A. Hoogesteijn, R. Hoogesteijn & N. Sánchez de Boede
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ANARTIA
Publicación del Museo de Biología de la Universidad del Zulia
ISSN 1315-642X (impresa) / ISSN 2665-0347 (digital)
Anartia, 32 (junio 2021): 84-93
Ernesto O. Boede W. (1952-2019):
Pionero en la medicina veterinaria de fauna silvestre
en Venezuela
Ernesto O. Boede W. (1952-2019):
pioneer of wildlife veterinary medicine in Venezuela
Almira Hoogesteijn1, Rafael Hoogesteijn2 & Nancy Sánchez de Boede3
1Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, Unidad Mérida, México.
2Panthera Brasil, Campo Grande, Mato Grosso de Sul, Brasil.
3Centro Veterinario Los Colorados, Valencia, Venezuela.
Correspondencia: almirahoo@cinvestav.mx
(Recibido: 29-06-2021 / Aceptado: 13-07-2021 / En línea: 15-10-2021)
El 30 de Junio de 1952 nace en la ciudad de Caracas
el hijo menor de Erika y Ernesto Boede, Ernest (Ernes-
to) Otto Boede Wantzelius, precedido por sus hermanos
Herman y Eckart. Ernesto realizó su educación escolar
entre Venezuela y Alemania, graduándose de bachiller el
año 1973. Su adolescencia transcurre en la bella ciudad de
Caracas, en donde el Parque Nacional El Ávila juega un
papel importante en su necesidad de estar siempre cerca de
la naturaleza. La visita a este parque se convierte en una de
sus actividades favoritas, realizó excursiones regulares los
nes de semana con los compañeros de la Unión Judoka de
la que formaba parte. Esta necesidad de caminar en la natu-
raleza fue una actividad que mantuvo durante toda su vida
independientemente de la ciudad en la que viviera. Duran-
te sus estudios en Maracay visitaba regularmente el Parque
Nacional Henri Pittier o pasaba las tardes estudiando en
el famoso “Paso de Portachuelo” viendo las aves entrar y
salir al y del continente a través de uno de los puntos más
bajos de la Cordillera de la Costa; ya viviendo en Valencia
era visitante regular del cerro de Casupo, en sus mejores
momentos lo subía prácticamente todos los días, también
visitaba frecuentemente el cerro de la hacienda Guataparo
y la hacienda Saint Jean en Borburata.
Al terminar el bachillerato por recomendación de sus
padres regresa a Alemania, especícamente a las ciudades
de Hamburgo y Fráncfort, entre 1973 y 1975, donde cursó Figura 1. Ernesto O. Boede Wantzelius, 1952-2019.
DOI: https://www.doi.org/10.5281/zenodo.5571413
Ernesto O. Boede W. (1952-2019)
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estudios de Contabilidad, Introducción al Derecho Eco-
nómico y Administración de Empresas en el Centro Profe-
sional del Sindicato Alemán de Empleados (DAG Schule
por sus siglas en Alemán) realizando pasantías en las em-
presas Kurt Zoellmer, Phillips Alemania y la Deutsch Sud-
amerikanische Bank Ag. Completa su formación adminis-
trativa con el estudio del idioma ingles en la Bell School of
Language en Bath, Inglaterra.
A su regreso de Europa, con mucha convicción se vuelca
a su verdadera vocación: la fauna silvestre, expresada en el
estudio de las ciencias veterinarias, en la Facultad de Cien-
cias Veterinarias de la Universidad Central de Venezuela en
la ciudad de Maracay, estado Aragua. Como muchas veces
lo manifestó “más vale tarde que nunca”, esta armación
se mantiene a lo largo de toda su vida profesional. Para el
momento en el que realiza sus estudios veterinarios no
existía la especialidad de “veterinarios de fauna silvestre”,
ni siquiera existía en el pensum de estudio alguna materia
que tratara el tema de fauna, salvo un curso en zoología. Su
interés por los animales silvestres a veces le valió la burla
de profesores y compañeros que expresaban: “a Ernesto le
gustan los animales de circo”. Esta desviación de la norma
lo convierte en un pionero de la disciplina veterinaria que
se encarga del bienestar de la fauna, ya sea en la atención de
mascotas exóticas, zoológicos, zoocriaderos, y efectivamen-
te, animales de circo. Dadas las limitaciones del pensum
de estudio, decide especializarse en producción animal de
carne, gana el concurso para ser preparador en la cátedra de
genética dirigida para ese momento por el Dr. Dieter Plas-
se. Desde esa plataforma realiza muchos viajes que le dan
una experiencia de campo muy completa visitando ncas
con el grupo de preparadores. Esta experiencia lo acerca a
la realidad y potenciales que existen en el manejo, adminis-
tración y conservación de la fauna silvestre en Venezuela.
