condiciones crecientes de eutrozación del lago. Este
evento se agravó por las múltiples fugas o derrames de hi-
drocarburos. Varias manchas aceitosas otaron en un bi-
nomio cianobacterial y anóxico, durante mucho tiempo en
la supercie del lago, acumulándose en sus costas, conta-
minando y afectando tremendamente las condiciones físi-
cas y biológicas y alterando la dinámica natural del sistema
lacustre, además de las principales actividades humanas
locales, como la pesca artesanal.
Un hecho puntual pero indicador de la gravedad de estos
eventos durante el mes de junio fue la afectación de varias
especies de la fauna local por estas condiciones negativas y
extraordinarias. Un ejemplar de la tortuga Jicotea (Trache-
mys callirostris), totalmente petrolizada y cubierta de ver-
dín, que llegó hasta las costas del municipio Maracaibo, fue
eventualmente recuperada y atendida. Esta noticia, aparen-
temente insignicante, se difundió por redes sociales y fue
hiperbólicamente esparcida por diarios y portales en línea,
constituyendo objeto de alarma entre grupos ecologistas.
La problemática general ya descrita provocó la realización
de una “Cumbre Regional” para el establecimiento de líneas
directrices o de acción para la recuperación del lago. Fue una
semana de agosto, intensa de debates, con mesas de trabajo
multidisciplinarias, en un reconocido hotel de la ciudad. De
allí surgió un nuevo Plan para la recuperación y desarrollo
sustentable del Lago de Maracaibo.
A varios meses de esta cumbre aún estamos a la espera
de ver algún resultado esperanzador de los varios vértices
o líneas programáticas allí redactadas. En nuestras costas
del Oriente del país, por Mochima, otra amenaza parece
tomar auge, y es el creciente avance del coral blando (Uno-
mia stolonifera). Cuando el pez león empieza a dejar los
titulares noticiosos esta otra especie invasora pareciera ser
el relevo que mantiene, por los momentos, muy ocupados a
un grupo de profesionales de la ecología marina, atendien-
do la nueva contingencia.
T. R. Barros
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Nos permitimos comentar algo más sobre la fauna
acuática marina en Venezuela. Durante este año hemos
presenciado la llegada de visitantes interesantes que han
dejado su evidencia visual en fotografías y videos. En va-
rios lugares de nuestras costas, se ha documentado la pre-
sencia de grupos de orcas, manatíes, delnes y hasta de
una gran ballena en el parque nacional Morrocoy (estado
Falcón). Un signo evidente de los cambios ambientales de
esta era y del avance de dispositivos tecnológicos para la
recopilación y trasmisión en vivo de noticias en pleno de-
sarrollo. Nuestra manera de responder en menor tiempo
a situaciones de riesgo para muchos organismos vivientes
puede ser un punto a su favor en términos de estrategias
de conservación, y es quizás un paso hacía adelante en esta
inmensa tarea de mejorar las condiciones de vida en el pla-
neta.
Como cierre de este ciclo de acontecimientos, durante
diciembre se realizó en el páis una consulta electoral so-
bre nuestra posición frente al reclamo histórico del terri-
torio Esequibo, un tema que ha recibido gran atención y
provocado tensiones constantes en los medios sociales y
comunicacionales. La extensa geografía en disputa se ca-
racteriza por su diversidad cultural, riqueza biológica y
por su abundancia en recursos estratégicos, mayormente
minerales, que hacen del conjunto un objetivo evidente-
mente económico. La deuda histórica nacional en relación
a la repartición del territorio Esequibo es tan vigente como
ineludible, como lo son también las responsabilidades
estatales omitidas sobre parte de la Guayana venezolana,
amenazada por la minería (mayormente ilegal), magna
tragedia para la naturaleza del país. Un caso sin preceden-
te acontece por ejemplo en la región de Yapacana, donde
todavía no encontramos una estrategia efectiva para frenar
y revertir los daños causados a este ecosistema y su diversi-
dad. De allí proviene una pequeña rana roja, descrita por el
profesor Juan Rivero en 1971 y conocida cientícamente
como Minyobates steyermarki. La descripción de este an-
bio apareció en la revista cientíca Kasmera, también de
esta universidad. Esta pequeña rana, única de su género,
se encuentra categorizada en Peligro Crítico por la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(IUCN), precisamente por sus requerimientos de habitat
y su alta vulnerabilidad ante la intervención negativa en su
ambiente natural. Estamos obligados a seguir en procura
de preservar nuestros espacios vitales, selvas, ríos y demás
riquezas naturales para las próximas generaciones.
Tito R. Barros