Obtiene el título de médico veterinario en 1981.
Un veterinario que se especializa en producción animal
por lo general está mucho tiempo moviéndose en el ámbi-
to rural de explotación en explotación. En estas circuns-
tancias, Ernesto aprovechó cada práctica, cada viaje, para
observar animales silvestres, conversar con moradores ru-
rales sobre la fauna del lugar, tomar fotos, explorar el ámbi-
to natural de aquellos seres que capturaron su imaginación
desde que aprendió a leer. Ernesto era en un explorador
de corazón, fascinado por el género de viaje, acompañó a
los exploradores europeos que llegaron a la Venezuela del
siglo XVIII, a través de sus escritos y pinturas, aquellos
que descubrían la libertad del nuevo mundo como Hum-
boldt, Moritz, Appun, Bellerman, Goering, Sievers, Gi-
sors y otros. Estos personajes probablemente le sirvieron
de inspiración y ejemplo; así, siempre estuvo interesado
en conocer los márgenes de la geografía venezolana y sus
habitantes.
Durante sus estudios veterinarios conoce a Nancy Sán-
chez quien se convierte en su esposa y compañera de vida
y aventuras, se casan en 1982 una vez culminados los es-
tudios de carrera. Tienen dos hijos: Federico quien lo se-
cunda en la actividad veterinaria y Oliver que lo sigue en la
actividad administrativa.
Figura 2. Ernesto realizando una vasectomía a un jaguar en el Zoológico de Las Delicias, Maracay, estado Aragua, en 1985. A su lado
su hijo Federico.
A. Hoogesteijn, R. Hoogesteijn & N. Sánchez de Boede
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Una de las grandes pasiones de Ernesto fue la fotografía,
su colección incluía fotos de paisajes naturales, de fauna en
estado silvestre y de la relación hombre ambiente, produc-
to de sus múltiples viajes. Fue un estudioso de ésta y domi-
nó el género, produciendo una muy importante colección
de material fotográco que generosamente compartió con
frecuencia con amigos y colegas; muchas de esas fotogra-
fías han sido publicadas en revistas de interés cientíco, y
en libros.
Uno de los sitios favoritos para sacar fotografías en Ve-
nezuela, fue en el hato “Flores Moradas” administrado por
el Señor Werner Putzier en sociedad con dos primos her-
manos de la familia Blohm, ubicado cerca de Corozopan-
do, en el estado Guárico. El Sr. Putzier cuidaba celosamente
el hato de la entrada de cazadores furtivos y solo permitía
la cacería fotográca o la cacería de venados viejos con una
caramera de interés cinegético. Putzier distribuyó estraté-
gicamente molinos de agua para evitar que fauna y ganado
tuvieran que ir al río Guárico a tomar agua y fueran presa
de cazadores furtivos y cuatreros. Uno de los molinos vertía
su exceso de agua en una laguna cercada rodeada de bosque
que servía como abrevadero para la fauna. Junto con Rafael
Hoogesteijn construyó un miradero camuado “el mirador
del molino del Guárico” ambos se sentaban en las tardes a
ver el grandioso desle de fauna (aves y mamíferos) que ba-
jaban a beber, aprovechando el momento para sacar lo que
Ernesto apodo como “las mejores fotos” de su colección.
Una vez graduado Ernesto comienza a trabajar en una
empresa productora de carne de cerdo; esa etapa la des-
cribe como la más oscura de su vida. Desde las cochineras
escucha con melancolía el canto de los monos araguatos a
los que localiza con añoranza. Quizás esa oscuridad sirvió
como catalizador para que tomara la arriesgada y difícil
decisión de realizar un cambio profesional radical y hacer
aquello que realmente deseaba, trabajar como un veterina-
rio poniendo sus conocimientos al servicio de la fauna, una
disciplina profesional prácticamente inexistente en Vene-
zuela para ese momento.
Ernesto empieza su carrera de médico veterinario de
animales silvestres como veterinario en jefe del Zoológico
de Las Delicias en Maracay, estado Aragua, en el año 1982.
Durante su posición como veterinario del zoológico tuvo
que resolver problemas de salud de una colección variada,
ya que para ese momento, el zoológico tenía elefantes, ji-
rafas, cebras, chimpancés, mandriles, leones, avestruces,
antílopes, guanacos, hipopótamos además de los anima-
les propios de la fauna venezolana como jaguares, pumas,
diferentes especies de monos, dantas, cocodrilos y anes y
una colección de aves sumamente variada y completa. Le
tocó resolver un episodio de tétano en la elefanta Lucky
(Elephas maximus indicus), el escape de osos negros (mes-
tizos entre oso frontino Tremarctos ornatus y oso negro
asiático Selenarctos thibetanus), los cuales tuvo que per-
seguir durante la noche para tranquilizar con una pistola
de dardos con anestesia y devolver a su jaula, sin que es-
tos causaran mayores daños a propiedades o personas. La
existencia de estos híbridos fue objeto de una publicación
(Mondol & Boede 1981). Uno de los aspectos a los que
Figura 3. Rescate de una tonina (Inia georensis) en un préstamo del Cajón de Arauca, en 1992. El ejemplar fue llevado a aguas más
profundas en operación conjunta entre PROFAUNA y el Ministerio del Ambiente. A Ernesto Boede lo acompañan Tito Barros, editor
de Anartia (el primero de izquierda a derecha), y dos colaboradores locales.
Ernesto O. Boede W. (1952-2019)
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más se dedicó fue a la mejora de las condiciones de vida de
los animales a su cargo, haciendo grandes esfuerzos para
introducir actividades a la rutina de los animales, enrique-
cer las dietas, mejorar las condiciones sanitarias y limpie-
za, y el hábitat de estos. Para lograr sus aspiraciones creo
un excelente ambiente de trabajo, en donde cuidadores y
empleados se entusiasmaron con su energía, realizando las
labores con camaradería y mucho orgullo. Nunca perdió
de vista que el concepto de animales en cautiverio había
cambiado profundamente desde el tiempo en el que se in-
auguró el Zoológico de Las Delicias (1915) al momento
en el que asume la responsabilidad de la colección.
Los desarrollos veterinarios en el zoológico lo motiva-
ron a hacer presentaciones en congresos de la Asociación
Americana de Veterinarios de Zoológico (AAZV por sus
siglas en inglés), viajes que sirvieron para enriquecer sus
conocimientos, ampliar contactos y dar a conocer la activi-
dad veterinaria de Venezuela.
Durante este período también desarrolló muchas ac-
tividades de extensión y conservación in situ, ya que se
dedicó junto con otros colegas a estudiar el problema de
la depredación de animales domésticos por jaguares; esta
actividad continuó a lo largo de su vida. En este período se
aanza también su conocimiento sobre manejo y salud de
cocodrilos y anes, ya que Las Delicias tenía una colección
muy completa de reptiles.
En 1987 se retira del Zoológico de Las Delicias y se
muda a Valencia donde junto a Nancy su esposa y otros
asociados desarrolla el Centro Veterinario Los Colorados
C. A., clínica que ofrece servicios de atención no solo a
animales domésticos, sino a animales silvestres y mascotas
no convencionales. Durante este período, prácticamen-
te es el único veterinario que ofrece atención a animales
silvestres mantenidos como mascotas, como loros, guaca-
mayas, morrocoyes, monos e iguanas y varias especies de
pequeños felinos manchados. Sus servicios también son re-
queridos por los circos itinerantes que visitaban la ciudad,
conrmándose así que, efectivamente a Ernesto también
“le gustaban” los animales de circo.
Una vez en Valencia, a petición de su amiga, la bióloga
Esmeralda Mujica-Jorquera se convierte en el médico de
cabecera de las toninas (Inia georensis humboldtiana) del
Acuario de Valencia J. V. Seijas. Esta responsabilidad a tra-
vés de los años le permite compilar datos relacionados con
la nutrición, reproducción, patología y manejo en cautive-
rio de estos mamíferos. La experiencia compilada culmina
con publicaciones clave en la materia (Boede et al. 1998,
2018 Bonar et al. 2007). La importancia de los trabajos de
Ernesto estriba en que los programas de cría en cautiverio
prácticamente han sido la única fuente de conocimiento
sobre estas especies en materia reproductiva y clínica, da-
tos muy importantes para diseñar planes de conservación.
Adicionalmente, los manuales desarrollados con la infor-
mación detallada sobre los procedimientos de cuidado y
manejo han sido vitales para mantener la reproducción de
estas especies ex situ. En ese sentido el Acuario de Valencia
“J. V. Seijas” tuvo un record ejemplar, mantuvo toninas por
41 años (desde 1975), para 1994 tenía un grupo reproduc-
tivo establecido con un macho y dos hembras, entre 1994 y
2016 nacieron 8 toninas y se compiló toda la información
relacionada con manejo prenatal, nacimientos, lactación,
crecimiento y sobrevivencia de las crías.
A pesar de las muchas responsabilidades en el Centro
Veterinario, Ernesto es contratado por PROFAUNA-
Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales
(MARN) donde asume la responsabilidad del manejo sa-
nitario de los zoocriaderos comerciales de baba (Caiman
crocodilus), Morrocoy (Chelonoidis spp.) y tortuga del
Orinoco (Podocnemis expansa) y posteriormente con la
cría en cautiverio para la reintroducción al estado silvestre
del Caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) en los
Hatos Masaguaral, Puerto Miranda, El Frío y La Florida,
entre otros, donde colaboró con el manejo sanitario, re-
productivo, nutricional, de adultos, neonatos y juveniles
hasta su liberación, la cual se llevó a cabo en los estados
Apure y Guárico. Adicionalmente, es contratado para
realizar el rescate, manejo médico-sanitario, traslado y re-
habilitación de manatíes (Trichechus manatus) y toninas
producto de varamiento o decomiso. Esta participación
activa con la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias
Físicas, Matemáticas y Naturales (FUDECI)-PROFAU-
Figura 4. Ernesto revisando un nido de Caimán del Orinoco,
Hacienda Puerto Miranda, Apure.
A. Hoogesteijn, R. Hoogesteijn & N. Sánchez de Boede
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NA en sus Programas de Conservación/Reproducción en
cautiverio en varios zoocriaderos permitieron la reintro-
ducción de estas especies a su hábitat original.
Por su experiencia fue invitado a formar parte de acredi-
tadas instituciones de conservación/investigación de fauna
a nivel mundial, tales como el Crocodile Specialist Group
de la Comisión de Supervivencia de Especies (Species Sur-
vival Commision – SSC), de la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas
en inglés), del Grupo de Especialistas en Cocodrilos de
Venezuela (GEVC), de la Asociación Venezolana para el
Estudio de los Mamíferos (ASOVEM) y de la Asociación
Venezolana de Parques Zoológicos y Acuarios (AVZA).
Finalmente, llega la armación profesional del gremio ve-
terinario, las escuelas de medicina veterinaria reconocen a
la fauna como un componente importante del desempeño
veterinario, Ernesto es contratado como instructor en el
Diplomado de Fauna Silvestre de la Facultad de Ciencias
Veterinarias de la Universidad Centrooccidental “Lisan-
dro Alvarado” (UCLA), en Barquisimeto.
Como parte del equipo de FUDECI y del GEVC, fue
instructor en múltiples talleres dictados a estudiantes de
las ciencias biológicas, zootecnistas, biólogos y médicos ve-
terinarios sobre nutrición, reproducción, manejo de neo-
natos y aspectos sanitarios de la cría en cautiverio del Cai-
mán de Orinoco, la tortuga Arrau y el Morrocoy; tambiém
atendió muchas consultas profesionales sobre manejo de
cocodrílidos en zoocriaderos a nivel internacional.
Otra especie favorita de Ernesto fue el jaguar (Panthera
onca), su estudio formal de esta especie comienza durante
la década de los años 1980; junto con Rafael Hoogesteijn
realizó muchos viajes a explotaciones con problemas de de-
predación por grandes felinos; se empieza a conceptuali-
zar el problema y a llevar registros de cómo la depredación
afecta la producción ganadera en el país, de esta colabora-
ción se producen muchas publicaciones (ver Bibliografía
anexa). A sugerencia del Dr. Pedro Trebbau se capturan ja-
guares con un historial de depredación de animales domés-
ticos, con la idea de desarrollar un zoocriadero de jaguares
venezolanos de origen conocido, para reproducirlos en
cautiverio, como un programa de apoyo a la conservación
de la especie, la creación de un santuario que diera una so-
lución diferente al control letal para estos felinos. En 1992
se organiza un taller para denir las políticas de conser-
vación del jaguar en Venezuela, un evento organizado por
FUDECI y PROFAUNA en Caracas, con participantes
de los investigadores dedicados a la conservación del feli-
no a nivel continental. Ernesto presenta una ponencia en
dicho taller como parte del selecto grupo de investigadores
(Hoogesteijn & Boede 1992).
Figura 5. Primeras translocaciones de jaguares “problema” en Venezuela. Ernesto Boede y Rafael Hoogesteijn con un ejemplar hembra
de jaguar capturado cerca de Boca de Aroa, Yaracuy, y llevada al Hato El Frío, Apure, 1988.
Ernesto O. Boede W. (1952-2019)
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Ernesto conjugó su amor por la fotografía y por la na-
turaleza a través de su participación en varias lmaciones
de fauna, entre ellas, la más célebre, el programa de Expe-
dición producido por Radio Caracas Televisión (RCTV):
“El Jaguar, Dios y Demonio”. Ernesto logró que se reali-
zaran tomas únicas de un jaguar semi-cautivo, que no era
manso, pero manejable, llamado Agustín. Para lmarlo
en condiciones silvestres ingeniosamente transportaba a
Agustín en una jaula pequeña al sitio de lmación, en el
que previamente se había cerrado un contorno muy gran-
de con una gran malla-ciclón o alfajol. Agustín era soltado
en el área cercada, y se hacían las lmaciones necesarias.
Llegado el momento de regresar, se le ofrecía su golosi-
na favorita, un plato de carne molida con huevo crudo,
atrayéndolo de nuevo a la jaulita, para ser transportado
al próximo destino de lmación. Esta técnica permitió
que Agustín fuera liberado en una pequeña isla del Río
Caroní, sin cerca, allí, se realizaron lmaciones y fotos
extraordinarias, en un ambiente de la selva guayanesa. Er-
nesto muy hábilmente logró junto al equipo de lmación
de Expedición dirigido por Mássimo Dotta inicialmente
y después por Ana Cristina Henríquez (quien también fue
guionista), la producción de una de las mejores tomas de
jaguares, únicas y extraordinarias en ambientes naturales
para ese momento.
Su experiencia es reconocida a nivel internacional, por
lo cual es el representante designado en diferentes con-
gresos, mesas de trabajo y conferencias, en 1999 forma
parte del equipo que desarrolla el primer estudio conti-
nental del jaguar, es autor de uno de los capítulos que se
plasma en el libro El Jaguar en el Nuevo Milenio (Hooges-
teijn et al. 2002). Continúa labores de investigación con
Włodzimierz Jędrzejewski, investigador del Instituto
Venezolano de Investigaciones Cientícas (IVIC) y ex
director del Instituto de Investigaciones de Mamíferos de
la Academia Polaca de Ciencias en Białowieza, con quien
a pesar de las difíciles y deterioradas condiciones socioe-
conómicas de la Venezuela del siglo XXI realizó estudios
de felinos mediante cámara - trampas en todo el país. Los
productos de dicho esfuerzo quedan reejados en las pu-
blicaciones de corte cientíco, y en un plan de conectivi-
dad ecológica y corredores para facilitar la conservación
del jaguar en Venezuela.
Fiel a su vocación de explorador, Ernesto nunca deja de
emprender viajes a los sitios más remotos de la geografía
nacional. Entre 2007 y el 2009 recopiló material histórico
y recorrió el camino de Carabobo o “Los Españoles” ubi-
cado en la serranía del Parque Nacional de San Esteban (es-
tado Carabobo) que conectaba Valencia con Puerto Cabe-
llo durante la colonia; luego de cinco años de exploración
publicó el libro “Camino de Carabobo, referencias sobre su
historia, ora, fauna, anécdotas e ilustraciones de los natu-
ralistas Appun, Bellermann y Goering” (Boede Wantzelius
& Baasch 2008). De sus numerosos viajes a los Andes de-
sarrolla un artículo divulgativo sobre los bueyes de arado
andinos (Boede & Sánchez de Boede 2013).
Ernesto no solo plasma su conocimiento y experiencia
en publicaciones cientícas, también despliega actividades
de divulgación de la zoología venezolana al público en ge-
neral. Publica numerosos artículos en la revista Natura de
la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle y más tarde en
las revistas Rio Verde y Explora, la información presentada
en las mismas se apoya en parte en el excelente material
fotográco que había compilado a lo largo del tiempo.
Para quienes tuvimos el privilegio de convivir con Er-
nesto, gozamos de su humildad y entusiasmo contagioso,
su afabilidad y tranquilidad, su calma en los momentos
difíciles, y su enorme capacidad para encontrar soluciones
simples y prácticas a problemas logísticos que otros hubie-
sen considerado insuperables. Lo que más extrañaremos es
su extraordinario sentido del humor y su amor por la vida.
A pesar de las dicultades profesionales enfrentadas por el
momento histórico que le tocó vivir, Ernesto fue capaz de
llevar su vida como él la imaginó, con una decisión indivi-
dual inmutable, ya que sabía que había mucho por hacer.
Su trabajo perdura hoy en sus escritos y en las múltiples
personas motivadas por su actividad, piedra angular en la
Figura 6. Rafael Hoogesteijn y Ernesto Boede sostienen el crá-
neo de un enorme jaguar del Caño Agua Verde, del Hato La Ru-
biera, estado Guárico. Este ejemplar, cuyo peso fue de 120 kg,
fue cazado en 1945 por Paul Stempel, amigo de José Giacopini
Zárraga y su cráneo representa un récord mundial en tamaño.
A. Hoogesteijn, R. Hoogesteijn & N. Sánchez de Boede
90
conservación y la medicina veterinaria de fauna silvestre en
Venezuela.
Cuando fue diagnosticado de cáncer, luchó con gran
coraje y determinación y siguió trabajando fervientemen-
te en las publicaciones que tenía pendientes, las cuales le
daban gran satisfacción. Ernesto murió en la ciudad de
Valencia el 8 de marzo de 2019, amigo inolvidable, padre
ejemplar, profesional extraordinario.
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Figura 7. Familia Boede Sánchez en una visita a Morichal Largo, estado Monagas, en 2005. De izquierda a derecha: Oliver Boede Sán-
chez, Ernesto Boede Wantzelius, Nancy Sánchez de Boede y Federico Boede Sánchez.
Ernesto O. Boede W. (1952-2019)
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SELECCIÓN DE ALGUNAS PUBLICACIONES
DE ERNESTO O. BOEDE W.
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